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Llegué en mi tiempo buscado, a mi hora requerida, a mi demanda pronunciada, a mi llamada emitida. Todo pronuncia una debida cita para abrir mis sentidos renovadores, para alcanzar las llaves que abran las puertas probas para despejar los sin sentidos de mis horas bajas. Todo está tendido para un gran banquete, tengo que servirme en mi preciosa vajilla interior que colmará mis ansias por mi fortuna alcanzada, por los grandes dotes y por todos los valiosos sentidos que por mí reclamaban.