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Frustración

Vestido diario:

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Apenas habían pasado un par de días desde lo sucedido con Dinora, la boda sería dentro de otro par de días, las invitaciones habían sido enviadas, y tanto ella como Katakuri tendrían habitación compartida una vez se casaran, eso les aseguró la misma Linlin, que aquel espacio estaría listo para la noche de bodas, aunque no era como si una habitación organizada les importase mucho en esos momentos, el mencionado había tenido que irse junto con sus hermanos para un "viaje de emergencia" por no decir que fue la madre del futuro novio que de último minuto exigió poner cristales dulces en el pastel, a las islas que habían sido aseguradas en el trato que ella había ganado para Linlin quien se veía bastante complacida con el resultado.

Pero eso no era lo realmente importante en esos momentos, la verdadera cuestión era... ¿Realmente estaba segura de casarse con el Charlotte? Ciertamente quería hacerlo, pero no podía evitar sentir como la inseguridad la invadía ¿Estaba verdaderamente enamorada de él? A esas alturas, se sentía segura de lo mucho que lo amaba en tan poco tiempo ¡Inclusive deja casi desfigurada a una mujer por él! Aunque siempre existía un condenado "pero" que la ponía en duda ¿Era por Katakuri o por si misma? No lo sabía, si como mínimo su padre estuviese vivo tendría a alguien con quien consultarlo, después de todo, la única que le quedaba era Ginger y... Bueno, ella no daba malos consejos, simplemente sentía que una madre sería lo ideal, aunque su hermana más de una vez había tomado ese rol, siempre sentía que algo faltaba, pero aunque sabía lo que era, no se sentía capaz de decirlo, no frente a su hermana, porque otra cosa que sabía era lo mucho que aquello podía herir sus sentimientos, además de que esta se encontraba ahora muy unida a los niños Charlotte, y sorprendentemente a la mitad femenina de los decallizos.

- ¡Butsu-sama! -La voz del cocinero a su lado la sacó de sus pensamientos, haciéndola bajar la cabeza- El levado de la masa ya cumplió su tiempo.

- Sí, claro, déjenla sobre una mesa con harina por favor -Respondió algo ida, apagando la gran batidora que contenía el glaseado base.

Ese día se encontraba cumpliendo lo acordado a Big Mom, le estaba preparando uno de sus recetarios, el menos extenso para ser precisos, si bien en la familia había muchos, ese era hecho personalmente por ella, según palabras de su padre adoptivo, todos en la familia tenían la obligación de hacer su propio recetario, aunque a ella se le había ido un poco de las manos y aunque preparaba las recetas del primero que había creado, era autora de alrededor de seis libros, algunas recetas basadas en recetarios más viejos pero sin perder su originalidad. Una vez los cocineros le habían hecho el favor de separar los glaseados y dejar la masa en una mesa con harina, se cubrió las manos con dicho polvo y comenzó a amasarla con calma, antes de que para sorpresa de todos procediera a golpearla con violencia, más de la usual, como si descargara toda su frustración en ello.

Una vez las masas fueron cortadas, y separadas por montones, fué cuando realmente se puso manos a la obra. Repitiendo el mismo proceso con otras masas anteriormente preparadas primero sacó un lote de roles de canela y a medida que se cocinaban salían también lotes de pretzels, donuts fritos, horneados y al vapor, todo trabajado con tal delicadeza que no parecía la misma persona que momentos atrás era tan brusca que por poco no rompía la mesa de trabajo, simplemente los cocineros no podían creer en la forma de trabajo de esa mujer, tan brusca pero delicada al mismo tiempo, se le notaban los años de práctica en todo lo que hacía, y el más impresionado ante esa calidad de trabajo era Streusen, como Chef jefe de esa cocina, le impresionaba el desempeño de esa mujer, si bien tenía la dicha de pertenecer a los pocos que conocían su trabajo como repostera, esos pocos eran por lo general personas adineradas, puesto que en contadas ocasiones, pudo probar una de sus creaciones gracias a un amigo cercano, la primera vez que lo hizo no creyó que aquella combinación de sabores hubiese sido idea de una mocosa de cuatro años, al menos en ese entonces solo conoció la idea, claro que no se esperaba que treinta años después iba a tener a la autora de tales ideas en su cocina.

Pero volviendo a la cocinera principal, allí estaba, preparando otra masa, esta después de ser cocinada la dejó enfriar, ahora siendo dorados y esponjosos panes dulces, se les quedó viendo por unos segundos, cualquiera diría que se veían perfectos pero a sus ojos... Estaban horribles, no estaban bien hechos, "Pero si seguiste la receta" resonó en su mente, no, estaban mal, hizo lo mismo con los demás postres puestos en bandejas para que se enfriaran también y todos, todos esos postres estaban mal... No podía entenderlo, hizo bien la receta pero estaban mal hechos. Tomó uno de los roles de canela sin importarle que aún no se hubiera enfriado del todo y salió de la cocina bajo la mirada confundida de los Chefs, claro que la única excepción ante esta mirada era Streusen.

Al no ver a nadie en el pasillo se bajó el cubrebocas lo suficiente para quitarle un trozo al postre y comerlo, una vez lo tragó volvió a acomodar el accesorio en su rostro y miró el dulce sin entenderlo, era como los de siempre pero no sabía igual, comenzó a andar sin dejar de mirar aquel postre, siguió la receta como siempre hacía.

¿Fue la masa?

No

¿Mucha canela?

No

¿Tal vez se pasó la mano con el azúcar?

NO

Allí fué cuando se topó con un espejo frente a ella, se acercó a este y miró el dulce antes de volver a mirar su reflejo, no eran los postres, no eran los ingredientes, no era la preparación... El problema era ella, sus dudas, su frustración, todo... Todo era un reflejo de como se sentía, la sensación de que sus recetas estaban mal, absolutamente todo era porque se sentía así, recordaba esa sensación, la había sentido una vez Katakuri se había ido de Pesutorī, cuando se había sentido tan triste que no sentía sus creaciones de la misma manera, que el dulce ya no le generaba esa sensación de felicidad que podía sentir al comer azúcar, al sentirse confiada de algo, o cuando pasaba ruidosas y divertidas tardes con Ginger, cuando sus sentimientos por el Charlotte recién habían aparecido, luego cuando estos florecieron y se sentía segura de que se había enamorado, la noche en la que le había revelado su rostro, y el día en el que había regresado acompañado de sus hermanos, se había sincerado con ella y le había propuesto matrimonio, después de tan solo dos meses de conocerse, miró su dedo anular izquierdo, donde yacía aquel hermoso anillo de compromiso, misma mano en la que sostenía el rol de canela, claro que una vez miró su dedo, volvió a mirar su reflejo, siendo aquel estúpido "pero" lo que daba vueltas en su cabeza, pero ¿Y si la vida de casados lo aburría y decidía buscarse a otra? O aún peor ¿Y si era ella la que se aburría y decidía serle infiel a tan buen hombre? No podría vivir con esa idea, dejó ir el postre hacia quien sabe donde antes de seguir mirando su reflejo, cerró con fuerza los ojos y sacudió su cabeza en un intento de sacarse tan horrible pensamiento, se jaló el cabello sin importarle ensuciarlo con migajas y azúcar, estaba dejándose llevar tanto que no pudo evitar estrellarse la frente contra el objeto, para ya no seguirse viendo en ese estado, aún con algunos fragmentos incrustados en su frente repitió dicha acción, he iba a hacerlo una tercera vez de no ser por un par de fuertes y enormes brazos la rodearon por la espalda, frenando sus acciones.

- ¡Ya basta mujer! -En ese momento reconoció la voz de uno de los trillizos a los que pertenecía Katakuri, Oven para ser precisos.

Ante su actuar, no se movió- ¿Por qué lo haces?

- Katakuri me pidió que te vigilara -Respondió antes de apartarla del objeto roto y soltarla- Le preocupaba que hicieras algo como eso.

- Supongo que conoce de lo mal que me va con mi cabeza.

- No tenía razón para ser tu niñera pero ahora sí -Dijo mientras se cruzaba de brazos- Si algo te frustra deberías decirlo, no estrellarle la cara a los espejos, harás que Brulee se moleste.

- Lo tomaré en cuenta -Subió la cabeza, una vez vió un par de gotas de sangre caer al suelo- La alfombra... -Antes de llevarse las manos a la frente, el hombre la detuvo.

- Te llevaré con tu hermana, te está buscando -Tomó su mano y la llevó consigo sin esperar respuesta.

Mientras que ella lo seguía mirando el suelo- Oven-san... Si le molesta no tiene porqué hacerlo.

- No tendría si te cuidaras más, de por si Katakuri se preocupa lo suficiente por ti como para angustiarse por lo que te hagas tú misma.

Aquel comentario captó su atención- ¿Se preocupa?

- Es lógico que lo haga, en cuanto llegó no paró de hablarnos sobre ti y lo tonto que lo traes, hasta era molesto oír que solo hablaba de lo mucho que le gustaste, parecía un puberto enamorado.

- ... ¿Qué cosas dijo?

Miró a ambos lados, asegurándose de estar solos- Dijo que por una vez se sentía seguro de que una mujer le interesaba, inclusive dijo que... Desde que se había dado cuenta de cómo se sentía respecto a ti, no perdería la oportunidad de estar con la mujer más hermosa y sorprendente que había conocido... Aunque en lo personal prefiero a tu hermana ¿Está soltera?

A medida que hablaba, sus ojos se abrían con sorpresa- Él... Él piensa todo eso de mí... Y... ¿Tan seguro se sintió del matrimonio?

- Butsu, la isla parecía más una excusa que otra cosa, nunca lo ví planear un compromiso en su vida, pero cuando se trató sobre ti, realmente me impresionó... Por cierto ¿si me vas a recomendar con tu hermana verdad?

Y después de tantas dudas, tanto "pero" y frustración, pudo sonreír bajo aquella tela que cubría su rostro, aquel empujón de confianza que necesitaba le había sido brindado por la persona menos esperada, con aquella pequeña calma en su pecho, siguió el camino que el ministro de horneado le indicaba, para que finalmente acabaran encontrándose con los Charlotte más pequeños, el primogénito y por supuesto también a su hermana, quien al verla en ese estado simplemente comenzó a regañarla diciendo que no podía ir por la vida dándole cabezazos a todo lo que se encontraba. Se dejó curar en silencio, contando con la privacidad que el mayor les había proporcionado llevándose tanto a los niños como a Perospero consigo.

- Sabes que si algo te aflige puedes decirme, estoy para eso.

- No precisamente.

- Al menos si se trata de ti, gran tonta -Respondió mientras sacaba el último vidrio incrustado en su frente- Las hermanas existen para eso... Y para contarse chismes pero eso es otro tema.

La menor rió- La verdad me estado dejando consumir por la angustia y ahora me parece tonto.

- Dejarse consumir por la angustia siempre es tonto -Suspiró mientras tomaba un pañuelo con desinfectante comenzando a limpiar su frente- Pero aunque sea tonto, son cosas que pasan y no se pueden evitar tan fácil.

Cerró los ojos, dejándose hacer- Gracias por cuidarme mujer demente.

- Siempre voy a cuidarte tonta, aunque seas una bebé de un día o una anciana de cien años siempre lo voy a hacer, así que no me agradezcas porque no hace falta.

Y ahí estaba la Ginger mamá que tanto conocía, si bien a veces sentía necesitar a su madre biológica, tenía otra mejor.

Miles de veces mejor.

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Aprovecho este capítulo para decir:

Una persona que sepa escribir lemmon por favor me ayude :c

Porque de verdad que soy un asco escribiéndolo y no quisiera decepcionar.

Quien sepa por favor dígame, quiero hacerles el mejor capitulo posible, porque ya el próximo es la fiesta de té y ese aspiro y espero sea considerablemente largo.

Por fa avisen ;-;

Les dejo mi WhatsApp al privado (aunque dudo que a alguien le importe tenerlo).

Ahora, aclaraciones:

- Pensaba poner a Daifuku pero Oven me pareció mejor opción.

- Tengo un par de sorpresas planeadas para después de la fiesta de té.

- Un meme que me encontré en Pinterest:


- Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.

- Y la imagen que sigue en el capítulo de llegada de Ginger jejox

Ahora sí, se me cuidan.

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