
Capítulo 100: El Quisquilloso
POV Jade/Hermione
Me adentré en el dormitorio de los chicos, al tocar la puerta de la habitación de los gemelos, me recibió un Lee Jordan que al verme pareció aliviado, lo miré extrañada, no dijo nada, solo me tomó y me hizo pasar, salió rápidamente, y cerró la puerta tras de mí. Eso me dejó extrañada, la habitación parecía completamente vacía, pero al buscar con la mirada di con Fred, que estaba tirado debajo de su cama.
— ¿Fred? — hablé, pero no contestó. — vamos, sal de ahí. — volví a intentar con una voz suave, casi como un susurro.
— Pensé que estabas enojada conmigo — susurró — ¿por qué me vienes a buscar? Te mandó George ¿no? — cuestionó y reí.
— Para nada. — respondí con gracia. — si te soy sincera, quería hablar contigo, pero no sabía si sería bueno hacerlo ahora, el que me dio ese último empujón, por mucho que te sorprenda, fue Ron.
— te hice sentir incómoda, mis celos ganaron... prometí protegerte, estar a tu lado, pero en cambio hoy fui un imbécil — suspiró derrotado, cuando busqué su mirada escondió su rostro entre sus brazos.
— Bueno, ¿y qué? — comenté mientras miraba la pared — ¿me quieres no? ¿acaso piensas que mis sentimientos son tan falsos que van a flaquear por algo así? — pregunté y escuché su respiración detenerse.
— ¿tus sentimientos? — preguntó y sonreí, tal vez no se los había dicho tal cual...
— Si... mis sentimientos por ustedes... Fred, te amo... — ante eso su mirada se asomó centrándose en mí.
— ¿qué tipo de amor? — preguntó de nuevo con anhelo y ojos suplicantes, mi manos no pudo evitar acariciar su cabello.
— Mi amor por ustedes es... es especial, no como el amor que siento por Sirius o por Neville, el que siento por ustedes es... ese tipo de amor, un amor por el que te casarías con alguien... — susurré en confidencia y sus ojos que se habían cerrado por mi toqué se abrieron para verme como si estuviese viendo lo más hermoso del mundo, brillaban tanto que mi corazón latió agitado.
— Yo también — confesó y entonces salió de debajo de su cama — Hermione, te amo de verdad... y realmente quiero que en un futuro me permitas estar a tu lado, aunque no sea suficientemente bueno para ti... — se acercó más a mí.
— Fred, ¿Qué tonterías dices? — acaricié su rostro de nuevo — ustedes son mucho más de lo que yo merezco, y tengo que miedo de que un día se den cuenta y decidan dejarme...
— Jamás, mi pequeña leona, escucha bien esto, JAMÁS te dejaríamos — aseguró tomando mi rostro entre sus manos — lo siento... soy celoso, y te mostré un lado de mi que no debería haberme dominado.
— Fred, los amo, así como ustedes me aman aun con todo y mis defectos — le aseguré — soy terca, tengo cierta obsesión por el control, me gusta sentirme completamente segura y por eso hago planes para distintas situaciones, incluso planes para los planes y más. Me reservo muchas cosas y hago otras a escondidas, a ojos de muchos puedo llegar a ser una suicida, odio equivocarme, porque cuando lo hago le puede costar la vida a alguien, me cuesta mucho aceptar que hay cosas que no puedo controlar en su totalidad y ahora estoy enamorada de ustedes y me siento como una cualquiera, por eso evito mucho el hablar del tema y me distraigo en otras cosas — decía todo sin parar y él me miraba atentamente con una sonrisa comprensiva. — me gusta ayudar a todos pero me cuesta aceptar la ayuda, me escondo en la biblioteca como mi lugar seguro porque cuando no sé algo puedo buscar inspiración ahí y compensa en parte mi inseguridad y miedos al futuro, lo único que sé es que no me imagino un futuro sin ustedes y no quiero lastimarlos.
— Y amo cada parte de ti... — sus ojos brillaron intensamente — Bueno, no se lo digas a mi hermano, pero yo también tengo muchos defectos — dijo en tono juguetón — tiendo a ser celoso y un poco posesivo, pero al no querer quedar mal contigo y asfixiarte con todo esto me abstengo y a veces me puede poner de malas, cosa que termino desquitando con tus acosadores, me vuelvo loco por esa conexión que tienes con el mini Lord, y luego ese tipo Edevane, que no deja de rondarte como mosca — ante eso alcé una ceja con incredulidad — sí, puedo ser infantil, y tener malas ideas, y dejarme llevar por mis emociones; no quiero que lo notes, quiero que veas que soy divertido pero también que puedo ser maduro, quiero ser un hombre de verdad ante tus ojos. Aun así soy berrinchudo, sarcástico y cruel. Aun así mi amor por ti me lleva a no querer dejarte ir si aceptas mi corazón.
— Mi travieso Fred, creo que desde que nos conocimos por primera vez en ese callejón no hubo vuelta atrás — revelé y sus ojos brillaron intensamente.
— ¿puedo besarte? — preguntó apenado, por lo que despertó una chispa en mí, fui osada y me coloqué sobre él y pasé mis manos por su nuca, fundiendo mis labios con los de él. Era un beso que cargaba con mis sentimientos, mi amor, y el no tardó en responder y profundizarlo.
— ¿eso contesta tu pregunta? — pregunté con una sonrisa. Él asintió posando si mano en mi mejilla y repasando mis labios con su pulgar, volviendo a unir nuestros labios con urgencia y estrechándome contra su cuerpo.
— Bueno, todo esto es muy dulce, pero creo que ya me toca — habló George desde la parte de arriba de la cama haciendo que nos sobresaltáramos, bajó de un salto, al parecer ahí se había escondido. — ya que nos reconciliamos, no creo que te moleste tener a tus dos pelirrojos favoritos dándote una dosis extra de amor ¿no? — preguntó alzando las cejas sugerente — así puedes relajarte por fin, sería la manera perfecta de terminar este día ¿no? — preguntó y sonreí junto a Fred con picardía.
— ¿hasta dónde me quieren llevar? Par de gemelos traviesos — cuestioné con una ceja alzada y un tono altivo y sugerente.
— Hasta donde tú quieras, pequeña leona — dijeron mientras George se posicionaba detrás de mi tomando mi rostro con delicadeza y fundiéndonos en un beso.
Fred desabotonó los primeros botones de mi camisa exponiendo mi cuello, no tardé en estremecerme cuando su lengua hizo contacto contra mi piel expuesta, y después sentir el pequeño mordisco suave y juguetón sacándome un jadeo que fue ahogado por el beso con George. Pronto la puerta fue abierta y oímos a alguien decir "te estoy diciendo que Hermione vino a arreglar las cosas, seguro ya se reconciliaron, no tienes que preocuparte" y entonces vi a Lee Jordan sorprendido tapando los ojos de Harry que venía tras de él.
Me sonrojé y Lee estaba igual. "¿Lee?" preguntó Harry, pero pronto fue empujado hacia afuera por el mismo "no hay nada que ver aquí", Lee nos enseñó el pulgar en alto y salió de ahí llevándose a Harry "seguramente se fueron por tartas y jugo de calabaza, a Fred le encanta traer comida de contrabando para Hermione" comentó cerrando la puerta poniendo seguro.
— Al parecer Lee si usó la cabeza — susurró George.
— Si, pero la magia del momento se perdió. — me encogí de hombros.
— ¿piensas dejarnos así? — cuestionó Fred con cierto tono juguetón.
— Es tu pequeño castigo por el berrinche. Mi pelirrojo sexy — guiñé un ojo para salir y acomodar de un movimiento de varita mi ropa, estas malditas hormonas, los deseos carnales son poderosos. Nuevamente salí intacta de este encuentro por las malditas/benditas interrupciones.
||...||
El lunes por la mañana entramos en el Gran Comedor para desayunar en el preciso instante en que llegaban las lechuzas con el correo. casi todos los estudiantes estaban ansiosos por saber más noticias sobre los mortífagos fugitivos, quienes todavía no habían sido detenidos, pese a que muchas personas aseguraban haberlos visto. Entregué un knut a la lechuza que me dio el periódico, y lo desplegué apresuradamente.
Si no estaba mal, hoy por fin saldrían las noticias que realmente esperaba; y así la primera lechuza aterrizó con un golpe seco delante de Harry, quien pareció completamente consternado.
— ¿A quién buscas? — le preguntó apartando lánguidamente su zumo de naranja de debajo del pico de la lechuza, y se inclinó hacia delante para leer el nombre y la dirección del destinatario.
Harry Potter
Gran Comedor
Colegio Hogwarts
Harry frunció el entrecejo y se dispuso a coger la carta, pero, antes de que pudiera hacerlo, tres, cuatro y oh dios, quince lechuzas más llegaron volando y se posaron al lado de la primera disputándose un sitio, al mismo tiempo que pisaban la mantequilla y tiraban el salero en sus intentos de entregarle, antes que las demás, la carta que llevaban. Y si, no solo a Harry, sino también a mí, y claro, no dudaba que Cedric estaría en las mismas.
Hoy era una noche importante, dado que iría en caza de uno que otro mortífago rezagado para iniciar mi colección, solo esperaba que mi plan fuera el golpe crítico que pusiera una esponja antes del golpe crítico que se llevaría la comunidad mágica tras lo que sucedería en el ministerio.
— ¿Qué está pasando aquí? — preguntó Ron, asombrado, mientras los demás ocupantes de la mesa de Gryffindor se inclinaban para mirar y siete lechuzas más aterrizaban entre las anteriores, chillando, ululando y agitando las alas.
— ¡Harry! — exclamé mientras Tom intentaba alejar a las lechuzas de nuestra comida. — Creo que sé lo que esto significa. ¡Abre ésta primero! — dije lanzando una copia del quisquilloso.
Harry retiró el envoltorio de papel de color marrón. Lo desenrolló y vio su cara, que sonreía tímidamente en la portada. Sobre la imagen de Harry había unas grandes letras rojas que rezaban:
HARRY POTTER HABLA POR FIN:
«TODA LA VERDAD SOBRE EL-QUE-NO-DEBE-SER-NOMBRADO Y LA NOCHE QUE LO VI REGRESAR»
— ¿Te gusta? — preguntó Luna detrás de mí, que se había acercado a la mesa de Gryffindor, sonreí y asentí — Salió ayer. Le pedí a mi padre que les enviara un ejemplar gratuito. Supongo que todo esto — añadió señalando las lechuzas, que seguían buscando un lugar frente a nosotros — son cartas de los lectores.
— Lo imaginaba — sonreí con entusiasmo mientras mis amigos parecían sorprendidos.
— Y yo que pensaba que la primera vez que viera algo así sería de tus lectores — masculló Lucas y rápidamente Olivia le dio un sape, ante eso los chicos los vieron extrañados.
— ¿lectores? — preguntó Harry curioso.
— Ah si, he querido escribir una novela, pero no me animo a terminarla — expliqué y los gemelos me miraron con una sonrisa misteriosa que nadie notó por todo el revuelo.
— Deberías hacerlo, seguramente sería un éxito — animó Luna.
— Bueno, aunque no tanto como Jade Baker, ese autor llegó a la cima para quedarse — comentó de la nada Lavender — sus historias tienen el nivel de aventura, drama, comedia y amor en dosis perfectas — explicó. — tuvo que llegar a la cima con esfuerzo y dedicación, pero no dudo que tu libro sea bueno Hermione, solo... — intentó componer su comentario, los chicos fruncieron el ceño, pero reí.
— No te preocupes, entiendo tu fanatismo, Hagrid tiene las ediciones firmadas y es amigo cercano del autor — revelé y varios que escucharon eso voltearon a ver a la mesa de profesores con curiosidad mientras Hagrid comía y platicaba amenamente con Flitwick, al sentir varias miradas, sonrió tímido y nos saludó con la mano.
— Será que la chica de la clase anterior es...
— No saques conclusiones rápidas, tranquila, todavía faltan unos años para saber quién es realmente — dije e hizo un puchero, pero asintió — Harry, ¿te importa si...? — le pregunté señalando las cartas.
— Tú misma —repuso él con expresión de desconcierto. Ron, Tom, Olivia, Lucas y yo empezamos a abrir sobres.
— Ésta es de un tipo que cree que estás como una cabra — dijo Ron mientras leía la carta que había cogido
— — Ah, bueno... Esta mujer les recomienda que hagan un tratamiento de hechizos de choque en San Mungo, maldita gente desagradable — comentó Olivia y arrugó su carta.
— Pues ésta no está mal — afirmó Harry despacio, leyendo por encima una larga carta de una bruja de Paisley.
— ¡Eh, dice que les cree! — dijo Lee levantándose con algo de dificultad de entre Olivia y Lucas, esta sonrió y él se sonrojó.
— Éste está indeciso — terció Fred, que se había apuntado con entusiasmo a abrir cartas junto a George — Dice que no cree que estés loco, pero que no le hace ninguna gracia pensar que Quien-vosotros-sabéis ha regresado y por eso ahora no sabe qué pensar. ¡Vaya, qué manera de malgastar el pergamino!
— ¡A éste también lo han convencido! — exclamó Lucas, emocionado. — Después de leer su versión de la historia, he llegado a la conclusión de que El Profeta los ha tratado injustamente... Aunque no me guste pensar que El-que-no-debe-ser-nombrado ha regresado, no tengo más remedio que aceptar que dicen la verdad...» ¡Es fantástico!
— Otro que cree que has perdido la cabeza — comentó Ron, y tiró una carta arrugada por encima del hombro
— ésta dice que la has convencido y que ahora piensa que son unos verdaderos héroe; ¡hasta ha incluido una fotografía suya! ¡Miren! — dijo George.
Tom y Kyle solo me mostraban las positivas y las que yo supongo eran negativas, las analizaban un rato y después las quemaba, algo me dice que estaban memorizando nombres, pero decidí no preguntar, era mejor que no supiera todo y no sobre analizar pues terminaría arrepintiéndome.
— ¿Qué está pasando aquí? —preguntó una voz infantil y falsamente dulzona del sapo apestoso.
Harry y yo que teníamos las manos llenas de sobres, pero desviamos la mirada hacia la fuente irritante que oscurecía nuestras mañanas. Umbridge estaba de pie, detrás de mí y de Luna, y examinaba con sus saltones ojos de sapo el revoltijo de lechuzas y cartas que había encima de la mesa, enfrente de Harry y de mí. Y entonces caímos en cuenta de que muchos estudiantes nos observaban con avidez.
— ¿A qué se debe que reciban tantas cartas, Potter, Granger? — preguntó Umbridge lentamente.
— ¿También es delito recibir correo? — inquirió Fred en voz alta con un tono ligeramente mordaz.
— Ten cuidado, Weasley, o tendré que castigarte — respondió la bruja — ¿Y bien, señor Potter, señorita Granger? — su voz no escondía del todo su desprecio y odio a nuestra persona. Harry vaciló.
— Creo que en lo que respecta a nuestra correspondencia, no es de su interés, sin ofender, pero creo que tiene cosas más importantes en las cuales centrar su energía.
— Bien, se los diré de otra manera, o me cuentan ahora o solo será cuestión de tiempo para que me entere — maldita cara de sapo.
— La gente nos escribe cartas porque me han hecho una entrevista — contestó Harry e hice un facepalm — Sobre lo que pasó en junio.
Cuando pronunció esta frase, rodé los ojos, el rostro del sapo se descompuso, sorprendentemente, aún más, Harry parecía tener la expectativa de que Dumbledore se metería en este asunto, pero era ridículo, el necio del viejo solo pensaba en hacer pensar a los demás que realmente no le interesaba del todo Harry, lo cual a estas alturas es imposible, es obvio que es importante, desde que le pusieron esa cicatriz, es importante.
— ¿Una entrevista? — repitió Umbridge con una voz más aguda y alta que nunca —¿Qué quieres decir con eso?
— Quiero decir que una periodista nos hizo preguntas y que nosotros las contestamos. Mire... — Y le lanzó un ejemplar de El Quisquilloso.
Yo estaba pidiendo a los dioses que le sellaran la boca por una vez. Umbridge lo cogió al vuelo y se quedó contemplando la portada, intercambie miradas con Tom y los chicos. Inmediatamente, su blancuzco rostro se cubrió de desagradables manchas violetas. Esto solo iba a terminar de la peor manera.
— ¿Cuándo han hecho esto? — le preguntó con voz ligeramente temblorosa. Estaba por decir algo, pero Harry bocotas Potter habló.
— En la última excursión a Hogsmeade — contestó Harry. El sapo lo miró rabiosa mientras la revista temblaba entre sus regordetes dedos.
— Se te han acabado los fines de semana en Hogsmeade, Potter igual a usted — susurró mirándome con los ojos inyectados de odio — ¿Cómo se atreven..., cómo han podido...? — Inspiró hondo —. He intentado mil veces enseñarles a no decir mentiras. Por lo visto, todavía no has captado el mensaje. Cincuenta puntos menos para Gryffindor y otra semana de castigos.
— ¿enserio Harry? — alcé una ceja y el suspiró.
— Al final se hubiera enterado. — respondió.
— Hubiera atrasado eso si hubieras confiado en mí, ¿no crees que ya ha sido mucho el tenerla sobre nosotros todo este tiempo? Por Merlín, por fin estaba bajando la guardia, y ahora todos mis esfuerzos se fueron por el caño. — mascullé y me lancé para atrás siendo atrapada por Luna, quien rio.
— Creo que Hermione tiene razón.
— Siempre la tiene — concordó Ginny.
||...||
A media mañana aparecieron colgados enormes letreros por todo el colegio, no sólo en los tablones de anuncios, sino también en los pasillos y en las aulas. POR ORDEN DE LA SUMA INQUISIDORA DE HOGWARTS Cualquier estudiante al que se sorprenda en posesión de la revista El Quisquilloso será expulsado del colegio. Esta norma se ajusta al Decreto de Enseñanza n.º 27. Firmado: Dolores Jane Umbridge Suma Inquisidora. Ante eso sonreí, esa estúpida no sabe leer a su audiencia.
— ¿Se puede saber por qué estás tan contenta? — preguntó Harry.
— Si algo puede haber hecho Umbridge para tener la certeza absoluta de que hasta el último estudiante de este colegio lea su entrevista, es prohibirla. — comentó Tom con obviedad y yo asentí.
— Cualquiera puede entender que la curiosidad es el arma más poderosa, alimentarla solo hará que busquen la información por su cuenta.
||...||
Y claro, siempre tengo la razón. Hacia el final del día, aunque no se había visto ni un trocito de El Quisquilloso en todo el colegio, los alumnos hablaban entre sí de la entrevista. Se oía que cuchicheaban mientras esperaban en fila para entrar en las aulas, y que la comentaban a la hora de comer y durante las clases; además, las chicas también hablaban de la noticia en los lavabos cuando ella entró allí un momento antes de la clase de Runas Antiguas.
— Entonces me han visto, y como saben que te conozco, me han bombardeado a preguntas — nos contó Lavender con los ojos relucientes — Y me parece que les creen, de verdad, ¡creo que por fin los han convencido!
Entre tanto, Umbridge recorría el colegio parando a los estudiantes al azar, y les exigía que se vaciaran los bolsillos y le enseñaran los libros; sabía que lo que buscaba era ejemplares de El Quisquilloso, pero los alumnos le llevaban ventaja: habían embrujado las páginas de la entrevista para que parecieran fragmentos de libros de texto por si las leía alguien que no fuera ellos, o las habían borrado mediante magia, y esperaban el momento adecuado para leerlas.
Nunca se tienta a un adolescente con la curiosidad de un chisme completo. Al poco tiempo daba la impresión de que todo el alumnado había leído la entrevista. Los profesores tenían prohibido mencionar la entrevista según el Decreto de Enseñanza n.º 26, por supuesto, pero aun así encontraron formas de expresar lo que opinaban de ella con nosotros.
La profesora Sprout concedió veinte puntos a Gryffindor cuando Harry le acercó una regadera, y otros veinte más cuando respondí otra de sus preguntas; el profesor Flitwick nos puso una caja de ratones de azúcar chillones en las manos al finalizar la clase de Encantamientos, y luego dijo: «¡Chissst!» y se alejó a toda prisa; y la profesora Trelawney lloró como una histérica durante la clase de Adivinación y anunció a la desconcertada clase, y a Umbridge, que la contemplaba con gesto de desaprobación, que no era cierto que Harry moriría prematuramente, sino que llegaría a ser muy viejo, se convertiría en Jefe de aurores y tendría doce hijos.
Mientras que yo sería tan famosa que harían una estatua en mi nombre, igual tendría una familia grande y que llegaría a ser una anciana y una ministra de magia, anunció, bueno, no estaba tan errada, la Hermione original si se convirtió en ministra, pero bueno, el miedo la llevó por un camino un poco más acertado ¿Quién lo diría?
— Una duda — interrumpió Lucas sonriéndome de lado. Yo negué.
— ¿si? — preguntó emocionada.
— ¿Con quien se casará Hermione?
— Oh, una gran pregunta, ella se casará con un mago poderoso que esté a su altura, uno que sea tan gran mago como ella lo será, serán felices y tendrán muchos hijos.
— Muchas gracias por saciar esa duda. — dijo y me miró con picardía, rodé los ojos.
Y lo más increíble fue que, en cuanto llegamos al aula de Transformaciones, ocurrió algo francamente asombroso: unos compañeros hostiles, entre ellos, Seamus, se detuvieron para hablarnos.
— Sólo quería decirles que les creo — masculló mirando la rodilla izquierda de Harry con los ojos entrecerrados — Y que he enviado un ejemplar de esa revista a mi madre.
Por otro lado varios alumnos de Slytherin, especialmente Crabbe y Goyle, se comportaron hostiles con Harry en la biblioteca, dado que este era el que reveló los nombres de sus padres en el profeta siendo secundado por Cedric, lamentablemente yo no podía hacer eso, porque se supone que en esos momentos en los que yo estaba inconsciente, y al único que realmente podía identificar era a Lucius.
— ¡Y lo mejor de todo es que no pueden contradecirte porque no deben admitir que han leído el artículo! — se burló Olivia en voz baja con regocijo, cuando abandonamos la biblioteca dejándolos atrás.
Por si fuera poco, a la hora de cenar, Luna nos informó que ningún otro número de El Quisquilloso se había agotado tan deprisa como nuestra edición.
— ¡Mi padre está haciendo una reimpresión! — nos explicó con los ojos fuera de las órbitas — ¡No puede creerlo; dice que a la gente le interesa más esta historia que la de los snorkacks de cuernos arrugados!
— Créeme, no logro entender por qué, pero cuando hay un chisme que leer van a él como como los escregutos a la sangre fresca — me encogí de hombros y los chicos me miraron raro.
Aquella noche Harry y yo recibimos tratamiento de héroes en la sala común de Gryffindor. Fred y George, con gran osadía, le habían hecho un encantamiento de ampliación a la portada de El Quisquilloso y la habían colgado en la pared, de modo que la gigantesca cabeza de Harry presidía la reunión desde lo alto, y decía de vez en cuando cosas como: «LOS DEL MINISTERIO SON UNOS IMBÉCILES» o «CHÚPATE ÉSA, UMBRIDGE» con voz atronadora.
Convivimos una hora y posterior a eso decidí irme a "dormir" Olivia se quedó un rato más junto con Lucas y Lee Jordan, quien al parecer ya comenzaba a hacer obvio su interés por ella. Esta noche iría a ver una de mis invenciones más inspiradoras, gracias a Arcane, una serie que amé y que todavía no estaba segura de usar, pero bueno, una guerra se avecinaba, y si algo reclamaba, era sangre, por lo que las mariposas explosivas que estaba preparando eran perfectas, estaban en producción para ser altamente letales, pero por ahora solo causaban lesiones leves.
Con eso en mente, ya estaba consiente de que era hora de ponerlas a prueba en algo más grande, y eso sería hoy, mandé el mensaje exacto a Tom para avisarle de esto, solo que le avisé que esta vez no iría sola, llevaría a Ymir y Damon.
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Bueno, lo pensé mucho, y decidí que hoy publicaría el capitulo 100, no puedo creer que realmente llegamos a este capitulo, estoy realmente emocionada.
Mi día termina con este capitulo, pero claro, la meta por festejar el llegar a 100 capitulos de on ustedes, es publicar un capitulo diario por 10 días.
Espero que estén dispuestos a acompañarme en este largo reto que me he puesto, he ajustado horarios y puesto mis metas de escritura y edición.
Hoy es mi cumpleaños, por eso la publicación tenía que ser hoy si o si, para este capitulo, publicándolo antes de la medí noche (horario de Mexico)
Gracias por pasearse por mis historias y darles amor, creanme que día con dia agradezco que tenga lectores tan grandiosos y que sigan llegando mas.
Compartiendo la pasion por la lectura y escritura claro, y por los fandoms a los que pertenecemos.
Nos leeremos pronto ❤😉✨💜💜
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