Desde la puerta de la cocina que iba hacia la sala, miré la cara de ilusión de mi madre al hablar con la sanguijuela, doble cara y con un toque de narcisista de Nell; de seguro anda inventando cosas como las que ocurren en las telenovelas; choque miradas con él y pues...yo le saque el dedo del medio y sonriente le dije imbécil deletreando letra por letra, sonrió y guiñó uno de sus ojos en respuesta.

A este pedazo de pudín de chocolate no le afecta nada, y eso que lo golpeé tres veces. En fin, pasé por ahí con sigilo y mamá me llamó para que nos sentemos todos juntos a dialogar, luego de eso ella me indicó que lo acompañará a la puerta, o sea solo son como treinta malditos pasos ¿porqué lo tengo que acompañar?

—Cariño buenas noches —me dijo educado.

—Claro tu igual Nell descansa —le dije, luego le di un golpe de nuevo en su entrepierna —¡Jodete hijo de la papaya! —exclame no muy alto para que mami no se diera cuenta.

Lo último que ví fue como se tapó allí abajo y su rostro adolorido ¡Ojalá y tenga un gran moretón! Eso le enseñará a no joder mi vida, espero ni verle la cara en lo que va del año.

Al final, subí a mí habitación y me dormí...

Marcelo, si la cara de él, fue lo que ví despertándome con un jarrón de agua a punto de mojarme...

—¡Demonio del infierno que ibas a hacerme! ¿Acaso no vez que ya desperté? ¡Largo! —grité ya que era el segundo piso y mamá no escucharía nada de lo que su “angelito” dijera, con angelito me refiero a mí, y lo otro son las groserías que he aprendido con el tiempo, de las cuales mamá no sabe nada.

Del espanto sufrido, mi hermanito mayor fue el que quedó bañado en agua fría ¿creo? Yo tomé mi teléfono, mis lentes y la toalla y me fuí directo al baño, al mirarme en el espejo mi cabello era un espanto, cuando observé el reloj del aparato electrónico que portaba eran las seis menos quince ¿qué mierda hacia yo despierta tan temprano? si me levantó a las seis y tan bueno que estaba el sueño; una playa, lluvias torrenciales, un bello paisaje y lo mejor de todo Margaret que por cierto ¿Dónde se metió? Bueno de seguro que está debajo de la cama durmiendo, es lo que más hace aparte de jugar conmigo, defecar y aventurarse por el vecindario.

Le mandé los buenos días a mí hermoso Harold, y...tal vez pasé por su apartamento a visitarlo, eso si mi papá no necesita mi ayuda en la pastelería que ojalá no la necesite, rogué a los santos de los postres antes de entrar a ducharme; cuando salí del baño decidí dejar mi cabello tal cual, solo le añadí gelatina para el pelo rizado y pues me puse el asqueroso y estúpido además de tentador uniforme; tomé mi mochila, teléfono, anteojos y un libro de la estantería para ver si podía leer al menos en el almuerzo o en recreo; bajé los escalones y papá se había ido, al parecer hoy tenía que hacer un encargo de una boda y debía entregarlo en la mañana, eso fue lo que me dijo mami, tan radiante como el sol al darme los buenos días.

—¿Y tu hermano donde está?

—De seguro esta en su habitación o bañándose con agua “fría” —le contesté.

Ella se quedó normal y sirvió el desayuno con un plato menos, ya que no estaba aquí mi osito cariñoso. La rata demoníaca de mi hermano entró en escena, y se sentó de mala gana a desayunar siendo el último como siempre; ingerido mi chocolate caliente con huevos revueltos y pan tostado, tomé mis cosas y me senté en el sofá a leer, ya que eran las seis y media, en lo que mamá lavó mis platos y los de ella le ordenó a Marcelo que limpiara los de él y se fuera a donde estaba papá para darle una mano; él rechistó, pero no hubo de otra, tubo que hacer lo que mamá osa dijo.

—Ojalá que llueva para que llegues empapada —me susurró antes de irse.

—Buena suerte hermano —Le sonreí con hipocresía.

Si él quería joderme el humor tenía que esforzarse mucho, y más cuando me concentro en mi lectura.

Dieron las siete y era la hora de irme, la escuela no quedaba lejos, pero quería llegar temprano y tomar algunas fotografías de Alia para hacer un par de memes, y enseñarle al grupo de mis primos, en especial a Harold.