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8: ¿Reconciliación?

- Louis narra ahora.----------------------------------------------

El teléfono sonaba en el interior de la sala, era un sonido irritante, lo suficiente para sacarme de la cama. ¿Qué era yo en ese momento? Un zorro, claro que sí, pero no me encontraba en perfecto estado. Es más, ni podría considerarse un estado de lo mal que estaba.

No podía mentir al respecto, mi corazón estaba gravemente herido, pero no roto, pues por algo volví a este lado del planeta, por él. Por mi lobo de ojos tan blancos como la misma nieve y tan blancos como el alma más pura. Con ese cuerpo tan delgado que me encantaba, esa mirada fría que transmitía desesperación, como para gritarle: "Sonríe, maldita sea", esa cara me parecía tierna. La única vez que lo vi sonrojado, fue hermoso, como ver a un ángel.

Todos esos recuerdos hermosos permanecerán en mí, aunque quizás solo este siendo duro conmigo mismo, repito, si regrese por algo, fue por él.

No puedo seguir mintiéndoles, me fui a beber un poco para acabar con las penas, en mi cama yacía la botella de whiskey. El aliento me apestaba, estaba descamisado y sin zapatos, mi cuarto era un desastre (Aunque eso ya no era novedad), y lo peor de todo, tenía resaca.

Era alrededor de las diez y media de la mañana, en dos horas comenzaría mi clase, con un grupo particular. Parecía que todos los rechazados estaban en ese grupo, tuve que lanzar un borrador, tres plumones y una bola de papel a varios estudiantes para callarlos. Y de colmo, tuve que ir por lo que lance.

Me vi en un espejo en lo que iba por el teléfono, era un desastre. Finalmente, tome el teléfono e intente hacer como que estaba fresco y descansado, aunque terminaron por darse cuenta.

- Buenos días... - Susurre arrastrando la "S", la cosa que me delato. Mientras, frotaba uno de mis ojos y jugueteaba con la cola.

- Buen día señor Smith. - Escuche una voz un tanto ronca, por lo que supuse que era de la escuela, quizás el director.

- ¿Quién habla? - Pregunte para estar seguro, uno nunca sabe. Al recibir una respuesta afirmativa, suspire, pues no sabía para que me hubiera llamado.

- ¿Qué desea? - Pregunte un poco firme, ya un poco despierto y dispuesto a oírle con atención. Me decía que acababa de oír rumores de que había peleado con uno de mis estudiantes. Si, si lo hice, pero no fue una pelea, pues él no se dejó amar. Decía que las personas me describían, por lo que no me salvaba de esta, pero que el estudiante había llegado sin ningún golpe en el rostro aparentemente.

Me sentí aliviado y comencé a decirle mil y un cosas para que no me echara del colegio, por lo que me respondió que no pensaba echarme, que solo quería verme en privado. No sé para qué me quisiera, pero no podía negarme, además de que sería una plática larga, él me había justificado las faltas y había hecho saber a los demás que no daría clases hasta las últimas horas.

Al final colgué, retirando un poco de lagañas que tenía en los ojos y dirigiéndome a mi alcoba para "Limpiarla" y así comenzar a ducharme. Comencé a desvestirme, dejando al aire todo, obviamente no me ducharía con ropa. Solo... Tengan en cuenta que estoy más musculoso que Thomas. Ni siquiera sé porque les digo esto.

En fin, siempre que me duchaba, cantaba una cancioncita que llevo cantando desde que tengo memoria, dice más a menos así:

"Cada que me baño me hace daño.

Por eso me baño una vez al año"

Si, bastante estúpida, pero me alegra el día, después de todo lo que sucedió anoche que realmente no quiero recordar. Entre en la ducha, con agua fría, era para matar la resaca.

Prácticamente dure más de lo que acostumbraba, pues me mataba la curiosidad que era lo que el director quería, hasta que note como mis dedos se arrugaban y mi cabello comenzaba a apestar un poco, por lo que salí a secarme, ya estaba listo desde casi media hora antes.

Al salir me cepille los dientes y me puse de todo tipo de colonias para no apestar a perro mojado, sinceramente no soportaba ese olor, y menos cargarlo conmigo.

Debía relajarme un poco, no podía estar pensando en tomas todo el día, necesitaba relajarme. Debí haber pensado mucho en todo eso, pues no me di cuenta del tiempo que duro el viaje y termine llegando sin siquiera darme cuenta, como en modo automático, o algo así.

- Señor, llegue. - Exclame tocando la puerta mientras esta se abría y me otorgaba el paso de forma un tanto misteriosa. El director se encontraba mirando por la ventana al patio de espaldas con la silla, notando como los chicos convivían entre si y como su escuela estaba en completo orden.

- Me alegra que vinieras. - Exclamo dándose la vuelta y dejando ver su rostro, el cual no había visto antes. Era un hombre mayor, quizás cuarenta. Tenía una cabellera un poco larga castaña peinada hacia atrás y vestía demasiado elegante, incluso para mi gusto.

- Me había mandado a llamar por un problema con el joven Woods, ¿no? - Pregunte, pues suponía que era eso.

- Nada de eso. - El hombre se levantó y saco una copa y una botella de vino de debajo de su escritorio, ¿Eso era legal?

- Veras, eres el nuevo profesor y todo, y no te hemos dado una bienvenida digna. - Exclamo acercándose a mí, sirviéndose de aquel vino. No sé a qué carajos se refería, pero no creo que sea algo malo, solo una bienvenida.

- Y... ¿Qué piensa hacer? No conozco esto de las bienvenidas. - Susurre un poco apenado, mientras me rascaba la nuca. Debía admitirlo, tenía un poco de nervios, tantos que me bailaba un pie.

- Veras, más o menos... Es así. - Susurro dejando la copa por un lado y posándose detrás de mí. Yo por respeto no me gire a verlo, solo decidí oírlo.

De la nada, el hombre poso sus manos por debajo de mis axilas, abrazándome de forma posesiva. ¿Por qué hacía esto? No lo sé, pero me ponía incómodo.

- Ehm... Supongo que el abrazo es bueno, pero me pone incomodo, ya sabe... Somos hombres... - Susurre intentando apartarlo sin empujarlo, no quería faltarle el respeto, pero si se pasaba de la raya me largaría. Esperen... Si me largo, no poder ver a Thomas. ¡Mierda!

- ¿Te pone incomodo un cariñoso abrazo? - Pregunto a mi oreja. Su aliento se adentraba en esta, haciendo que inclinara la cabeza en dirección de su voz, bajándola de forma rápida, no quería oírlo.

- Señor, está ocupando más de mi espacio personal, si continúa, lo demandare. - Exclame de forma sensata, pues no era persona de dinero, pero mínimo podía intimidarlo un poco, digo, al viejo parece que no le han dado lo que quiere en años, y no creo que sean consejos.

Inmediatamente se separó, disculpándose, pero pude sentir algo antes de que se separara, su lengua. El hijo de puta me lamio la oreja, ¿Qué mierda le sucedía?

- Disculpe, pero acostumbro ser muy afectuoso. So le incomodo, lo entiendo. - Exclamo sentándose en su silla nuevamente, dándose la vuelta.

- Puede irse...

No, no me incómodo, me sentí violado. Espero no volver a sentir algo así o no volver a verlo, maldito infeliz.

Finalmente me dirigí a mi clase, comenzando con mi rutina de clases antes de que algo más pasara.

- Bien clase, pasare asistencia, silencio. - Exclame intentando relajarme un poco. Joder, que día tan extraño, ¿Qué hice para merecer esto? Seguí pasando asistencia, nombrando a todos, incluso a Thomas de forma natural, el cual no me había percatado se sentaba hasta el principio de la fila, justo delante de mí.

Me miraba, no me miraba con atención, si no con una de esas miradas que te comen y te mastican, incluso te asesinan en la mente. Sentí escalofríos, pero debí comportarme frente a él y frente la clase.

Hablando de la clase, daba la clase de literatura, pues decidí enseñarles algo a los niños incultos de hoy en día. Empecé con lo básico, la ortografía. Cosa que fue muy rápido mostrar, pues parecía que todos comprendían este tema, realmente solo lo puse para matar el tiempo.

- Bien, ahora pasaremos con un poco de literatura española. - Exclame borrando el pizarrón y escribiendo lo que acababa de decir.

En fin, no creo que quieras oír una clase tan aburrida como esa...

Al final, decidí hacer una clase de examen de diagnóstico, para saber cómo se encontraban estos pequeños. Pasaron mínimo diez minutos para que todos terminaran, quedando al último mi amado lobo.

- Si terminaste, sal. - Exclame, por lo que todos salieron de inmediato. Dejando solo al chico lobo con sus audífonos y un examen en medio contestar.

Permanecí quieto uno momentos, mirando al chico hasta que terminara. Era un poco tardado, pues me tomo revisar varios exámenes, los cuales estaban mal y tuve que reprobar. Al parecer, el lobo hacia su esfuerzo y quería una buena calificación.

Finalmente hice como que me levantaba a recoger algo, quejándome sobre lo sucios que eran. De regreso, me pose sobre la espalda ajena, retirando sus audífonos despacio y posando mi hocico en su hombro.

- ¿Quieres que te ayude? - Pregunte sin hacer más contacto que el que ya hacía. El chico suspiro pesadamente, escribiendo en el pupitre la frase "Te odio". Realmente esperaba que me golpeara, pero se opuso a eso, no sé por qué.

- Mira... No puede ser esa fecha, en esa descubrieron América. - Exclame apuntando a la respuesta incorrecta, por lo que este la borro y puso la siguiente, la cual era la correcta.

Que rabia. Tan cerca, pero tan lejos. Debía decirle.

- Thomas... Yo no esperaba tardar tanto en regresar. Ya tenía la mayoría de edad, para solo hacerte cumplir un solo año e irme. Pero mis padres querían que terminara mis estudios, no podía negárselos. Espero y comprendas lo mucho que me dolió... Si llegue aquí, fue por ti. Por mí querido lobo de ojos espectrales. Por el "AA" que amo... - Susurre abrazándolo despacio, no quería asustarle, mucho menos quería un golpe en la cara. Increíblemente, no dijo ni hizo nada al respecto, dejo que le abrazara, me sorprendió.

- Solo te pido... Que me des una oportunidad de amarte, una oportunidad para aprender de ese error. Thomas... Te amo. - Susurre a su oreja, entrelazando su cola en la mía, intentando de darle un poco de tranquilidad.

No sabía que pensaba mi amado lobo, pero quería una respuesta ya. No estaba dormido obviamente, pues reparaba y miraba a diferentes puntos sin llegar a mirarme a mi o girar de forma obvia el rostro.

- ¿Thomas? - No era por ser impaciente, pero necesitaba mi respuesta ya. Necesitaba saber qué opinaba el lobo acerca de eso.

- . . . - No respondía nada. Pero al final, se puso a terminar el examen, notando que contestaba correctamente. Al final, retiro mis manos y se fue, no sin antes decirme...

- Solo tienes una oportunidad, pero enamórame de nuevo... Mientras, te seguiré odiando. - Exclamo para sin más, irse y dejarme con mi trabajo.

- Gracias... - Susurre para mí mismo, sonriendo y sintiéndome el hombre más feliz del mundo. Esperen, ¿Era un sí o un no? Joder, de la emoción no sé qué esperar de él. ¿Y si le compro algo? Nah, lo tirara... Mierda, soy tan feliz ahora.

¿Acabamos de reconciliarnos?


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