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goku vs baby (ramiro) vegeta parte 1

La atmósfera vibraba con intensidad mientras Goku, en su forma de Super Saiyan 3, se enfrentaba a la amenaza combinada de Baby y Vegeta fusionados. La fusión, influenciada por el parasito Ramiro, había creado a un enemigo formidable. El campo de batalla estaba impregnado de una energía tensa y ominosa, anticipando un enfrentamiento épico entre dos de los guerreros más poderosos del universo.

Goku concentró su energía, sus puños apretados con determinación. Sus ojos, resplandeciendo con el característico resplandor dorado del Super Saiyan 3, se fijaron en la figura imponente de Baby Vegeta. Los destellos eléctricos de su aura expandieron la energía alrededor, generando ondas de choque que resonaban en el aire.

Baby Vegeta, por otro lado, emanaba una energía oscura y malévola. Su expresión, una mezcla retorcida de la voluntad de Vegeta y la astucia de Ramiro, revelaba la complejidad de su existencia fusionada. Las esferas de energía en sus manos indicaban que estaba preparado para desatar su furia contra Goku.

La batalla comenzó con un choque de puños y patadas, creando ondas expansivas que sacudían el terreno circundante. Goku y Baby Vegeta se movían a velocidades vertiginosas, sus formas borrosas testificando la velocidad extrema de sus intercambios. Cada golpe resonaba con fuerza, como un trueno retumbante, mientras ambos luchadores probaban la fuerza y la destreza del otro.

Goku desató una serie de Kamehamehas, enviando oleadas de energía hacia Baby Vegeta. El aire se llenó con la furia de las ráfagas de energía mientras ambos guerreros buscaban dominar el campo de batalla. Sin embargo, Baby Vegeta, con una agilidad sorprendente, esquivaba los ataques y respondía con su propia salva de ataques energéticos.

El enfrentamiento ascendió a nuevas alturas cuando Goku, canalizando su energía, desató una técnica avanzada: el Dragon Fist. Sus puños se envolvieron en la energía de un dragón ardiente mientras se lanzaba hacia Baby Vegeta con velocidad supersónica. La explosión resultante iluminó el cielo, pero la figura de Baby Vegeta emergió de entre las llamas, ileso y decidido.

Baby Vegeta contrarrestó con una técnica propia: la Explosión Galick. Formando una esfera de energía oscura en sus manos, la lanzó hacia Goku con una velocidad asombrosa. Goku, ágil a pesar de la explosión anterior, evadió por poco el ataque, pero la onda expansiva causó estragos en el terreno circundante.

Ambos guerreros se lanzaron al aire, continuando su batalla aérea con una intensidad impresionante. Goku, con su habilidad en el vuelo mejorada por el Super Saiyan 3, esquivaba los ataques de Baby Vegeta mientras contraatacaba con ráfagas de energía y combos devastadores.

La lucha alcanzó su punto álgido cuando Goku, canalizando la energía de la naturaleza, desató el poder del Kaioken combinado con el Super Saiyan 3. Su velocidad y fuerza se multiplicaron exponencialmente, creando una imagen impactante de destellos de luz y vibraciones energéticas.

Baby Vegeta, viéndose desafiado por la intensidad del Kaioken mejorado, decidió recurrir a una técnica ancestral Saiyan: la Transformación Oozaru Dorada. El cielo se oscureció cuando Baby Vegeta creció hasta alcanzar las proporciones colosales de un Gran Oozaru, con un resplandor dorado que eclipsaba incluso la luz de la luna.

Goku, enfrentándose a esta forma titánica, decidió elevar aún más su poder. Canalizando la energía del Super Saiyan 3 y el Kaioken, lanzó un asombroso Kamehameha, creando una explosión colosal que iluminó el cielo nocturno. La onda expansiva se extendió por kilómetros, sacudiendo el paisaje con su poder destructivo.

Sin embargo, la batalla estaba lejos de concluir. Ambos guerreros, agotados pero decididos, se enfrentaban en un choque épico que resonaría en las páginas de la historia Saiyan. El destino de la Tierra pendía en el equilibrio mientras Goku, con su espíritu indomable, y Baby Vegeta, con la astucia de Ramiro, libraban una batalla que trascendía los límites de la realidad.

La batalla entre Goku y Baby Vegeta alcanzó una intensidad inimaginable, con el campo de batalla temblando bajo la influencia de sus poderosas energías. Ambos guerreros, envueltos en destellos de luz y explosiones, se enfrentaban en un choque de titanes que resonaría en la memoria de todos los que presenciaran la confrontación.

Sin embargo, a medida que la lucha se prolongaba, Goku comenzó a sentir el aguijón de la preocupación. La fusión de Vegeta y el parasito Ramiro, ahora encarnada en Baby, desplegaba un poder que superaba incluso las expectativas del guerrero Saiyan. Cada golpe de Baby Vegeta era más feroz, cada ráfaga de energía más devastadora.

Goku, aunque mantenía su forma de Super Saiyan 3 y seguía desplegando técnicas avanzadas, empezó a darse cuenta de que la brecha de poder se ensanchaba. Las ráfagas de energía de Baby Vegeta chocaban con una fuerza inigualable, forzando a Goku a esquivar y contraatacar con toda la velocidad y astucia a su disposición.

Las tácticas avanzadas de Goku, como el Instant Transmission y el uso estratégico del taiyoken, no eran suficientes para contener la avalancha de ataques de Baby Vegeta. Incluso sus esfuerzos por mantenerse en la ofensiva estaban siendo superados por la implacable determinación y astucia de su oponente fusionado.

A pesar de la creciente presión, Goku se negaba a rendirse. Su energía seguía irradiando con intensidad, y cada movimiento demostraba su tenacidad y fuerza inquebrantable. Sin embargo, la preocupación no escapaba de sus ojos. Sabía que para proteger la Tierra y a sus seres queridos, debía superar los límites de su propio poder.

La batalla alcanzó su punto culminante cuando Baby Vegeta, con una sonrisa malévola, desató una técnica nunca antes vista: el Control Energético. Este poder le permitía manipular la energía alrededor de Goku, debilitando gradualmente su resistencia y agotándolo. Goku, sintiendo la presión, se esforzó por resistir la influencia de esta técnica.

A pesar de los obstáculos, Goku no dejó que su determinación flaqueara. Elevó su energía al máximo, emitiendo un resplandor que desafiaba la amenaza de Baby Vegeta. La atmósfera se llenó con la tensión de la batalla, mientras ambos guerreros continuaban enfrentándose con todo lo que tenían.

La esperanza de Goku no estaba solo en su propio poder, sino en la creencia de que la fuerza del corazón y el espíritu podían superar incluso las adversidades más abrumadoras. A medida que la batalla continuaba, Goku canalizó la energía de la Tierra misma, encontrando la fuerza en la conexión con su hogar y las personas que amaba.

La lucha persistía, y la incertidumbre en el resultado de la batalla se volvía palpable. Goku, a pesar de la presión abrumadora, mantenía su posición, decidido a proteger el universo que tanto amaba. La confrontación entre estos dos titanes se convertiría en una leyenda, pero solo el tiempo revelaría el destino final de esta épica batalla.

La batalla entre Baby Vegeta, la fusión de Vegeta y el parasito Ramiro, y Goku alcanzó un punto crítico. La intensidad de la confrontación hacía temblar el mismo tejido del universo, pero en la mente retorcida de Baby Vegeta, la lucha iba más allá de la simple búsqueda de la victoria. La oscuridad y la astucia de Ramiro se entrelazaban con la voluntad de Vegeta, creando un enemigo que no solo buscaba derrotar a Goku, sino también humillarlo de manera despiadada.

Baby Vegeta flotaba en el aire, su mirada fija en Goku, quien se mantenía en su forma de Super Saiyan 3. Una sonrisa malévola se dibujó en el rostro, revelando la satisfacción retorcida de sus planes maquinados. La energía oscura que lo rodeaba parecía palpitar con la malicia, y cada movimiento de Baby Vegeta resonaba con una arrogancia calculada.

En la mente de Baby Vegeta, la idea de simplemente derrotar a Goku ya no era suficiente. Su plan era más sutil y retorcido; deseaba humillar al guerrero Saiyan, despojarlo de su orgullo y mostrarle su completa inferioridad. Cada movimiento estratégico y cada técnica que empleaba tenía el propósito de debilitar no solo el cuerpo de Goku, sino también su espíritu.

Comenzó con ráfagas de energía precisas, no destinadas a infligir daño significativo, sino a desgastar la resistencia de Goku. Cada golpe estaba calculado para empujar a Goku al límite, dejándolo al borde del agotamiento. La sonrisa de Baby Vegeta se ensanchaba con cada esfuerzo de Goku por contraatacar, sabiendo que cada intento solo lo acercaba más a la inevitable humillación.

Baby Vegeta descendió al suelo, desafiando a Goku a acercarse. Su actitud era de desdén, como si estuviera invitando a Goku a su propia trampa. Goku, aunque consciente de la malicia de su oponente, no podía ignorar el desafío. Se lanzó hacia adelante, pero cada movimiento era predecible para Baby Vegeta, quien esquivaba con elegancia cada ataque.

La humillación no solo estaba en la fuerza física, sino también en la estrategia. Baby Vegeta utilizaba técnicas avanzadas para desarmar y desorientar a Goku. Movimientos que ponían de manifiesto la maestría táctica de Baby Vegeta y resaltaban la aparente ingenuidad de Goku en comparación. Cada esquivada, cada contraataque calculado, era un recordatorio de la brecha entre ellos.

Pero la verdadera humillación estaba reservada para un momento específico. Baby Vegeta, con una expresión de superioridad, decidió jugar con Goku. Como un felino que juega con su presa antes de darle el golpe final, comenzó a burlarse abiertamente de Goku. Se mofaba de sus esfuerzos, de su aparente falta de inteligencia estratégica y de su incapacidad para prever los movimientos de su oponente.

Baby(Ramiro): ¿Es esto lo mejor que puedes hacer, Goku? ¿Esa es toda tu legendaria fuerza? —burló Baby Vegeta, sus palabras cortantes como cuchillas.

Goku, sintiendo la presión y la humillación, no dejó que la rabia nublara su juicio. Pero cada insulto, cada risa burlona, resonaba en su mente. La astucia de Baby Vegeta estaba en juego tanto en el combate físico como en el psicológico. Cada palabra era un golpe adicional, una estrategia para minar la confianza de Goku.

La humillación alcanzó su punto máximo cuando Baby Vegeta decidió emplear la técnica del Control Energético. Con una mirada desafiante, comenzó a manipular la energía alrededor de Goku, debilitándolo gradualmente. La expresión de Goku, una mezcla de determinación y frustración, reflejaba la lucha interna entre su orgullo Saiyan y la realidad aplastante de la situación.

Baby(Ramiro): ¿Qué pasa, Goku? ¿Te sientes impotente? —se burló Baby Vegeta mientras aumentaba la presión de su Control Energético.

Goku, resistiendo el ataque, no pronunció palabra. Pero en sus ojos ardía la llama de la resistencia. La humillación de Baby Vegeta, aunque intensa, no lograba apagar la determinación indomable de Goku.

El enfrentamiento continuó, cada momento tejiendo una red de humillación que envolvía a Goku. Sin embargo, en la mente del guerrero Saiyan, la verdadera batalla no era solo física, sino también una lucha por preservar su espíritu inquebrantable frente a la oscura astucia de Baby Vegeta.

El campo de batalla se cernía en un silencio momentáneo mientras Goku yacía en el suelo, su cuerpo maltrecho evidenciando la brutalidad de la última embestida de Baby Vegeta. La energía dorada del Super Saiyan 3 que una vez resplandeció ahora había cedido ante el agotamiento, y Goku, volviendo a su forma base, jadeaba con dificultad mientras trataba de incorporarse.

Baby Vegeta descendió con gracia desde el cielo, su mirada llena de satisfacción y arrogancia. La sonrisa malévola en su rostro reflejaba el éxito de su estrategia para humillar a Goku. Con pasos calculados, se acercó al guerrero Saiyan indefenso, listo para continuar su espectáculo de dominación.

Baby(Ramiro): ¿Es esto todo lo que tienes, Goku? —burló Baby Vegeta mientras sujetaba a Goku del cuello, elevándolo con facilidad—. ¿Dónde está esa legendaria fuerza Saiyan de la que tanto presumías?

Goku, con dificultad para respirar, mantenía su mirada fija en su oponente. Aunque su cuerpo mostraba signos de debilidad, su determinación permanecía inquebrantable. La mirada en sus ojos reflejaba una mezcla de agotamiento y resistencia, como si estuviera dispuesto a enfrentarse a la adversidad sin importar las circunstancias.

El aire se llenó de tensión mientras Baby Vegeta preparaba su próximo movimiento. Con un rápido movimiento de su brazo, lanzó a Goku contra el suelo con una brutalidad impactante. El estruendo del impacto resonó en el campo de batalla, enviando escombros y polvo al aire. Goku yacía en el suelo, su cuerpo ahora más vulnerable que nunca.

La brutalidad del ataque no solo era física; era también un golpe directo al orgullo Saiyan de Goku. El guerrero que alguna vez desafió a los dioses ahora se encontraba derrotado y humillado a manos de una fusión manipulada por el astuto parasito Ramiro.

Mientras Goku luchaba por incorporarse, en el cielo se desplegaba otro capítulo oscuro de la estrategia de Baby Vegeta. La fusión malévola, ahora representada por la figura de Vegeta fusionada con el parasito Ramiro, ascendió al cielo con una energía ominosa.

Bajo el oscuro cielo estrellado, Baby Vegeta se reunió con aquellos que alguna vez fueron sus compañeros Saiyan: Bra, Goten, Trunks y Gohan. Los cinco guerreros, infectados previamente por la influencia de Baby (Ramiro) Vegeta, se encontraban allí, sus ojos destilando una energía que ya no era completamente la suya.

Con una risa siniestra, Baby Vegeta extendió sus manos hacia ellos, absorbiendo la energía de cada uno con un poder que parecía no tener límites. La escena era una representación macabra de la traición y la corrupción, con los propios aliados de Goku convirtiéndose en una fuente de poder para el enemigo.

Bra, Goten, Trunks, y Gohan, bajo el control oscuro de Baby (Ramiro) Vegeta, permanecieron inexpresivos mientras la energía que los definía era drenada gradualmente. Cada ráfaga de luz que fluía desde ellos hacia Baby Vegeta era un recordatorio de la desesperada situación en la que se encontraban.

Goku, que finalmente logró incorporarse, observó la escena con impotencia. La traición de sus compañeros y la crueldad de Baby Vegeta resonaban en su mente. Aunque debilitado, su voluntad de resistir seguía ardiendo, pero la magnitud de la amenaza parecía abrumadora.

Goku: ¿Qué has hecho, Vegeta? —gritó Goku, su voz cargada de frustración—. ¿Cómo pudiste sucumbir a algo así?

Baby Vegeta, aún absorbente de la energía Saiyan, dirigió una mirada desafiante hacia Goku.

Baby: vegeta Soy el verdadero príncipe Saiyan ahora, Goku. Este poder es mi legado, y tu resistencia es inútil.

La oscuridad se cernía sobre el campo de batalla mientras Baby Vegeta continuaba absorbiendo la energía de los Saiyan infectados. Goku, enfrentándose a una realidad desoladora, buscó dentro de sí mismo la fuerza para sobreponerse a la adversidad que se avecinaba. La batalla estaba lejos de concluir, y la lucha por el destino de la Tierra y el universo estaba en juego.

baby: sabes quiero probar mi poder nuevo por lo que (saca una semilla senzu y se la lanza a goku) por cierto dime querido y asqueroso goku ¿no has notado nada raro al nuestro alrededor? 

goku noto inmediatamente que el cielo estaba oscuro las esferas del dragon ¿estaban activas?

espero que les haya gustado

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