
Capítulo 41: Traidor
POV Jade/Hermione
Ante la mirada de Harry, solo desvié la mía hacia Remus y de él hacia Sirius. Las cosas probablemente terminaran mal para mí, lo presentía, y lamentablemente, lo tendría que aceptar tal cual.
- ¡Peter Pettigrew está muerto! ¡Lo mató él hace doce años! - Señaló Ron a Sirius, cuya cara sufría en ese momento un movimiento espasmódico.
- Tal fue mi intención - explicó, enseñando los dientes amarillos - pero el pequeño Peter me venció. ¡Pero esta vez me vengaré!
Y dejó en el suelo a Crookshanks antes de abalanzarse sobre Scabbers; Ron gritó de dolor cuando Sirius cayó sobre su pierna rota.
- ¡Sirius, NO! - gritó Remus, corriendo hacia ellos y separando a Sirius de Ron - ¡ESPERA! ¡No puedes hacerlo así! ¡Tienen que comprender! ¡Tenemos que explicárselo!
- Podemos explicarlo después - gruñó Sirius, intentando desprenderse de Remus y dando un zarpazo al aire para atrapar a Scabbers, que gritaba como un cochinillo y arañaba a Ron en la cara y en el cuello, tratando de escapar.
- ¡Tienen derecho... a saberlo... todo! - jadeó Remus, sujetando a Sirius - ¡Es la mascota de Ron! ¡Hay cosas que ni siquiera yo comprendo! ¡Y Harry...! ¡Tienes que explicarle la verdad a Harry, Sirius! - Black dejó de forcejear, aunque mantuvo los hundidos ojos fijos en Pettigrew, al que Ron protegía con sus manos arañadas, mordidas y manchadas de sangre.
- De acuerdo, pues - dijo Black, sin apartar la mirada de la rata - Explícales lo que quieras, pero date prisa, Remus. Quiero cometer el asesinato por el que fui encarcelado...
- Están locos los dos - dijo Ron con voz trémula, mirándonos a Harry y a mí, en busca de apoyo - Ya he tenido bastante. Me marcho. - Intentó incorporarse sobre su pierna sana, pero Remus volvió a levantar la varita apuntando a Scabbers.
- Me vas a escuchar hasta el final, Ron - dijo en voz baja - Pero sujeta bien a Peter mientras escuchas.
- ¡NO ES PETER, ES SCABBERS! - gritó Ron, obligando a la rata a meterse en su bolsillo delantero, aunque se resistía demasiado.
Ron perdió el equilibrio. Harry lo cogió y lo tendió en la cama. Sin hacer caso de Sirius, Harry se volvió hacia Remus.
- Hubo testigos que vieron morir a Pettigrew - dijo - Toda una calle llena de testigos.
- ¡No vieron, creyeron ver! - respondió Sirius con furia, vigilando a Scabbers, que se debatía en las manos de Ron.
- Todo el mundo creyó que Sirius mató a Peter - confirmó Remus - Yo mismo lo creía hasta que he visto el mapa esta noche. Porque el mapa del merodeador nunca miente... Peter está vivo. Ron lo tiene entre las manos, Harry.
Harry bajó la mirada hacia Ron, y al encontrarse sus ojos, se entendieron sin palabras: indudablemente, estaban locos.
- No están locos, murieron muggles, personas que realmente pudieron haber visto todo lo que pasó porque estaba cerca del lugar, eso es muy conveniente, ¿no creen? - dije y me miraron con sorpresa y Sirius sonrió - mi gato pensaba igual y por eso lo atacaba, su raza es muy perspicaz. - dije uniendo puntos.
- Pero no puede serlo - dijo Ron.
- ¿Por qué no puede serlo? - preguntó Remus tranquilamente, como si estuvieran en clase.
- Porque si Peter Pettigrew hubiera sido un animago, la gente lo habría sabido. El Ministerio vigila a los magos que pueden convertirse en animales. Hay un registro que indica en qué animal se convierten y las señales que tienen.
- Es correcto, solo ha habido siete animagos registrados, ninguno bajo el nombre de Peter Pettigrew, pero hay animagos sin registrarse, James Potter, Sirius Black... y Peter Pettigrew son ejemplo de ello.
- ¡Bien otra vez, Hermione! - dijo Remus.
- Si se lo vas a contar, date prisa, Remus - gruñó, que seguía vigilando cada uno de los frenéticos movimientos de Scabbers - He esperado doce años. No voy a esperar más.
- De acuerdo, pero tendrás que ayudarme, Sirius - dijo Remus - Yo sólo sé cómo comenzó... - Lupin se detuvo en seco.
Había oído un crujido tras él. La puerta de la habitación acababa de abrirse. Los cinco se volvieron hacia ella. Remus se acercó y observó el rellano.
- No hay nadie.
- ¡Este lugar está encantado! - dijo Ron.
- No lo está - dijimos ambos mientras Remus seguía mirando a la puerta, intrigado - La Casa de los Gritos nunca ha estado embrujada. Los gritos y aullidos que oían los del pueblo los producía yo. - Se apartó el ceniciento pelo de los ojos. Meditó un instante y añadió - Con eso empezó todo... cuando me convertí en hombre lobo. Nada de esto habría sucedido si no me hubieran mordido... y si no hubiera sido yo tan temerario. Estaba tranquilo pero fatigado.
Ron estaba por interrumpir cuando lo callé con una mirada.
- Era muy pequeño cuando me mordieron - prosiguió - Mis padres lo intentaron todo, pero en aquellos días no había cura. La poción que me ha estado dando el profesor Snape es un descubrimiento muy reciente. Me vuelve inofensivo, ¿se dan cuenta? Si la tomo la semana anterior a la luna llena, conservo mi personalidad al transformarme... Me encojo en mi despacho, convertido en un lobo inofensivo, y aguardo a que la luna vuelva a menguar. Sin embargo, antes de que se descubriera la poción de matalobos, me convertía una vez al mes en un peligroso lobo adulto. Parecía imposible que pudiera venir a Hogwarts. No era probable que los padres quisieran que sus hijos estuvieran a mi merced. Pero entonces Dumbledore llegó a director y se hizo cargo de mi problema. Dijo que mientras tomáramos ciertas precauciones, no había motivo para que yo no acudiera a clase. - Remus suspiró y miró a Harry - Te dije hace meses que el sauce boxeador lo plantaron el año que llegué a Hogwarts. La verdad es que lo plantaron porque vine a Hogwarts. Esta casa - miró a su alrededor melancólicamente - el túnel que conduce a ella... se construyeron para que los usara yo. Una vez al mes me sacaban del castillo furtivamente y me traían a este lugar para que me transformara. El árbol se puso en la boca del túnel para que nadie se encontrara conmigo mientras yo fuera peligroso.
Me ilusionaba que Remus contara su historia y se abriera a nosotros, aun si yo la sabía, era imposible para mi contar todo lo que sabía, aún así, la tristeza y la nostalgia de su voz hicieron que mi corazón se sintiera acongojado.
- En aquella época mis transformaciones eran... eran terribles. Es muy doloroso convertirse en licántropo. Se me aislaba de los humanos para que no los mordiera, de forma que me arañaba y mordía a mí mismo. En el pueblo oían los ruidos y los gritos, y creían que se trataba de espíritus especialmente violentos. Dumbledore alentó los rumores... Ni siquiera ahora que la casa lleva años en silencio se atreven los del pueblo a acercarse. Pero aparte de eso, yo era más feliz que nunca. Por primera vez tenía amigos, tres estupendos amigos: Sirius Black, Peter Pettigrew y tu padre, Harry, James Potter. Mis tres amigos no podían dejar de darse cuenta de mis desapariciones mensuales. Yo inventaba historias de todo tipo. Les dije que mi madre estaba enferma y que tenía que ir a casa a verla... Me aterrorizaba que pudieran abandonarme cuando descubrieran lo que yo era. Pero al igual que tú, Hermione, averiguaron la verdad. Y no me abandonaron. Por el contrario, convirtieron mis metamorfosis no sólo en soportables, sino en los mejores momentos de mi vida. Se hicieron animagos.
- Mi padre también... - dijo Harry atónito mientras volvía a mirarme.
- Sí, claro - respondió Remus - Les costó tres años averiguar cómo hacerlo. Tu padre y Sirius eran los alumnos más inteligentes del colegio y tuvieron suerte porque la transformación en animago puede salir fatal. Es la razón por la que el Ministerio vigila estrechamente a los que lo intentan. Peter necesitaba toda la ayuda que pudiera obtener de James y Sirius. Finalmente, en quinto, lo lograron. Cada cual tuvo la posibilidad de convertirse a voluntad en un animal diferente.
- Pero ¿en qué le benefició a usted eso? - preguntó Harry.
- No podían hacerme compañía como seres humanos, así que me la hacían como animales - explicó Lupin - Un licántropo sólo es peligroso para las personas. Cada mes abandonaban a hurtadillas el castillo, bajo la capa invisible de James. Peter, como era el más pequeño, podía deslizarse bajo las ramas del sauce y tocar el nudo que las deja inmóviles. Entonces pasaban por el túnel y se reunían conmigo. Bajo su influencia yo me volvía menos peligroso. Mi cuerpo seguía siendo de lobo, pero mi mente parecía más humana mientras estaba con ellos.
- Date prisa, Remus - gritó Sirius, que seguía mirando a la rata con una horrible expresión de avidez.
- Ya llego, Sirius, ya llego... Al transformarnos se nos abrían posibilidades emocionantes. Abandonábamos la Casa de los Gritos y vagábamos de noche por los terrenos del colegio y por el pueblo. Sirius y James se transformaban en animales tan grandes que eran capaces de tener a raya a un licántropo. Dudo que ningún alumno de Hogwarts haya descubierto nunca tantas cosas sobre el colegio como nosotros. Y de esa manera llegamos a trazar el mapa del merodeador y lo firmamos con nuestros apodos: Sirius era Canuto, Peter Colagusano y James Cornamenta.
- ¿Qué animal...? - comenzó Harry -
- ¡¿Qué pasaba si mordía a alguien?! - dijo Ron con reproche.
- Ése es un pensamiento que aún me atormenta - respondió Remus en tono de lamentación - Estuve a punto de hacerlo muchas veces. Luego nos reíamos. Éramos jóvenes e irreflexivos. Nos dejábamos llevar por nuestras ocurrencias. A menudo me sentía culpable por haber traicionado la confianza de Dumbledore. Me había admitido en Hogwarts cuando ningún otro director lo habría hecho, y no se imaginaba que yo estuviera rompiendo las normas que había establecido para mi propia seguridad y la de otros. Nunca supo que por mi culpa tres de mis compañeros se convirtieron ilegalmente en animagos. Pero olvidaba mis remordimientos cada vez que nos sentábamos a planear la aventura del mes siguiente. Y no he cambiado... - sus facciones se habían tensado y se le notaba en la voz que estaba disgustado consigo mismo - Todo este curso he estado pensando si debería decirle a Dumbledore que Sirius es un animago. Pero no lo he hecho. ¿Por qué? Porque soy demasiado cobarde. Decírselo habría supuesto confesar que yo traicionaba su confianza mientras estaba en el colegio, habría supuesto admitir que arrastraba a otros conmigo... y la confianza de Dumbledore ha sido muy importante para mí. Me dejó entrar en Hogwarts de niño y me ha dado un trabajo cuando durante toda mi vida adulta me han rehuido y he sido incapaz de encontrar un empleo remunerado debido a mi condición. Y por eso supe que Sirius entraba en el colegio utilizando artes oscuras aprendidas de Voldemort y que su condición de animago no tenía nada que ver... Así que, de alguna manera, Snape tenía razón en lo que decía de mí.
- ¿Snape? - dijo Sirius bruscamente, apartando los ojos de Scabbers por primera vez desde hacía varios minutos, y mirando a Remus - ¿Qué pinta Snape?
- Está aquí, Sirius - dijo Remus con disgusto - También da clases en Hogwarts. - nos miró - El profesor Snape era compañero nuestro. - Se volvió otra vez hacia Black - Ha intentado por todos los medios impedir que me dieran el puesto de profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras. Le ha estado diciendo a Dumbledore durante todo el curso que no soy de fiar. Tiene motivos... Sirius le gastó una broma que casi lo mató, una broma en la que me vi envuelto.
- Le estuvo bien empleado. -Sirius se rió con una mueca y lo reprendí inconscientemente con la mirada haciéndolo callar - Siempre husmeando, siempre queriendo saber lo que tramábamos... para ver si nos expulsaban. - retomó.
- Severus estaba muy interesado por averiguar a dónde iba yo cada mes - explicó Remus - Estábamos en el mismo curso, ¿saben? Y no nos caíamos bien. En especial, le tenía inquina a James. Creo que era envidia por lo bien que se le daba el quidditch... De todas formas, Snape me había visto atravesar los terrenos del colegio con la señora Pomfrey cierta tarde que me llevaba hacia el sauce boxeador para mi transformación. Sirius pensó que sería divertido contarle a Snape que para entrar detrás de mí bastaba con apretar el nudo del árbol con un palo largo. Bueno, Snape, como es lógico, lo hizo. Si hubiera llegado hasta aquí, se habría encontrado con un licántropo completamente transformado. Pero tu padre, que había oído a Sirius, fue tras Snape y lo obligó a volver, arriesgando su propia vida, aunque Snape me entrevió al final del túnel. Dumbledore le prohibió contárselo a nadie, pero desde aquel momento supo lo que yo era...
- Entonces, por eso lo odia Snape - dijo Harry - ¿Pensó que estaba usted metido en la broma?
- Exactamente - admitió una voz fría y burlona que provenía de la pared, a espaldas de Remus. Snape se desprendió de la capa invisible y apuntó a Remus con la varita.
Sirius se puso en pie de un salto. Harry saltó también como si hubiera recibido una descarga eléctrica. Entonces me fijé en mi bolsa de forma disimulada, y si, la parte que sobresalía de la capa ya no estaba.
- He encontrado esto al pie del sauce boxeador - dijo Snape, arrojando la capa a un lado y sin dejar de apuntar al pecho de Remus con la varita - Muchas gracias, Potter, me ha sido muy útil. - Snape estaba casi sin aliento, pero su cara rebosaba sensación de triunfo. - Tal vez se pregunten cómo he sabido que estaban aquí - dijo con los ojos relampagueantes - Acabo de ir a tu despacho, Lupin. Te olvidaste de tomar la poción esta noche, así que te llevé una copa llena. Fue una suerte. En tu mesa había cierto mapa. Me bastó un vistazo para saber todo lo que necesitaba. Te vi correr por el pasadizo.
- Severus... - comenzó Remus, pero Snape no lo oyó.
- Le he dicho una y otra vez al director que ayudabas a tu viejo amigo a entrar en el castillo. Y aquí está la prueba. Ni siquiera se me ocurrió que tuvieran el valor de utilizar este lugar como escondrijo.
- Te equivocas, Severus - dijo Remus, hablando aprisa - No lo has oído todo. Puedo explicarlo. Sirius no ha venido a matar a Harry.
- Dos más para Azkaban esta noche - dijo Snape, con los ojos llenos de odio - Me encantará saber cómo se lo toma Dumbledore. Estaba convencido de que eras inofensivo, ¿sabes, Lupin? Un licántropo domesticado...
- Idiota - dijo Lupin en voz baja - ¿Vale la pena volver a meter en Azkaban a un hombre inocente por una pelea de colegiales?
¡PUM! Del final de la varita de Snape surgieron unas cuerdas delgadas, semejantes a serpientes, que se enroscaron alrededor de la boca, las muñecas y los tobillos de Remus. Éste perdió el equilibrio y cayó al suelo, incapaz de moverse. Con un rugido de rabia, Sirius se abalanzó sobre Snape, pero este apuntó directamente a sus ojos con la varita.
- Dame un motivo - susurró - Dame un motivo para hacerlo y te juro que lo haré. - Black se detuvo en seco.
Era imposible decir qué rostro irradiaba más odio. Harry se quedó paralizado, sin saber qué hacer ni a quién creer. Dirigió una mirada a Ron y a mí. Ron parecía tan confundido como él, intentando todavía retener a Scabbers. Di un paso hacia Snape decidida a hablar.
- Profesor, no creo que pierda nada con oír lo que tienen que decir.
- Señorita Granger, me temo que vas a ser expulsada del colegio - dijo Snape - Tú, Potter y Weasley se encuentran en un lugar prohibido, en compañía de un asesino prófugo y de un licántropo. Y ahora te ruego que, por una vez en tu vida, cierres la boca.
- Pero si... si fuera todo una confusión... - intentó hablar esta vez Ron, mientras mi expresión se volvía seria.
- ¡CÁLLATE, IMBÉCIL! - gritó de repente Snape, descompuesto - ¡NO HABLES DE LO QUE NO COMPRENDES! -Del final de su varita, que seguía apuntando a la cara de Sirius, salieron algunas chispas. - La venganza es muy dulce - le dijo a Sirius en voz baja - ¡Habría dado un brazo por ser yo quien te capturara!
- Eres tú quien no comprende, Severus - gruñó Sirius - Mientras este muchacho meta su rata en el castillo - señaló a Ron con la cabeza - entraré en él sigilosamente.
- ¿En el castillo? - preguntó Snape con voz melosa.
- No, como cree, en el trasero de Ron es obvio - dije fastidiada mientras Ron cambiaba su expresión a una ofendida en mi dirección.
- Creí haber dicho que te callaras - dijo molesto en mi dirección.
- no es por nada, pero está confundiendo la venganza con la justicia, cosa muy poco practica para ser un adulto.
- Le dije que sería expulsada - dijo molesto en mi dirección.
- ¿en serio? ¿Y yo cuando dije que me interesaba eso? - dije de forma altanera sorprendiendo a todos - daría mi estadía en Hogwarts solo porque se haga justicia.
- ¿en qué estábamos? - dijo haciendo caso omiso de mis palabras - Ah si, No creo que tengamos que ir tan lejos. Lo único que tengo que hacer es llamar a los dementores en cuanto salgamos del sauce. Estarán encantados de verte, Black... Tanto que te darán un besito, me atrevería a decir... - El rostro de Sirius perdió el escaso color que tenía.
- Tienes que escucharme - volvió a decir - La rata, mira la rata... - Pero había un destello de locura en la expresión de Snape.
- Vamos todos - ordenó. Chascó los dedos y las puntas de las cuerdas con que había atado a Remus volvieron a sus manos - Arrastraré al licántropo. Puede que los dementores lo besen también a él. - Harry y yo cruzamos la habitación con tres zancadas y bloqueamos la puerta. - Quítense de en medio. Ya están metidos en bastantes problemas - gruñó Snape - Si no hubiera venido para salvarte...
- El profesor Lupin ha tenido cientos de oportunidades de matarme este curso - explicó Harry - Si es un compinche de Black, ¿por qué no acabó conmigo?
- No me pidas que desentrañe la mente de un licántropo - susurró Snape - Quítense de en medio.
- Tal vez es porque no quiere ver más allá de sus narices, yo lo creí más inteligente profesor - dije y pude ver la mirada de Sirius y Remus con un atisbo de risa.
- ¡DA USTED PENA! - gritó Harry - ¡SE NIEGA A ESCUCHAR SÓLO PORQUE SE BURLARON DE USTED EN EL COLEGIO!
- ¡SILENCIO! ¡NO PERMITIRÉ QUE ME HABLEN ASÍ! - chilló Snape, más furioso que nunca - ¡De tal palo tal astilla, Potter! ¡Acabo de salvarte el pellejo, tendrías que agradecérmelo de rodillas! ¡Te estaría bien empleado si te hubiera matado! Habrías muerto como tu padre, demasiado arrogante para desconfiar de Black. Ahora quítate de en medio o te quitaré yo. ¡APÁRTATE, POTTER! - Nos decidimos en una fracción de segundo. Antes de que Snape pudiera dar un paso hacia nosotros habíamos alzado nuestras varitas.
- ¡Expelliarmus! - gritamos.
Pero la suya no fue la única voz que gritó. Una ráfaga de aire movió la puerta sobre sus goznes. Snape fue alzado en el aire y lanzado contra la pared. Luego resbaló hasta el suelo, con un hilo de sangre que le brotaba de la cabeza.
Estaba sin conocimiento. Harry miró a su alrededor. Ron y yo habíamos intentado desarmar a Snape en el mismo momento que él. La varita de Snape planeó trazando un arco y aterrizó sobre la cama, al lado de Crookshanks.
- No deberían haberlo hecho - dijo Black mirando a Harry - Tendrías que habérmelo dejado a mí... - Harry rehuyó los ojos de Sirius. Estaba claro que no estaba seguro, ni siquiera en aquel momento, de haber hecho lo que debía.
- ¡Hemos agredido a un profesor...! - dijo Ron en shock, como si no lo creyera, mirando asustado a Snape, que parecía muerto.
Remus forcejeaba para librarse de las ligaduras. Sirius se inclinó para desatarlo. Remus se incorporó, frotándose los lugares entumecidos por las cuerdas y nos miró.
- Gracias - dijo.
- Aún no creo en usted - repuso Harry.
- Entonces es hora de que te ofrezcamos alguna prueba - dijo Sirius - Muchacho, entrégame a Peter. Ya. - Ron apretó a la rata aún más fuertemente contra el pecho.
- Venga - respondió débilmente - ¿quiere que me crea que escapó usted de Azkaban sólo para atrapar a Scabbers? Quiero decir... - Miró a Harry y a Hermione en busca de apoyo - De acuerdo, supongamos que Pettigrew pueda transformarse en rata... Hay millones de ratas. ¿Cómo sabía, estando en Azkaban, cuál era la que buscaba?
- ¿Sabes, Sirius? Ésa es una buena pregunta - observó Remus, volviéndose hacia Sirius y frunciendo ligeramente el entrecejo - ¿Cómo supiste dónde estaba?
Black metió dentro de la túnica una mano que parecía una garra y sacó una página arrugada de periódico, la alisó y se la enseñó a todos. Era la foto de Ron y su familia que había aparecido en el diario El Profeta el verano anterior. Sobre el hombro de Ron se encontraba Scabbers.
- ¿Cómo lo conseguiste? - preguntó Remus a Sirius, estupefacto.
- Fudge - explicó Sirius - Cuando fue a inspeccionar Azkaban el año pasado, me dio el periódico. Y ahí estaba Peter, en primera plana... en el hombro de este chico. Lo reconocí enseguida. Cuántas veces lo vi transformarse. Y el pie de foto decía que el muchacho volvería a Hogwarts, donde estaba Harry...
- ¡Dios mío! - dijo Remus en voz baja, mirando a Scabbers, luego la foto y otra vez a Scabbers - Su pata delantera...
- ¿Qué le ocurre? - preguntó Ron.
- Le falta un dedo - explicó Sirius.
- Claro - dijo Remus - Sencillo... e ingenioso. ¿Se lo cortó él?
- Poco antes de transformarse - dijo Black - Cuando lo arrinconé, gritó para que toda la calle oyera que yo había traicionado a Lily y a James. Luego, para que no pudiera echarle ninguna maldición, abrió la calle con la varita en su espalda, mató a todos los que se encontraban a siete metros a la redonda y se metió a toda velocidad por la alcantarilla, con las demás ratas...
- ¿Nunca lo has oído, Ron? - le preguntó Lupin - El mayor trozo que encontraron de Peter fue el dedo.
- Mire, seguramente Scabbers tuvo una pelea con otra rata, o algo así. Ha estado con mi familia desde siempre.
- Doce años exactamente ¿No te has preguntado nunca por qué vive tanto?
- Bueno, la hemos cuidado muy bien - dijo Ron.
- Pero ahora no tiene muy buen aspecto, ¿verdad? - observó Lupin - Apostaría a que su salud empeoró cuando supo que Sirius se había escapado.
- ¡La ha asustado ese gato loco! - repuso Ron, señalando con la cabeza a Crookshanks, que seguía ronroneando en la cama.
- Este gato no está loco/mi gato no está loco - dijimos al mismo tiempo Sirius y yo. Alargó una mano huesuda y acarició la cabeza mullida de Crookshanks - Es el más inteligente que he visto en mi vida. Reconoció a Peter inmediatamente. Y cuando me encontró supo que yo no era un perro de verdad. Pasó un tiempo antes de que confiara en mí. Finalmente, me las arreglé para hacerle entender qué era lo que pretendía, y me ha estado ayudando...
- ¿Qué quiere decir? - preguntó Harry.
- Intentó que Peter se me acercara, pero no pudo... Así que se apoderó de las contraseñas para entrar en la torre de Gryffindor. Según creo, las cogió de la mesilla de un muchacho...
El cerebro de Harry empezaba a hundirse por el peso de las muchas cosas que oía. Era absurdo... y sin embargo...
- Sin embargo, Peter se olió lo que ocurría y huyó. Este gato, ¿dicen que se llama Crookshanks? me dijo que Peter había dejado sangre en las sábanas. Supongo que se mordió... Simular su propia muerte ya había resultado en otra ocasión. - Estas palabras impresionaron a Harry y lo sacaron de su ensimismamiento.
- ¿Y por qué fingió su muerte? - preguntó furioso - Porque sabía que usted lo quería matar, como mató a mis padres.
- No, Harry - dijo Remus
- Y ahora ha venido para acabar con él.
- Sí, es verdad - dijo Sirius, dirigiendo a Scabbers una mirada diabólica.
- Entonces yo tendría que haber permitido que Snape lo entregara -gritó Harry.
- Harry - dijo Remus apresuradamente - ¿no te das cuenta? Durante todo este tiempo hemos pensado que Sirius había traicionado a tus padres y que Peter lo había perseguido. Pero fue al revés, ¿no te das cuenta? Peter fue quien traicionó a tus padres. Sirius le siguió la pista y...
- ¡ESO NO ES CIERTO! - gritó Harry - ¡ERA SU GUARDIÁN SECRETO! ¡LO RECONOCIÓ ANTES DE QUE USTED APARECIESE! ¡ADMITIÓ QUE LOS MATÓ! - Señalaba a Black, que negaba lentamente con la cabeza. Sus ojos hundidos brillaron de repente.
- Harry... la verdad es que fue como si los hubiera matado yo - gruñó - Persuadí a Lily y a James en el último momento de que utilizaran a Peter. Los persuadí de que lo utilizaran a él como guardián secreto y no a mí. - me miró en shock - Yo tengo la culpa, lo sé. La noche que murieron había decidido vigilar a Peter, asegurarme de que todavía era de fiar. Pero cuando llegué a su guarida, ya se había ido. No había señal de pelea alguna. No me dio buena espina. Me asusté. Me puse inmediatamente en camino hacia la casa de tus padres. Y cuando la vi destruida y sus cuerpos... me di cuenta de lo que Peter había hecho. Y de lo que había hecho yo. - Su voz se quebró. Se dio la vuelta.
- Es suficiente - dijo Lupin, con una nota de acero en la voz que no había oído nunca venir de él.
- Lo que dijiste... - comenzó Harry - dijiste exactamente lo que sospechaba Hermione. - ante eso todos me voltearon a ver - ella dijo justamente eso... que, si fuera ella, probablemente habría tomado eso como opción, ella vio el nombre de Peter Pettigrew en el mapa... pero no le creí...
- Hay un medio infalible de demostrar lo que verdaderamente sucedió. Ron, entrégame la rata. - dijo Remus.
- ¿Qué va a hacer con ella si se la doy? - preguntó Ron con nerviosismo.
- Obligarla a transformarse - respondió Remus - Si de verdad es sólo una rata, no sufrirá ningún daño.
Ron dudó. Finalmente puso a la rata en las manos de Remus. La rata se puso a chillar sin parar, retorciéndose y agitándose. Sus ojos diminutos y negros parecían salirse de las órbitas.
- ¿Preparado, Sirius? - preguntó Remus. Sirius ya había recuperado la varita de Snape, que había caído en la cama. Se aproximó a Remus y a la rata. Sus ojos húmedos parecían arder.
- ¿A la vez? - preguntó en voz baja.
- Venga - respondió Remus, sujetando a Pettigrew con una mano y la varita con la otra - A la de tres. ¡Una, dos y... TRES!
Un destello de luz azul y blanca salió de las dos varitas. Durante un momento Pettigrew se quedó petrificada en el aire, torcida, en posición extraña. Ron gritó. La rata golpeó el suelo al caer. Hubo otro destello cegador y entonces... Fue como ver la película acelerada del crecimiento de un árbol. Una cabeza brotó del suelo. Surgieron las piernas y los brazos.
Al cabo de un instante, en el lugar de Scabbers se hallaba un hombre, encogido y retorciéndose las manos. Crookshanks bufaba y gruñía en la cama, con el pelo erizado. Era un hombre muy bajito, apenas un poco más alto que Harry o yo. Tenía el pelo ralo y descolorido, con calva en la coronilla.
Parecía encogido, como un gordo que hubiera adelgazado rápidamente. Su piel parecía roñosa, casi como la de Scabbers, y le quedaba algo de su anterior condición roedora en lo puntiagudo de la nariz y en los ojos pequeños y húmedos. Los miró a todos, respirando rápida y superficialmente. Harry vio que sus ojos iban rápidamente hacia la puerta.
- Hola, Peter - dijo Remus con voz amable, como si fuera normal que las ratas se convirtieran en antiguos compañeros de estudios - Cuánto tiempo sin verte.
- Si... Sirius. Re... Remus - incluso la voz de Pettigrew era como de rata. Volvió a mirar a la puerta - Amigos, queridos amigos... - Sirius levantó el brazo de la varita, pero Remus lo sujetó por la muñeca y le echó una mirada de advertencia. Entonces se volvió a Pettigrew con voz ligera y despreocupada.
- Acabamos de tener una pequeña charla, Peter, sobre lo que sucedió la noche en que murieron Lily y James. Quizás te hayas perdido alguno de los detalles más interesantes mientras chillabas en la cama.
- Remus - dijo Pettigrew con voz entrecortada, y Harry vio gotas de sudor en su pálido rostro - no lo creerás, ¿verdad? Intentó matarme a mí...
- Eso es lo que hemos oído - dijo Remus más fríamente - Me gustaría aclarar contigo un par de puntos, Peter, si fueras tan...
- ¡Ha venido porque otra vez quiere matarme! - chilló Pettigrew señalando a Sirius, y utilizaba el dedo corazón porque le faltaba el índice - ¡Mató a Lily y a James, y ahora quiere matarme a mí...! ¡Tienes que protegerme, Remus!
El rostro de Sirius semejaba más que nunca una calavera, mientras miraba a Peter Pettigrew con sus ojos insondables.
- Nadie intentará matarte antes de que aclaremos algunos puntos - dijo Remus.
- ¿Aclarar puntos? - chilló Pettigrew, mirando una vez más a su alrededor, hacia las ventanas cegadas y hacia la única puerta - ¡Sabía que me perseguiría! ¡Sabía que volvería a buscarme! ¡He temido este momento durante doce años!
- ¿Sabías que Sirius se escaparía de Azkaban cuando nadie lo había conseguido hasta ahora? - preguntó Remus, frunciendo el entrecejo.
- ¡Tiene poderes oscuros con los que los demás sólo podemos soñar! - chilló Pettigrew con voz aguda - ¿Cómo, si no, iba a salir de allí? Supongo que El Que No Debe Nombrarse le enseñó algunos trucos. - Sirius comenzó a sacudirse con una risa triste y horrible que llenó la habitación.
- ¿Qué Voldemort me enseñó trucos? - dijo y Peter Pettigrew retrocedió como si Sirius acabara de blandir un látigo en su dirección
- ¿Qué te ocurre? ¿Te asustas al oír el nombre de tu antiguo amo? - preguntó Black - No te culpo, Peter. Sus secuaces no están muy contentos de ti, ¿verdad?
- No sé... qué quieres decir, Sirius - murmuró Pettigrew, respirando más aprisa aún. Todo su rostro brillaba de sudor.
- No te has estado ocultando durante doce años de mí - dijo Sirius - Te has estado ocultando de los viejos seguidores de Voldemort. En Azkaban oí cosas. Todos piensan que, si no estás muerto, deberías aclararles algunas dudas. Los he oído gritar en sueños todo tipo de cosas. Cosas como que el traidor les había traicionado. Voldemort acudió a la casa de los Potter por indicación tuya y allí conoció la derrota. Y no todos los seguidores de Voldemort han terminado en Azkaban, ¿verdad? Aún quedan muchos libres, esperando su oportunidad, fingiendo arrepentimiento... Si supieran que sigues vivo...
- No entiendo de qué hablas... - dijo de nuevo Pettigrew, con voz más chillona que nunca. Se secó la cara con la manga y miró a Remus - No creerás nada de eso, de esa locura...
- Tengo que admitir, Peter, que me cuesta comprender por qué un hombre inocente se pasa doce años convertido en rata - dijo Remus impasible.
- ¡Inocente, pero asustado! - chilló Pettigrew - Si los seguidores de Voldemort me persiguen es porque yo metí en Azkaban a uno de sus mejores hombres: el espía Sirius Black. - El rostro de Sirius se contorsionó.
- ¿Cómo te atreves? - gruñó, y su voz se asemejó de repente a la del perro enorme que había sido - ¿Yo, espía de Voldemort? ¿Cuándo he husmeado yo a los que eran más fuertes y poderosos? Pero tú, Peter... no entiendo cómo no comprendí desde el primer momento que eras tú el espía. Siempre te gustó tener amigos corpulentos para que te protegieran, ¿verdad? Ese papel lo hicimos nosotros: Remus y yo... y James... - Pettigrew volvió a secarse el rostro; le faltaba el aire.
- ¿Yo, espía...? Estás loco. No sé cómo puedes decir...
- Lily y James te nombraron guardián secreto sólo porque yo se lo recomendé -susurró Sirius con tanto odio que Pettigrew retrocedió - Pensé que era una idea perfecta... una trampa. Voldemort iría tras de mí, nunca pensaría que los Potter utilizarían a alguien débil y mediocre como tú... Sin duda fue el mejor momento de tu miserable vida, cuando le dijiste a Voldemort que podías entregarle a los Potter.
Pettigrew murmuraba cosas, aturdido.
- ¿Profesor Lupin? - dijo Ron, tímidamente - ¿Puedo decir algo?
- Por supuesto, Ron - dijo Remus cortésmente.
- Scabbers... quiero decir este... este hombre... ha estado durmiendo en nuestro dormitorio durante tres años. Si trabaja para Quien Usted Sabe, ¿cómo es que nunca ha intentado hacerle daño?
- Eso es - dijo Pettigrew con voz aguda, señalando a Ron con la mano lisiada - Gracias. ¿Lo ves, Remus? ¡Nunca le he hecho a Harry el más leve daño! ¿Por qué no se lo he hecho?
- Yo te diré por qué - dije y todos voltearon a verme - Porque eres ese tipo de persona, no harías nada por nadie si no te reporta un beneficio. Voldemort lleva doce años escondido, dicen que está medio muerto. Tú no cometerías un asesinato delante de Albus Dumbledore por servir a una piltrafa de brujo que ha perdido todo su poder, ¿no? Tendrías que estar seguro de que es el más fuerte en el juego antes de volver a ponerte de su parte. ¿Para qué, si no, te alojaste en una familia de magos? Para poder estar informado, ¿verdad, rata? Sólo por si tu viejo amo y protector recuperaba las fuerzas y volvía a ser conveniente estar con él. - Pettigrew abrió y cerró la boca varias veces. Se había quedado sin habla. Mientras que todos me miraban con sorpresa y Sirius sonreía.
- Eh... pero... ¿cómo logró escapar de azkaban si no empleo magia negra? -preguntó Ron algo nervioso hacia Sirius.
- ¡Gracias! - dijo Pettigrew, asintiendo con la cabeza - ¡Exacto! ¡Eso es precisamente lo que yo...! - Pero Remus lo silenció con una mirada.
Sirius fruncía ligeramente el entrecejo con los ojos puestos en Ron, pero no como si estuviera enfadado con ella: más bien parecía meditar la respuesta.
- No sé cómo lo hice - respondió - Creo que la única razón por la que nunca perdí la cabeza es que sabía que era inocente. No era un pensamiento agradable, así que los dementores no me lo podían absorber... Gracias a eso conservé la cordura y no olvidé quién era... Gracias a eso conservé mis poderes... así que cuando ya no pude aguantar más me convertí en perro. Los dementores son ciegos, como saben. - Tragó saliva.
- Se dirigen hacia la gente porque perciben sus emociones... - dije y asintió.
- Al convertirme en perro, notaron que mis sentimientos eran menos humanos, menos complejos, pero pensaron, claro, que estaba perdiendo la cabeza, como todo el mundo, así que no se preocuparon. Pero yo me encontraba débil, muy débil, y no tenía esperanza de alejarlos sin una varita. Entonces vi a Peter en aquella foto... comprendí que estaba en Hogwarts, con Harry... en una situación perfecta para actuar si oía decir que el Señor Tenebroso recuperaba fuerzas... - Pettigrew negó con la cabeza y movió la boca sin emitir sonido alguno, mirando a Sirius como hipnotizado.
- Tiene sentido... Estaba dispuesto a hacerlo en cuanto estuviera seguro de sus aliados... estaba dispuesto a entregarles al último de los Potter. Si les entregaba a Harry, ¿quién se atrevería a pensar que había traicionado a lord Voldemort? Lo recibirían con honores... - dije como si fuera una detective.
- Así que ya ven, tenía que hacer algo. Yo era el único que sabía que Peter estaba vivo... -dijo Sirius - Era como si alguien hubiera prendido una llama en mi cabeza, y los dementores no podían apagarla. No era un pensamiento agradable... era una obsesión... pero me daba fuerzas, me aclaraba la mente. Por eso, una noche, cuando abrieron la puerta para dejarme la comida, salí entre ellos, en forma de perro. Les resulta tan difícil percibir las emociones animales que se confundieron. Estaba delgado, muy delgado... Lo bastante delgado para pasar a través de los barrotes. Nadé como un perro. Viajé hacia el norte y me metí en Hogwarts con la forma de perro... He vivido en el bosque desde entonces... menos cuando iba a ver el partido de quidditch, claro... Vuelas tan bien como tu padre, Harry... - Miró a Harry, que esta vez no apartó la vista, por lo que sonreí - Créeme - añadió Black - Créeme. Nunca traicioné a James y a Lily. Antes habría muerto. - Y Harry lo creyó. Asintió con la cabeza, y yo, yo sentí un nudo en la garganta.
- ¡No! - Pettigrew se había arrodillado, como si el gesto de asentimiento de Harry hubiera sido su propia sentencia de muerte. Fue arrastrándose de rodillas, humillándose, con las manos unidas en actitud de rezo. - Sirius, soy yo, soy Peter... tu amigo. No... tú no... - Sirius amagó un puntapié y Pettigrew retrocedió.
- Ya hay bastante suciedad en mi túnica sin que tú la toques.
- ¡Remus! - chilló Pettigrew volviéndose hacia él, retorciéndose ante él, implorante - Tú no lo crees. ¿No te habría contado Sirius que habían cambiado el plan?
- No si creía que el espía era yo, Peter - dijo Remus - Supongo que por eso no me lo contaste, Sirius - dijo Lupin despreocupadamente, mirándolo por encima de Pettigrew.
- Perdóname, Remus - dijo Black.
- No hay por qué, Canuto, viejo amigo - respondió Remus, subiéndose las mangas - Y a cambio, ¿querrás perdonar que yo te creyera culpable?
- Por supuesto - respondió Sirius, y un asomo de sonrisa apareció en su demacrado rostro. También empezó a remangarse y yo sonreí - ¿Lo matamos juntos?
- Creo que será lo mejor - dijo Remus con tristeza.
- No lo harán, no serían capaces... - dijo Pettigrew. Y se volvió hacia Ron, arrastrándose - Ron, ¿no he sido un buen amigo? ¿una buena mascota? No dejes que me maten, Ron. Estás de mi lado, ¿a que sí? - Pero Ron miraba a Pettigrew con repugnancia.
- ¡Te dejé dormir en mi cama! -dijo.
- Buen muchacho... buen amo... - Pettigrew siguió arrastrándose hacia Ron - No lo consentirás... yo era tu rata... fui una buena mascota...
- Si eras mejor como rata que como hombre, no tienes mucho de lo que alardear - dijo Black con voz ronca.
Ron, palideciendo aún más a causa del dolor, alejó su pierna rota de Pettigrew. Pettigrew giró sobre sus rodillas, se echó hacia delante y asió el borde de mi túnica. Lo miré sin expresión.
- Dulce criatura... inteligente muchacha... no lo consentirás... ayúdame...
- Estas en lo correcto - dije y sonreí amablemente ante la mirada de sorpresa de los demás, sus ojos brillaron. - No permitiría que mi profesor o Sirius se mancharan las manos con un cobarde - mi expresión cambio y la sed de sangre se sintió en el ambiente - tu apuñalarías por la espalda a tu mejor amigo, a tu amo, a cualquiera, con tal de sobrevivir... no conoces la lealtad... te entregaremos a los dementores... o incluso a unos mortífagos - dije sonriendo de forma sádica - ¿Qué idea te parece más atractiva?
Al instante soltó mi túnica y Pettigrew retrocedió horrorizado. Pettigrew temblaba sin control y volvió lentamente la cabeza hacia Harry.
- Harry, Harry... qué parecido eres a tu padre... igual que él...
- ¿CÓMO TE ATREVES A HABLAR A HARRY? - bramó Black - ¿CÓMO TE ATREVES A MIRARLO A LA CARA? ¿CÓMO TE ATREVES A MENCIONAR A JAMES DELANTE DE ÉL?
- Harry - susurró Pettigrew, arrastrándose hacia él con las manos extendidas - Harry, James no habría consentido que me mataran... James habría comprendido, Harry... Habría sido clemente conmigo...
Tanto Sirius como Remus se dirigieron hacia él con paso firme, lo cogieron por los hombros y lo tiraron de espaldas al suelo. Allí quedó, temblando de terror, mirándolos fijamente.
- Vendiste a Lily y a James a lord Voldemort -dijo Sirius - ¿Lo niegas? - Pettigrew rompió a llorar. Era lamentable verlo: parecía un niño grande y calvo que se encogía de miedo en el suelo.
- Sirius, Sirius, ¿qué otra cosa podía hacer? El Señor Tenebroso... no tienes ni idea... Tiene armas que no pueden imaginar... Estaba aterrado, Sirius. Yo nunca fui valiente como tú, como Remus y como James. Nunca quise que sucediera... El Que No Debe Nombrarse me obligó. - fue entonces que vi un atisbo diminuto de verdad en algo de lo que decía "nunca quise que sucediera".
- ¡NO MIENTAS! - bramó Black - ¡LE HABÍAS ESTADO PASANDO INFORMACIÓN DURANTE UN AÑO ANTES DE LA MUERTE DE LILY Y DE JAMES! ¡ERAS SU ESPÍA!
- ¡Estaba tomando el poder en todas partes! - dijo Pettigrew entrecortadamente - ¿Qué se ganaba enfrentándose a él?
- ¡¿Qué se ganaba enfrentándose al brujo más malvado de la Historia?! - preguntó Sirius, furioso- ¡Sólo vidas inocentes, Peter!
- ¡No lo comprendes! - gimió Pettigrew - Me habría matado, Sirius.
- ¡ENTONCES DEBERÍAS HABER MUERTO! - bramó Sirius colérico - ¡MEJOR MORIR QUE TRAICIONAR A TUS AMIGOS! ¡TODOS HABRÍAMOS PREFERIDO LA MUERTE A TRAICIONARTE A TI! - Sirius y Remus se mantenían uno al lado del otro, con las varitas levantadas.
- Tendrías que haberte dado cuenta - dijo Lupin en voz baja - de que si Voldemort no te mataba lo haríamos nosotros. Adiós, Peter.
- ¡No! - gritó Harry. Se adelantó corriendo y se puso entre Pettigrew y las varitas - ¡No pueden matarlo! - dijo sin aliento - No pueden. - Tanto Sirius como Remus se quedaron de piedra.
- Harry, esta alimaña es la causa de que no tengas padres - gruñó Sirius - Este ser repugnante te habría visto morir a ti también sin mover ni un dedo. Ya lo has oído. Su propia piel maloliente significaba más para él que toda tu familia.
- Lo sé - jadeó Harry - Lo llevaremos al castillo. Lo entregaremos a los dementores, como dijo Hermione. Puede ir a Azkaban. Pero no lo maten.
- ¡Harry! - exclamó Pettigrew entrecortadamente, y rodeó las rodillas de Harry con los brazos - Tú... gracias. Es más, de lo que merezco. Gracias.
- Suéltame - dijo Harry, apartando las manos de Pettigrew con asco - No lo hago por ti. Lo hago porque creo que mi padre no habría deseado que sus mejores amigos se convirtieran en asesinos por culpa tuya. Hermione tiene razón, siempre la tiene... probablemente siempre la siga teniendo. - dijo mientras me miraba y yo sonreí asintiendo.
Nadie se movió ni dijo nada, salvo Pettigrew, que jadeaba con la mano crispada en el pecho. Sirius y Remus se miraron. Y bajaron las varitas a la vez. Nos miraron a ambos, vaya, por primera vez me escuchan. Aunque probablemente después me terminen odiando.
- Tú eres la única persona que tiene derecho a decidir, Harry - dijo Sirius - Pero piensa, piensa en lo que hizo.
- Que vaya a Azkaban - repitió Harry - Si alguien merece ese lugar, es él. - Pettigrew seguía jadeante detrás de él.
- De acuerdo - dijo Remus - Hazte a un lado, Harry. - Harry dudó - Voy a atarlo - añadió - Solo eso, te lo juro.
Harry se quitó de en medio. Esta vez fue de la varita de Remus de la que salieron disparadas las cuerdas, y al cabo de un instante Pettigrew se retorcía en el suelo, atado y amordazado.
- Pero si te transformas, Peter - gruñó Sirius, apuntando a Pettigrew con su varita - te mataremos. ¿Estás de acuerdo, Harry? - Harry bajó la vista para observar la lastimosa figura, y asintió de forma que lo viera Pettigrew.
- De acuerdo - dijo de repente Remus, como cerrando un trato - Ron, no sé arreglar huesos como la señora Pomfrey, pero creo que lo mejor será que te entablillemos la pierna hasta que te podamos dejar en la enfermería. - Se acercó a Ron aprisa, se inclinó, le golpeó en la pierna con la varita. - ¡Férula! -Unas vendas rodearon la pierna de Ron y se la ataron a una tablilla.
Remus lo ayudó a ponerse en pie. Ron se apoyó con cuidado en la pierna y no hizo ni un gesto de dolor.
- Mejor - dijo - Gracias.
- ¿Y qué hacemos con el profesor Snape? - pregunté, mirando a Snape postrado en el suelo.
- No le pasa nada grave - explicó Remus, inclinándose y tomándole el pulso - Sólo se pasaron un poco. Sigue sin conocimiento. Eh... tal vez sea mejor dejarlo así hasta que hayamos vuelto al castillo. Podemos llevarlo tal como está. -Luego levantó la varita - ¡Mobilicorpus! - dijo y el cuerpo inconsciente de Snape se incorporó como si tiraran de él unas cuerdas invisibles atadas a las muñecas, el cuello y las rodillas.
La cabeza le colgaba como a una marioneta grotesca. Estaba levantado unos centímetros del suelo y los pies le colgaban. Remus cogió la capa invisible y se la guardó en el bolsillo.
- Dos de nosotros deberían encadenarse a esto - dijo Sirius, dándole a Pettigrew un puntapié - sólo para estar seguros.
- Yo lo haré - se ofreció Remus.
- Y yo - dijo Ron, con furia y cojeando.
Sirius hizo aparecer unas esposas macizas. Pettigrew volvió a encontrarse de pie, con el brazo izquierdo encadenado al derecho de Lupin y el derecho al izquierdo de Ron. El rostro de Ron expresaba decisión. Se había tomado la verdadera identidad de Scabbers como un insulto. Crookshanks saltó ágilmente de la cama y se puso el primero, con la cola alegremente levantada.
Yo suspiré, ahora se venía uno de los verdaderos retos.
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Gracias por leer ♥️ estamos cerca de terminar el tercer libro. 😁
Nos leemos pronto ♥️
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