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Descansa un poco

Vestido diario:

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Pasó el resto de la tarde, al igual que la noche, en todas esas horas Butsu no había despertado, aunque más que inconsciente parecía dormida, como si no hubiera podido hacer aquello durante días y que finalmente, con aquella caída su cuerpo se rindió exigiéndole que descansara tanto como pudiera. Otra vez, Katakuri se sintió identificado en esta situación, él casi nunca descansaba, ya que al ser un Comandante Sweet debía pasar su tiempo ya sea vigilando, encargándose de cualquier cosa que Mama le ordenase, entrenando o simplemente siendo un buen hermano mayor y pasando tiempo como sus hermanos menores, el tiempo para sí mismo solo existía a la hora de la merienda o la de dormir, así que comprendía perfectamente la situación de la morena.

Era alrededor de mediodía cuando el ojos granate quien se encontraba afilando su arma en la habitación que la mujer había desocupado para él, escuchó una puerta abrirse y luego pasos fuera de la habitación, seguido de otra puerta cerrarse, supuso que había entrado al baño, ya que no volvió a escuchar la puerta después de unos minutos, cuando volvió a escuchar pasos y otra vez una puerta cerrarse, no le sorprendía que despertara tan tarde, después de todo se veía el cansancio acumulado en su rostro, por mucho que tuviera su mejor mirada o una voz animada, notaba que le costaba seguir, pero la gente del pueblo no parecía notarlo, ya que un favor tras otro, solo conseguían que llegara a su límite.

No quería seguir dándole más vueltas al asunto, así que tomó su tridente y dejó a un lado la piedra de afilar para salir de la casa en dirección a la playa, tal como había hecho el día anterior, solo que esta vez comenzó a caminar cerca de la orilla, sin prestarle mucha atención a lo que tuviera cerca, agradecía el tamaño colosal de la isla, era un terreno bastante extenso y la playa además de limpia tenía unos cuantos metros de arena antes de llegar al mar, no le iría mal entrenar un poco en ese lugar, claro que no sería lo mismo hacerlo solo pero tenía que mantenerse en forma, no podía darse el lujo de aflojarse solo por entrenar por su cuenta.

No era una mala idea el volver más tarde, o solo empezar de inmediato, aunque primero necesitaba estirarse un poco, se sentía extrañamente rígido, y aún siendo un hombre mochi, tal vez solo se estaba volviendo un poco paranoico, después de todo no estaba siguiendo su rutina de entrenamiento, y para él lo ideal era mantenerse en forma. Regresó por dónde venía hasta estar a una distancia prudente de la separación de la entrada al pueblo y la playa, se quitó tanto el chaleco como los guantes, dejándolos caer en la arena junto con su tridente, todo bajo una palmera, estiró un poco brazos y piernas en un intento de soltar los músculos, haría el mismo recorrido de antes, por lo que sin mucho tiempo que perder, comenzó dando golpes al aire, avanzando un paso por cada golpe que daba.

Tal fue su concentración que no se percató de la aparición de la morena en la playa, quién solo se detuvo a contemplar el mar, el sol era leve, y había una ligera brisa que ayudaba a completar aquel ambiente tan relajante. Seguía tan inmerso en su mente, que solo alcanzó a reaccionar cuando un sombrero de paja blanco chocó con su espalda, se detuvo con un ligero sobresalto, a lo que dió media vuelta recogiendo aquel accesorio, fijó su vista primero en la arena, viendo un vestido blanco tirado en esta, y un par de sandalias encima para que la brisa no se lo llevara, luego la fijó en el agua, encontrándose la imagen de Butsu de espaldas a él, la forma en la que el sol la reflejaba directamente en el agua hacía que se formaran pequeños destellos a su alrededor contrastando con el cabello oscuro el cual ondeaba ligeramente bajo el agua, una imagen realmente única a sus ojos. Claro que esto no duró mucho, ya que unos segundos después la joven volvió a sumergirse por completo perdiéndose de vista, parpadeó un par de veces confundido, miró el sombrero que aún sostenía y regresó a la palmera bajo la que aún se encontraban sus cosas, dejando el sombrero junto a estas, se palmeó la cabeza un par de veces tratando de sacarse esa imagen de la cabeza, eso no era algo en lo que debía pensar, o al menos eso creía él, no paraba de repetirse mentalmente que no podía sentir algo más allá de empatía por ella.

Y estaba tan inmerso en convencerse de aquello que nuevamente no se percató de la presencia de la mujer ojos negros que ahora se había acercado a él al verle allí, claro que apenas tocó su hombro este reaccionó violentamente dándose vuelta para soltar un puñetazo, que curiosamente no dió a parar en el rostro de la contraria, sino más bien este fue detenido por el de ella, provocando que por la presión de aire, una brisa diminuta chocase contra su rostro, abrió ligeramente los ojos por la sorpresa, separándose de inmediato, mientras que ella relajaba su postura y agitaba un poco su mano, viendo que esta tenía los nudillos ligeramente enrojecidos por la fuerza de aquel golpe involuntario.

- Si que golpea fuerte Charlotte-san -Dijo con una ligera risa, ahora usando una especie de máscara con respirador en lugar de la usual de tela.

- No fué mi intención, pero trate de no sorprender la próxima vez -Respondió para luego escucharla reír nuevamente.

- Lo tendré en cuenta... -Comentó de regreso, mientras giraba su muñeca y estiraba los dedos- Bueno, no parece estar lesionada, así que todo está bien.

- ¿No cree que debería ir a que la revisen?

- No hace falta, estará mejor mañana, comúnmente me sano sola de cosas peores.

- Hacer eso no es saludable.

- Ciertamente que no, pero he tenido peores.

La miró con una ceja arqueada, no parecía una mujer muy dura, pero era un mérito que aguantase un golpe como ese- Ya veo, entonces solo tenga más cuidado la próxima vez.

- No se preocupe, aprendo a la primera -Apenas decirlo le guiñó un ojo en señal amistosa antes de recoger su sombrero he ir hacia donde había dejado sus cosas.

Nuevamente el más alto se tomaba un momento para detallarla otra vez, el largo cabello mojado pegado a su espalda y parte de sus brazos, su físico se notaba mejor y se podían notar algunas marcas de ligera musculatura, hombros ligeramente anchos pero bien proporcionados a su forma, una cintura pequeña con caderas anchas y senos algo grandes, no sabía si los vestidos hacían ver su busto más grande de lo que era, sus piernas lucían realmente bien, y claro que si subía la vista podía notar que no solo sus piernas tenían buena forma, su trasero ciertamente tenía muy buenas medidas, cosa que no era muy rara tomando en cuenta que casi siempre se sometía a esfuerzo físico levantando cosas pesadas o corriendo de un lado a otro, pero claro, eso no le quitaba el atractivo. Claro que pensar en toda la atención prestada a detallar el físico de la mujer le hacía recordar algo muy importante que se decía a si mismo hace poco, lo cual era no pensar en esa mujer, se suponía que verla así no solo estaba mal, sino que tampoco tenía sentido tomando en cuenta el poco tiempo que llevaban conociéndose, también era perfectamente consciente de sus edades, puesto que en una pequeña conversación durante la merienda de hace un par de días, esta le había contado, y claro que también se había sorprendido al saber que él la superaba por catorce años, ya que según ella, el ojos granate no aparentaba su edad en lo absoluto, cosa que solo consiguió avergonzarlo.

- Charlotte-san -Su voz y el sonido de sus dedos chasquear lo sacó de sus pensamientos- Le decía que ya casi es hora de almorzar, y que tengo papeles que organizar... Así que le quería preguntar si quería que volviéramos a la hora de la merienda -Propuso, nuevamente con la forma de sus ojos que daba a entender que sonreía bajo aquella máscara.

- Estaría bien -Respondió en un tono algo ido o que también podría definirse como nervioso.

- Entonces lo veré aquí a esa hora -Tras decir aquello dió media vuelta y se retiró en silencio, dejándolo solo.

- Claro... Hasta la tarde... -Susurró apenas se fué, observando sus huellas en la arena.

Se quedó allí por un rato, tratando de asimilar aquello, no solo casi la golpea, sino que también ella misma detuvo un golpe suyo, y no uno simple, sino uno de reacción, sabiendo lo agresivos que podían llegar a ser esos golpes, aunque ahora que pensaba en eso, también le sorprendía que no hubiese quedado con secuelas de aquel golpe en su cabeza, tomando en cuenta la fuerza con la que debieron haberse golpeado, esa mujer era sorprendentemente resistente, otra cosa que preguntarse respecto a ella, y ciertamente admitía que realmente le hacía sentir cierta curiosidad respecto a ella.

Después de ir a almorzar esperó tranquilamente a que el tiempo pasara, quizás dos horas y media, o tal vez un poco más, pero apenas se hizo la hora de dirigió nuevamente a la playa, regresando al ligeramente apartado lugar donde habían acordado verse, allí ya se encontraba la morena esperándolo, parecía recién haber llegado, puesto que acababa de dejar un canasto de picnic en la arena, y al estar cerca se hizo notar, haciendo que la mujer volteara a verlo, no se había cambiado de ropa más allá de volver a la mascarilla de médico y que ahora su cabello se encontraba atado en una trenza que caía hasta poco más arriba del verdadero fin de su larga melena, se acercó y la joven lo recibió con un gesto de cabeza en señal de saludo, se sentó directamente en la arena y sobre esta extendió un pañuelo en esta, abrió un lado de la cesta y puso un par de platos sobre el pañuelo, apenas Katakuri se sentó a su lado abrió la cesta por completo, mostrando que había un par de botellas y un pie de frutas perfectamente asegurado con una tapa plástica además de cortado en cuatro porciones exactamente del mismo tamaño, el Charlotte la observó en silencio en todo momento, y apenas sacó el postre pudo notar que estaba prácticamente recién hecho, se le notaba por la humedad en las frutas y como la galleta se deshacía ligeramente en los bordes, era prácticamente perfecto y no se podía esperar menos de alguien como ella, o al menos eso daba a entender con la cantidad de pedidos que tenía y como gente del pueblo iba a comprarle aún estando ausente.

- Espero le guste, lo hice antes de preparar el almuerzo.

- Estoy seguro de que le quedó bien, es buena en lo que hace -Dijo sin mirarla fijamente, pero observándola por el rabillo del ojo pudo ver como sus mejillas adoptaban un ligero tono rosado.

He inevitablemente bajó la cabeza- Gracias... -Incapaz de decir otra cosa le sirvió una porción en cada plato y volvió a guardar el postre.

Y al ver su reacción, le fué imposible no sonreír- Gracias a usted -Respondió al recibir su plato.

Al momento de probar el postre se dieron la espalda, y repitieron esa acción a cada bocado que daban, obviamente sin saber porqué el otro hacía lo mismo, pero mejor para ellos si el otro no los veía. Entre una amena conversación y dadas de espalda no tardaron mucho en acabar con el postre y las bebidas, dejando todo en un cómodo silencio, mientras que el cielo comenzaba a tomar un ligero tono anaranjado y rojizo, más el agradable sonido de las olas como un complemento perfecto para el ambiente, claro que tras unos segundos de aquello, la voz del Charlotte rompió el silencio.

- ¿Sabe? Hay una pregunta que me he estado haciendo desde hace rato... No me esperaba una resistencia como la suya, me refiero al golpe en la cabeza y... Mi reacción.

- Me hace suponer que se pregunta lo que soy.

- Está en lo correcto, porque un humano normal como mínimo habría quedado con secuelas de un golpe como ese.

- Bueno, le diré que soy una Kemonohito, gente bestia, no sé mucho respecto a mi raza, solo que somos bastante resistentes, además de que sanamos rápido.

- Un poco extraño si me permite decirlo.

- Pues sí, es extraño... Pero no me molesta, físicamente no tengo muchos problemas, claro que es muy distinto el agotamiento, si se acumula podría pasar, ya sabe, lo mismo de ayer.

- Comprendo, pues al menos ya entiendo cómo no murió.

Inevitablemente, una ligera risa se le escapó- Descuide, he sobrevivido a peores.

- Sería interesante saber de eso.

- A mí me interesaría más el saber que hacía cuando lo llamé desprevenido.

Desvió la mirada, tratando de no pensar en ello- Mantenía el entrenamiento, no puedo oxidarme.

- Ya veo... -Pareció pensarlo un poco, hasta que alzó la cabeza teniendo una idea- Entrene conmigo, puedo resistir.

- No creo que sea buena idea.

- Tonterías -Y así como lo había arrastrado a la cocina, hizo lo mismo alejándolo de su cesta.

- No me siento cómodo golpeando a una mujer.

- Nunca dije que usted lograría golpearme -Apenas habló, soltó una patada alta, haciendo que él la bloqueara por reflejo- Es un acto de defensa, no tiene porqué sentirse incómodo, las mujeres también se defienden a golpes.

Y por primera vez en mucho tiempo, sus ojos destellaron con cierta emoción- Entonces espero que tenga buenos reflejos.

- No se preocupe, siempre trato de estar alerta -Apenas terminar el contrario desvió su pierna, lanzando una patada igual a la suya, claro que ella la bloqueó volviendo a patear.

Sin más que decir, el sol se ocultaba detrás de ellos, mientras se lanzaban y bloqueaban golpes con las piernas y uno que otro de manos, incapaces de dejar de sonreír bajo las telas que cubrían sus rostros, por una vez, dejaron de sentir que podrían hacerle algún daño grave a alguien, ya que al menos sabían que si golpeaban al otro, al menos no le dolería tanto y con suerte acabarían riéndose de ello.

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Viva~ quería actualizar más temprano pero oh gran sorpresa, se me fue la luz.

Pero bueno, aquí lo tienen, hasta la próxima, les mando una nalgadota para que nunca me olviden.

Se me cuidan.

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