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Sueños extraños

"Soy hetero, pero el cuerpo de Seokjin está muy bien formado"

Ese sueño me perseguía, una y otra vez soñaba con lo mismo, y como si fuera algo vital, mi memoria no quería borrar el recuerdo de su cuerpo desnudo, un cuerpo hermoso que me deleitaba de placer de una y mil formas en mi alocada imaginación. Era horrible, por más que el sueño fuese maravilloso, no podía seguir teniéndolo, comenzaba a avergonzarme más de lo normal estando a su lado, y no podía mirarlo a los ojos gracias a que siempre recordaba la imagen erótica de sus gestos al tener un orgasmo, mientras se encontraba rodeado por mis brazos.

Parecía ser un pesadilla y al mismo tiempo, un milagro. En mi sueño solo estábamos él y yo, disfrutado del cuerpo del otro, oyendo sus suspiros en mi oído, y sintiendo como el placer desbordaba por cada poro de mi piel, pero cuando despertaba, todo se desmoronaba, y ya no podía disfrutar del aroma dulce de su cabello o el oír de su hermosa risa, porque me avergonzaba con solo acercarme, recordando lo que en mi sueño habíamos hecho.

Me sentía extraño a su lado, mi piel era sensible a su tacto, mis gestos, débiles por su belleza, y mis emociones, desbordantes por él, como si mi corazón fuese a salirse de mi pecho en cualquier momento.

Hasta ese primer sueño, nunca fui consiente de lo común que era la invasión de nuestro espacio, no solo de su parte, sino también de la mía, y me sorprendió demasiado como, de forma natural, ya me encontraba a su lado sin siquiera notar cuando había hecho un par de pasos hasta llegar a su espacio personal, simplemente ocurría, y ya no era extraño para mi encontrarme a sus espaldas en diversas grabaciones o fotografías, detalle que me recordaba siempre su gran altura, y lo ancho de sus famosos hombros, esos que me era imposible no tocar cuando me encontraba a una prudencial distancia y sin razón aparente, un momento en donde ignoraba toda pena y me aprovecha sutil de nuestra cercana confianza.

No podía siquiera llegar a comparar la época en la que nos conocimos con la que vivíamos ahora, donde por mi timidez y lo atractivo que era, me hacía sentir intimidado. Actualmente se sentía como si cada vez que sus dedos paseaban por mi cuello, manos, brazos, piernas, o cualquier otra sutil extensión de mi piel, esa zona instantáneamente ardía como fuego, y aunque lo percibía raro, quería que siguiera haciéndolo.

Me gustaba pensar que estaba enfermo, que pronto una fiebre explicaría mi estado, o tal vez un fuerte resfriado, pero ninguna enfermedad llegó con el tiempo, y más que curar mis síntomas por el tiempo, estos parecieron aumentar, ya no solo porque la cercanía de Jin era peligrosa para mi estado anímico, sino también porque comencé a notar lo mucho que lo observaba sin ya tener miedo de ser atrapado.

Sus hombros anchos, su cintura estrecha, sus largas y esbeltas piernas, sus brazos bien formados, sus manos delicadas, su espalda que sutil me provocaba bajar la mirada como un sucio depravado, todos y cada una de sus partes eran mis sesgos, y más porque ese cuerpo se formó muy bien con el tiempo, y cuando lo veía salir de algún baño solo cubierto con una toalla por la cintura, o cuando usaba prendas con transparencia, también al mojar su ropa provocando que se pegara a su bello cuerpo, y las decenas de veces que en presentaciones, nuestro preciados vestuaristas nos daban trajes con cinturones, cadena, y muy ajustados al cuerpo, mis ojos no podían apartarse de ninguna forma de él.

Todo era demasiado, no había notado el atractivo sexual abrumador que despedía Seokjin, y comenzaba a darme cuenta que deseaba verlo así mucho más tiempo y ya no solo en mis sueños, me gustaban sus movimientos seductores, poses llamativas, y pasos de bailes provocativos.
Mi cabeza se sentía pronta a explotar por ello, prácticamente no podía pensar en Seokjin sin asociarlo con lo mucho que le provocaba mi cuerpo, me hacía sentir como un púbero adolescente y me odiaba por ello; y el sentimiento fue aún peor el día que volví solo para buscarlo a nuestro estudio de baile, preocupado por su tardanza y encontrándolo aún practicando a pesar de las altas horas de la noche. El realmente se esforzaba tanto, y eso, me encantaba.

—Yoongi... ¿Qué haces aquí?— Sentí un escalofrío recorrer mi cuerpo al oir su agitada voz pronunciar mi nombre, y más al ver como el sudor bañaba su piel, provocando que esa camisa al menos dos talles más grande que él, se pegara a su hermoso y esbelto cuerpo.

—Vine a buscarte... Ya es tarde— Mi voz se cortó a media oración, y agradecí que él pareciera no notar lo que estaba provocando en mí.

—¿Por qué no solo llamaste?— Mi mirada lo siguió atento, viendo como paso a paso se acercaba a mi espacio, me paralice nervioso por su tonta acción, pero a solo unos metros, cambió su camino hasta la mesa que estaba a mi lado, donde se encontraba su olvidado celular silenciado —Oh, ¿diez llamadas pérdida? te preocupe demasiado, ¿no? Lo siento.

—No exageres con agradecimientos, tómalo como un favor que pronto me devolverás, ahora, volvamos a casa— Quería salir desesperadamente de allí, al menos en la seguridad de un vehículo, no se vería del todo lo que me estaba provocando su agitada cercanía sudorosa, esa que ya comenzaba a asociar con mi sucios sueños. Pero cuando vi como negó, y dejo su celular en la misma mesa, supe que se negaba a cumplir mi pedido

—No he practicado lo suficiente, me quedare un poco más, puedes esperarme o irte, estaré bien... Pero gracias por venir.

Debía irme, tenía la oportunidad y la escusa perfecta dada por él mismo, no podía permitir que notará lo que estaba sintiendo, sin embargo, la idea de verlo bailar, sudando, con esa prenda superior pegada a su pecho y a su delgada cintura remarcada, mientras escuchaba su agitada respiración, y ocasionalmente peinaba du cabello hacia atrás, era una tentación peligrosa a la que no me podía negar.

—Ya estoy aquí, que desperdicio sería volver sin ti...— Era malo, lo sabía, era un riesgo que descubriera como me ponía solo con su imagen, pero sin saber si era un masoquista degenerado, o una oportunidad de oro, me quedé en el lugar.

Esa noche fue la mejor de mi vida, y solo la superaba el día que descubrí como sonrojarlo. Agradecía al mundo entero por la oportunidad de conocer de cerca la belleza de Seokjin, por hacerme muy amigo a él, y por darme la habilidad casi imposible de ocultar de forma inhumana el calor de mi rostro y el sonido de mi fuerte palpitar, de no tener ese control sobre mí, seguramente Seokjin hubiera notado mi secreto más vergonzoso en ese momento.

Que soñaba y hasta despierto fantaseaba, con profanar su hermoso cuerpo.

💐

Madrugada horny dices tu, jajsa ay no. Espero les guste, este capítulo, es el último que tenía escrito, por ende tengo que escribir el resto aún, pero ya vamos por la mitad de la historia, lo que es un alivio.

También agradecerle que el libro ya sobrepaso los 1k de leídas, wuuu, se siente lindo.

Gracias por todo y en especial, por leer.💖

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