Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 94: Thestrals

POV Jade/Hermione
Como era de esperar, efectivamente, el sapo tenía que llegar en la mejor parte, debí utilizar a Peeves para deshacerme de ella por un rato más, pero no podía usar municiones estúpidamente, solo haría que se aceleraran sus malditos decretos, y no pensaba ayudarla.

— ¡Rápido, escondámonos! — dijo Harry.

Tomó la capa invisible y se la echó encima cubriéndome, mientras Ron rodeaba la mesa y corría a refugiarse bajo la capa. Apretujados, retrocedimos hacia un rincón. Fang ladraba furioso mirando la puerta, sin duda merecía su pedazo de carne de dragón. Hagrid estaba muy aturdido.

— ¡Esconde nuestras tazas, Hagrid!

Él tomó las tazas de Harry y de Ron y las puso debajo del cojín del cesto de Fang. El perro arañaba la puerta con las patas delanteras, y Hagrid lo apartó con un pie y abrió. Umbridge estaba plantada en el umbral, con su capa verde de tweed y un sombrero a juego con orejeras, más seguía siendo verde, por lo que resaltaban sus colores. Se echó hacia atrás con los labios fruncidos para ver la cara de Hagrid, que parecía horrorizado con lo que veía, aunque ella le llegaba a la altura del ombligo.

— Usted es Hagrid, ¿verdad? — dijo despacio y en voz muy alta, como si hablara con un sordo.

A continuación entró en la cabaña sin esperar una respuesta, dirigiendo sus saltones ojos en todas direcciones, que imbécil, pero ella debería hacer las planas que nos torturan tanto.

— ¡Largo! —exclamó con brusquedad agitando su bolso frente a Fang, que se le había acercado dando saltos e intentaba lamerle la cara a Hagrid. — Oiga, no querría parecer grosero — dijo Hagrid mirándola fijamente — pero ¿quién demonios es usted?

— Me llamo Dolores Umbridge.

Umbridge recorrió la cabaña con la mirada. En dos ocasiones fijó la vista en el rincón donde estaba Harry apretado entre Ron y Hermione.

— ¿Dolores Umbridge? — repitió Hagrid absolutamente confundido — Creía que era una empleada del Ministerio. ¿No trabaja con Fudge?

— Sí, antes era la subsecretaria del ministro — confirmó la bruja, y empezó a pasearse por la cabaña reparando en todo, desde la mochila que había apoyada en la pared hasta la capa de viaje colgada del respaldo de la silla — Ahora soy la profesora de Defensa Contra las Artes Oscuras…

— Es usted valiente — comentó Hagrid — Ya no hay mucha gente dispuesta a ocupar esa plaza.

— … y la Suma Inquisidora de Hogwarts — añadió “miss Dolores de cabeza” Umbridge como si no hubiera oído el comentario de Hagrid.

— ¿Qué es eso? — preguntó él frunciendo el entrecejo.

— Precisamente iba a preguntarle lo mismo — dijo Umbridge señalando los trozos de porcelana de la taza que Ron había roto al correr hacia nosotros y ahora se encontraba en el suelo en el suelo.

— ¡Ah! — exclamó Hagrid, y sin poder evitarlo miró hacia el rincón donde estábamos escondidos — ¡Ah, eso! Ha sido Fang. Ha roto una taza. Por eso he tenido que usar esa otra.

Hagrid señaló la taza con la que había estado bebiendo. Umbridge dejó de pasearse y miró a Hagrid, fijándose en todos los detalles de su apariencia. Su ropa todavía tenía manchas de sangre, pero al contrario de la historia original, estaba en perfectas condiciones.

— He oído voces — comentó con calma.

— Estaba hablando con Fang — aseguró Hagrid con firmeza.

— ¿Y él le contestaba?

— Bueno, en cierto modo… — dijo Hagrid, que parecía un poco incómodo — A veces digo que Fang es casi humano…

— Hay tres rastros en la nieve que conducen desde la puerta del castillo hasta su cabaña — declaró Umbridge con parsimonia. Mierda. Fang olfateo ruidosamente el bajo de la túnica de Umbridge.

— Mire, yo acabo de llegar — explicó Hagrid señalando su mochila con una enorme mano — A lo mejor ha venido alguien antes y no me ha encontrado.

— No hay huellas que salgan de la puerta de la cabaña.

— Bueno…, no sé por qué será — dijo Hagrid, nervioso, tocándose la barba, y volvió a mirar hacia el rincón donde estábamos, como pidiéndonos ayuda.

Umbridge se dio la vuelta y volvió a recorrer la cabaña, estudiando atentamente todo lo que la rodeaba. Se agachó y miró debajo de la cama. Abrió los armarios de Hagrid. Pasó a sólo cinco centímetros de donde estábamos pegados contra la pared; Harry hasta encogió el estómago cuando ella pasó por su lado. Tras examinar detenidamente el interior del inmenso caldero que Hagrid utilizaba para cocinar, volvió a darse la vuelta y preguntó.

— ¿Qué le ha ocurrido? ¿Cómo es que su ropa terminó así?

— Es que… he sufrido un pequeño accidente — contestó sin convicción.

— ¿Qué tipo de accidente?

— Pues… tropecé.

— Tropezó — repitió Umbridge con frialdad.

— Sí, eso es. Con…, con la escoba de un amigo mío. Yo no vuelo. Comprenderá que con mi estatura… No creo que haya escobas adecuadas para mí. Tengo un amigo que se dedica a la cría de caballos abraxan, no sé si los habrá visto alguna vez, son unas bestias enormes, con alas, ¿sabe? Una vez monté uno y fue…

— ¿Dónde ha estado? — lo interrumpió, cortando por lo sano el balbuceo de Hagrid.

— ¿Que dónde he…?

— Estado, sí — acabó de decir ella — El curso empezó hace dos meses. Otra profesora ha tenido que hacerse cargo de sus clases. Ninguno de sus colegas ha sabido darme ninguna información acerca de su paradero. No dejó usted ninguna dirección. ¿Dónde ha estado?

— Pues ha estado conmigo — hice aparecer una ilusión de una Alisson Argent levemente más madura. Lo que sorprendió a todos.

— ¿y se puede saber quién es usted? — dijo Umbridge molesta y con completa desconfianza.

— Me llamo Jade Baker — dijo mirando a Hagrid, quien al instante comprendió. — pero seguramente ya ha de haber oído de mí, después de todo, mis libros ya han llegado a ser populares en el mundo mágico.

— Si… ¿y qué hace aquí? — dijo con desconfianza.

— Es que mi fan número debe tener mi siguiente libro antes que nadie, es mi regalo — dije mientras extendía el libro a Hagrid, quien estaba por tomarlo, pero Umbridge lo tomó para verlo con rapidez, comprobando que efectivamente, era una novela.

— ¿y qué han estado haciendo todo este tiempo?

— ¿no es obvio? Lo he llevado de vacaciones, pero se ha caído con mi escoba cuando fuimos de visita a Bulgaria, no hemos tenido suerte de quitar esas manchas ¿eh? Además, dado que la mayoría de su ropa necesitaba una lavadita, no tuvo de otra más que ponerse eso, además, que caer en ese sauce le ocasionó lesiones prominentes, fue mala idea intentar llevarlo entre todos. — dije y pareció aliviado.

— Aun así agradezco que fueran considerados con alguien de mi tamaño — me siguió el juego más animado.

— le mandé una carta al director, pero supongo que se extravió, quería pasar más tiempo con Hagrid, dado que pronto me recluiría nuevamente para seguir escribiendo y necesitaba aire fresco, y que mejor ayuda que de un guardabosques — dije y pareció molesta, pero no dijo nada. — pero bueno, ¿quiere ver las fotos? También fuimos al sur de Francia a la playa, las pirámides en México, también estuvimos en Alemania, en el bosque negro, ¿sabía que ese bosque es inspiración de muchos cuentos muggle? — dijo contenta — ah, Hagrid tropezó ahí, jaja — dije mientras la foto mágica se movía mostrando a un Hagrid resbalando con el lodo mientras nos reímos.

— ¡No me diga! — saltó Umbridge mientras miraba las fotos todas y cada una para después bufar y arrojarlas a la mesa. — Pues no están muy moreno.

— Para eso existe el bloqueador, ¿no ha oído del cáncer de piel? Además, no porque una vaya a la playa tiene que estar moreno, es para relajarse y conocer. 

— Informaré al Ministerio de su tardanza, como es lógico. — dijo acomodando su bolso.

— Claro — repuso Hagrid, y asintió con la cabeza.

— También debería usted saber que como Suma Inquisidora es mi deber supervisar a los profesores de este colegio. De modo que me imagino que volveremos a vernos muy pronto — añadió, dando la vuelta bruscamente y dirigiéndose hacia la puerta para empujar a mi ilusión. — y será mejor que salga pronto de los terrenos de Hogwarts, las visitas también deben ser controladas.

— ¿Que nos está supervisando? — preguntó Hagrid, desconcertado, mirando la espalda de Umbridge. Y después ver a mi ilusión, que alzó una ceja incrédula.

— En efecto — afirmó ésta girando la cabeza cuando ya tenía una mano en el picaporte — El Ministerio está decidido a descartar a los profesores insatisfactorios, Hagrid. Buenas noches.

Y a continuación salió de la cabaña y cerró la puerta, que hizo un ruido seco. Harry estaba por quitarse la capa invisible, pero lo detuve agarrando su muñeca. Y negando con la cabeza.

— Todavía no — le susurré al oído — Quizá aún no se haya ido.

Hagrid debía de estar pensando lo mismo, porque cruzó la habitación y apartó un poco la cortina para mirar afuera.

— Vuelve al castillo — dijo en voz baja — Caramba, así que está supervisando a los profesores, ¿eh? — dijo viendo mi ilusión, que al instante desapareció, me sentía cansada.

— Sí — afirmó Harry quitándose la capa — La profesora Trelawney ya está en periodo de prueba…

— Oye, Hagrid, ¿qué tienes pensado hacer en nuestras clases? — pregunté haciendo caso omiso de mi mareo.

— Oh, no te preocupes por eso, tengo un montón de clases planeadas — respondió Hagrid con entusiasmo.  —Tenía un par de criaturas guardadas para este año del TIMO. Ya verán, son muy especiales.

— Especiales… ¿en qué sentido? — inquirió Ron, vacilante.

— No pienso decirles — repuso Hagrid alegremente — Quiero que sea una sorpresa. Pero qué fue eso de hace un momento, casi muero del susto, ¿qué truco fue eso?

— Son ilusiones, necesita concentración, pero con algo de magia extra logré que sea tangible. — expliqué orgullosa.

— Pero esa magia no es normal — dijo viendo que la mirada de los chicos.

— Mira, Hagrid — dije con tono suave, quería que escuchara — a Umbridge no le va a hacer ninguna gracia que lleves criaturas que puedan ser peligrosas a las clases.

— ¿Criaturas peligrosas? — se extrañó Hagrid, risueño — ¡No seas tonta, jamás se me ocurriría llevar nada peligroso! Bueno, esta bien, saben cuidarse solitos…

— Hagrid, tienes que aprobar la supervisión de la loca de Umbridge, y para ello sería preferible que viera cómo nos enseñas a cuidar porlocks, a distinguir a los knarls de los erizos, y cosas así — expliqué. — no creo que le agraden las criaturas orgullosas, y no queremos perderte Hagrid.

— Es que eso no es interesante, Hermione — argumentó Hagrid — Lo que tengo preparado es mucho más impresionante. Llevo años criándolos, creo que tengo la única manada doméstica de Gran Bretaña.

— Por favor, Hagrid, yo también entiendo eso, pero ella no lo hará — le pedí con verdadera preocupación — está buscando excusas para deshacerse de los profesores que estén, según ella, demasiado vinculados a Dumbledore. Por favor, Hagrid, enséñanos algo aburrido que pueda salir en el TIMO.

Pero Hagrid se limitó a abrir la boca en un enorme bostezo y a mirar con languidez la inmensa cama que había en un rincón. Esto realmente no iba a funcionar.

— Mira, ha sido un día muy largo y se hace tarde — dijo, dándome unas palmaditas en el hombro, tenía fuerza, pero nada con lo que no pudiera lidiar — ¡Oh, lo siento! — dijo retirando su mano al darse cuenta — No te preocupes por mí, te prometo que tengo cosas estupendas pensadas para las clases ahora que he vuelto… Será mejor que regresen cuanto antes al castillo, ¡y no olviden borrar sus huellas!

— No sé si habrás conseguido que lo capte — comentó Ron poco después, cuando, tras comprobar que no había peligro, volvíamos al castillo por la espesa capa de nieve sin dejar rastro tras nosotros gracias al encantamiento de obliteración que lanzaba constantemente a medida que avanzábamos.

— Ya lo sé, pero no quiero darme por vencida tan fácilmente, una cosa es Trelawney, pero no pueden despedir a Hagrid, claro que no.

(…)

Esa noche me riñeron por llegar tarde, y cuando hui para escribir, Barty se burló de mí, por lo que me mantuve serena y le respondí la forma más madura posible, restregando en su cara la tarta de calabaza que Damon me había traído. Todo mientras me reía como villana.

(…)

Como era de esperar, Hagrid hizo caso omiso de mis consejos, lo que me causaba preocupación por él, pero estaba emocionada por la clase que deseaba darnos, no podía decir lo mismo de los demás, la mayoría no quería tener que cursar esa clase con Hagrid, pero yo quería ver más de cerca a los thestrals, los chicos parecían extrañados por mi emoción.

El martes, nos encaminamos hacia la cabaña de Hagrid a la hora de Cuidado de Criaturas Mágicas, bien abrigados para protegerse del frío. Estaba nerviosa por la llegada de Umbridge que ocurriría en cualquier momento, estaba entre la espada y la pared.

Hagrid llevaba sobre el hombro un bulto que parecía la mitad de una vaca muerta. Era una imagen algo tétrica para muchos, pero por favor, los humanos matan y descuartizan los animales para consumirlos, a mí no me sorprendía, había visto varias cosas en mi vida anterior.

— ¡Hoy vamos a trabajar aquí! — anunció alegremente a los alumnos que se le acercaban, señalando con la cabeza los oscuros árboles que tenía a su espalda — ¡Estaremos un poco más resguardados! Además, ellos prefieren la oscuridad.

— ¿Quién prefiere la oscuridad? — preguntó Malfoy ásperamente a Crabbe y a Goyle con un deje de pánico en la voz — ¿Quién ha dicho que prefiere la oscuridad? ¿Ustedes lo han oído?

— Vamos, no seas gallina — dije rodando los ojos y el bufó.

— Claro, tu no tienes miedo porque eres rescatada por el centauro ese que se pasea por aquí — dijo y lo fulminé con la mirada cuando los que alcanzaron a escuchar me miraron fijamente. Agradecía que esta clase no la compartía con Tom y Kyle.

— ¿celoso Malfoy? — dije sonriendo con suficiencia y todas las miradas se centraron en él, quien boqueo mientras el rojo pintaba sus mejillas.

— Estas loca — dijo volviendo a ver a Hagrid.

— Claro, pero eso es lo que te gusta ¿no? — alcé una ceja y Pansy sonrió junto a Olivia y Lucas.

— ¿Listos? — preguntó Hagrid festivamente mirando a todos — Muy bien, he preparado una excursión al bosque para los de quinto año. He pensado que sería interesante que observaran a esas criaturas en su hábitat natural. Verán, las criaturas que vamos a estudiar hoy son muy raras, creo que soy el único en toda Gran Bretaña que ha conseguido domesticarlas.

— ¿Seguro que están domesticadas? — preguntó el Slytherin de siempre, y el deje de pánico de su voz se hizo más pronunciado — Porque no sería la primera vez que nos trae bestias salvajes a la clase.

Varios de Slytherin murmuraron en señal de adhesión, y unos cuantos estudiantes de Gryffindor también parecían opinar que tenía razón. Pero Draco no dijo nada. Lucas y Olivia parecían confundidos, pero se estaban contagiando de los nervios de los demás. 

— Claro que están domesticadas — contestó Hagrid frunciendo el entrecejo mientras colocaba bien la vaca muerta sobre el hombro. — Y ahora, si ya han acabado de hacerme preguntas estúpidas, ¡síganme!

Se dio la vuelta y entró en el bosque, pero nadie se mostraba muy dispuesto a seguirlo. Harry nos miró a Ron y a mí, Ron suspiró y asentimos con la cabeza, entonces nos echaron a andar detrás de Hagrid, siendo seguidos por los demás desde atrás. Caminamos unos diez minutos hasta llegar a un sitio donde los árboles estaban tan pegados que no había ni un copo de nieve en el suelo y parecía que había caído la tarde.

Hagrid, con un gruñido, depositó la media vaca en el suelo, retrocedió y se volvió para mirarnos, la mayoría pasaban sigilosamente de un árbol a otro hacia donde estaba él, escudriñando nerviosos los alrededores como si fueran a atacarlos en cualquier momento. Lo que me causó gracia, aunque pensándolo bien, el tener probabilidad de ser atacados por criaturas que no puedes ver si puede generar ansiedad.

— Agrúpense, agrúpense — les aconsejó Hagrid, a lo que la mayoría de Gryffindors se colocaron justo detrás de mí, Olivia y Lucas hicieron los mismo, sorprendiendo a los Slytherin. — Bueno, el olor de la carne los atraerá, pero de todos modos voy a llamarlos porque les gusta saber que soy yo.

Se dio la vuelta, movió la desgreñada cabeza para apartarse el cabello de la cara y dio un extraño y estridente grito que resonó entre los oscuros árboles como el reclamo de un pájaro monstruoso. Nadie rio, la mayoría de los estudiantes estaban demasiado asustados para emitir sonido alguno.

Hagrid volvió a pegar aquel chillido. Luego pasó un minuto, durante el cual los alumnos, inquietos, siguieron escudriñando los alrededores por si veían acercarse algo. Y entonces, cuando Hagrid se echó el cabello hacia atrás por tercera vez e infló su enorme pecho, Harry le dio un codazo a Ron y señaló un espacio que había entre dos retorcidos tejos.

Un par de ojos blancos y relucientes empezaron a distinguirse en la penumbra, poco después la cara y el cuello de un dragón, y luego el esquelético cuerpo de un enorme y negro caballo alado surgió de la oscuridad, ahora con el tiempo para poder admirarlos eran algo digno de apreciar de cerca. El thestral se quedó mirando a los demás unos segundos mientras agitaba su larga y negra cola; a continuación agachó la cabeza y empezó a arrancar carne de la vaca muerta con sus afilados colmillos.

— ¿Por qué no sigue llamando Hagrid? — dijo Ron.

El resto de los alumnos de la clase ponían la misma cara de aturdimiento y de nerviosa expectación que Ron, y miraban en todas direcciones menos al thestral que tenían delante. sólo había otras dos personas que podían verlo a parte de Harry y de mí, un muchacho de Slytherin, que estaba detrás de Goyle y contemplaba al caballo con una expresión de profundo disgusto en la cara, y Neville, que seguía con la mirada los movimientos oscilantes de la larga cola negra del animal.

— ¡Ah, aquí llega otro! — exclamó Hagrid con orgullo cuando otro thestral salió de entre los oscuros árboles. El thestral plegó sus coriáceas alas, las pegó al cuerpo, agachó la cabeza y también se puso a comer — A ver, que levanten la mano los que puedan verlos. — Harry la levantó junto a Neville, siendo yo la última que lo hizo. — Sí, claro, ya sabía que tú los verías, Harry — dijo con seriedad, mientras Draco me veía de reojo junto a Pansy sin entender qué veíamos — Y tú también, ¿eh, Neville? Y…

— Perdone — dijo un Slytherin con una voz socarrona — pero ¿qué es exactamente eso que se supone que tendríamos que ver?

Por toda respuesta, Hagrid señaló el cuerpo de la vaca muerta que yacía en el suelo. Los alumnos la contemplaron unos segundos; entonces varios de ellos ahogaron un grito y Parvati se puso a chillar. Aunque tal vez era entendible el por qué: lo único que veían ellos eran trozos de carne que se separaban solos de los huesos y desaparecían, y era lógico que lo encontraran muy extraño.

— ¿Quién lo hace? — preguntó Parvati, aterrada, retirándose hacia el árbol más cercano — ¿Quién se está comiendo esa carne?

— Son thestrals — respondió Hagrid con orgullo a lo que sonreí — Hay una manada en Hogwarts. Veamos, ¿quién sabe…?

— Pero ¡si traen muy mala suerte! — lo interrumpió Parvati, alarmada y rodé los ojos — Dicen que causan todo tipo de desgracias a quien los ve. Una vez la profesora Trelawney me contó…

— ¡No, no, no! — negó Hagrid chasqueando la lengua — ¡Eso no son más que supersticiones! Los thestrals no traen mala suerte. Son inteligentísimos y muy útiles. Bueno, estos de aquí no tienen mucho trabajo, sólo tiran de los carruajes del colegio, a menos que Dumbledore tenga que hacer un viaje largo y no quiera aparecerse. Miren, ahí llega otra pareja…

Dos más salieron despacio de entre los árboles; uno de ellos pasó muy cerca de Parvati, que se estremeció y se pegó más al árbol.

— ¡Me parece que noto algo! ¡Creo que está cerca de mí!

— No te preocupes, no te hará ningún daño — dije a la par de Hagrid.

— Bueno, ¿quién puede decirme por qué algunos de ustedes los ve y otros no? — ante eso levanté la mano, siendo la única que lo sabía, claro. — Adelante — dijo Hagrid sonriéndome.

— Los únicos que pueden ver a los thestrals son los que han visto la muerte. — dije tranquilamente, aunque miraba con admiración a las criaturas oscuras, aunque yo lo tomo como un recordatorio de hacia donde vamos, lo que nos une a todos, y algo nostálgico incluso.

— Exacto — confirmó Hagrid solemnemente sacándome de mis pensamientos — Diez puntos para Gryffindor. Verán, los thestrals…

— Ejem, ejem.

Umbridge había llegado. Estaba a unos palmos de Harry, luciendo su capa y su sombrero verdes combinando con su singular tono de piel, y con el fajo de hojas de pergamino preparado. Hagrid, que nunca había oído aquella tosecilla falsa de Umbridge, miró preocupado al thestral que tenía más cerca, creyendo que era el animal el que había producido aquel sonido.

— Ejem, ejem.

— ¡Ah, hola! — saludó Hagrid, sonriendo, cuando por fin localizó el origen de aquel ruidito.

— ¿Ha recibido la nota que le he enviado a su cabaña esta mañana? — preguntó Umbridge hablando despacio y elevando mucho la voz, como había hecho anteriormente para dirigirse a Hagrid. Era como si le hablara a un extranjero corto de entendimiento — La nota en la que le anunciaba que iba a supervisar su clase.

— Sí, sí — afirmó Hagrid muy contento — ¡Me alegro de que haya encontrado el sitio! Bueno, como verá…, o quizá no… No lo sé… Hoy estamos estudiando los thestrals.

— ¿Cómo dice? — preguntó Umbridge en voz alta, llevándose la mano a la oreja y frunciendo el entrecejo. Hagrid parecía un poco confundido.

— Aparte de estúpida, sorda — susurré con cansancio.

— ¡Thestrals! — gritó —. Esos… caballos alados, grandes, ¿sabe? — Hagrid agitó sus gigantescos brazos imitando el movimiento de unas alas.
Umbridge lo miró arqueando las cejas y murmuró mientras escribía en una de sus hojas de pergamino.

— Tiene… que… recurrir… a… un… burdo… lenguaje… corporal.

— El lenguaje corporal es bueno para captar la atención, y ayuda a la retentiva, mientras más involucrados se vean los sentidos, la experiencia y aprendizaje es mayor. O eso he leído — comenté a la nada, la cara de sapo me miró frunciendo el ceño mientras le enseñaba los pulgares a Hagrid en señal de apoyo.

— Bueno…, en fin… — balbuceó Hagrid algo nervioso, y se volvió hacia el resto de los alumnos. —. Esto… ¿por dónde iba?

— Presenta… signos… de… escasa… memoria… inmediata — murmuró Umbridge lo bastante alto para que todos pudieran oírla.

— A cualquiera se le pueden ir las ideas y la inspiración cuando te interrumpen constantemente — dijo apareciendo nuevamente la ilusión mientras estaba sentada en una rama.

— ¿usted que hace aquí? Debería haber abandonado los terrenos del castillo antes. — dijo con claro disgusto.

— Digamos que perdí el tren — dijo restándole importancia mientras saltaba de la rama — ¡vaya, Hagrid! ¡Esta vez si te luciste! Y yo que pensaba que no eras presumido. — dijo mientras miraba a los thestrals — son mi criatura favorita justo después de los hipogrifos — dijo animada.

—¡Ah, sí! —exclamó Hagrid, y echó una ojeada a las notas de Umbridge, inquieto. Pero siguió adelante con valor — Sí, les iba a contar por qué tenemos una manada. Pues verán, empezamos con un macho y cinco hembras. Éste — le dio unas palmadas al caballo que había aparecido en primer lugar — se llama Tenebrus y es mi favorito. Fue el primero que nació aquí, en el bosque…

— ¿Se da cuenta de que el Ministerio de Magia ha catalogado a los thestrals como criaturas peligrosas? — dijo Umbridge en voz alta interrumpiendo a Hagrid. Mi ilusión rodó los ojos y Hagrid se limitó a chasquear la lengua.

— ¡Qué va, estos animales no son peligrosos! Bueno — antes de que dijera otra cosa mi ilusión lo interrumpió.

— Bueno, el que una criatura diste de ser adorable no significa que sea peligrosa, además los thestrals no son los primeros ni los últimos animales que comen carne cruda, y por si fuera poco, deben entender que no todos los animales son violentos o malos como se les hace creer, en muchos casos, como en este, depende del ambiente en el que crecieron — dijo mirando a los alumnos — ¿y bien? ¿Por qué no los veo tomando nota? — ante eso Draco pareció extrañado, como si de un deja vu se tratara mientras veía a Crabbe y Goyle escribir rápidamente.

— Por muy amiga que sea de este… semihumano, no tiene derecho a interrumpir la clase y mucho menos responderme. — dijo Umbridge. Mi ilusión sonrió con burla.

— Bueno, pero como le gusta morderse la lengua — dijo burlona, todos tomaban nota, pero prestaban atención ante la escena que se desenvolvía frente a ellos — usted se la pasa interrumpiéndolo, así que me tomé la molestia de hacerlo también, además, tengo derecho a la libre expresión ¿no? si Hagrid es quien está a cargo de esta clase como profesor, ¿no es correcto que usted también lo respete frente a los alumnos? ¿o tiene algún problema que quiera comentar abiertamente que tenga contra él? Digo, sería interesante que el profeta se entere de que piensa despedir profesores porque los discrimina y se deja llevar por sus… prejuicios.

Ante eso Umbridge se dio la vuelta y se fue furiosa de ahí, Hagrid me miró con agradecimiento y sonreí, Draco pareció comprender algo, pero no dijo nada. Los Gryffindors la veían con admiración, mientras los Slytherin simplemente la escaneaban con la mirada, con cierto grado de sorpresa e incredulidad.

— Continúa, Hagrid — animó mi ilusión mientras se sentaba a verlo cual niña.

— Bueno… — continuó Hagrid — Thestrals. Los thestrals tienen un montón de virtudes… Bueno, una vez que estén domados, como éstos, nunca volverán a perderse. Tienen un sentido de la orientación increíble, sólo hay que decirles adónde quieres ir…

(…)

La clase pasó sin contratiempos y gracias a mi ilusión todos se calmaron y prestaron atención a Hagrid, al cabo de todo eso, varios comentaron que era genial, y que se había enfrentado a Umbridge de manera impresionante, que era muy hermosa, y que se preguntaban de dónde la conocía Hagrid.

Creo que logré salvar a Hagrid de ser la burla de los Slytherins, mientras me expuse con Draco y Pansy. La pregunta era ¿Dónde estaba Theo ahora? Bueno, por lo menos con esto puedo justificar el estar en dos lugares a la vez sin tener que mencionar el giratiempo.

* .:。✧*゚ ゚・ ✧.。. * * .:。✧*゚ ゚・ ✧.。. *
gracias por leer💜✨ vamos por otro día publicando 🔥🔥🔥

Espero que sea de su agrado.

Nos leemos pronto 😉💜✨

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro