La muchedumbre comentaba el pequeño altercado que me ocurrió con una de las meseras, al parecer me cogieron pena.

Que ingenuas son las personas, bueno algunas.

—Disculpen en nombre de mi compañera, soy Analía ¿qué van a ordenar? —enunció con un poco de vergüenza por lo que me pasó —¿Cliente quiere un poco de hielo para su moretón? —Ofreció al notar que me tocaba mi mejilla izquierda y me ardía, maldita, incluso usaba uñas postizas.

—Primero vamos ordenar —digo —Quiero un emparedado de pollo, una orden de papas con mucha salsa de tomate, una cajita del pollo feliz para niñas, dos pastelitos de chocolate con crema, ¡ah! Y un jugo de piña —enuncié —¿Y tu que deseas Nell?

—Yo deseo... ¡Nada! —exclamó con su rostro avergonzado ¿Qué estaba pensando? —Yo voy a querer una ensalada con pechuga de pollo y agua mineral y que no se te olvide traer el hielo para Talía —comentó mirándome con una pequeña sonrisa.

Analía trajo el hielo e incluso un pequeño botiquín, ella quería tratar las heridas pero él se interpuso y por sí mismo comenzó a desinfectar mi piel, aplicarme ungüento y para finalizar ponerme una bandita cuadrada, de esas más grandes que las comunes.

Los demás miraron la actitud sería y atenta del hombre, y algunas féminas que pude ver se derretían como hielo en verano.

“Tan guapo”.

“¡Sexy y protector, quiero un novio así!”.

“Esa niña tiene mucha suerte de estar con ese bombón”.

Por favor ¿suerte? ¿Sexy? Si tanto lo quieren se los regalo bien envuelto, no saben cuanto deseo dejarlo ir y leer, si no fuera porque me estoy divirtiendo con él hubiera sobreactuado un poco más.

Bueno, esperamos por nuestra orden y el comenzó a hablar para no hacer la espera tan tediosa y aburrida...

—¿Aún te duele cariño?

—No, estoy mejor gracias por tus cuidados —Le sonreí.

Sus ojos brillaron al ver mi rostro y me tomó de las manos, beso una de ellas y las acarició hasta llevarlas a su cara diciendo:

—Me vas a volver loco, de donde vino esa hermosa sonrisa.

Dios este chico no era un mujeriego, degenerado y gigoló ¿de dónde vienen esta actitud tan melosa y angelical? Me va a dar náuseas de tanto amor y ternura; hay demasiadas dudas que resolver, tendré que continuar con la comedia un poco más de tiempo.

En fin, la chica nos entrego la orden y él me miró asombrado, incluso preguntó si yo me iba a comer todo; veinte minutos después nada más sudaba frío ante la demostración que le hice al comer.

Terminamos de almorzar y luego nos fuimos en su auto, su muy lindo auto he de admitirlo, bueno nos fuimos rumbo a la feria y no había tanta multitud como el día de su inauguración, estábamos uno al lado de otro y por unos momentos mi mano rozó la de él y viceversa, su expresión era como la de un niño queriendo hacer algo más, pero que no podía.

—Si quieres tomar mi mano no hay problema ¿Porque te contienes? ¿Te avergüenzas de mí? —le pregunté mirándolo con curiosidad.

—¡Claro que no! —exclamó negando con sus manos —Eres hermosa, aunque no lo creas y pues yo no soy bueno en este tipo de situaciones... —agregó tocando su nuca apenado.

¿Qué? El chico que pensé que era un experto en esta clase de cosas y solo se la pasa con la buena vida y lujos de aquí allá ¿es un borrego en el amor? ¿Es eso? ¿Y dónde está esa motivación que usó cuando me conoció? ¿Acaso es una táctica atrapa vírgenes?