Ven conmigo
Vestido diario:
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Otro día en la maravillosa isla soñada por cualquier repostero, misma rutina, mismas personas y el mismo ánimo desde que el Charlotte se había ido, estaba claro que Butsu había caído en un cierto estado de desánimo podría calificarse como depresión pero un caso... No tan grave pero igualmente era malo, efectivamente le faltaban las ganas de vivir el día a día con el ánimo que la caracterizaba, Ginger había permanecido con ella durante todo ese tiempo, de por si era raro para los demás que su hermana hubiera permanecido en la isla por más de un mes, pero la presencia de Katakuri dejaba en claro el porqué no se iba, y ahora que su hermana se encontraba en aquel estado, no iba a dejarla sola por mucho que esta le pidiera volver a su vida en el mar, alegando que se sentiría mejor si se alejaba de ella un poco para respirar y despejar su mente de todo pensamiento negativo que pudiera "contagiarle", pero estaba claro que por mucho que lo intentara, la mayor no la dejaría sola para ayudarla y aunque el estado de ánimo de la menor mejorara, nada podría hacerlo mejor que la presencia del Charlotte.
Ese día era... Extraño por así decirlo, había una sensación indescriptible por así decirlo, ambas mujeres lo sentían de ese modo, Ginger se sentía extrañamente inquieta mientras que Butsu, era una extraña tranquilidad, que claramente no había sentido desde que el Charlotte se había ido hace ya un mes. Cada una ocupada en sus propias distracciones en la cocina, la mayor preparando galletas de gengibre, mientras que la menor se encontraba decorando algunos pasteles antes de montarlos, ciertamente sus formas de matar el aburrimiento se basaban en cocinar o ir a la playa, claro que solo una podía darse el lujo de ir a nadar a su gusto mientras que la otra solo podría quedarse en la orilla porque estaba claro que si lo intentaba podría ahogarse, a menos que su hermana hiciera de flotador dejando que se quedase encima suya para que el agua no la cubriera.
Pasaron la mañana horneado y decorando únicamente por gusto, ya que el local se encontraba cerrado ese día, decidieron salir a dar un paseo, cargaron cestas con varios de los postres preparados esa mañana y partieron en dirección al monte Creme, claro que no irían tan alto, solo lo suficiente como para tener una vista agradable y disfrutar tranquilamente de la tarde ligeramente nublada que tenían ese día. Al llegar a su lugar deseado ambas se sentaron en el lugar antes de dejar sus cestas en el suelo y comenzar a disfrutar sus postres tranquilamente, la menor sin problema a ser vista ya que claramente nadie podría verla a esa distancia, también considerando el pequeño detalle de que se encontraban cerca de la parte trasera de aquel monte, disfrutando su vista a las zonas de la isla que no eran del todo exploradas pero que al menos ambas conocían, claro que una más que la otra, pero aún así el terreno no les era del todo inexplorado.
No fué hasta un par de horas más tarde que el sonido de una alarma las alertó, tomaron sus cosas antes de bajar a toda prisa, con saltos grandes y bruscos aterrizajes, corrieron en dirección a la playa donde se podían apreciar dos barcos acercándose, estaban considerablemente lejos, haciendo que por precaución dejasen las cosas de lado, mandando a todas las personas a refugiarse,la más alta quien había vuelto a ponerse la mascarilla durante su descenso, se alejó del lugar junto a la mayor quien bajo la cobertura de su hermana se dirigió a su hogar para tomar su cinturón colgado junto a la puerta, se lo puso rápidamente junto con la espada larga, cuya funda se encontraba atada a aquel accesorio mientras que la otra morena buscaba algo bajo la barra de madera de su local.
- Sabía que el día tenía algo raro -Se quejó la primera asomándose en la puerta.
- No eres la única, aunque extrañamente no tengo un mal presentimiento.
- Yo tampoco lo tendría si fuera una Kemonohito.
- Lo dice la usuaria de una Fruta del Diablo -Finalmente, sacó una pistola de su escondite, revisando que estuviese cargada- Listo, solo queda esperar a que no nos maten.
- Descuida, no creo que pase, aunque dudo que realmente te atrevas a disparar.
- Puedo hacerlo, solo prefiero seguir mi ley de no matar... O de no herir de gravedad.
- Tus planes de factor miedo no funcionan cuando alguien es más grande que tú.
- Esperemos que esta vez sí lo haga.
Salieron del lugar en silencio, se apresuraron a ir de regreso a la playa, una con su arma a simple vista mientras que la otra escondía la suya bajo la gruesa falda de su vestido, esperando pacientemente a no tener que utilizar las armas que tenían encima. Mientras que en el primer barco que se aproximaba hacia la isla se encontraba no solo Katakuri, sino que eran los trillizos quienes se acercaban hacia allá, yendo por la vía segura gracias al uso de la brújula que las hermanas le habían obsequiado, utilizaba un catalejo para poder fijarse en la postura de ambas mujeres, las vió ir a la playa, esconder a la gente he ir a buscar sus armas en casa, sonrió bajo su bufanda ante este actuar, se notaba que esperaban no fuese algo malo.
- Ya casi llegamos, sabrán a quien me refiero al atracar -Dejó el objeto a Oven, quién lo usó para mirar a las mujeres.
Y al fijarse dió un silbido- Hoy sirven pastel de ángel ¿Quién es la de rojo he, Katakuri? -Claro que este no le respondió.
Daifuku arqueó una ceja- ¿Rojo? Déjame ver -Le quitó el artefacto para mirar en dirección a la mayor, y acto seguido apretar los dientes- Esa endemoniada mujer...
- ¿Es linda verdad? Solo espero que Katakuri se refiera a la alta.
- Gigante Roja te voy a matar -Antes de cualquier cosa un golpe en la cabeza propinado por el hombre mochi lo detuvo.
- Ni se te ocurra hacer una estupidez de ese calibre Daifuku, esa mujer será mi cuñada y no pienso dejar que alguno de ustedes lo eche a perder.
No fué hasta una cierta cercanía que ambas mujeres relajaron su postura, claro que la menor no pudo evitar emocionarse, él había cumplido, regresó, era de esperarse que no volvería solo, pero eso no le importaba en ese momento, porque se sentía feliz de que no le hubiese creado falsas esperanzas, alzó a su hermana en el aire, lanzándola cual juguete, claro que los reclamos de esta no se hicieron esperar, apenas la bajó fue a toda prisa en dirección al muelle, viendo como ambos barcos se acercaban cada vez más. No hizo falta esperar a que llegaran por completo cuando el ojos granate fue directamente hacia ella y viceversa, se lanzó hacia él abrazándolo con fuerza, como si con ese gesto dijera que no quería que se fuera otra vez, o como si tuviera miedo de que aquello fuese un sueño del cual no quería despertar nunca, al igual que él, abrazándola tan fuerte como para no soltarla, claro que siendo poco más de medio metro más alto, la había elevado del suelo dejando que apoyase la cabeza en su hombro, quizás asfixiándola un poco, pero eso a ninguno le importaba, estaban felices de verse otra vez.
Los otros dos hermanos no tardaron en aparecer, siendo vigilados por la atenta mirada de la mayor quien se encontraba notablemente incómoda pero no lo expresaría tan libremente como cuando se encontró con la estadía de Katakuri tanto en la isla como en su casa, trataría de mantenerse al margen por el bien de su hermana, ella estaba feliz y eso era lo único que le importaba en ese momento. La menor claro que una vez se percató de la presencia de los otros dos, preguntó amablemente a los tres lo que sucedía, la razón de traer otro barco y claro, el porqué acompañaban a Katakuri. Las explicaciones no se hicieron esperar, ya que sin perder ni un segundo le explicaron el trato que querían hacer con ella, protegerían la isla, además podría ir y volver todas las veces que quisiera siempre y cuando cumpliera con algo en específico, y aquello era casarse con Katakuri para que el potencial de la isla fuese usado al máximo como una ayuda para Totto Land. Claro que casi se le salieron los ojos ante tal confesión, tanto a ella como a Ginger quien no pudo evitar gritar por la inesperada proposición.
- Un momento, estás diciendo que para ayudarlos y tener la isla a salvo... ¿Tenemos que casarnos?
- Sí... Butsu, no pienso obligarte a nada, pero Mama se enojará si te niegas y no puedo asegurar el bien de su isla -Trató de ser lo más suave posible, su tono de voz no decía mucho, pero su forma de decirlo lo explicaba.
- Esto no es algo que pueda aceptar así sin más digo... La gente no puede simplemente organizar una boda y ya.
- Mama lo ve de ese modo, piensa un poco en eso, no te obligo a aceptar nuestras condiciones, puedes poner las tuyas también.
Se quedó callada unos segundos, mirando el suelo con duda, finalmente subió la cabeza, sin borrar aquella mirada de sus ojos- Yo... No lo sé, es muy precipitado y... Lo tengo que pensar, ahora necesito retirarme un momento para eso -Claro que nadie se esperaba que saliera corriendo y gritando hacia quien sabe donde.
Y todos los mayores la miraron sin decir nada- Oye Katakuri -El más grande miró a la mujer que allí quedaba- ¿Qué te parece si hablamos de esto en privado? Me parecería mejor que hablemos tú y yo antes de que hables con Butsu... Claro cuando salga de su estado de pánico.
El Charlotte asintió, también creyendo que era lo mejor- Me parece razonable.
Dejando a los otros dos hermanos en el barco, la morena y el granate se alejaron de ellos en dirección a la casa de la primera, y por una vez en todo su tiempo siendo hostiles entre sí, finalmente conversaban como verdaderos adultos sobre la situación que se presentaba, discutiendo con completa decencia sobre los pros y contras allí presentes ante tan repentina propuesta. No supieron cuánto tiempo habían estado hablando, quizás un par de horas o un poco menos, cuando finalmente cerraron el tema con la aprobación de la menor ante toda posibilidad de lo que podría pasar entre él y su hermana, tomando en cuenta que en caso de llegar a hacerle algo malo a la mujer, aceptaría todas las consecuencias de sus actos, claro que lo discutieron no solo tomando en cuenta sus opiniones sino también las de la más alta, quien seguía sin aparecer. El hombre sin más que decir salió en su búsqueda, para explicarle todo y también para contarle sobre la charla que tuvo con su hermana, estaba dispuesto a aceptar cualquier respuesta, aceptación, rechazo o solo un tal vez, por lo que siguió su camino para finalmente encontrarla en el lugar al que habían ido la noche de la fiesta, allí se encontraba ella, sentada observando el flujo de agua que caía bajo sus pies, con una postura que decía que se sentía de todo menos bien en ese momento, él no dudó y se acercó lentamente a ella, alertando de su presencia, al oír sus pasos volteó a verlo, nuevamente le dió la espalda y bajó la cabeza, Katakuri se sentó a su lado, con un pequeño espacio separándolos.
- Antes que nada... Quiero disculparme por decir algo como eso tan pronto.
Al escucharlo subió la cabeza, acomodando ligeramente su postura- No es necesario que te disculpes, no dijiste nada malo.
- Siento que sí, aparecí de repente y... Bueno, dije cosas que debí pensar mejor.
Ella suspiró, parecía un poco aliviada- Entonces acepto tu disculpa y... Yo también me disculpó por irme... Ya sabes, corriendo y gritando.
Una muy ligera risa se le escapó- No te preocupes, fué una respuesta interesante.
Comenzaron a hablar sobre lo que había discutido con Ginger, siendo completamente sinceros ante la idea del trato, aunque no tanto la forma de cerrarlo, hablaron y hablaron por horas, tanto que comenzaba a oscurecer, ciertamente se estaban entendiendo perfectamente bien, aunque una que otra cosa minúscula no estuviesen de acuerdo, nadie decía algo malo al respecto, y eso solo les confirmaba una cosa, lo mucho que se gustaban y que ciertamente les era posible llegar a ese sentimiento inicial, cuando realmente se habían dado cuenta del sentimiento que crecía entre ellos. Y finalmente cuando el trato estuvo perfectamente entendido con cada parte sus condiciones, callaron por un momento, antes de que esta vez fuese la morena quien hablara primero.
- Katakuri... Sé que aunque a otros les parezca precipitado... En otra situación... -Aspiró profundamente antes de voltear a verlo- Claro que me encantaría ser tu esposa.
Inmediatamente volteó a verla, esperaba de todo menos eso- Entonces... Quisiera preguntar... -Sacó algo de su bolsillo, cubriéndolo perfectamente con su mano cerrada- Que aunque no nos conocemos desde hace mucho... Siento que no podría haber conocido a alguien mejor, no seré el hombre más joven, pero sé que si no lo hago ahora no podré hacerlo nunca... -A medida que hablaba, volteó a verla, quitándose la bufanda- Y por eso nunca me arrepentiré de querer tenerte conmigo -Acercó su mano a ella y la abrió, una pequeña esfera estaba allí, la abrió y en ella había un anillo- Ya me lo dijiste pero... ¿Te casarías conmigo?
En ese punto, ella tenía las manos en el rostro, aunque era predecible, estaba encantada, lentamente se quitó el cubrebocas, mostrando su afilada sonrisa- Lo diré cuantas veces sea necesario, pero sí quiero.
Puso el anillo en su dedo anular izquierdo, apenas lo hizo ella se lanzó a sus brazos, llenando su rostro de besos, juntaron sus frentes, se levantaron, he inmediatamente la alzó, sosteniéndola por los muslos haciendo que ella se sujetara a sus hombros, sellando aquel momento uniendo sus labios, sus colmillos sobresalientes chocaban, pero no les importó, aquel momento era perfecto. Mientras que en un pequeño escondite, sus familiares observaban, la morena al borde de las lágrimas, completamente feliz por su hermana, mientras que los otros dos sonreían orgullosos de su hermano, sabían que algún día sería feliz, y por todo lo que les decía, estaban seguros de que sería con una buena mujer, claro que nunca faltaría algún comentario ajeno al momento que presenciaban.
Oven se acercó su rostro al de la mayor- Y... ¿Estás soltera? -La morena lo miró con una mueca de desagrado.
- Para ti no.
Mientras que los recién comprometidos eran ajenos a sus hermanos, él la bajó y tomó sus manos con cuidado- ¿Entonces vendrás conmigo a Totto Land?
- Iré, pero solo si Ginger viene conmigo.
- Vendrá si es lo que quieres.
Pasó la noche y pasó la mañana, ambas hermanas hicieron su equipaje, irían en el barco de la mayor siguiendo a los otros, cabe resaltar que cargaron los barcos tanto como pudieron, queriendo presentar aquellas cosechas y algunos muchos postres como un regalo para Linlin, esperando que aquello fuese más que suficiente para que está tuviera una buena primera impresión de la mujer elegida por su hijo, sería considerada un estorbo para un Comandante Sweet, pero si él la quería, era por una muy buena razón. Apenas estuvo todo listo emprendieron su viaje camino a Totto Land, su idea era ir directamente hacia Whole Cake para presentarse lo más pronto posible ante Big Mom, no tenían tiempo que perder.
Se aproximaba una fiesta de té, y muchas cosas más.
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Buenas mi público, vengo a aclarar unas cuántas cositas.
- Habrá mucho mame con Oven.
- Todavía no me decido con quién shippear a Ginger aunque solo una persona me dijo que con Cracker.
- Todo lo terminé con gripe.
- El anillo:
- Las imágenes las pondré en aclaraciones de ahora en adelante.
- Y un próximo capítulo, va a explicar ciertas cosas.
- Esto es un pastel de ángel (para los que no sepan) :
pastel de ángel es un tipo de bizcocho originario de Norteamérica que se popularizó primero en los Estados Unidos a finales del siglo XIX. Se llama así debido a su ligereza, se considera «comida de ángeles»
Gracias copia y pega de San Google.
- Y esto que está interesante:
Ahora sí, adiós.
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