
Capítulo 22: Crookshanks
POV Jade/Hermione
Una mañana diferente, era hora de ir a ver a Ambrose y a Dimitri, quienes me esperaban, mas no dijeron la razón del porqué, me arreglé, pero antes de salir, Tom se puso frente a la puerta, la verdad deseaba caminar para no perder condición, pero este chico me lo ponía difícil, lo miré mal.
— ¿A dónde vas? — dijo ignorando mi mal humor.
— No te importa — dije intentando pasar de él.
— Por supuesto que me importa, eres una niña todavía, en ausencia de tus padres, yo te voy a cuidar, así que ¿A dónde vas? — dije mirándome para abajo.
— Si te lo digo, no lo creerías — dije y me miró raro.
— Vamos a una escuela de magia, no me sorprenderías — dijo con suficiencia.
— Es enserio, no lo harías — dije intentando zanjar el tema.
— Ponme a prueba — dijo seguro, sin dejarme pasar de nuevo.
— Voy a mi trabajo — dije y me miró como diciendo “¿es esa tu mejor excusa? eso no te lo creería ni Salazar”.
— ¿ves? Te dije que no lo creerías — dije resignándome y abriendo un portal detrás de mí que daba al callejón más cercano a mi trabajo. Caminé hacia atrás pero el muy impertinente se lanzó.
— ¡¿Qué es lo que haces?! ¡te pueden llamar del ministerio al juicio por usar magia! ¡Serías expulsada de Hogwarts! — regañó.
— tranquilo ¿sí? Yo sé lo que hago — dije parándome.
— Si es cierto que trabajas, quiero conocer tu trabajo — dijo demandante.
— Lo que buscas es salir de mi casa para saber exactamente dónde estamos — dije con obviedad, siendo seguida por él.
— Bueno, en parte es cierto — dijo admitiendo sus intenciones — pero también tengo curiosidad de en qué puede trabajar una niña de tu edad — dijo con simpleza.
— Bueno, irás, pero esta estrictamente prohibido decir algo — ante eso el rodo los ojos, pero asintió.
Pocos instantes después… Llegamos a la editorial donde estaban teniendo problemas para meter varios paquetes, o mejor dicho, regalos, a un camión, si no fuera porque afuera tiene el letrero, juraría que esto era un servicio de paquetería, eso nos sorprendió tanto a mi como a Tom, pero aun así, pasamos.
— ¡Hermione! — se acercó Ambrose, abrazándome al instante, lo había acostumbrado a las muestras de afecto en público, y aquí, solo pensaban que era una sobrina de él que venía de visita — Hemos tenido mucho trabajo estas vacaciones, tu primera trilogía se está reimprimiendo, al igual que los especiales de aniversario, si esto sigue así, para el décimo tendremos que sacar productos nuevos de regalo ¿tú qué piensas que sería bueno? — dijo ignorando por completo la presencia de Tom, quien lo veía muy molesto.
— Pues, tal vez, marca páginas con las frases más icónicas de la historia, también pueden agregar con ello una vela aromática que vaya con la temática, evidentemente tendrá un descuento si se compra con los libros — dije y sonrió mientras asentía.
— Con respecto a lo de la firma de libros, logré controlar el problema, anuncié que tu identidad sería revelada hasta el décimo aniversario de tu trilogía — explicó.
— Oye Ambrose ¿qué es toda la conmoción? El número de paquetes fuera y dentro de la editorial es excesivo. — pregunté mientras entraba a la oficina de Ambrose, pero entonces Tom carraspeo.
— Oh, cualquier consulta de un título puede hacerla afuera en la recepción — contestó Ambrose y Tom lo miró con obvias intenciones de matarlo.
— Ambrose, él es Tom, un amigo que traje, ya que insistía en saber en lo que trabajaba — expliqué — no había mejor forma de explicar que trayéndolo a donde ocurre la magia.
— Bueno, eso tiene sentido para mí — dijo y miró a Tom — mucho gusto — Tom asintió aun inexpresivo — retomando tu pregunta, todos esos regalos fueron enviados para ti, la reimpresión de tus libros fue un verdadero éxito, casi se triplicó el número de ventas que la vez anterior — dijo feliz — la razón por la que te llamaba era para llevar ese cargamento a donde digas — dijo señalando el camión lleno de obsequios.
— Está bien, es sorprendente que Dimitri no esté aquí — dije pensativa esperando su gran entrada.
— Fue a una junta importante, al parecer, tu libro también será exportado y traducido a más idiomas — dijo y sonreímos. — la última copia de la saga que mandaste, también se vendió como nunca, superamos nuestro máximo de ventas previsto, Dimitri ahora está negociando los precios y se siente en las nubes al poder ponerlo el, gracias a eso, también nuestra paga aumenta y en poco tiempo serás la millonaria más joven del mundo.
— Fue buena idea iniciar joven — dije sonriendo con complicidad.
— Demasiado joven, a decir verdad. — dijo siguiéndome el juego.
(…)
Al final, me marché a casa nuevamente, Tom no mostraba reaccionar, pues se sumergió en sus pensamientos, al final descargaron todos los regalos en el garaje y parte de la sala, cuando despedí a los señores que me ayudaron, volví para meter todo a la maleta donde tenía mi biblioteca y regalos. Esta vez había recibido más de lo que pensaba.
— ¿Tienes una maleta para eso? — habló después de mucho tiempo.
— Por supuesto, la creé cuando mis libros aumentaron sus ventas y comencé a recibir regalos o cartas, solo para no alarmar a mis padres. — expliqué con simpleza.
— Tus padres no lo saben ¿eh? Pues ¿a qué edad comenzaste a trabajar? — dijo fingiendo no tener interés.
— Entré a esta editorial cuando tenía siete años… — dije con nostalgia y el me miraba como si tuviera tres cabezas — ¿qué?
— ¿Y te dieron el trabajo, así como así? — dijo extrañado y sorprendido.
— Pase en busca de editoriales que evidentemente no tomaron enserio, seguramente muchos de esas editoriales me olvidaron y simplemente me recuerdan como un buen chiste — dije con simpleza — pero cuando llegué con ellos, Dimitri me detuvo por un malentendido, y al final me “descubrio”, nunca deja de repetir que esa decisión cambio nuestras vidas, y que está orgulloso de haberlo hecho. — dije y sonreí.
— Hablas con mucho cariño hacia un tipo que seguro es mucho más grande que tu — dijo y me miró serio.
— Pues fue como un padre y gran confidente, fue sincero conmigo y abierto de mente, me dio la oportunidad con la que soñaba y crecimos juntos, le contaba mis ideas locas y fue mi primer lector. He de decir que con todo el tiempo que convivimos junto con Ambrose en el trabajo, nos convertimos en familia, y el éxito que tuvimos nos unió más, incluso cuando la primera impresión del libro no mostraba avance en ventas, me dijeron que solo era cuestión de tiempo, que hacía un gran trabajo y que tendría sus recompensas.
— ¿Así que son como familia?… — dijo extrañado.
— Si, en la vida siempre he dicho que hay tres tipos de familia, nuestra familia sanguínea, la familia que hacemos con nuestros amigos, los amigos que elegimos, y la familia del trabajo, que no siempre se da como tal, pero cuando es, podemos apreciarla mucho, dado que el trabajo es más serio, si cae uno caen todos.
— Que poético. — dijo con sarcasmo.
— Vamos, Tom, no es para que te comportes así, somos personas que muchas veces necesitamos apoyo, sentirnos respaldados — dije intentando convencerlo.
— Bien, y ¿puedo leer tu trabajo? — dijo cambiando de tema.
— Por supuesto, ven conmigo — dije y lo llevé arriba.
Ahí fue dónde abría mi maleta y nos adentramos a mi biblioteca, obviamente separé y resguarde bien mis libros sacados de la sección prohibida, no le dejaría tentaciones a la mano. Le di un tour por diferentes libreros de novelas reescritas por mí, también las de mi propia autoría, fue entonces que le di mi primera trilogía, su precuela y los primeros tres libros de mi saga, no le di más.
El parecía inseguro de leer libros que escribió una niña, pero no tenía de otra, ya que él había sacado el tema, además, no dejaría que se retractara, salimos de la maleta y parecía estar a punto de decirme que se arrepentía, pero lo miré con reproche y se dio la vuelta dirigiéndose a la maleta donde dormía.
Pronto “llegó” la cena, que en realidad los chicos habían preparado, por lo que estaba bien para mí el adentrarme en la maleta en busca de Riddle, que estaba muy concentrado leyendo mi libro, me acerqué a paso lento y coloqué la comida en la mesa más cercana.
— Oye Tom, solo te aviso que ya traje la comida — dije y el alzó la cabeza, parecía renuente a dejar el libro — no te preocupes, el libro no se va a ir…
— Por supuesto — dijo suspirando y levantándose mientras dejaba el libro marcando la hoja una pluma que tenía a la mano.
Comimos en silencio, pero cuando terminamos, llegó volando “Lacie”, la lechuza que me regalo Hagrid, al final decidí nombrarla así, un anagrama de “Alice”, traía cartas de los chicos, pero también trajo la carta de Hogwarts, pronto volveríamos, revisé y efectivamente tenía todas las asignaturas opcionales menos estudios muggles.
Había hecho mi tarea del colegio, esperaba la carta con mucha emoción, mandaría la confirmación cuando mis padres llegaran, Tom al instante tomó la carta y abrió los ojos sorprendido, me miró como si estuviera loca.
— te anotaste en todas las asignaturas opcionales — dijo sin creerlo.
— No, porque no me anote para estudios muggles — dije obvia.
— Si, pero te anotaste para todas las demás, tienes trece años ¿acaso las chicas de tu edad no quieren una vida? — dijo extrañado, pero también sorprendido por sus propias palabras.
— No lo pensé bien, pero ya no hay vuelta atrás — dije evitando su mirada, si seguía así me sacaría la verdad.
— Hay algo más ¿no? — indagó.
— Bueno… tal vez hay algo más… pero no creo que suceda… — dije insegura, pero entonces recordé lo del quidditch.
— ¿un chico? — dijo impactado.
— ¿Riddle, es en lo mejor que pudiste pensar? — dije sorprendida.
— N-no sé qué pasa ¿sí? No es normal en mí, pero desde que llegué a este tiempo… una torbellino de sentimientos intensos me invaden y es como si fuese imposible reprimirlos… ¿ya ves? Si fuera como antes no estaría contando o siquiera pensando en estas tonterías — dijo frustrado.
— Es normal, aprenderás a sobrellevarlo con el tiempo — dije segura.
— Volviendo al tema — rodé los ojos — ¿qué es aquello de lo que no estás segura?
— Ja, ja, ja, bueno… tal vez entre al equipo de quidditch este año… — dije nerviosa.
— ¿estás loca? ¡es imposible que puedas con una carga de esa magnitud! — dijo levantándose abruptamente de la mesa y abriendo los ojos con sorpresa nuevamente, tengo que admitir que me daba mucha ternura el que no pudiese controlarse.
— Tranquilo, encontraré la manera — dije segura.
— O-oye… — dijo poniendo la mirada sobre mi — puedo ayudarte.
— ¿qué? — fue lo único que pude formular.
— Piénsalo, ya he pasado por esto, no te puedo ayudar con adivinación, pero si con runas antiguas y alquimia, incluso Aritmancia. — dijo seguro.
— Pero tú no quieres ir a Hogwarts por Dumbledore — dije segura.
— No voy a asistir a clases, ni seré un alumno más, solo seré un asesor, consultor, tutor que viva en tu maleta — dijo seguro.
— No te va a gustar estar todo el tiempo encerrado — aseguré.
— Es mucho mejor que ser abandonado — dijo serio — eres la única persona que me trato amablemente sin un interés aparente. No has demostrado codiciar nada de mí… además de que no me gusta quedar en deuda con nadie… y eres la única persona que conozco y que me ha ayudado en este tiempo… creo que sería lo justo. — dijo, y por alguna razón, le creí, realmente me parecía sincero.
— Bien… creo que puedo considerarlo… — dije intentando convencerme de que lo haría, y es que no era buen momento, si por error llegara a ser visto, me metería en serios problemas, pero es verdad que, aunque podría con todo eso, sería muy difícil para mí, incluso con el giratiempo en mi posesión — aunque… supongo que no estaría mal… — ante mi comentario sonrió.
— Entonces está decido — dijo satisfecho.
— Bueno… descansa, ya hablaremos mañana — dije y el asintió.
(…)
Fui en busca de mi maleta para abrir los obsequios enviados por mis lectores, la sorpresa que me llevé abrirlos y encontrar unos dulces de Honeydukes, una colección de plumas de la casa de las plumas en Hogsmeade, una recordadora, una bufanda entre otras cosas, era obvio que eran de parte del equipo de Gryffindor, los chicos habían cumplido, fue después de varios obsequios y cartas que encontré uno que al abrirlo me sorprendió, eran dos suéter Weasley, uno con la J de Jade, y otro, con la B de Baker.
Mentiría si dijera que estos obsequios no me hacían feliz, además de que no decían ser obsequios específicamente para hombre o mujer, porque nadie sabe si soy chica o chico, realmente deseaba utilizarlos, pero no podría exponerme con lo mucho que me esforcé en ocultarlo… supongo que por lo menos a mis amigos les tendré que decir en su momento que soy una escritora.
Este año financiaría a Hufflepuff y Ravenclaw, después de todo, tenía el dinero suficiente, no estaría de más el darles igualmente unas escobas nimbus 2001, fui a dormir en ese momento, si no podía usar mi chaleco Weasley en público, lo usaría en casa, eso mismo hice… me quedaba considerablemente grande, pero no quería ajustarlo. Fue entonces que una nota cayó de mi suéter.
Para Jade Baker:
Este es un humilde obsequio al benefactor de mis hijos, queremos agradecerle el apoyo que nos dio, con la compra de los libros de mis hijos, espero esté bien, y poder conocerlo en persona algún día.
Con mucha estima la familia Weasley
Bien, supongo que se percataron de la similitud de letras entre mis notas, voltee a ver con cansancio a los chicos, que me prepararon un chocolate caliente, al parecer como ofrenda de paz ¿qué demonios les estaba enseñando? Pero, aun así, funcionó. ¿qué puedo decir? Soy considerablemente débil ante un soborno delicioso.
(…)
Al día siguiente, fui a ver a Tom, que naturalmente se levantaba muy temprano, sorpresa que me llevé al ver que seguía en cama, pero no estaba para nada dormido, estaba leyendo la precuela de mi trilogía, y pasaba página como si de un escáner se tratara. Instantes después lo terminó volviendo en sí y mirando los primeros tres tomos de mi saga, ante eso lo paré.
Lo mandé a bañarse, pronto le preparé un cambio de ropa, los chicos se habían encargado de comprar por lo menos 20 mudas de ropa para él, pronto me tocó llamar a Harry, ya le daría una lección a Vernon. Esperé un poco, hasta que oí del otro lado que contestaban.
— ¿Diga? — contestó.
— Hola, estoy buscando a Harry Potter, me gustaría hablar con él — dije manteniendo la compostura, después de todo, cambiaría las cosas dentro de poco.
— ¿Quién es? — dijo molesto.
— Soy Hermione Granger, una amiga del colegio. — dije normal.
— ¡AQUÍ NO VIVE NINGÚN HARRY POTTER! — Me comenzó a gritar, por lo que decidí interrumpirlo.
— Bien, ahora usted me va a escuchar — dije usando mi voz de tenebrosa, los chicos parecían estar dispuestos a ir al torturarlo por haberme hablado de esa forma, pero pronto los mandé a la maleta— sé bien que Harry vive ahí, si me cuelga, yo me encargaré de colgarlo a usted literalmente — se escuchó silencio del otro lado — se perfectamente donde vive, y su hijo, Dudley, no solo tendrá cola de cerdo, lo convertiré en uno, junto a usted y a su esposa, los voy a enviar al matadero y sacaré tocino que servirán en nuestra escuela a Slytherin, así que comuníqueme con Harry y evite que haga de mis amenazas una realidad. — no se oyó nada, pero al instante oí la voz de Harry.
— ¿Hola? — dijo Harry por la otra línea.
— ¡Harry! Que bien que contestas ¿Cómo has estado? — dije feliz, cambiando totalmente mi aura.
— Bien… Hermione… ¿Qué le dijiste al tío Vernon? — preguntó extrañado.
— Solo diré que escuchó una sutil amenaza. — dije sonriendo, aun sabiendo que no me estaba viendo.
La pasé platicando con Harry un largo rato, estaba feliz de poder ayudarlo, nos pusimos al corriente con nuestros últimos acontecimientos y el tiempo se fue volando, hasta que nos despedimos. Me hubiese gustado llamar a Ron, por lo menos para explicarle que no tenía que gritar para comunicarse por un teléfono.
— ¿Quién es Harry? — dijo una voz detrás de mi apenas colgué el teléfono, haciendo que me tensara y llevara mi mano a mi pobre corazón que era el que se llevaba estos sustos de muerte.
— Es un amigo — dije sonriendo como nunca, Harry me causaba mucha ternura.
— Un amigo que te hace sonreír como retrasada mental — dijo serio — como dije, eres muy joven para tener novio — dijo.
— No lo dijiste — contesté refutando lo que decía.
— Pero lo pensé — dijo intentando ganar la conversación, con el comentario que no tenía mucho sentido que digamos.
— Como digas Kimosabi — dije zanjando la conversación.
— ¿Kimosabi? — preguntó.
— Si… del llanero solitario — dije obvia. Mientras el me miró raro — olvídalo.
(…)
Envié el regalo a Harry por su cumpleaños, unas cuantas bombas, unos caramelos normales, para evitar desgracias, un equipo de mantenimiento para su escoba, y por supuesto, una tarta, aunque Tom no parecía muy satisfecho con eso, tampoco le iba a pedir permiso, mis padres estaban de acuerdo con eso.
Tom había acabado con mis libros en dos días y dos noches, no podía creer que le hubiese gustado tanto, además de que realmente parecía interesado en la continuación, pues se paseaba alrededor de mi cuando tenía en redacción mis notas de ideas, que ocultaba al instante haciéndolo rabiar un poco.
(…)
Pasando los días, algo me decía que Harry ya debía haberse artado de escuchar a la hermana de su Tío, por lo que debía estar ya en el autobús noctambulo, comencé a visitar el callejón Diagon, pues esta vez, deseaba ir yo misma a ver las escobas, tal vez me compraría una saeta de fuego, después de todo, me uniría al equipo de quidditch, lo guardaría por unos días, pero era seguro que la quería, después de todo, tenía curiosidad de saber cuan rápida puede llegar a ser.
Los chicos me acompañaron y compré una nimbus 2001 para mí, junto a mi saeta de fuego, también compramos las escobas para los equipos de quidditch de Ravenclaw y Hufflepuff, no me preocupaba mucho el gastar dinero, procuraba invertir cierta parte, mientras otra la guardaba como ahorros y la otra la gastaba, estaba plenamente feliz al saber que esta ultima temporada las ventas habían aumentado.
(…)
Nuevamente envolvimos las escobas nuevas, los chicos agregaron las tarjetas, pero me sentía feliz, ya quería ver sus caras, cuando llevé mis escobas y las guardé donde dormía Tom, el me vio mal, seguía sin estar de acuerdo con que hiciera eso, pero tampoco me importaba, quería ayudar a Harry cuando fuera atacado por los dementores, cosa de la cual Tom no estaba enterado y prefería que fuera así.
(…)
Pronto llegó la fecha para ir a encontrarme con Harry y Ron, un día antes de que regresáramos al colegio, Tom me regañó por comprar las escobas y no haber comprado mis útiles antes, pero tampoco podía explicar el por qué había esperado hasta ese momento, después de todo, el ir a comprar las cosas junto a mis amigos no era la mejor excusa que le pudiese decir.
Logré convencer a mis padres de que me dejasen alojarme en el caldero chorreante, me dejaron en el callejón Diagon y me dieron dinero extra para que me comprara mi regalo por adelantado, sabía exactamente que comprar, este año conseguiría a Crookshanks. Justo como lo acordamos, Tom entró en la maleta, esta vez llevaba tres maletas conmigo en vez de dos.
Fui a comprar lo necesario para el siguiente curso, donde encontré a Ron, pero antes de que el encargado bajara los libros que necesitábamos “los libros monstruosos”, le dije que tenía que acariciar el lomo, parecía un poco molesto por mi sugerencia, pero al final me hizo caso, me hizo reír la mirada de alivio que surgió en su rostro cuando los libros se calmaron y no lo intentaron morder. Por lo que me agradeció mientras Ron me miraba con asombro.
Cuando nos tomamos un descanso, nos encontramos con Harry, nos pusimos al día y hablamos de como infló a su tía, me sentí incómoda cunado Ron sacó a su rata, pues como siempre, estaba consiente de que era Pettigrew, aun así, logré controlarme, después de todo, mi nuevo gato se encargaría de molestarlo y atormentarlo por mí.
Fuimos al chequeo de “Scabbers”, donde me encontré con Crookshanks, sonreí al verlo, pues realmente tenía un encanto peculiar, cuando pedí verlo mejor, terminó atacando a Pettigrew, lo que me dio por sentado que realmente no me había equivocado. Me contaron que llevaba mucho tiempo aquí, cosa que ya sabía, pero no me molestaba el escucharlo nuevamente, al final terminé por comprarlo.
Me había cautivado, pero como era de esperarse, Ron parecía odiarlo con todo su ser, mientras que Harry parecía tener un sin número de razones con respecto a mis gustos y la estética de Crookshanks.
Nos encontramos con los chicos y Percy parecía sumamente orgulloso por ser el nuevo delegado, los gemelos se burlaban de él, yo, por el contrario, lo felicité, a lo que el me agradeció, comenzamos a hablar de todo y de nada a la vez, al igual de que sacaron el tema de Sirius. Mientras todos hablaban de lo peligroso que, yo solo pude vislumbrar en la imagen del profeta, a un mago que admiraba y que, aun con lo demacrado que se veía, seguía teniendo un tenue brillo de esperanza en su mirada.
Aunque el ambiente era algo tenso al inicio, los gemelos cambiaron de tema, molestando a Percy, como les era costumbre, cuando sacaron el tema del coche, Ron y Harry se pusieron colorados a incómodos, por lo que fue mi turno de hablar, me aclaré la garganta llamando su atención…
— Ciertamente… con lo que respecta a su coche, tengo que confesar que yo lo terminé resguardado… — al decir eso todos me miraron con sorpresa — fue un poco difícil, pero logré repararlo, además de que hice una que otra modificación.
— ¿Qué clase de modificación? — preguntó el señor Weasley con interés, a lo que yo sonreí. La señora Weasley negó con la cabeza ante eso, pero decidí responder.
— La verdad es que el espacio del maletero lo amplié un poco más, la pintura la cambié a un color diferente, el cual ya verá, neumáticos nuevos y piezas cromadas — mis términos lo hicieron verme con interés — también puse unos botones de pánico, por si hay alguna emergencia al ir volando, tendrán un aterrizaje seguro, el botón de invisibilidad está intacto y también agregué unos hechizos sencillos de protección… — comencé a decir mientras todos me miraban con más interés y atención — ah, y también cambie el motor, va a ser aún más rápido.
— ¿Tú sabes de autos Hermione? — dijeron asombrados Ron y Harry, aunque parecía que realmente le habían quitado la pregunta de la boca a todos.
— No sé mucho, solo lo básico, después de todo, a uno de mis hermanos le apasionaban los autos y disfrutaba de arreglar nuestro auto junto a papá — dije y todo sucumbió en otro silencio incómodo.
— … Hermione… ciertamente, sentimos tu perdida — ante sus palabras, los gemelos, junto con Harry, Ron y Ginny voltearon en dirección a ellos con sorpresa.
— ¿tu tenías hermanos? — dijo Ron algo pálido, seguramente recordando lo que dijo de mi en primer año, al igual que Harry. Pero fue reprendido por la señora Weasley.
— ¡Ronald! — dijo indignada. Me sentí tan incómoda que no sabía ni cómo reaccionar.
— Bueno — comenzó Fred tomando mi mano por debajo de la mesa y entrelazando su mano con la mía — que tal si después vemos el gran trabajo de Hermione — dijo dando un leve apretón, dándome su apoyo y reconfortándome, a lo que pronto se unió George.
— Seguramente nos dejará impactados, como con todo lo que hace — dijo George siguiendo el hilo de dialogo a Fred.
Pronto todos asintieron, mientras que yo agradecía haber sido sacada de esa conversación, por poco y revelaba que eran mis hermanos menores, lo cual sería algo ilógico, dado que la mención de la muerte de mis hermanos no tendría coherencia con respecto a sus costumbres.
Al final la cena trascurrió con tranquilidad, después de comer, fui a guardar mis cosas, faltantes en mi baúl, los chicos salieron evidentemente, para darle la bienvenida al nuevo miembro del grupo, lo que me dio más tranquilidad fue el hecho de que Crookshanks los había aceptado, confiaba lo suficiente en los chicos.
Al cabo de un rato, escuché como los chicos discutían por la desaparición de sus objetos, como la medicina de Scabbers y la insignia de Percy. Me acerqué cuando Harry decidió bajar a buscar la medicina de la rata, me vio y nos sonreímos, al final fuimos en busca de la medicina juntos, fue entonces que escuché como hablaban de Harry a escondidas, una parte de mí deseaba salir de mi escondite y gritarles que todo lo que decían era una sarta de mentiras, que Sirius no era así.
Tuve que repetir contantemente que era por el bien de todos, la trama tenía que seguir y Voldemort tenía que volver para ser derrotado por Harry de una vez por todas. Mi sangre hervía de coraje con toda la situación actual, con las palabras y los afiches de Sirius estaban por todos lados, propagando la más grande mentira hasta ahora. Cuando oí el puñetazo que dio el señor Weasley, volví en mí, saliendo de mis pensamientos.
— Molly ¿cuántas veces te tengo que decir que… que no lo han dicho en la prensa porque Fudge quería mantenerlo en secreto? Pero Fudge fue a Azkaban la noche que Black se escapó. Los guardias le dijeron a Fudge que hacía tiempo que Black hablaba en sueños. Siempre decía las mismas palabras: “Está en Hogwarts, está en Hogwarts”. Black está loco, Molly, y quiere matar a Harry. Si me preguntas por qué, creo que Black piensa que con su muerte Quien Tú Sabes volvería al poder. Black lo perdió todo la noche en que Harry detuvo a Quien Tú Sabes. Y se ha pasado diez años solo en Azkaban, planeando todo eso…
Sus palabras, no pude evitar que unas cuantas lagrimas traicioneras escaparan de mis ojos, apretando mis puños con coraje, Harry se pegó más a la puerta, pero entonces me miró y su mirada cambió a preocupación, al instante oí como se levantaban de la mesa y nos escondimos; mientras yo intentaba secarme las lágrimas.
Pasamos rápido por el medicamento, yo estaba más tranquila, pero Harry no dejaba de tener esa mirada de preocupación, además de que aparentemente no sabía qué decir, los gemelos que estaban partiéndose de risa escuchando la discusión de los chicos, pararon de reír abruptamente cuando nos vieron.
— Hermione… — dijeron ambos acercándose. — ¿qué pasó?
— Tranquilos, solo estuve expuesta a uno de mis juguetes — dije antes de que Harry hablara y les di una sonrisa convincente.
— Bueno, suele pasar ¿te acompañamos? — dijeron y vi como guardaban la insignia de Percy.
— No es necesario — dije y ellos se extrañaron — Harry me va a acompañar — terminé y Harry no se negó, al contrario, asintió dándome la razón.
— Bueno, entonces supongo que está bien. — dijeron ambos, aunque parecían algo inconformes con mi respuesta.
Después de llevarme a mi cuarto, Harry se decidió por decirme “tranquila, nada me va a pasar”, aunque lo decía con duda, era seguro que ni el mismo lo creía, pero me dio ternura el que intentara animarme aun estando equivocado, por lo que me lancé a abrazarlo, me haría la promesa de darle ese final que merecía, tal vez no podía devolverle a Harry sus padres, pero si podía proteger a Sirius, y esa sería mi prioridad.
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Gracias por leer ♥️
He vuelto inspirada para iniciar con el tercer curso de Harry, espero que sea de su agrado.
Hoy es día de publicar, por lo que mínimo dos capítulos serán publicados hoy ♥️
Nos leemos pronto 💜💜💜
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