6. Planes y prometido van con "P"
Todo estaba según lo previsto, yo jefa de operaciones y celebraciones a última hora. Tengo fijado que el aniversario sea perfecto. Ahora llamaré a los invitados para que asistan, pero antes tengo que hablar con papá.
—Hija ya hice suficientes galletas estan listas y estoy en mitad del pastel ¿ya arreglaste todo? —interrogó.
—Si, Harold va a organizar y Michelle y Ori nos ayudarán también dile a Marcelo que te ayude con el pastel, que yo me encargo de llamar a los invitados —afirmo para calmar los nervios y el sudor de papá.
—Gracias pequeño pudín ¿vas a llamar a toda la familia? Sabes que mis padres y tu madre no se llevan hija ¿cómo le harás?
—Yo soy su nieta preferida y tú su hijo. Ellos vendrán, lo sé —digo confiada.
—Bueno, entiendo. Serás una buena esposa, a tu prometido le vas a encantar —escucho a papá insinuar.
—¡Que dijiste! ¿Prometido de quien? ¿Qué me escondes papaíto? ¡Dime! —exijo un poco alterada.
—¡Diablos! —exclamó —Se suponía que te lo diríamos cuando cumplieras los veinte —explicó rascándose su nuca. Normal, él no puede guardar secretos por mucho tiempo.
—Así que en pleno siglo XXI yo tengo un matrimonio arreglado. Tenía planeado quedarme con Margaret y ser la tía rica que ama los gatos y, ahora dices que debo dedicarme a un idiota el resto de mi vida —chillo enfurecida.
—Esto fue cuando cumpliste tu primer año. Mis padres, te hicieron ese regalo junto con la constructora Sirhe ¡Vas a heredar el negocio de la familia! —me explicó —Pero el precio es casarte con un nieto de el amigo de tú abuelo, es como un hermano para él por eso quiso hacer un compromiso entre ambas familias, como yo y el hijo de su amigo nacimos hombres se espero a la próxima generación que sería tu hermano y el hijo de ellos que también fue hombre, entonces naciste tú y arreglaste todo el problema. Tu prometido recuerdo que era un blanquito, gordo, con cabellera y ojos castaños. La última vez que lo ví tenía siete años —contó.
—Ya veo, entiendo. Mejor olvidemos esta conversación y concentremonos en el aniversario, que tenemos mucho que terminar —le digo para que luego se vaya a la cocina con Marcelo a culminar el pastel.
Ahora sí la cagué tengo un prometido, y no me puedo librar de esta porque son órdenes del abuelo Pablo. Que jodida estoy, no quiero un estúpido con esteroides; o un glotón con enfermedades del apéndice; mucho menos a un cabeza hueca que sea todo mandon y tarado a la vez. Ese matrimonio yo lo impido porque me llamo Talía Sirhe Park.
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