POV Jade/Hermione
Me encontraba haciendo los planes, se lo mencioné a Lavender, quien ante dicha idea sugirió que ella correría la voz, pero solo con personas de confianza, mientras hacía una extensa lista, Lavender preguntó donde nos reuniríamos, dado que comenté que teníamos que estar fuera del radar de Umbridge.
— Tal vez en Hogsmeade, es lo más lejos que podemos estar de ella — dijo Lavender y lo pensé, no los podía llevar a todos a la sala de menesteres hasta que asegurara quienes eran los indicados.
— Eso solo sería para la reunión y que ellos elijan si quieren entrar o no — dije y asintió — pero tiene que ser en un lugar lo suficientemente privado.
— ¿Segura que hay un lugar así? — preguntó.
— Supongo que tendré que organizar una reunión en la cabeza de Puerco. Tendré que hablar con el encargado. — dije suspirando.
— Ya veo — dijo dudosa. — y las lecciones…
— Será en un lugar distinto, hay un lugar adecuado aquí — dije y me miró con duda. — la sala de menesteres — dije y pareció más confundida. — lo entenderás en su momento.
— Como tu digas — dijo anotando el lugar, la hora y el día. — evidentemente nosotras iremos.
— Bueno… los entrenamientos serán duros — advertí y asintió.
— Ya tengo una idea, digo, solo hay que ver como devoras los libros y te exiges tanto — dijo y sonreí. — daré lo mejor.
— Y eso es lo mejor que uno puede dar — señalé y me sonrió.
(…)
Pronto el día de la reunión llegó, por lo que estaba algo nerviosa, solo tenía que enterrarlo, mis sentimientos eran algo pesados como para cargarlos ahora mismo, así que me dirigí a la cabeza de puerco que estaba cerrada gracias a una suma generosa para Aberforth Dumbledore, quien cuando llegamos solo bufó asintiendo y subió las escaleras para darnos privacidad.
Había llegado ahí con Tom y Kyle, quienes vieron todo algo extrañados, pero no dijeron nada, la presencia de Harry y Ron no tardó en aparecer, y junto a ellos, llegó Caroline/Olivia y Elian/Lucas, eso me hizo sonreír, solo faltaba que Lavender que era una de las encargadas en esparcir el rumor llegara junto a sus amigos.
Yo por mi parte me encargué de tapar cada orificio de las ventanas que pudiese dar indicios de nuestra presencia aquí. La puerta del pub se había abierto. Un ancho haz de luz, en el que bailaban motas de polvo, dividió el local en dos durante un instante y luego desapareció, pues lo ocultaba la multitud que desfilaba por la puerta.
Primero entraron Neville, Dean y Lavender, seguidos de cerca por Parvati y Padma Patil con Cho y una de sus risueñas amigas a la que tomé como la chismosa. Luego entró Luna Lovegood, sola y con aire despistado, como si hubiera entrado allí por equivocación, estaba embobada viéndola, cuando Olivia me pegó en el costado mientras Lucas carraspeaba haciéndome reaccionar.
A continuación, aparecieron Katie Bell, Alicia Spinnet y Angelina Johnson, Colin y Dennis Creevey, Ernie Macmillan, Justin Finch-Fletchley, Hannah Abbott y una chica de Hufflepuff con una larga trenza; tres chicos de Ravenclaw, se llamaban Anthony Goldstein, Michael Corner y Terry Boot; Ginny, seguida por un chico alto y delgado, rubio y con la nariz respingona, además de varios miembros del equipo de quidditch de Hufflepuff, y, cerrando la marcha, Fred y George Weasley con su amigo Lee Jordan, los tres con enormes bolsas de papel llenas de artículos de Zonko.
Éramos más de los que esperábamos para esta reunión, lo que me hacía sentir gratamente satisfecha, todos estaban expectantes a lo que verían aquí, aunque evidentemente pareció incomodar a los chicos, sabía que parte de las personas venían aquí porque querían cuestionarnos.
Pero eso no quitaba que gran parte de ellos viniera realmente por nosotros, porque realmente creían y por lo tanto, estarían dispuestos a luchar a nuestro lado, y yo me encargaría de protegerlos de la mejor manera que conocía, enseñándoles.
— ¡Hola, Hermione! — dijo Neville sonriendo, y se sentó frente a nosotros. Yo asentí y le devolví la sonrisa.
Cho se había limitado a sonreírle a Harry y se había sentado a la derecha de Ron. Su amiga, que tenía el cabello rizado y de un tono rubio rojizo, no sonrió, sino que lanzó a Harry y a mí una mirada de desconfianza con la que dejó muy claro que, de haber podido elegir, ella jamás habría acudido a aquella reunión, eso solo me hizo suspirar, había un largo camino por recorrer.
Los recién llegados fueron sentándose en grupos de dos y de tres alrededor de nosotros, Harry parecía realmente incómodo. Algunos parecían muy emocionados, otros, curiosos; Luna miraba en torno con ojos soñadores que lograban emocionarme pero los constantes círculos que hacía Tom con su pulgar en mi mano me mantenían cuerda. Cuando todos tuvieron su silla, fue cesando el parloteo. Todos nos miraban a Harry y a mí, por lo que aclaré mi garganta captando toda la atención.
— Bien, todos sabemos el por qué se generó esta reunión, el por qué real de que ustedes hayan venido, aunque unos muy en el fondo aun no lo sepan — dije mientras me levantaba de mi silla. — yo tuve esta iniciativa, y agradezco a mis amigos el haberme apoyado en esto, esto es para los estudiantes que quieran aprender Defensa Contra las Artes Oscuras, unas clases de verdad, es para aquellos que aspiren a ser mejores, a aquellos que tengan deseos de ir mucho más allá de las simples clases de la profesora Umbridge, quien ha degradado la materia y su valor en esencia.
Ante eso, pude notar como unos me miraban con sorpresa al ser la primera vez que me oían expresarme de esta manera, pero bueno, para eso estaba aquí, para llamarlos, para convencerlos de despertar de esta enfermedad y negligencia a la que el ministerio nos ha sometido por miedo.
— Aunque en un principio pensábamos hacer algo más privado, tomé la decisión de ofrecerles un voto de confianza, tomar cartas en el asunto y ofrecerles a ustedes esta oportunidad de sumarse y que aprendamos juntos. — dije e intercambiaron miradas.
— Pero supongo que también querrás aprobar el TIMO de Defensa Contra las Artes Oscuras, ¿no? — interrumpió Michael Corner. Sonreí, ya que entendía perfectamente con qué intención hacía esa pregunta.
— Bueno, todos sabemos que los TIMOS son importantes, pero no hay que olvidar la razón de existir de la materia… — dije y todos intercambiaron miradas — es para poder defendernos en dado caso la situación lo amerite, y estoy en contra de que nos priven de eso — dije y Harry pareció nervioso.
— Se supone que no lo necesitamos porque no hay peligro — dijo la amiga de Cho, Fred y George tomaron a Harry para que no se exaltara.
— Siempre va a haber peligros, es una mentira el querer introducirlos a un mundo donde no hay peligro y no pasa nada — dije y cayó — la realidad es innegable, siempre va a haber personas que quieran dañar a otras, la envidia, la venganza y el deseo de poder llega a mover a las personas por caminos equivocados, si el mundo que nos espera afuera fuera de color de rosa no existiría azkaban y no habría magos buscados por delitos de todo tipo — dije y todo se sumió en un silencio. — Pero ustedes vienen a escuchar uno de mis más grandes motivos de iniciar este grupo, y para defendernos de las fuerzas que se están creando bajo nuestras narices — dije ante la atención de todos — ese mago que aterrorizo a muchos ha vuelto. Voldemort ha vuelto.
La reacción de su público fue inmediata y predecible. La amiga de Cho soltó un grito y derramó un chorro de cerveza de mantequilla; Terry Boot dio una especie de respingo involuntario; Padma Patil se estremeció y Neville soltó un extraño chillido que consiguió transformar en una tos. Todos, sin embargo, miraban fijamente, casi con avidez, a Harry.
— Esa es nuestra intención, si han de estar interesados, puedo…
— ¿Qué pruebas tienen de que Quien-ustedes-saben ha regresado? — preguntó el jugador rubio de Hufflepuff con tono bastante agresivo.
— Bueno, pero vamos a ver, mira, te diré esto, ¿con que razón llegaste aquí? — dije con voz fría que hizo que se estremecieran todos — vienes a enterarte con lujo de detalles de la peor noche que vivimos ¿no? debe haber sido emocionante, un relato que sabre de primera, dependiendo de eso voy a decidir si hablo bien o mal de ellos, si les creo o no — dije y vi cómo se puso pálido — pero te diré algo que sé bien, es que todo depende de ustedes, no de mí ni de lo que pueda salir de mi boca de una noche que simplemente quiero olvidar pero que ronda mi cabeza día y noche espantando el sueño de mi ser… porque ustedes pueden ser críticos, porque hay personas que para creer tienen que ver… no necesito eso, no me voy a someter ni a mi ni a mis amigos a ser un animal en exhibición cuando mi razón de convocar estudiantes es para instruirnos juntos.
— Y-yo — intentó decir bajando la mirada.
— No bajes la mirada, fuiste firme para cuestionarnos, levanta la mirada Zacharias, porque si bien estás equivocado no pienso hacer que te retractes, no me interesa que piensen o como nos quieran juzgar, mientras tengan deseo de aprender y defender a sus seres queridos, y seguirme este año que los estaré instruyendo, no me interesa incluso si piensan que soy el peor tipo de persona, una farsante o que estoy loca, porque de algo de lo que estoy segura es de lo que puedo ofrecerles, y eso es capacidad — dije para caminar poco a poco mientras los veía a todos — sé que puedo lograr que ustedes mejoren su método práctico, si no confían en mí, confíen en ustedes mismos, dejen de lado su orgullo y vanidad, y los ayudaré a proteger a sus seres queridos.
— Pero tu… tienes nuestra edad, incluso eres menor que varios, ¿Qué podrías enseñarnos? — dijo la amiga de Cho y sonreí.
— Ella me preparó para las pruebas en cuarto curso — dijo Harry tomando coraje y todos lo miraron.
— Ella hizo el patronus corpóreo en un partido de quidditch — dijo la chica con una tranza larga.
— Ella y Harry se enfrentaron al basilisco en segundo año — dijo Ron.
— ¡eso nadie me lo había dicho! — dijo Lee y sonreí.
— Ella es más hábil de lo que ustedes creen, solo que no quería atención innecesaria — dijo Fred, y sonreí.
— ¿Y mataste un basilisco con esa espada que hay en el despacho de Dumbledore? — inquirió Terry Boot — Eso fue lo que me dijo uno de los retratos de la pared cuando estuve allí el año pasado… dijo que fue justo después de que despertaste tras sobrevivir a la batalla contra el veneno de basilisco por el que estuviste inconsciente en la enfermería. — contó con y sonreí, parece que esos retratos se pusieron muy platicadores.
— Es correcto — dije mientras poco a poco el ambiente se relajó.
— En primer año Dumbledore reconoció su talento al enfrentarse a las pruebas y defender la piedra Filológica de quien-ustedes-saben… — hablo Neville.
— Por eso nosotros confiamos en ella para instruirnos — dijo George.
— Bueno, no está de más el decirles esto, no estaría parada aquí frente a ustedes sino estuviera segura de que tengo algo que aportar a ustedes — dije viendo de reojo como Zacharias se quedó callada junto a la amiga de Cho — la edad nunca me ha impedido demostrar mi valía ante las situaciones por más complicadas que se me han presentado, por lo que estoy segura cuando les digo que la edad no define tu madurez, las notas no definen tu inteligencia, y los rumores no definen quien eres. Así que, quiero saber si están de acuerdo en que yo les enseñe.
Hubo un murmullo general de aprobación, a lo que sonreí y Ron suspiró aliviado, los chicos me sonrieron, al parecer Ron estaba aliviado de que la tensión hubiese desaparecido y que a pesar de todo estuviese de acuerdo en querer aprender de mí, después de salvar al padre de Ron, tendría que planear la forma correcta de enseñar a Harry oclumancia.
— Entonces, la siguiente pregunta es con qué frecuencia queremos reunirnos. Creo que, como mínimo, deberíamos reunirnos una vez por semana… — intenté decir, pero fui interrumpida.
— Un momento — terció Angelina — tenemos que asegurarnos de que esto no interferirá con nuestros entrenamientos de quidditch.
— Eso — coincidió Cho — Ni con los nuestros.
— Ni con los nuestros — añadió un chico de Hufflepuff.
— Estoy segura de que podremos encontrar una noche que le vaya bien a todo el mundo — afirmé con una sonrisa, pues ya estaba pasando lo peor. — aún así, requiere su completo compromiso, no todo su tiempo, pero si su voluntad, no tienen que perder de vista la razón por la que lo hacen, que es poder defenderse y hasta hacerle frente a los mortífagos — dije firme.
— ¡Así se habla! — bramó Ernie Macmillan. — Personalmente creo que lo que intentamos es muy importante, con seguridad lo más importante que haremos este curso, más incluso que los TIMOS. — Miró a su alrededor con gesto imponente, como si esperara que los demás gritaran “¡No exageres!”. Pero como nadie dijo nada, prosiguió — Personalmente no me explico cómo el Ministerio nos ha endilgado una profesora tan inepta en este periodo tan crítico. Es evidente que no quieren aceptar que Quien-ustedes-saben ha regresado, pero ponernos una profesora que intenta deliberadamente impedir que utilicemos hechizos defensivos…
— Creemos que la razón por la que Umbridge no quiere entrenarnos en Defensa Contra las Artes Oscuras — proseguí a explicar — es que se le ha metido en la cabeza la idea de que Dumbledore podría utilizar a los estudiantes del colegio como una especie de ejército. Cree que podría movilizarlos para enfrentarse al Ministerio.
Aquella noticia sorprendió a casi todos, que comenzaban a intercambiar miradas, pues efectivamente, si tomaban eso en la ecuación, todo cobraba sentido.
— Bueno, es lógico. Al fin y al cabo, Cornelius Fudge tiene su propio ejército privado.
— ¿Qué? —saltó Harry, absolutamente desconcertado.
— Sí, tiene un ejército de heliópatas — afirmó Luna con solemnidad.
— ¿Qué son heliópatas? — preguntó Neville, perplejo.
— Son espíritus de fuego — contestó Luna, y sus saltones ojos se abrieron aún más, eso me hizo sonreír enternecida — unas enormes criaturas llameantes que galopan por la tierra quemando cuanto encuentran a su paso…
— Ejem, ejem — carraspeó Ginny imitando a la perfección a Umbridge; varios estudiantes giraron la cabeza, asustados, y luego rieron — ¿No estábamos intentando decidir cuántas veces nos íbamos a reunir para dar clase de defensa?
— Sí — dije saliendo de mi ensoñación — exacto. Tienes razón, Ginny.
— Bueno, a mí una vez por semana no me parece mal — opinó Lee Jordan.
— Siempre que… — empezó a decir Angelina.
— Sí, sí, ya sabemos lo del quidditch — dije con gracia, ya que me recordaba a Oliver. — aunque tal vez te llame la atención igual que a otros, el hecho de que parte de mi entrenamiento es físico, por lo que los beneficiará a la hora de jugar. — dije y los miembros de distintos equipos asintieron satisfechos. — Bueno, la otra cosa que queda por decidir es dónde vamos a reunirnos… — Aquello era mucho más difícil, y el grupo se quedó callado.
— Hermione — dijo Tom y asentí.
— Tranquilos, solo quiero proponer que sea en la sala de menesteres.
— ¿La sala de multipropósitos? — dijo Luna mientras sus ojos brillaron.
— Si, la encontré el año pasado, así que pensé que sería el lugar adecuado para practicar, ya que es más privada y no llamará la atención — dije y Luna asintió de acuerdo.
— ¿Como sabremos llegar a ella si esta escondida? — preguntó Cho.
— Ya les estaré avisando, cuando tengamos la hora de la primera reunión les enviaremos un mensaje a todos. — dije rebuscando en mi mochila, saqué un rollo de pergamino y una pluma — Ahora cada uno debería escribir su nombre, para que sepamos que ha estado aquí y está dispuesto a participar.
— ¿por qué? — cuestionó la amiga de Cho.
— Porque necesito tener un control de gente de confianza, incluso si después traen amigos, queremos que sean responsables con respecto a este tema, dado que aunque esto no va contra el reglamento, va contra el propósito de Umbridge al estar el Hogwarts. — expliqué tranquilamente y asintieron — También creo que todos deberíamos comprometernos a no ir por ahí contando lo que estamos haciendo. De modo que si firman, se comprometen a no hablar de esto ni con la profesora Umbridge ni con nadie que represente una amenaza para el grupo.
Fred fue el primero en tomar el pergamino y, decidido, firmó en él, pero varias personas no parecían muy dispuestas a poner su nombre en la lista.
— Esto… — empezó Zacharias con lentitud, y no tomó el pergamino que George intentaba pasarle, por lo que mis amigos y los chicos lo firmaron — Bueno… estoy seguro de que Ernie me dirá cuándo es la reunión. — Pero Ernie tampoco parecía muy decidido a firmar. Así que alcé una ceja.
— Es que… ¡somos prefectos! — dijo Ernie — Y si alguien encontrara esta lista… Bueno, quiero decir que… ya lo has dicho tú misma, si se entera la profesora Umbridge…
— Acabas de decir que haber formado este grupo es la cosa más importante de este curso — le recordó Harry.
— Sí, ya… — repuso Ernie — Sí, y lo creo, pero…
— Ernie, ¿de verdad piensas que voy a dejar esta lista por ahí? — le pregunté.
— No. No, claro que no — contestó Ernie un poco aliviado — Yo… sí, claro que firmo.
Después de Ernie nadie puso reparos, aunque que la amiga de Cho la miraba con reproche antes de escribir su nombre. Cuando hubo firmado el último, Zacharias, tomé el pergamino y lo guardé con cuidado en mi mochila. En ese momento, el grupo experimentaba una sensación extraña. Era como si acabaran de firmar una especie de contrato.
— Bueno, el tiempo pasa — dijo Fred con decisión, y se puso en pie — George, Lee y yo tenemos que comprar unos artículos delicados. Ya nos veremos más tarde Hermione, a menos que quieras ir con nosotros. — ante eso negué, tenía que ir a mi encuentro a Tristan.
Los demás estudiantes se marcharon también en grupos de dos y de tres. Cho se entretuvo mucho cerrando el broche de su mochila antes de marcharse, mientras la larga y oscura melena le oscilaba y le tapaba la cara; pero su amiga la esperaba con los brazos cruzados, chasqueando la lengua, así que Cho no tuvo más remedio que irse con ella.
Cuando ambas llegaron a la puerta, Cho se volvió y se despidió de Harry con la mano así que le sonreí con picardía; “como crecen tan rápido” pensé mientras limpiaba una lágrima imaginaria.
— Bueno, quintando el hecho del problema que intentó armar Zacharias, creo que todo fue bien — dije y Ron frunció el ceño.
— Es un cretino. — dijo Ron.
— Por primera vez estoy de acuerdo con lo que dices — dijo Kyle — necesita un escarmiento.
— Esta bien, porque firmó — dije e intercambiaron miradas y suspiraron.
Estaba bien que no entendieran lo que ocultaban mis palabras, pues si la amiga de Cho hablaba, lo entenderían. Adoraba esto de la magia, las maldiciones eran todo un deleite cuando se podían aplicar de forma efectiva de esta manera. Sobre todo si esta iba a dejar una marca de por vida.
— Hermione… — dijo Ron pensando que iría con él y Harry, pero negué.
— Tom, tengo que ir a otro lado, te puedo encargar mi mochila, es importante que se quede por hoy en la sala de menesteres — dije y asintió.
— ¿Y tu que vas a hacer? siempre te desapareces en las salidas a Hogsmeade — dijo Kyle alzando una ceja.
— La curiosidad mató al gato — dijo dándole una palmadita, mientras que despedía a Tom con un beso en la mejilla y corría en busca de un libro para después ir en busca de mi chico con ojos dorados.
(…)
Vi a Tristan esperando en la distancia mientras veía para todos lados llamando la atención, cuando nuestras miradas se encontraron, sonreí y corrí hasta el para abrazarlo, nos dirigimos a las afueras justo en los limites que se encontraban en la casa de los gritos, ahí nos sentamos mientras el comenzó a platicarme de su trabajo en Gringotts.
— Y ¿Cómo te está yendo a ti? — dijo centrándose en mí.
— Bueno, han pasado cosas, la profesora Umbridge fue mandada por el ministerio y sus libros son decadentes al igual que sus clases, donde nos prohíbe el uso de magia. — dije y asintió comprendiendo.
— Eso no es bueno para ustedes — dijo pensativo.
— Tranquilo, recuerda que sé defenderme — dije y me sonrió. — además, mis demás clases las llevo perfectamente. Digamos que los días van a estar llenos de problemas, pero no voy a dejar de entrenar. — dije y sonrió.
— No te sobre esfuerces — dijo acomodando mi cabello detrás de mi oreja y proseguir a acariciar mi rostro — te admiro, pero Hermione, también hay que poner límites, si te sobre esfuerzas, terminarás colapsando. — dijo y asentí.
— Lo sé — dije y me sonrió extendiendo sus brazos, fue entonces que lo abracé mientras nos recostábamos para mirar el cielo.
— Tu… ¿sigues usando el collar? — dijo y lo miré para sonreí.
— Nunca me lo quitaría — dije mientras se lo mostraba.
Ante eso me sonrió de la manera más brillante posible para después besarme, si bien me sorprendió, no me negué, era raro, pero había una sensación dentro de mi que me decía que esto era lo correcto, que no tenía por qué sentirme mal, mi alma y destino ligada a ellos me lo pedía, la cercanía con ellos.
Sentí como me abrazaba con suma delicadeza colocándome sobre él, mientras profundizábamos el beso, me tomaba con tal delicadeza, como si fuese la flor más delicada, de forma especial y única…
* .:。✧*゚ ゚・ ✧.。. * * .:。✧*゚ ゚・ ✧.。. *
No puedo creer que ya estemos por iniciar septiembre, pero bueno, gracias por esperar, espero que les haya gustado.
Se publicaran tres capitulos, asi que atentos 💜
Nos leemos pronto 😉💜
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