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Capitulo 47: Rumbo al Mundial

POV Jade/Hermione
Cuando verifiqué que Ginny estaba dormida, suspiré, a este paso mis ojeras serían imposibles de ocultar, entré a mi maleta para seguir escribiendo, ya que las cosas se pondrían intensas a partir del este año, no podía darme el lujo de aplazar mis publicaciones, por lo que, si incluso podía terminar este y comenzar el siguiente libro, lo haría.

Lamentablemente mis planes de seguir escribiendo fueron frustrados, tras la aparición de ciertas personas, así que suspiré y voltee a verlos, Kyle estaba recostado en mi cama, mientras Damon y Cain trataban de tirarlo, haciendo mucho ruido en el proceso, pronto apareció Ymir y me ofreció una taza de té.

— Lo normal para una noche de trabajo sería café ¿sabes? — dije con gracia. Pero ella me miró inexpresiva, parecía incluso disgustada, pero era evidente la preocupación por mi situación.

— Debe dormir — dijo y todo el alboroto cesó.

— Así que es por eso por lo que tienes ojeras — dijo Kyle.

— No, como crees, yo misma me las puse y cubrí apropósito con maquillaje. — dije con sarcasmo y sonrió divertido, cosa que me molestó. — a todo esto, pensé que ya te habías ido.

— El plan es visitarte con más frecuencia a partir de ahora, al parecer mi intuición de que me necesitarías estaba en lo correcto — dijo y sonrió en mi dirección. — cambiando de tema ¿por qué no puedes dormir? — preguntó, pero yo desvié la mirada para seguir trabajando.

— No creo que sea relevante, simplemente no puedo dormir — dije y alzó una ceja.

— ¿pesadillas? — preguntó tanteando el terreno.

— Puede ser… — suspiré.

— Pero tus ojeras no parecen ser de mucho tiempo atrás — dijo y me fastidié, pero cuando volteé a verlo, este se encontraba mirando con enojó a los chicos. — no pueden cumplir con su trabajo y cuidarla en algo tan simple, ¿incluso después de haber sido reconocidos?

— No es culpa de ellos, yo… había logrado conciliar el sueño… las pociones no ayudaban mucho.

— Es por tu constante consumo de energía, no van a hacer el mismo efecto en ti como en los demás magos — dijo con simpleza, sin burlas.

— Si, me enteré después, pero…

— Pero… — dijo animándome a continuar.

— Logré dormir bien por un tiempo… con mi exnovio — dije y el alzó una ceja incrédulo.

— Así que si me fuiste infiel — dijo con sorpresa — y yo creía que lo nuestro era lo suficientemente profundo como para que pensarás en mi y no me engañaras con otro. — dijo con cierto cansancio, fue entonces que recordé el beso con Oliver, cierto pesar me invadió, no puedo decir que fue incorrecto, yo ya había terminado con Tom… pero seguía pesándome ¿por qué correspondí? Reaccioné cuando Kyle chasqueo los dedos frente a mí.

— ¿qué pasó? — dije desviando la mirada.

— Bueno, al parecer las desveladas te están pasando factura — dijo mientras se recostaba — si el problema era el dormir sola, puedes dormir conmigo. — dijo en un tono juguetón mientras extendía su brazo en mi dirección, al instante fue tirado de la cama por Ymir, Cain y Damon. 

— Creo que paso — dije y al ver las miradas preocupadas de mis amigos/aliados, no pude evitar imaginarlos como cachorros, juraba ver orejas en esas cabezas — bien, intentaré dormir. — dije mientras me acercaba para recostarme en mi la cama.

Ellos parecieron satisfechos, una vez acostada, Damon chasqueo los dedos y las luces se apagaron, cerré los ojos meditando la situación, pero abrí los ojos al instante en el que sentí que se metían a mi cama. Unos brazos me rodearon y cuando busqué a la persona responsable, Ymir estaba a mi lado, abrazándome para reconfortar mi sueño.

— Ymir… — dije enternecida.

— ¿enserio? Con ella dices “Ymir…” — dijo exagerando mi imitación — ¡¿pero a mi me hechas a patadas?!

— No es necesario que yo lo haga… además, ellos son especiales — dije y sonreí hacia los chicos, quienes entre tanto oscuridad, alcancé a distinguir una tenue y amable sonrisa.

— Tu también eres especial para nosotros… — dijo Damon.

— Y si nuestra presencia puede ser de ayuda para dormir — dijo Cain mientras se recostaba al otro lado de mí, solo que sin meterse entre las cobijas.

— Entonces nosotros velaremos tu sueño — terminó de decir Ymir y por fin pude cerrar los ojos.

Me reconfortaba estar con ellos, y poco a poco, olvidé la presencia de Kyle y caí en brazos de Morfeo.

(…)

A la mañana siguiente me desperté al sonar mi alarma, se que dormí unas cuantas horas, lo cual sirvió de mucho, mientras me cambiaba rápidamente con un movimiento de varita, leí unos cuantos mensajes que mandaron los chicos.

Olivia
Así que iras al mundial de quidditch. Suerte, conquista a un bombón búlgaro.
😏

Lucas
¡No olvides apoyar a los irlandeses! ¡no todo en la vida es Viktor Krum!

Olivia
¡¿bromeas?! Es un papucho, su cuerpo parece tallado por los mismos ángeles.

Lucas
Haré de cuenta que no leí esa remasterización tan mala de la frase original.
🙄

Olivia
Pero tienes que admitir que tengo razón.
😌

Jade
Bien, creo que fue suficiente, buenos días, sí, estoy bien, me está yendo de maravilla, ya que estoy con las personas que menos quieren verme a la cara en el mundo.
😑
Gracias por su preocupación.
Malditos magos insensibles de mierda.
🙂

Olivia
También te queremos. 😘

Lucas
Suerte. 😆

Después de eso, me acerqué a la mesa mara encontrar una nueva nota de Kyle, “suerte, que la pases bien, pero no te diviertas tanto sin mí, nos vemos en unos días” rodé los ojos y volví a lo mío. Me encontraba apareciendo en el cuarto, donde Ginny seguía durmiendo, bajé a la cocina, mis cosas estaban listas así que, por ahora, esperaría para ayudar a Molly a cocinar.

(…)

Molly bajó y nos pusimos a cocinar algo sencillo, fue justo cuando empezaron a bajar los chicos, Arthur bajó con su ropa de muggle, para pasar desapercibido, yo sonreí ante eso, Molly volvió a discutir con los chicos por los dulces de bromas, ya que se habían equipado con varios de esos para el mundial.

Al final les fueron confiscados, mas no los desechó como en el libro, lo cual agradecía, tomamos nuestras cosas y nos encaminamos al bosque en busca del traslador, una vez llegamos, nos pusimos a buscar la bota, pero fuimos detenidos por un grito.

— ¡Aquí, Arthur! Aquí, hijo, ya lo tenemos. — Al otro lado de la cima de la colina, se recortaban contra el cielo estrellado dos siluetas altas.

— ¡Amos! — dijo sonriendo el señor Weasley mientras se dirigía a zancadas hacia el hombre que había gritado. Lo seguimos, después de todo, Cedric y su padre no son malas personas.

— vamos Hermione, no te quedes atrás — dijeron los gemelos. El señor Weasley le dio la mano a un mago de rostro rubicundo y barba escasa de color castaño, que sostenía una bota vieja y enmohecida.

— Éste es Amos Diggory — anunció el señor Weasley y los gemelos se tensaron — Trabaja para el Departamento de Regulación y Control de las Criaturas Mágicas. Y creo que ya conocen a su hijo Cedric.

— Hola — saludó Cedric, mirándolos a todos y deteniendo su mirada en mi con su sonrisa característica.

Todos le devolvieron el saludo, salvo Fred y George, que se limitaron a hacer un gesto de cabeza, no disimularon su disgusto al verlo.

— ¿Ha sido muy larga la caminata, Arthur? — preguntó el padre de Cedric.

— No demasiado — respondió el señor Weasley — Vivimos justo al otro lado de ese pueblo. ¿Y ustedes?

— Hemos tenido que levantarnos a las dos, ¿verdad, Ced? ¡Qué felicidad cuando tenga por fin el carné de aparición! Pero, bueno, no nos podemos quejar. No nos perderíamos los Mundiales de quidditch ni por un saco de galeones… que es lo que nos han costado las entradas, más o menos. Aunque, en fin, no me ha salido tan caro como a otros… — dijo y echó una mirada bonachona a los todos nosotros. — ¿Son todos tuyos, Arthur?

— No, sólo los pelirrojos — aclaró el señor Weasley, señalando a sus hijos — Ésta es Hermione, amiga de Ron… y — no pudo terminar al ser interrumpido.

— ¡Por las barbas de Merlín! — exclamó Amos Diggory abriendo los ojos con sorpresa y una sonrisa grande se dibujó en su cara, Cedric desvió la mirada apenado — ¿Hermione? ¿Hermione Granger? — dijo y eso sorprendió a todos.

— Ehhh… sí —contesté incómoda por la atención innecesaria.

— ¡Así que eres tu la mejor bruja de tu generación! ¡he oído mucho de ti! — dijo pegándole de forma amistosa a Cedric, quien parecía más incómodo que nunca — ¡que grata coincidencia! ¡Cedric dice que verte volar es algo digno de apreciar! — al instante yo también me sonrojé. ¿Qué estaba pasando aquí?

— No es para tanto, después de todo, vamos a ver a verdaderos profesionales hoy — dije restándole importancia.

— Vaya que eres una chica encantadora — dijo y solo pude sentir la tensión en el ambiente.

— Bueno, y él es Harry, otro amigo de Ron — dijo desviando la atención de Amos.

— Realmente lo siento — dijo Cedric acercándose, pero los gemelos se colocaron frente a mí.

— No te preocupes, es inusual, pero no es malo — dije sonriéndole y él me sonrió igualmente.

— Gracias… eres muy dulce — dijo y me sonrojé de pies a cabeza, estaba segura.

— Ya debe de ser casi la hora — se apresuró a decir el señor Weasley llamando nuestra atención, volviendo a sacar el reloj, pues ahora pareciera ser que el incómodo es Harry — ¿Sabes si esperamos a alguien más, Amos?

— No. Los Lovegood ya llevan allí una semana, y los Fawcett no consiguieron entradas — repuso el señor Diggory, y yo estaba resistiendo un grito interno que deseaba salir a flote ¡Luna! ¡tengo muchas ganas de conocerla! — No hay ninguno más de los nuestros en esta zona, ¿o sí?

— No que yo sepa — dijo el señor Weasley — Queda un minuto. Será mejor que nos preparemos. Nos miró a Harry y a mí. —No tienen más que tocar el traslador. Nada más: con poner un dedo será suficiente.

Con cierta dificultad, debido a las voluminosas mochilas que llevábamos, los nueve nos reunimos en torno a la bota vieja que agarraba el padre de Cedric. Todos permanecieron en pie, en un apretado círculo, mientras una brisa fría barría la cima de la colina. Nadie habló.

— Tres… — masculló el señor Weasley, mirando al reloj — dos… uno…

Ocurrió inmediatamente: sentí como si un gancho, justo debajo del ombligo, tirara de él hacia delante con una fuerza irresistible. Mis pies se habían despegado de la tierra; Iban todos a enorme velocidad en medio de un remolino de colores y de una ráfaga de viento que aullaba en mis oídos. Tenía el índice pegado a la bota, como por atracción magnética. Y entonces… Toqué tierra con los pies.

Pude quedar de pie, estabilizando a los gemelos, quienes estaban uno a cada lado de mí, realmente prefería mil veces mis portales aprendidos con las artes místicas que a esto. El traslador golpeó con un ruido sordo en el suelo, cerca de nosotros. Arthur, Amos y Cedric seguían en pie, mientras que Harry, Ron y Ginny habían caído al suelo.

— Desde la colina de Stoatshead a las cinco y siete —anunció una voz.

Al llegar nos recibieron dos magos, el señor Weasley se puso al tanto de todo, igual que el padre de Cedric, al final nos despedimos y nos separamos de ellos. Por lo que nos encaminamos a donde teníamos dos tiendas reservadas, encontrándonos con un muggle.

— ¡Buenos días! — saludó alegremente el señor Weasley.

— Buenos días — respondió el muggle.

— ¿Es usted el señor Roberts?

— Sí, lo soy. ¿Quiénes son ustedes?

— Los Weasley… Tenemos reservadas dos tiendas desde hace un par de días, según creo.

— Sí — dijo el señor Roberts, consultando una lista que tenía clavada a la puerta con tachuelas — Tienen una parcela allí arriba, al lado del bosque. ¿Sólo una noche?

— Efectivamente — repuso el señor Weasley.

— Entonces ¿pagarán ahora? — preguntó el señor Roberts.

— ¡Ah! Sí, claro… por supuesto… — Se retiró un poco de la casita y le hizo una seña a Harry para que se acercara — Ayúdame, Harry — le susurró, sacando del bolsillo un fajo de billetes muggles y empezando a separarlos — Éste es de… de… ¿de diez libras? ¡Ah, sí, ya veo el número escrito…! Así que ¿éste es de cinco?

— De veinte — lo corrigió Harry en voz baja, incómodo porque se daba cuenta de que el señor Roberts estaba pendiente de cada palabra.

— ¡Ah, ya, ya…! No sé… Estos papelitos…

— ¿Son ustedes extranjeros? — inquirió el señor Roberts, yo suspiré y me acerqué para pagar.

— ¿Extranjeros? — repitió el señor Weasley, perplejo.

— No es el primero que tiene problemas con el dinero — explicó el señor Roberts examinando al señor Weasley — Hace diez minutos llegaron dos que querían pagarme con unas monedas de oro tan grandes como tapacubos.  — dijo para mirarme esperando que supiera la respuesta.

— ¿De verdad? — exclamó nervioso el señor Weasley. El señor Roberts rebuscó el cambio en una lata.

— Bueno, él es mi tío Miguel — dije señalando al señor Weasley — viene de México, junto a mis primos, al parecer muchos han viajado en son de celebrar, después de todo, ya está cerca la fecha del día de la independencia de México, septiembre es un mes muy patriótico para ellos. 

— Vaya, entonces México — dijo asintiendo, creyendo en mis palabras, todos me miraron con sorpresa, pero lo disimularon — felicidades por su día de independencia. — dijo en dirección a ellos — El cámping nunca había estado así de concurrido, pero tiene sentido, creo — dijo de repente, volviendo a observar el campo envuelto en niebla — Ha habido cientos de reservas. La gente no suele reservar, si se acerca una fecha importante y decidieron compartir su alegría en este lugar, debe ser genial.

— ¿De verdad? — repitió tontamente el señor Weasley, tendiendo la mano para recibir el cambio. Pero el señor Roberts no se lo daba.

— Por supuesto, aunque no entiendo de moda, los mexicanos al parecer son algo raros, después de todo, uno traía una falda escocesa. — dijo y reí.

— Es mucho más divertido celebrar con todo el mundo — dije restándole importancia sin inmutarme, siguiendo con mi mentira, el señor Weasley pareció feliz.

— Si, creo que es una gran fiesta — dijo ya entregando mi cambio. — también necesitarán esto, es un plano del campamento.

— Gracias — dije para voltearme con los Weasley — ¡viva México! — dije en un español perfecto, cerrando con broche de oro mi coartada. Volteándome a los Weasley, quienes rieron.

Un mago que llevaba los pantalones bombachos nos acompañó hacia la verja de entrada al campamento. Parecía muy cansado. Tenía una barba azulada de varios días y profundas ojeras. Una vez que salimos del alcance de los oídos del señor Roberts, nos explicó, o bueno, más al señor Weasley.

— Nos está dando muchos problemas. Necesita un encantamiento desmemorizante diez veces al día para tenerlo calmado. Y Ludo Bagman no es de mucha ayuda. Va de un lado para otro hablando de bludgers y quaffles en voz bien alta. Al parecer ustedes hicieron una coartada lo suficientemente sutil para emergencias — dijo viendo en mi dirección — es convincente — dijo volviendo al señor Weasley — La seguridad antimuggles le importa un pimiento a Ludo. La verdad es que me alegraré cuando todo haya terminado. Hasta luego, Arthur, señorita.

Y, sin más, se desapareció, los ojos seguían centrados en mi persona, mientras nos encaminábamos a las tiendas.

— ¿Cómo se te ocurrió decir eso? — dijo Ginny impresionada.

— No sé, solo pensé en fechas más próximas, y esa fue la entrada del mes de septiembre — dije encogiéndome de hombros.

— Pero… ¿México? — dijo George.

— Bueno, soy fan de la comida mexicana, además de que los mexicanos por si solos son super divertidos y saben ambientar fiestas — dije pensativa.

— Y tú español… no entiendo cómo es que te creyó, nunca he visto ni oído a un mexicano, pero fuiste demasiado convincente — intentó decir el señor Weasley todavía sin creerlo.

— El secreto es la confianza, además, mi español es lo suficientemente bueno — sé hablar como mexicano porque fui una mexicana, manejo un español con groserías a la perfección. — además, le das algo que no comprende a la perfección con datos que desconoce y todo hace sentido en su cabeza — dije con normalidad — todo por no querer quedar como un autentico tonto — dije y rieron. — el aturdirlo con palabras que no entiende solo lo harán procesar la mitad de lo dicho.

— Supongo que tienes razón — dijo el señor Weasley — la seguridad con la que hablaste también funcionó para convencerlo.

— ¡por supuesto, y como es un lugar con tradiciones completamente diferentes, es escuchar la palabra quaffle, snitch no será tan anormal como debería!

— Entiendo, creo que tiene sentido — dijo algo conflictuado.

Bendito seas Tlaloc — dije en voz baja.

— ¿Qué significa? — dijo Fred a mi lado causando que me sobresaltara.

— Tlaloc es un dios antiguo que era venerado en México — dije con simpleza y él alzó una ceja y sonrió.

— es sorprendente todo lo que sabes — dijo Ginny entrando a la conversación — jamás se me hubiera ocurrido.

— Fue improvisado, pero funcionó — dije encogiéndome de hombros nuevamente solo para mí. — soy genial.

(…)

En medio del prado se levantaba una extravagante tienda en seda a rayas que parecía un palacio en miniatura, con varios pavos reales atados a la entrada. Un poco más allá pasaron junto a una tienda que tenía tres pisos y varias torretas. Y, casi a continuación, había otra con jardín adosado, un jardín con pila para los pájaros, reloj de sol y una fuente.

— Siempre es igual — comentó el señor Weasley, sonriendo — No podemos resistirnos a la ostentación cada vez que nos juntamos. Ah, ya estamos. Miren, éste es nuestro sitio.

— Vaya — susurré pensando qué hacer.

Habíamos llegado al borde mismo del bosque, en el límite del prado, donde había un espacio vacío con un pequeño letrero clavado en la tierra que decía «Weezly».

— ¡No podíamos tener mejor sitio! — exclamó muy contento el señor Weasley — El estadio está justo al otro lado de ese bosque. Más cerca no podíamos estar. — Se desprendió la mochila de los hombros — Bien — continuó con entusiasmo — siendo tantos en tierra de muggles, la magia está absolutamente prohibida. ¡Vamos a montar estas tiendas manualmente! No debe de ser demasiado difícil: los muggles lo hacen así siempre… Bueno, Harry, Hermione ¿por dónde creen que deberíamos empezar?

Mentiría si dijera que estoy acostumbrada a montar una tienda, yo solo me habia interesado en como encender una fogata, en eso si era toda un profesional, pero creo que con la ayuda adecuada podíamos hacerlo bien.

Entre Harry y yo fuimos averiguando la colocación de la mayoría de los hierros y de las piquetas; el señor Weasley, con su emoción que lo sobrepasaba cuando trataba de utilizar la maza en muchas ocasiones no nos dejaba trabajar, pero logramos finalmente levantar un par de tiendas raídas de dos plazas cada una.

— Estaremos un poco apretados — dijo — pero cabremos. Entren a echar un vistazo.

Harry se inclinó, se metió por la abertura de la tienda, seguido de Ron y de Ginny, Fred y George me hicieron pasar antes. Acababa de entrar en lo que parecía un anticuado apartamento de tres habitaciones, con baño y cocina. Lo que apreciaba del señor Weasley era precisamente lo humilde de su personalidad, ya que nunca criticaba lo que le daban, siempre era muy agradecido.

— Hermione — llamó mi atención Fred, mientras tomaba mi mano.

— Bueno, es para poco tiempo — explicó el señor Weasley, pasándose un pañuelo por la calva y observando las cuatro literas del dormitorio — Me las ha prestado Perkins, un compañero de la oficina. Ya no hace cámping porque tiene lumbago, el pobre. — Cogió la tetera polvorienta y la observó por dentro. —Necesitaremos agua…

— En el plano que nos ha dado el muggle hay señalada una fuente — dijo Ron — Está al otro lado del prado.

— Bien, ¿por qué no van por agua Harry, Hermione y tú? — El señor Weasley nos entregó la tetera y un par de cazuelas — Mientras, los demás buscaremos leña para hacer fuego.

— Pero tenemos un horno — repuso Ron — ¿Por qué no podemos simplemente…?

— ¡La seguridad antimuggles, Ron! — le recordó el señor Weasley, impaciente ante la perspectiva que tenían por delante — Cuando los muggles de verdad acampan, hacen fuego fuera de la tienda. ¡Lo he visto!

— bueno… señor Weasley, cambiando de tema, creo que yo puedo ser de más ayuda con la fogata… — dije y Harry y Ron parecían más incómodos, mientras el señor Weasley parecía contento con la idea.

— esta bien, me agradaría que me ayudaras con la “fogata” — dijo la palabra con más ánimo de lo normal.

(…)

Cuando por fin conseguimos lo necesario para encender la fogata, llegó el momento de la verdad, les di instrucciones de cómo se haría de manera adecuada, y los chicos me hacían caso junto al señor Weasley, desde las rocas alrededor de la fogata.

— Bien, ustedes digan, como quieren que la encienda — dije y me miraron extrañados.

— No podemos utilizar magia — dijo el señor Weasley.

— No me refiero a eso, es que hay muchas formas de encender una fogata, la forma sencilla por medio del encendedor, por fricción, con cerillos, el método militar, hay más de una. — dije y me miraron con sorpresa.

— ¿en qué dijiste que trabajaban tus padres? — dijo George muy sorprendido.

— Son dentistas, esto no lo aprendí por ellos, yo lo investigué y pregunté, una vez practicando encendí el jardín de Ambrose. Pero ahora ya se como se hace de forma segura. — dije y me miraron con sorpresa.

— Bueno, está bien, confiamos en ti. — dijo Fred.

— Supongo que el método que más practicaste — dijeron y yo sonreí.

Tomé la hierba seca un cuchillo y la roca más lisa que pude encontrar, comencé a golpear la roca con el cuchillo sacando chispas, y una vez cayeron lo suficiente para comenzar a encender lo mínimo, me tocó levantar y comenzar a soplar poco a poco hasta que encendió, para sorpresa de todos, incluso Ron y Harry que acababan de llegar.

Posterior a eso, coloqué debajo de las ramas más delgadas, donde comenzaron a arder, el señor Weasley estaba emocionado, aún más de lo normal, parecía realmente contento con esto, mientras los chicos me veían sorprendidos, supongo que no creían que pudiera hacer esto.

— Eso es sorprendente Hermione — dijo el señor Weasley. — realmente impresionante, pensar que los muggles son tan creativos. — dijo viendo con admiración el fuego.

— Vaya que eres impresionante — dijo George.

— Gracias, lo sé — dije y nos reímos.

— Aunque queremos saber quién es Ambrose — dijo Fred.  

— Eso es un cuento para otra historia — dije desviando la conversación.

— Hermione… — dijo Oliver apareciendo a un lado de Harry. Al instante me sonrojé a más no poder, pero intenté regular mi respiración, pues vaya que lo necesitaba — ¿Cómo has estado? — dijo sonriendo sin dejar de mirarme.

— Bien ¿y tú? ¿ya te aceptaron en un equipo? — dije y sonrió.

— ¿tú qué crees?

— Que te aceptaron, por supuesto, después de todo, serían unos verdaderos idiotas si no lo hicieran. — dije y su sonrisa se amplió complacido.

— ¿realmente crees que soy tan bueno? Yo creo que tú eres genial y pelearían porque ingresaras en su equipo — dijo y me sonrojé aún más.

— Pues eres el mejor guardián que he visto, tienes un potencial tremendo — dije y los gemelos parecieron salir del shock.

— Oliver que bien te ves ¿no es así George? — dijo Fred.

— Claro, pero ¿Qué te trae por aquí? — comentó George.

— Nada, vine al mundial de quidditch como todo el mundo — dijo viéndome — pero no quería perder la oportunidad de saludar — sonrió.

— Ah, agradecemos que nuestro capitán sea tan atento y educado — dijo George.

Ginny los miró con sospecha, pero parecía entender algo. Yo por mi parte agradecía que Molly hubiera confiscado esos productos Weasley.

— Bueno, solo quería aprovechar para decirte en persona que acabo de firmar para formar parte de la reserva de Puddlemere United — dijo en mi dirección nuevamente.

— ¡Oliver, felicidades! — dije realmente feliz y no pude evitar abrazarlo.

Habíamos pasado muchas cosas, y saber de sus logros y verlo contento con eso me hacía feliz también. No puedo dejar que el beso que nos dimos ponga un ambiente incómodo entre nosotros, yo realmente lo quiero mucho. Él sonrió encantado y me alzó en sus brazos, realmente estaba en una buena forma.

— Gracias por siempre creer en mi Hermione — dijo y me dio un beso en la mejilla. — ah, creo que tengo que ir con mis padres, espero vernos pronto. — dijo y revolvió un poco mi cabello haciéndome reír.

* .:。✧*゚ ゚・ ✧.。. * * .:。✧*゚ ゚・ ✧.。. *
Gracias por leer, espero que el capítulo haya sido de su agrado.

Este capitulo es para mo mejor amiga, que esta conmigo en las buenas y en las malas.

Nos leemos pronto 😉 💜💜💜💜

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