Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 109: Chimenea

POV Jade/Hermione

Ahora me había refugiado en la redacción de otro capítulo de mi libro, lamentablemente mi tranquilidad se vio interrumpida por varias personas que cayeron de la entrada de mi maleta, al parecer vieron mi letrero de "no molestar", aun así, tecleaba hábilmente escribiendo mientras pasaba la siguiente página de mis notas y cronología de mi novela, tenía un giro específico para hacer funcionar mejor la trama, pero todavía no decidía donde exactamente colocarlo.

— ¿no vieron el letrero? — cuestioné mientras volvía a escribir.

— ¿piensas que eso es más importante? ¡atacaste aurores y a la cara de sapo! — me encogí de hombros tras la exclamación de Olivia.

— Ah, vamos, se lo merecían, además, no recordarán nada para mañana, o bueno, no lo recordarán como fue realmente — sonreí maliciosa.

— No creo que sea tal buena idea jugar con las mentes de los funcionarios del ministerio. — mencionó Lucas.

— Aburrido — solté dando vueltas en mi silla.

— ¿alguien me puede explicar lo que acaban de decir? — cuestionó Barty.

— Mi novia les dio su merecido a los del ministerio y después jugó con sus mentes para salir impune. — explicó — en resumen en eso.

— Amor, tampoco es que esos títeres del ministerio pudieran hacer algo contra mí — comenté haciendo ojitos, y entrecerró sus ojos, agachó la cabeza negó con la cabeza.

— Lo sé, pero eso no quita el hecho de que me preocupes — suspiró.

— Pero estuve genial ¿no? los humillé — ante eso asintieron.

— Estuviste alucinante amor — concedió Tom — pero era un resultado evidente, eres letal — ante eso lo miré con una sonrisa embobada.

— y tu eres perfecto — me levanté a abrazarlo, pero Barty se metió en medio.

— Si, si, mucho amor, y todo, eres poderosa y él es tu enamorado, pero basta, ya les dije, controlen esas hormonas, no eres Black como para cogerte medio Hogwarts en tu quinto año — reprendió y lo miré con asco — contrólense un poco.

— Quítanos tus manos de encima — amenazó Tom.

— Bueno, pero solo iba a abrazarlo — dije ahora poniéndome al lado de Tom para que se calmara. — y no soy Sirius.

— Eso ya lo sé, eres más astuta, él es... demasiado impulsivo — se encogió de hombros. — ahora, ¿puedo leer el siguiente tomo? — comentó sacando el primer libro de mi trilogía.

Asentí abriendo un portal que daba al segundo tomo para que lo tomara. Me di vuelta para salir con los chicos, estaba algo perdida en mi nebulosa, ¿ya casi llegaba el momento? Creo que sí, y necesitaba tomar una vida para resucitar a Regulus, probablemente tendría que usar el Avada de Bellatrix en contra de un mortífago, pero no quería arriesgar a los chicos.

Salí de mi ensimismamiento cuando llegué a la torre de Gryffindor, no esperaba que en la sala común varios me esperaban para recibirme entre vítores y palmadas en la espalda, aunque claro que el parar al sapo y darle la vuelta a un ataque del ministerio iba a generar impacto.

— No podríamos esperar menos de nuestra mentora — alagó Dean.

— Si hay algo que nadie puede refutar, es que ella tiene estilo — dijo Seamus.

— Es como un Dumbledore más joven — sonrió Lee Jordan con un poco de burla.

— Ella es mejor que Dumbledore — interrumpió Tom con cierta molestia.

— Tom — lo miré con incredulidad y suspiró.

— Trajimos esto para celebrar — anunció Neville junto a Lavender y Parvati.

Celebramos toda la noche sabiendo que no seríamos molestados por miss Dolores de cabeza. Caímos dormidos en la madrugada, aunque sentí como era cargada por Tom en medio de todo, no quería despertar, me encantaba ser cuidada por él de esta forma, me perdí entre el mundo de los sueños cuando fui cuidadosamente recostada en la cama y abrazada contra su pecho.

||...||

A la mañana siguiente fue el examen de historia de la magia, respondí el examen con destreza y lo más rápido que pude, para sorpresa de muchos, incluido de los profesores encargados, lo entregué en tiempo récord, veintisiete minutos.

— ¿Segura que no quiere verificar sus respuestas? — preguntó el profesor Tofty.

— Está bien, no tengo dudas — salí rápidamente de ahí ante la mirada consternada de Tom.

Cuando salí tomé varias armas dignas de probar, asimismo mis botas entre otras cosas, me coloqué la ropa necesaria, mi momento había llegado, tomé la decisión, dejé el cuerpo del futuro Regulus en el piso de una de mis maletas, donde estaba Buckbeak y los Bowtruckle, además de los escarbatos rescatados de la oficina de Umbridge.

Hice las runas correspondientes y los círculos de transmutación combinados con lo necesario para atraer el alma de Regulus, tenía que ser rápida, tras eso, Damon y Cain irían conmigo, una vez con todo lo necesario, salí en busca de Harry, este se encontraba afuera errático, se abalanzó sobre mí.

— ¡Hermione! ¡Necesito que me lleves al ministerio! ¡Sirius está en peligro! — lo miré seriamente.

— Harry... respira, dime lo que viste — pedí y sus ojos mostraban desesperación.

— Hermione, lo tiene, Voldemort tiene a Sirius, yo- yo tengo que salvarlo — me dijo y suspiré.

— Harry, hay que ir con McGonagall — solté y negó.

— Se la llevaron para testificar la huida de Hagrid — maldita sea. Lo peor de todo es que sé que es importante que Harry tomé la maldita profecía...

— Bien, solo... no podemos irnos, tienes que estar a salvo Harry — desvié la mirada, no me atrevía a hacer esto. — podemos intentar-

— ¿qué está pasando? — preguntó Tom con seriedad viendo las manos de Harry en mis hombros con profundo odio. — Suéltala.

— ¿Qué pasa? — cuestionaron los demás llegando, al parecer el examen había finalizado.

— Hermione otra vez piensa abandonar a Sirius — dijo mordaz Harry.

— Nunca dije eso — solté molesta — solo que no puedes salir del colegio, yo iré — el negó.

— ¡¿Para qué lo dejes morir esta vez?! — soltó iracundo — ¡¿vas a volver a decir que es algo que tiene que pasar?! ¡¿lo justificarás de nuevo?!

— ¡Oye-! — soltó Olivia molesta. Pero cayó cuando solté una bofetada en la cara de Harry, fue entonces que llegó Ginny, Luna y Neville y nos vieron con sorpresa.

— Se lo merecía, estaba siendo muy grosero — dijo Luna en un susurro.

— Cálmate — ordené indiferente y Harry agachó la cabeza.

— Hermione — intentó intervenir Ron, pero guardó silencio ante mi mirada.

— Ha sido suficiente, no ayuda que pierdas la cordura — sentencie, nadie decía nada, pero Tom parecía complacido — necesitamos distraer a Umbridge lo suficiente como para usar su oficina y verificar si realmente Sirius salió del cuartel, usaremos la chimenea de la oficina de la cara de sapo, este será un favor que les voy a pedir a ustedes, Luna, Neville y Ginny ¿pueden hacerlo por favor? — suavicé mi tono con ellos, ante eso sonrieron y asintieron.

— Dalo por hecho — agradecí con la mirada.

— Peeves — llamé y apareció rápidamente viendo a Harry con molestia.

— ¡¿Qué necesita jefa?! — preguntó y sonreí.

— Toma — saqué productos especiales para comenzar mi sabotaje — necesito que causes estrago por todo el colegio si es necesario, mantén ocupada a la cara de sapo.

— Será todo un placer — sonrió. Le sacó la lengua a Harry y a Ron y salió volando.

— Entonces, Harry, tú y yo nos pondremos la capa invisible y entraremos en el despacho, y podrás hablar con Sirius...

— ¡Te digo que no está allí, Hermione!

— Bueno, podrás... comprobar si Sirius está en casa o no mientras yo vigilo. No creo que debas quedarte allí solo, pues Lee ya ha demostrado que la ventana es un punto débil porque coló los escarbatos por ella.

Pese a la rabia y la impaciencia que aparentaba, se dio cuenta que había unos cuantos presentes que todavía no sabían acerca de mis portales, por lo que se abstuvo a mencionarlos.

— Bien, gracias —murmuró.

— Bueno, aunque hagamos todo lo que hemos dicho, no creo que consigamos más de cinco minutos — comenté un poco aliviada después de que Harry hubiera aprobado el plan, ahora todo dependía de Kreacher — no hemos de olvidarnos de Filch ni de esa maldita Brigada Inquisitorial.

— Tendré suficiente con cinco minutos — aseguró Harry — Y ahora, vamos...

— Ve a buscar la capa invisible, yo te espero al final del pasillo de Umbridge, ¿de acuerdo?

Harry no contestó, salió a todo correr del aula y empezó a abrirse camino entre la marea de estudiantes que llenaban los pasillos. Tom me miró fijamente, parecía preocupado, al igual que mis amigos.

— Hermione... si no mal me acuerdo, tu... — asentí.

— ¿qué piensas hacer? — preguntó y los miré.

— Todo depende de Kreacher ahora — anuncie y me miraron intentando comprender mis palabras. Estábamos camino al pasillo cerca de la oficina del sapo. — si ven a la cara de sapo, canten la canción "a Weasley vamos a coronar", así lo sabremos, y por favor, sean convincentes.

— Ya lo tengo todo — dijo entrecortadamente Harry — ¿Están preparados?

— Ron, tú ve a distraer a Umbridge — ordené en un susurro, pues en ese momento pasaba a su lado un ruidoso grupo de alumnos de sexto — los demás, empiecen a alejar a la gente del pasillo... Harry y yo nos pondremos la capa y esperaremos hasta que todo esté despejado.

Ron se marchó con paso decidido y los demás pudieron ver su reluciente pelo rojo hasta que llegó al final del pasillo; entre tanto Ginny, con su llamativa melena, se alejó en dirección opuesta junto a Olivia y Lucas, asomando entre el tumulto de estudiantes que llenaban el pasillo, seguida de Luna y los demás.

— Ven aquí — murmuré, tirando de Harry por la muñeca hasta un hueco donde la cabeza de piedra de un mago medieval, feísimo, hablaba sola sobre una columna — ¿Seguro que estás bien, Harry? Todavía te veo muy pálido.

— Sí, estoy bien — afirmó él, y sacó la capa invisible de la mochila.

— Vamos — dijo impaciente, y se echó la capa invisible por encima tapándome.

— ¡Por aquí no pueden pasar! — decía Ginny a los alumnos — Lo siento, tendrán que dar la vuelta por la escalera giratoria porque alguien ha soltado gas agarrotador en este pasillo. Oyeron que algunos se quejaban, y una voz antipática dijo.

— Yo no veo gas por ninguna parte.

— Porque es incoloro — contestó Ginny con un convincente tono de exasperación — pero si quieres pasar, adelante, así tendremos tu cuerpo como prueba para el siguiente idiota que no nos crea.

Poco a poco la multitud fue dispersándose. Por lo visto, la noticia del gas agarrotador se había difundido y la gente ya no intentaba pasar por aquel pasillo. Cuando la zona quedó prácticamente vacía.

— Creo que ésta es la máxima tranquilidad que podremos conseguir, Harry. ¡Vamos! — Y echamos a andar cubiertos con la capa. Luna estaba de pie, de espaldas a nosotros, al final del pasillo. Al pasar junto a Ginny, susurré — Bien hecho... No olvides la señal...

— ¿Cuál es la señal? — murmuró Harry cuando se acercaban a la puerta del despacho de la profesora Umbridge.

— Si ven acercarse a Umbridge se pondrán a cantar «A Weasley vamos a coronar» — informé mientras Harry introducía la hoja de la navaja de Sirius en la rendija que había entre la puerta y el marco.

La cerradura se abrió enseguida, y entramos en el despacho. Los estridentes gatitos disfrutaban del sol de la tarde que calentaba sus platos, pero por lo demás el despacho estaba vacío y silencioso, estaba aliviada, pero sabía que esto solo nos complicaría las cosas si éramos encontrados, iba a seguir con la trama. Nos quitamos la capa salí disparada a la chimenea. Harry tomó el tarro de polvos flu, echó un pellizco dentro y consiguió que aparecieran unas llamas de color esmeralda. Se arrodilló rápidamente, metió la cabeza en el fuego.

— ¡Número doce de Grimmauld Place! — soltó. Ahora solo me quedaba esperar, Sirius, más te vale estar ahí.

Estaba impaciente al lado de Harry, y cuando noté que estaban por abrir la puerta, no dudé en tirar de él y pasar las cenizas de él a mí para librarlo de culpa, él me miró con sorpresa. Nos encontramos mirando la ancha y pálida cara de Umbridge, que había entrado a su oficina, se acercó a zancadas a mi y me tiró del pelo y en ese momento, mientras otros de la brigada inquisitorial tomaban a Harry de los brazos. Me echaba el cuello hacia atrás cuanto podía, como si fuera a degollarme.

— ¿Creías que después de dos escarbatos — dijo en un susurro tirando un poco más de mi cabeza, de modo que me había ver el techo — iba a permitir que otra inmunda y carroñera criatura entrara en mi despacho sin que yo lo supiera? Cuando entró el último, puse hechizos sensores de sigilo en la puerta de mi despacho, idiota. Quítale la varita — le gritó a alguien a quien no podía ver, y noté que una mano hurgaba en el bolsillo interior de mi túnica y sacaba mi varita — Y no te olvides de él. — era evidente que se referían a Harry — Quiero saber qué hacíais en mi despacho — exigió Umbridge agitando el puño con que le sujetaba mi pelo, de modo que perdí el equilibrio.

— Quería dejarle una bomba de pintura — mascullé con dificultad, me enterraba sus uñas así que claro que dolía.

— Mentira. — volvió a zarandearme — Tenías la cabeza dentro de mi chimenea. ¿Con quién te estabas comunicando?

— Con nadie — contesté intentando soltarme, notando cómo varios cabellos se le desprendían del cuero cabelludo.

— ¡Mentira! — gritó Umbridge. Me dio un empujón, y choqué contra la mesa sacándome el aire. Harry era sometido por Draco, mientras este estaba dubitativo mientras me veía ocultando su preocupación.

A continuación se produjo un alboroto al otro lado de la puerta, y entonces entraron varios corpulentos alumnos de Slytherin que arrastraban a Ron, Ginny, Luna, Olivia, Lucas y, Neville, a quien Crabbe había hecho una llave y llevaba tan sujeto por el cuello que parecía a punto de ahogarse. Los habían amordazado a todos ¿Dónde estaba Tom?

— Los tenemos a todos — anunció Warrington, y empujó bruscamente a Ron hacia el centro del despacho

— Éste — dijo hincándole un grueso dedo a Neville en el pecho — ha intentado impedir que agarrara a ésa — señaló a Ginny, que pretendía pegar patadas en la espinilla a la robusta alumna de Slytherin que la sujetaba — así que lo hemos atrapado también.

— Estupendo — dijo Umbridge mientras contemplaba los forcejeos de Ginny — Muy bien, veo que dentro de poco ya no quedará ni un solo Weasley en Hogwarts. — Umbridge dibujó su ancha y displicente sonrisa y se sentó en una butaca de chintz; miraba a sus prisioneros pestañeando, como un sapo sobre un parterre de flores. — Muy bien, Granger — comenzó — Has colocado vigilantes alrededor de mi despacho y has enviado a ese payaso — señaló con la cabeza a Ron — para que me dijera que el poltergeist estaba provocando el caos. Es evidente que te interesaba mucho hablar con alguien. ¿Con quién? ¿Con Albus Dumbledore? ¿O con ese híbrido, Hagrid? No creo que se tratara de la profesora McGonagall porque tengo entendido que todavía está declarando.

— No creo que sea asunto suyo. Yo puedo hablar con quién me dé la gana — sonreí. El blandengue rostro de Umbridge se tensó un poco. Todos parecían sorprendidos y con un atisbo de preocupación.

— Muy bien — continuó con su dulce voz, más falsa y peligrosa que nunca — Muy bien, señorita Granger... Le he ofrecido la posibilidad de contármelo voluntariamente y la ha rechazado. No tengo otra alternativa que obligarla. Draco, ve a buscar al profesor Snape.

Draco se guardó la varita de Harry en el bolsillo de la túnica y salió del despacho. En aquel momento, en el despacho sólo se oían los inquietos movimientos y los forcejeos de Ron y los demás, a los que los alumnos de Slytherin intentaban dominar. A Ron le sangraba el labio y estaba manchando la alfombra del sapo mientras intentaba librarse de la llave que le hacía Warrington en el cuello; Ginny, por su parte, trataba de pisarle los pies a la alumna de sexto que la agarraba con fuerza por ambos brazos; Neville cada vez estaba más morado e intentaba soltarse del cuello los brazos de Crabbe; y Olivia procuraba en vano apartar a Millicent Bulstrode.

Luna, en cambio, estaba de pie junto a su captora, sin oponer resistencia, y miraba distraídamente por la ventana como si todo aquello la aburriera muchísimo. Harry volvió a mirar a Umbridge, que me observaba atentamente. Sin embargo, yo mantuve una sonrisa con superioridad cuando se oyeron pasos que se acercaban por el pasillo y Draco entró de nuevo en el despacho y le aguantó la puerta a Snape.

— ¿Quería verme, directora? — preguntó éste, y miró a las parejas de forcejeantes alumnos con un gesto de absoluta indiferencia.

— ¡Ah, profesor Snape! — exclamó Umbridge sonriendo de oreja a oreja y poniéndose de nuevo en pie — Sí, necesito otra botella de Veritaserum. Cuanto antes, por favor.

— Le di la última botella que tenía para que interrogara a Granger — contestó Snape observándola con frialdad — No la gastaría toda, ¿verdad? Ya le indiqué que bastaba con tres gotas. — Umbridge se ruborizó.

— Supongo que podrá preparar más, ¿no? — dijo, y su voz se volvió aún más infantil y dulce, como ocurría siempre que se ponía furiosa.

— Desde luego — contestó Snape haciendo una mueca con los labios — Tarda todo un ciclo lunar en madurar, así que la tendrá dentro de un mes.

— ¿Un mes? — chilló Umbridge inflándose como un sapo — ¿Un mes, ha dicho? ¡La necesito esta noche, Snape! ¡Acabo de encontrar a Granger utilizando mi chimenea para comunicarse con alguien!

— ¿Ah, sí? —dijo Snape, y por primera vez mostró interés y giró la cabeza para mirarme — Bueno, no me sorprende. Granger nunca se ha mostrado inclinada a obedecer las normas del colegio.

Los fríos y oscuros ojos de Snape taladraron los míos, le sostuve la mirada sin pestañear, dándole a entender que sabía exactamente lo que hacía.

— ¡Quiero interrogarla! — gritó Umbridge fuera de sí, y Snape dirigió la vista al enfurecido y tembloroso rostro de esta — ¡Quiero que me proporcione una poción que lo obligue a decirme la verdad!

— Ya se lo he dicho — repuso Snape con toda tranquilidad — No me queda ni una gota de Veritaserum. A menos que quiera envenenar a Granger, y le aseguro que si lo hiciera yo lo comprendería, no puedo ayudarla. El único problema es que la mayoría de los venenos actúan tan deprisa que la víctima no tiene mucho tiempo para confesar. — Snape giró de nuevo la cabeza hacia mí y después a Harry, que seguía mirándolo fijamente para intentar comunicarse sin palabras.

— ¡Está usted en periodo de prueba! — bramó Umbridge, y Snape volvió a mirarla con las cejas ligeramente arqueadas — ¡Se niega a colaborar! ¡Me ha decepcionado, profesor Snape; Lucius Malfoy siempre habla muy bien de usted! ¡Salga inmediatamente de mi despacho! — Snape hizo una irónica reverencia y se dio la vuelta para marcharse.

— ¡Tiene a Canuto! — gritó Harry de repente — ¡Tiene a Canuto en el sitio donde la guardan! — Snape se paró con una mano sobre el picaporte de la puerta.

— ¿Canuto? — chilló Umbridge mirando ávidamente a Harry y luego a Snape — ¿Quién es Canuto? ¿Dónde guardan qué? ¿Qué ha querido decir, Snape? — Snape se volvió y miró a Harry con expresión inescrutable.

— No tengo ni idea — respondió Snape sin inmutarse — Potter, cuando quiera que me grites disparates como ése, te daré un brebaje bocazas. Y Crabbe, haz el favor de no apretar tanto. Si Longbottom se ahoga tendré que rellenar un montón de aburridos formularios, y me temo que también tendré que mencionarlo en tu informe si algún día solicitas un empleo.

Cerró la puerta tras él haciendo un ruidito seco, y Harry se quedó más confuso que antes. Luego miró a Umbridge, que parecía sentirse igual que él; la mujer respiraba agitadamente, llena de rabia y de frustración.

— Muy bien — dijo, y sacó su varita — Muy bien... No me queda otra alternativa. Este asunto va más allá de la disciplina escolar, es un tema de seguridad del Ministerio... Sí, sí... — Era como si intentara convencerse de algo.

— ¿no me va a dar una última oportunidad? — pregunté fingiendo nervios, me vio molesta.

— Díganme todo lo que saben ahora — dijo Umbridge mientras me sentaba y apuntaba con la varita y todos los demás se tensaron, nos miraban con atención, Harry parecía preocupado.

— Okey, apuntar — dije entrando en mi modo Skipper mientras le decía a Crabbe y Goyle, quienes sacaron sus libretas que les di el año pasado y todos me miraban con pánico — no confíes en un holandés en una pelea de tulipanes.

— Tulipanes — susurro Goyle.

— Canadá entrena en secreto a un batallón de pies grandes.

— Pies grandes — dijo Crabbe.

— Los perros calientes solo tienen un 17% de perro. — dije y Crabbe y Goyle levantaron la cabeza de las libretas con sorpresa.

— ¡no todo lo que sabes! S-solo, dime el paradero de Dumbledore. — exigió roja de ira y la miré entrecerrando los ojos.

— Pues... yo no sé dónde no está.

— ¿estás diciéndonos que no sabes dónde está? — dijo y me miró con locura en los ojos mientras los demás intercambiaban miradas.

— No, sería inexacto suponer que no podría dejar de decir que no es casi parcialmente incorrecto. — respondí alzando mi mano y desviando su varita lentamente.

— Entonces si sabes dónde está. — apretó la varita con molestia. Mientras que los chicos parecían nerviosos mientras se removían.

— Oh, al contrario, definitivamente diría que rechazo la idea de que sea posible con cierta falta de improbabilidad de que sepa o no sepa donde a lo mejor no está — pude ver como la mayoría en la sala parecía realmente intentar entender o descifrar lo que decía, Crabbe y Goyle parecían apuntar lo que dije a toda velocidad, pero se quedaban atrás — y si en verdad ahí no está y aunque no está donde yo no sé qué estaba no significaría que no supiera con certeza dónde no está, ahora que si no estuviera ahí... — seguí y fui interrumpida.

— ¡Ya cállate! — dijo molesta. — tal vez un par de crucios te aflojen la lengua. — dijo y vi como todos se alteraban y me miraban con preocupación, la mirada psicótica de Umbridge no auguraba nada bueno. —No me gusta nada tener que hacer esto, pero me has obligado — afirmó Umbridge, que no paraba de moverse — A veces las circunstancias justifican el empleo de... Estoy segura de que el ministro comprenderá que no tuve otro remedio... —Malfoy la observaba con avidez — sí, la maldición cruciatus te hará hablar — sentenció Umbridge con voz queda.

— ¡No! — gritaron Olivia y Ginny.

— ¡Es ilegal, profesora Umbridge! — Gritó Neville mirándome fijamente, pero la mujer no le prestó atención. Tenía en la cara una expresión cruel, ansiosa y emocionada que no había visto hasta ahora. Umbridge alzó la varita

— ¡El ministro no aprobará que viole la ley, profesora Umbridge! — volvió a gritar Olivia, Draco pareció preocupado, al igual que Crabbe y Goyle, para mi sorpresa.

— Si Cornelius no se entera, no pasará nada — repuso jadeando ligeramente mientras apuntaba con la varita a distintas partes de mi cuerpo intentando decidir, al parecer, dónde dolería más — Cornelius nunca llegó a saber que fui yo quien envió a los dementores contra Potter el verano pasado, pero de todos modos le encantó tener una excusa para expulsarlo del colegio.

— ¿Fue usted? — preguntó Harry atónito — ¿Usted me envió a los dementores?

— Alguien tenía que actuar — respondió Umbridge, y su varita apuntó directamente a la frente de Harry — Todos decían que había que hacerte callar como fuera, que había que desacreditarte, pero yo fui la única que hizo algo... Sólo que tú te las ingeniaste para librarte, ¿verdad, Potter? Pero hoy no va a ocurrir lo mismo, ya lo verán... — Inspiró hondo, volteo de nuevo hacia mí y gritó — ¡Cru...!

— ¡NO! — gritaron Tom y Kyle entrando abruptamente a la oficina, Kyle me miró preocupado — ¡Hermione, tendremos que contárselo!

— ¡Nada de eso! — fingí firmeza para sorpresa de Harry.

— ¡Tendremos que hacerlo, Hermione! Va a obligarte de todos modos, así que ¿qué sentido tiene? — exclamó preocupado, rogando con los ojos que lo ayudara con esto.

— ¡Vaya, vaya! — exclamó Umbridge, triunfante — ¡Don Preguntitas nos va a dar algunas respuestas! ¡Adelante, niño, adelante!

— ¡Kyle... no! — gritó Ron a través de la mordaza. Ginny miraba con atención a Kyle, como si fuera la primera vez que lo veía. Neville, que todavía estaba medio asfixiado, lo miraba también.

— Lo siento... perdónenme — soltó — pero no puedo soportarlo... no pienso permitir que te hagan daño Hermione.

— ¡Está bien, niño, tranquilo! —dijo Umbridge, que agarró a Kyle por los hombros y lo sentó en la butaca de chintz. Se inclinó sobre él y añadió — A ver, ¿con quién se estaba comunicando Granger hace un momento?

— Bueno — contestó — intentaba hablar con el profesor Dumbledore. — Ron se quedó de piedra, con los ojos como platos; Ginny dejó de intentar pisotear a su captora; y hasta Luna adoptó una expresión de leve sorpresa. Por fortuna, Umbridge y sus secuaces tenían toda la atención concentrada exclusivamente en Kyle y no repararon en aquellos sospechosos indicios.

— ¿Con Dumbledore? — repitió Umbridge, entusiasmada — ¿Acaso saben dónde está?

— ¡Bueno, no! — sollozó Hermione — Hemos probado en el Caldero Chorreante, en el callejón Diagon, en Las Tres Escobas y hasta en Cabeza de Puerco...

— ¿Cómo puedes ser tan idiota? ¡Dumbledore no estaría sentado en un pub mientras lo busca el Ministerio en pleno! — gritó Umbridge, y la decepción se reflejó en todas las flácidas arrugas de su rostro.

— ¡Es que necesitábamos decirle algo muy importante! — soltó Kyle.

— ¿Ah, sí? — dijo Umbridge volviendo a animarse — ¿Y qué era eso que querían decirle?

— Pues queríamos decirle que... ¡que ya está lista! — soltó y todos lo miraron con asombro, incluso Tom.

— ¿Lista? — se extrañó tanto que volvió a sujetar a Kyle por los hombros y la zarandeó ligeramente — ¿Qué es lo que está listo, niño? — me miró y negué con la cabeza.

— El... el arma. — dijo sopesando sus palabras, se merece un premio, su actuación es perfecta.

— ¿El arma? ¿Qué arma? — preguntó ella, cuyos ojos se salían de las órbitas a causa de la emoción — ¿Han desarrollado algún método de resistencia? ¿Un arma que podrían emplear contra el Ministerio? Por orden de Dumbledore, claro...

— ¡Sí — respondió con más firmeza y todos me vieron — pero cuando se marchó todavía no la habíamos terminado, Hermione y yo ajustamos algunos detalles, ahora nosotros la hemos terminado solos, y teníamos que encontrarlo para decírselo! — dijo apretando sus manos con impotencia.

— ¿De qué tipo de arma se trata? — preguntó con aspereza Umbridge mientras sujetaba con fuerza Kyle por los hombros con sus regordetes dedos.

— —Nosotros no lo entendemos del todo — respondió Kyle —. Sólo hicimos lo que el profesor Dumbledore nos dijo que debíamos hacer. — Umbridge se enderezó. Estaba exultante de alegría.

— Llévame a donde está el arma — ordenó.

— No quiero enseñársela a ellos — contestó Kyle mirando a los alumnos de Slytherin entre los dedos.

— No eres nadie para poner condiciones — le espetó Umbridge.

— Bien — repuso Kyle — ¡que la vean, pero le recuerdo que son Slytherin, pueden ocuparla contra usted! ¡pueden apropiársela para volverse la mano derecha del ministro, todo por sus padres! — Esas palabras causaron un fuerte impacto en Umbridge, miró rápida y recelosamente a su Brigada Inquisitorial, y sus saltones ojos se detuvieron un momento en Warrington, que era demasiado lento para disimular la expresión de entusiasmo y codicia que iluminaba su cara. Umbridge volvió a mirar con detenimiento a Kyle, y entonces dijo con una voz que pretendía ser maternal — Está bien, querido, iremos tú y yo solos... y nos llevaremos también a Granger, ¿de acuerdo? ¡Vamos, levántate!

— Profesora — intervino Warrington — profesora Umbridge, creo que algunos miembros de la Brigada deberían acompañarla para vigilar que-

— Soy una funcionaria del Ministerio perfectamente capacitada, Warrington, ¿de verdad crees que no puedo defenderme yo sola de dos adolescentes sin varita mágica? — lo atajó con aspereza Dolores Umbridge — Además, no parece que esa arma de la que habla el señor Edevane sea algo que deban ver unos colegiales. Permanecerán aquí hasta que yo regrese y se asegurarán de que ninguno de éstos — señaló a los chicos — escape.

— Como usted diga — aceptó Warrington a regañadientes. —ustedes dos irán delante de mí y me enseñarán el camino — nos ordenó Umbridge a Kyle y mí apuntándolos con su varita — Adelante.

Y así salimos de la oficina de Umbridge, esperando que todo saliera bien, sabía que lo lograrían, así que justo como estaba escrito, dirigí mi rumbo hacia el paradero de Grawpy, Kyle parecía querer saber a dónde íbamos, suspiré, solo esperaba que la resurrección de Regulus saliera bien.   

☆゜・。。・゜゜・。。・゜★

Bueno, hoy es el último día del año, gracias por acompañarme todo este tiempo con esta historia, espero tenerlos aquí con las aventuras que nos esperan.

Espero que hayan disfrutado en capítulo, como es de esperar, intentaré tener el otro a tiempo, ya que vamos en la parte más emocionante como para dejarlo así. Espero que su año haya estado lleno de dicha, aprendizaje y muchas buenas personas. Y les deseo eso y más para el próximo año, porque sabemos que nada es constante, que siempre nos vemos rodeados de cambios, pero no tiene que ser negativo.

Por otro año con maravillosos lectores como ustedes. 🥂

Nos leemos pronto 😉✨💜

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro