Capitulo 12
(???) vagaba por Nar Shaddaa, sus sensores registrando cada detalle del entorno. Los puestos de armas eran numerosos, con una variedad de mercancías ilegales y exóticas que atraían a compradores de todo tipo. Las diferentes especies que llenaban las calles le recordaban la diversidad del universo. Las Togrutas y Twi'leks femeninas, casi sin ropa, ofrecían sus servicios en cada esquina, intentando captar la atención de los transeúntes.
A medida que avanzaba, (???) no podía evitar admirar la arquitectura decadente y las luces de neón que iluminaban la oscuridad de la luna de los contrabandistas. El bullicio y el caos eran constantes, pero había algo en Nar Shaddaa que lo hacía fascinante y repulsivo al mismo tiempo.
De pronto, una figura familiar apareció ante él. Era el Zygerriano del incidente anterior, pero esta vez no estaba solo. Acompañado por siete Trandoshanos armados, el Zygerriano tenía una expresión de odio en su rostro.
Zygerriano: ¡te dije las pagarás, Jedi!
(???): Te equivocas al llamarme Jedi.
El Zygerriano se acercó e intentó golpear a (???), pero este reaccionó rápidamente, propinándole un fuerte golpe en el estómago que lo dejó sin aliento. El Zygerriano intentó sacar su arma para disparar a quemarropa, pero (???) le dio una patada giratoria que lo noqueó de inmediato.
Los Trandoshanos, furiosos, comenzaron a disparar contra (???). Rápidamente, (???) sacó con su mano izquierda el sable de luz que encontró en Korriban y comenzó a bloquear los disparos con precisión. Se movió hacia los Trandoshanos con una velocidad impresionante, dando rápidas estocadas en el pecho a los primeros tres, matándolos al instante.
Dos Trandoshanos intentaron dispararle por la espalda, pero (???) dio una patada hacia atrás, noqueando a uno de ellos. Con su mano derecha, agarró del cuello al otro Trandoshano, usándolo como escudo humano para los disparos de los últimos tres atacantes. Los Trandoshanos restantes, confundidos y sin saber qué hacer, vacilaron.
(???) aprovechó la oportunidad, sacando el sable de luz de Sifo-Dyas y usando la habilidad de Lightsaber Throw.
(imagen de referencia)
El sable voló a través del aire, decapitando a los últimos tres Trandoshanos antes de volver a su mano. Los cuerpos cayeron lentamente al suelo, y (???) guardó el sable de luz en su cintura con calma.
Se acercó al Zygerriano inconsciente y le susurró al oído.
(???): Te advertí que te mostraría de lo que soy capaz.
Luego, (???) comenzó a buscar entre los cuerpos en busca de cosas de valor. Encontró un blaster y un total de 25 mil créditos entre el Zygerriano y los Trandoshanos. Guardó el blaster y los créditos en un bolso que llevaba uno de los cadáveres.
Lentamente, se alejó del lugar, sintiendo las miradas de las diferentes especies que se encontraban allí. Aunque muchos lo observaban con curiosidad o temor, pronto volvieron a sus propios asuntos. En Nar Shaddaa, las peleas eran comunes y nadie quería involucrarse más de lo necesario.
(???), mientras caminaba por las calles, pensó en cómo la situación había cambiado rápidamente. Lo que comenzó como un simple paseo por la ciudad se había convertido en un enfrentamiento mortal. Sin embargo, había logrado demostrar su poder y mantener su posición sin problemas.
(???): Nar Shaddaa nunca deja de sorprenderme.
Decidido a no dejarse distraer por más confrontaciones innecesarias, (???) continuó explorando la ciudad. Sabía que cada esquina y cada callejón escondían nuevas oportunidades y peligros, y estaba preparado para enfrentarlos.
Mientras tanto, su mente ya planeaba la siguiente jugada. Con los créditos y el blaster recién adquiridos, podría hacerse de más recursos o establecer conexiones útiles. Nar Shaddaa era una luna de contrabandistas, y (???) tenía la intención de aprovechar todo lo que el lugar pudiera ofrecerle.
Así, con un objetivo claro y una determinación renovada, (???) se sumergió en el caos y la vibrante vida de Nar Shaddaa, listo para cualquier cosa que el destino le pudiera deparar.
(???) entró en un bar lleno de humo y luces tenues, el bullicio de las conversaciones y el sonido de la música en vivo llenaban el ambiente. Se dirigió a la barra, donde el tabernero limpiaba un vaso con un trapo sucio.
Tabernero: ¿Qué te pongo?
(???): Un vaso de agua con una pajilla, por favor.
El tabernero asintió, un poco sorprendido por la petición inusual, pero no hizo comentarios. Le sirvió el agua y le entregó una pajilla. (???) bebió un sorbo y luego el tabernero rompió el silencio.
Tabernero: ¿Qué te trae por Nar Shaddaa?
(???): Estoy esperando a un amigo. Por cierto, ¿sabes cómo podría ganar algunos créditos por aquí?
El tabernero señaló una mesa en la esquina del bar, donde cuatro individuos de diferentes especies estaban jugando a las cartas. Un humano, un Togruta, un Zabrack y un Skakoano estaban concentrados en su juego. (???) reconoció al Skakoano de inmediato, recordando las similitudes con Watt Tambor por ser de la misma raza nada mas.
(???) se acercó tranquilamente a la mesa. El Zabrack levantó la vista y lo miró con curiosidad.
Zabrack: ¿Qué quieres?
(???): Una apuesta.
El Togruta levantó una ceja y preguntó con interés.
Togruta: ¿Qué quieres apostar?
(???) sacó uno de sus sables de luz y lo colocó sobre la mesa. Los cuatro jugadores se quedaron sin palabras, sus ojos fijos en el arma.
(???): ¿Les interesa la apuesta?
El humano fue el primero en reaccionar, asintiendo con entusiasmo.
Humano: Acepto la apuesta. Me llamo Korrin.
(???): Grievous. Un placer.
La partida de sabacc comenzó, y (???) utilizó tanto su ingenio como su habilidad con la Fuerza para ganar ventaja. A lo largo de varias rondas, logró ganar tres veces, acumulando un total de 100,000 créditos.
Korrin, el humano, se inclinó hacia atrás en su silla, sonriendo.
Korrin: Sabes jugar bien, Grievous. Espero verte pronto.
Grievous: Igualmente, Korrin.
Guardó los créditos ganados en su bolso y su sable de luz en su cintura. Mientras se preparaba para irse, el Zabrack lo detuvo con una pregunta.
Zabrack: ¿Eres un Jedi?
Grievous negó con la cabeza, una leve sonrisa en su rostro metálico.
Grievous: No, solo estoy aprendiendo los caminos de la Fuerza, pero no soy un Jedi.
Tras eso, se retiró del bar, dejando unos créditos en la barra para pagar su bebida y dando una generosa propina de 1,500 créditos al tabernero.
Tabernero: Gracias, Grievous. Buena suerte.
Grievous: Gracias a ti.
Salió del bar con una sensación de satisfacción. Había ganado una buena cantidad de créditos y había demostrado sus habilidades. Mientras caminaba por las bulliciosas calles de Nar Shaddaa, sentía que la ciudad tenía mucho más que ofrecer.
El aire estaba lleno de los olores característicos de la luna de los contrabandistas: una mezcla de especias exóticas, humo de motores y la inevitable pestilencia de la vida en un lugar tan caótico. Grievous no pudo evitar comparar el olor repulsivo con los de Korriban y Dagobah. Aunque uno era una tumba abandonada de hace más de dos milenios y el otro un enorme pantano y bosque, ambos tenían un olor menos ofensivo que Nar Shaddaa.
Mientras vagaba por las calles, observaba los puestos de armas y los variados productos ilegales que se ofrecían. Las Twi'leks y Togrutas femeninas seguían intentando atraer clientes con sus escasas vestimentas. Grievous decidió ignorarlas y seguir explorando.
De pronto, su holoproyector portátil comenzó a emitir un sonido. Lo sacó y lo encendió, viendo la imagen de Jango Fett.
Jango Fett: ¿Dónde estás, Grievous?
Grievous: Estoy en Nar Shaddaa. ¿Cuánto más tardarás en llegar?
Jango Fett: Estoy terminando unas cosas, tardaré un poco más. No te preocupes, estaré allí pronto.
Grievous: Está bien, estaré viendo la ciudad.
Jango asintió y la llamada terminó. Grievous guardó el holoproyector y decidió continuar explorando la ciudad. Sabía que Nar Shaddaa estaba llena de oportunidades y peligros, y estaba dispuesto a enfrentarlos.
Con su mente enfocada en las posibles ganancias y aventuras que el lugar le podía ofrecer, Grievous caminó con determinación, esperando el momento de reunirse con su amigo Jango Fett y ver qué otras sorpresas le deparaba la luna de los contrabandistas.
Mientras Tanto con Jango fett
En Kamino, la lluvia caía incesantemente sobre las instalaciones, creando un ritmo constante y monótono que acompañaba a Jango Fett mientras caminaba por los pasillos. Jango reflexionaba sobre los clones, creados para ser carne de cañón en una guerra que apenas comenzaba a vislumbrarse en el horizonte galáctico. Aunque reconocía su utilidad, no podía evitar sentir cierta lástima por ellos. Eran, en última instancia, desechables.
Pronto, sus pensamientos fueron interrumpidos cuando vio a alguien delante de él. Era Kal Skirata, un mandaloriano conocido por su habilidad y lealtad. Kal levantó una mano en saludo.
Kal: Jango.
Jango: Kal.
Kal Skirata se acercó, y los dos hombres se quedaron en silencio por un momento, observando el ajetreo de los clones en entrenamiento.
Kal: ¿Cómo va el entrenamiento de los clones?
Jango: Va bien. Son rápidos aprendiendo y siguen las órdenes al pie de la letra.
Kal: ¿Vas a ver a ese cyborg del que hablaste cuando volviste de tu última misión?
Jango asintió, una sombra de curiosidad en su expresión.
Jango: Sí. Debo hacerlo. Además, estoy interesado en ese cyborg. Parece ser una entidad singular.
Kal: Los Kaleesh son seres realmente fuertes y determinados. Tiene sentido que uno de ellos destaque incluso como un cyborg.
Jango asintió de nuevo. Kal entonces cambió de tema, con una pregunta que mostraba tanto interés profesional como personal.
Kal: ¿Cómo va lo de Boba?
Jango: Apenas es un recién nacido, tiene 24 meses. Pero es diferente de los demás.
Kal asintió, sus pensamientos girando en torno a la decisión de Jango de pedir un clon sin alteraciones. Era una curiosidad para él, aunque sospechaba la razón.
Kal (pensando): Es interesante que Jango haya pedido un clon sin alteraciones. Supongo que tiene que ver con enseñarle a Boba tanto las artes del cazarrecompensas mandaloriano como las enseñanzas de Jaster Mereel.
Kal volvió a la conversación con un asentimiento.
Kal: Bueno, Jango. Me alegra saber que todo marcha bien. Nos veremos luego.
Jango: Hasta luego, Kal.
Kal se despidió con un gesto y se dirigió hacia el grupo de mandalorianos del Cuy'val Dar, encargados de entrenar a los clones. Jango, por su parte, continuó su camino hacia el exterior de las instalaciones.
La plataforma de aterrizaje estaba envuelta en un manto de lluvia y niebla, pero el inconfundible perfil del Esclavo 1 destacaba claramente. Jango subió a bordo de su nave y activó los sistemas. Mientras los motores cobraban vida, echó un último vistazo a Kamino. Había pasado mucho tiempo allí, pero siempre tenía la sensación de que su verdadero destino estaba más allá de esas lluviosas instalaciones.
Con una sensación de determinación, Jango puso rumbo a Nar Shaddaa. La nave se elevó suavemente y luego aceleró, rompiendo la atmósfera de Kamino y entrando en el espacio. Programó las coordenadas para Nar Shaddaa y activó el hiperespacio.
Mientras las estrellas se convertían en líneas luminosas a su alrededor, Jango volvió a pensar en el cyborg. Había algo en esa figura que despertaba su interés, un potencial que quería explorar. Además, una parte de él deseaba una distracción de los pensamientos sobre los clones y Boba. Necesitaba algo que lo mantuviera enfocado y motivado.
El viaje en hiperespacio fue breve, pero suficiente para que Jango reflexionara sobre sus decisiones recientes. Boba era más que un clon para él; era su legado. Y en cada misión, cada encuentro, Jango se aseguraba de que estaba construyendo un futuro para su hijo.
Al salir del hiperespacio, la vista de Nar Shaddaa apareció en los sensores. La luna de los contrabandistas era un lugar caótico, pero también lleno de oportunidades. Jango sonrió para sí mismo. Había muchas cosas que hacer y muchas personas con las que hablar. Y entre ellas, estaba ese cyborg intrigante.
El Esclavo 1 descendió hacia la superficie de Nar Shaddaa, donde las luces de la ciudad brillaban intensamente en contraste con la oscuridad del espacio. Jango se preparó para el aterrizaje, con la mente enfocada en su próxima reunión y las posibilidades que esta traería.
Nar Shaddaa siempre había sido un lugar de riesgo y recompensa, y Jango estaba listo para enfrentarse a ambos. Mientras aterrizaba, se sintió más preparado que nunca para lo que venía. Sabía que tanto su habilidad como su reputación estaban en juego, y estaba dispuesto a demostrar su valía una vez más.
espero que les haya gustado
opiniones
preguntas
voten compartan y hasta la proxima
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro