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¿Cuál es la diferencia entre un chisme y un escándalo? ¡Qué bueno que lo preguntes! Cualquiera puede cometer una indiscreción menor y causar un escándalo, pero para que un chisme dé lugar a un verdadero escándalo, se necesita que la persona indicada esté en el lugar equivocado. 

Pongan a una chica en un pedestal, agreguen una multitud ansiosa de verla caer, y denle las herramientas para hacerlo. 

Amber llegó a la escuela más temprano de lo habitual, y tan pronto como cruzó las puertas, todas las miradas se posaron sobre ella. Confundida, frunció el ceño. 

─¡Amber! ─exclamó Cathy detrás de ella─ ¿Cómo estás? 

─Bien, gracias por preguntar ─respondió la rubia, todavía algo desconcertada. 

─¿Ya viste Chica Indiscreta? ─intervino Penélope, acercándose y extendiéndole su teléfono móvil. 

Amber tomó el dispositivo con una mezcla de confusión y curiosidad. En la pantalla destacaba la nueva publicación: "S va a tener un hijo". 

Abrió los ojos con sorpresa al ver una imagen de su hermana Serena comprando un test de embarazo. 

─¿Sabías que Serena está embarazada? ─preguntó Cathy con entusiasmo mal disimulado. 

─No, mi hermana no está embarazada ─aseguró Amber rápidamente. 

─Gracias por mostrármelo. Necesito ir al baño ─dijo con prisa, alejándose del par de chicas antes de que pudieran replicar. 

Ya en el baño, Amber intentó comunicarse con Serena, Blair e incluso Jayden, pero nadie respondía. Frustrada, decidió esperar impaciente en la entrada de la escuela hasta que finalmente vio a Serena entrar. 

─Hola. ¿Algo que quieras decirme? ─preguntó Amber, cruzándose de brazos. 

─Amber, cálmate. No estoy embarazada ─respondió Serena apresuradamente. 

─Bien, porque, aunque me guste la idea de tener un sobrino, creo que no es el momento ─dijo ella con alivio, provocando una risa en la menor. 

Pero la calma no duró mucho. Amber frunció el ceño, recordando algo. 

─Espera, entonces ¿por qué compraste un test de embarazo? ─preguntó con sospechosa. 

─Oh, para... ─comenzó a decir Serena, pero de inmediato se detuvo. 

─¿Para quién? ─insistió Amber, visiblemente intrigada. 

─Para Blair ─confesó la ojiazul en voz baja. 

─¡¿Qué?! ─exclamó Amber, alzando la voz antes de que su hermana la callara rápidamente─ Perdón. 

Amber procesó la información con una mezcla de angustia y desconcierto. 

─¿Eso significa que ella y Nate...? ─intentó adivinar, disimulando una mueca.

─Ella y Chuck ─corrigió Serena, sorprendiendo a su hermana.

─No puedo creerlo. Ella no me dijo nada ─comentó la rubia con un tono de reproche mientras cruzaba los brazos. 

─Me encantaría seguir hablando de esto, Amber, pero necesito buscar a Jayden ─dijo Serena, mordiéndose el labio. 

─Claro. Salúdalo de mi parte ─respondió la rubia mientras su hermana se alejaba. 

Definitivamente, algo estaba ocurriendo. ¿Desde cuándo Blair y Serena la excluían de sus secretos? 

Pobre Amber, no hay nada peor que ser excluida, y más si eso viene de tus mejores amigos.   

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Después de la escuela, Amber no dudó en dirigirse directamente al penthouse Waldorf. Ella y Blair necesitaban conversar. 

─Hola, B ─saludó con dos cafés en las manos, entrando sin esperar invitación. 

─¿Qué haces aquí? ─preguntó la castaña sin molestarse en levantar la vista de su tarea. 

─Qué amable de tu parte ─respondió la rubia con una sonrisa falsa─ Andaba por aquí, traje café y pensé que podíamos hablar. 

─¿Podemos hablar luego? ─interrumpió Blair, alzando la vista por primera vez─ Estoy teniendo un buen día y no quiero que nada lo arruine. 

─¿Qué ocurre contigo, Blair? ─preguntó Amber, frunciendo el ceño─ Estoy tratando de ser amable, pero tú parece que haces todo lo posible por evitarme. 

─Bien, ¿de qué quieres hablar? ─respondió Blair, dejando el lápiz sobre el escritorio con evidente molestia. 

─No lo sé, tal vez del test de embarazo que Serena compró para ti ─soltó Amber, observando cómo la castaña la miraba con furia─ Antes de que te enojes con S, yo la obligué a decírmelo. 

─Pues ella no tenía derecho a decirte nada ─respondió Blair, cruzando los brazos. 

─Eres mi mejor amiga. ¿Acaso no ibas a decírmelo? ─replicó Amber, dolida. 

─Lo lamento si prefiero conservar algunos secretos para mí ─respondió la Waldorf con una sonrisa sarcástica. 

─Mira, sé que tengo mis opiniones sobre Chuck, pero jamás te juzgaría, B ─aseguró Amber con un tono más suave─ Estoy aquí para ayudarte. 

─Ni siquiera estás en posición de hacerlo ─aseguró Blair, escaneándola con la mirada─ Tú has tomado la píldora desde los 15 años. 

─Está bien, me rindo ─aceptó la rubia, molesta─ No sé qué te está haciendo actuar así conmigo, pero no voy a soportar que me trates de esta forma. 

Amber dejó el café sobre la mesa y se dirigió a la puerta. 

─Llámame cuando te hagas la prueba o si necesitas apoyo ─dijo antes de salir de la habitación. 

─¡No estoy embarazada! ─gritó Blair, claramente molesta. 

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Una hora después, Amber estaba en el apartamento de Dan. Él había cocinado para ella, pero la rubia no lograba concentrarse. Todo el asunto con Blair no dejaba de rondarle por la cabeza. 

─¿Está mal lo que cociné? ─preguntó Dan, observando cómo su novia apenas tocaba el plato. 

─No, es el mejor espagueti que he probado ─respondió rápidamente, tratando de sonreír. 

─Gracias, aunque mientas solo para complacerme ─bromeó Dan, arqueando una ceja. 

─No estoy mintiendo, realmente está delicioso ─dijo Amber, tomando su mano suavemente. 

─Bien, entonces dime qué ocurre ─insistió Dan, mirándola preocupado─ Dime lo que piensas, así lo pensaremos juntos y nos preocupamos juntos.

Amber suspiró antes de hablar. 

─El chisme de Chica Indiscreta es falso. Serena no está embarazada. ─

─Eso es bueno, ¿no? ─dijo el castaño con una sonrisa de alivio. 

─Pero Blair podría estarlo ─confesó Amber con una mueca. 

Dan la miró, confundido. 

─Ella acaba de volver con Nate, así que... ¿entonces quién? ─

─Chuck ─reveló la rubia. 

─¿Chuck? ¿Chuck y Blair? ─repitió él, todavía procesando la información─ ¿Y por qué no compró él la prueba? 

─Porque... ─empezó a decir Amber.

─Porque es un idiota ─afirmó Dan. 

─Un idiota que no lo sabe ─defendió la rubia. 

─¿Y por qué no? ─preguntó el castaño, frustrado─ No me importa lo que le pase a Chuck Bass, pero él merece saberlo. 

─Él tiene una influencia extraña sobre ella ─admitió la rubia─ Tal vez podría convencerla de hacerse la prueba. 

Amber bajó la mirada, jugando con el tenedor sobre su plato. 

─Me preocupa Blair, pero también me duele que no haya acudido a mí. Soy su mejor amiga y no me dijo nada. 

─No sé qué estará pasando en la cabeza de Blair, pero las cosas entre ustedes estarán bien ─aseguró Dan, acercándose para abrazarla. 

Amber apoyó la cabeza en su hombro, encontrando algo de calma mientras él la abrazaba con fuerza. 

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Amber tocaba la puerta de la suite. Quizá lo que estaba a punto de hacer era una completa estupidez, incluso entrometido, pero sentía que era su deber ayudar a su mejor amiga. 

─Hola, Chuck ─saludó Amber con una leve sonrisa. 

─Puedes llamarme, hermano ─respondió él al abrir la puerta. 

─Quiero decirte algo ─dijo ella, tratando de sonar tranquila, aunque el nerviosismo la traicionaba. 

─Sabía que tarde o temprano te darías cuenta de que soy mejor que Humphrey ─comentó Chuck, haciéndose a un lado para dejarla pasar. 

─No estoy aquí por eso ─aseguró Amber, rodando los ojos mientras entraba en la habitación. 

─Necesito saber que puedo confiar en ti, Chuck ─dijo ella, mirándolo con seriedad─ Espero que seas una persona decente y no me hagas arrepentirme de esto. 

─Estás aquí por Blair, ¿cierto? ─adivinó el Bass con un gesto despreocupado─ Mira, no voy a decirle a Nate lo que pasó. 

─¿La torturaste, te aburriste y lo superaste? ─preguntó Amber con ironía. 

─Exacto. Pero esto aún no ha terminado, ¿verdad? ─adivinó Chuck, levantando una ceja. 

─La prueba de embarazo que compró Serena... era para Blair ─confesó Amber sin rodeos. 

─¿Qué? ─Chuck mostró por primera vez una expresión de sorpresa. 

─Blair no quiere hacerse la prueba. Serena me lo contó. Pero si está embarazada y tú… ─

─No, usamos condón ─la interrumpió él rápidamente. 

─Pues obviamente se rompió ─replicó Amber, cruzándose de brazos. 

─Lo que es evidente, Amber, es que tu amiga te está ocultando cosas ─señaló el Bass con una sonrisa sarcástica. 

─¿De qué estás hablando? ─preguntó ella, confundida. 

─Yo cuido mis asuntos. Al parecer, Nate no. Ellos durmieron juntos después de mí. Si buscas respuestas, deberías pedírselas a él.  ─comenta él con simpleza.

─¿Cuándo pasó eso? ─inquirió Amber, sintiendo cómo se le aceleraba el pulso. 

─En el baile de debutantes. Yo los vi ─respondé el Bass con honestidad.

─Eso no tiene sentido... Nate... ─comenzó a decir ella, pero se detuvo rápidamente. 

─¿Nathaniel, qué? ─insistió Chuck, disfrutando de su reacción. 

─Olvídalo. Necesito ir con Serena ─dijo Amber, levantándose apresuradamente─ Gracias por la charla.

─Cuando quieras, hermanita ─dijo Chuck con diversión mientras ella salía de la habitación. 

Con una sonrisa satisfecha, Chuck se recostó en su sillón. Tenía sus sospechas sobre lo que ocurría entre Amber y Nate, pero ahora la reacción de la Van der Woodsen, las había confirmado. 

Amber caminaba hacia su suite sintiéndose como una idiota. No había pasado mucho desde que Nate intentó besarla. La idea de que él pudiera ser el padre del supuesto bebé de Blair la hacía sentir completamente utilizada. 

Amber entró a su suite, cerró la puerta tras de sí con fuerza. Miró a su alrededor en busca de Serena, pero la habitación estaba vacía.

─Perfecto ─murmuró para sí misma, frustrada.

Sacó su teléfono y, después de unos segundos de duda, marcó el número de Nate. 

─Amber, ¿todo bien? ─preguntó él, su voz sonando algo alarmada. 

─¿Puedes venir a mi suite? Necesitamos hablar ─dijo ella, evitando cualquier rastro de emoción. 

─Claro, estaré ahí en unos minutos ─respondió el Archibald sin dudar. 

Mientras esperaba, Amber se sentó en el borde de la cama, con los brazos cruzados y su mente daba miles de vueltas. "No puede ser cierto... No puede haberme hecho esto", pensó, tratando de entender todo lo que Chuck le había dicho. Pero los recuerdos de las últimas semanas no ayudaban a calmarla. 

Unos golpes en la puerta la sacaron de sus pensamientos. 

─Adelante ─dijo, la rubia sin expresión alguna.

─¿Qué pasa? ¿Estás bien? ─comentó él mientras cerraba la puerta. 

Amber lo miró atentamente, con algo de enojo y decepción. 

─¿Es cierto? ─soltó ella sin preámbulos. 

─¿Qué cosa? ─preguntó Nate, confundido. 

─Que tú y Blair durmieron juntos después del baile de debutantes ─indica la Van der Woodsen.

El rostro de Nate pasó de la confusión a la vergüenza rápidamente.

─¿De dónde sacaste eso? ─cuestiona él rascando su nuca nervioso.

─No importa de dónde lo saqué. Necesito que me digas la verdad, Nate. ¿Es cierto o no? ─insistió ella, cruzándose de brazos. 

─Fue un error, Amber. Ni siquiera sé por qué pasó. Las cosas con Blair son... complicadas.  ─respondió él, pasando una mano por su cabello. 

─¿Complicadas? ─replicó Amber─ Nate, me besaste hace unos días.

─Amber, eso fue...  ─comienza a decir el ojiazul.

─Eso fue ¿qué? ─lo interrumpió, molesta─ ¿Un error?

─Porque no es la primera vez que me das señales confusas con tus errores ─señala la rubia.

─Yo... No entiendo por qué estás tan enojada. Tú estás con Dan ─se defiende Nate.

─¿De verdad, Nate? ─dijo Amber, con una sonrisa falsa─ Esto no tiene nada que ver con Dan, se trata de ti.

─Dices que sientes algo por mí, y al siguiente momento vuelves corriendo a Blair. ¿Qué se supone que haga con eso? ─cuestiona Amber frunciendo el ceño.

─Amber, no es tan simple… ─comienza a decir el Archibald.

─Sí lo es, Nate ─interrumpe la rubia─ Y si no puedes aclararte, entonces mejor mantente lejos de mí. No necesito más confusión en mi vida.

Nate se quedó en silencio, mirándola con una mezcla de culpa y tristeza. 

─Amber... 

─Vete, Nate. Por favor ─pidió ella negándose a observarlo.

Sin más palabras, él asintió lentamente y salió de la habitación. Cuando la puerta se cerró, Amber dejó que las lágrimas que había estado conteniendo cayeran. Por mucho que quisiera mantenerse fuerte, las acciones de Nate finalmente habían logrado lastimarla.

Parece que nuestra Princesa Neoyorquina realmente tiene sentimientos, solo que no por su novio.

Por otro lado de la ciudad, Serena esperaba ansiosa en el salón de la residencia Archibald, revisando su teléfono cada pocos minutos. Desde que Chica Indiscreta había publicado ese rumor sobre ella, Jayden prácticamente había desaparecido. No contestaba sus llamadas, ni sus mensajes, y parecía haberse desvanecido de la faz de la tierra.

Esto no solo le preocupaba, sino que también la decepcionaba profundamente. Serena había pensado que su relación con Jayden estaba en buen camino. Después de todo, tuvieron un lindo momento en Navidad y habían tenido varias citas que parecían indicar que las cosas fluían entre ellos. Pero esta mañana, todo cambió.

Jayden siempre había sido el típico chico fiestero, alguien que no se ataba a compromisos y disfrutaba de su libertad. Su reputación como coqueto lo precedía, especialmente por sus escapadas fiesteras junto a Amber. Pero Serena había creído, ingenuamente tal vez, que las cosas habían cambiado. Que él había cambiado. Sin embargo, su reciente desaparición le decía lo contrario.

─¡Serena! ─dijo Jayden al verla, sorprendido mientras se quitaba los audífonos─ ¿Qué haces aquí? 

─Necesito hablar contigo ─respondió ella, dándose cuenta de que él había salido a correr─ Te he llamado cientos de veces y no contestaste, así que vine. 

─Claro, ¿de qué quieres hablar? ─preguntó, rascándose la nuca con evidente nerviosismo. 

─Sé que viste la nueva publicación de Chica Indiscreta, y para que lo sepas, no estoy embarazada ─soltó Serena, poniéndose de pie. 

─¿No lo estás? ─Jayden suspiró aliviado─ ¡Eso es bueno! 

Serena entrecierra sus ojos y lo mira durante unos segundos, entendía el alivio de Jayden, ninguno de ellos planeaba tener un bebé en ese momento, pero el lucía demasiado feliz.

─¿Acaso eso no es bueno? ─preguntó él al notar su mirada.

─Lo es, pero pareces demasiado feliz ─respondió ella, cruzándose de brazos─ Cuando estás en pareja, estas cosas pueden pasar. ¿Lo sabes, verdad? 

─Claro, pero nosotros somos diferentes. Ambos nos cuidamos. No tendría por qué pasar esto  ─comenta él con tranquilidad.

─¡A veces las cosas fallan, Jayden! ─exclamó Serena, irritada. 

─Serena, no entiendo por qué estás tan molesta ─dijo el rubio, visiblemente estresado. 

─¿Qué hubieras hecho si, al entrar aquí, te hubiese dicho que estaba embarazada? ─preguntó ella, mirándolo fijamente.

Jayden guardó silencio, sin saber qué decir exactamente.

─¿Habrías salido corriendo, no? ─insistió Serena. 

─No... ─negó él rápidamente, con clara incertidumbre. 

─Muy convincente ─dijo Serena con algo de sarcasmo. 

Jayden suspiró, pasando sus manos por su cabello.

─¿Podemos dejar de discutir por algo que ni siquiera pasó? ─pidió él, exhausto. 

─No se trata del embarazo, se trata de poder confiar en ti ─aclara la ojiazul─ Quiero estar con alguien en quién pueda confiarle cualquier problema y tener la certeza de que no saldrá corriendo

─Serena, yo…  ─comienza a decir el rubio.

─Ni lo intentes. Ignoraste mis llamadas, e incluso faltaste a clases… ─Serena tomó su bolso con enojo─ No puedo estar con alguien así. 

─¡Serena, espera! ─exclamó Jayden, pero ella salió antes de que pudiera detenerla. 

¿Acaso existe algo peor que no estar embarazada? Aparentemente sí: no tener una pareja en quien confiar.

Dos corazones Van der Woodsen heridos por los hermanos Archibald, que escándalo…

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A la mañana siguiente, Amber había planeado desayunar con Serena, pero se llevó una gran sorpresa al notar que ya había salido de casa.

Comenzó a pensar en Blair, entonces se dirigió al penthouse de ella, decidida a no seguir distantes.

─¿Serena? ─preguntó Amber, sorprendida al ver a su hermana ahí. 

─Genial, ahora no tendré que escuchar solo a una, sino a dos ─murmuró Blair con una sonrisa falsa. 

─Solo trato de ayudarte ─aseguró Serena, cruzándose de brazos. 

─Bien, deténganse ─pidió Amber, posicionándose entre ambas con los brazos cruzados. Las dos chicas la observaron con atención─ ¿Alguna de ustedes podría decirme qué demonios está pasando? 

Ambas guardan silencio, y Amber, frustrada, las señaló.

─Exacto. A eso me refiero ─se quejó ella─ Se dan esas miradas, hablan de cosas cuando no estoy y comparten secretos solo entre ustedes. 

─Estás exagerando ─aseguró Blair con indiferencia. 

─No, no estoy exagerando ─negó la rubia─ ¿Acaso hay alguna razón para que ya no confíen en mí? 

─Lo siento, Amber ─dijo Serena, arrepentida de su actitud─ Me gustaría decírtelo, pero creo que es un asunto de Blair. 

La castaña le dirigió a Serena una sonrisa sarcástica antes de volver su atención a su teléfono. 

─¿Es sobre Nate, verdad? ─preguntó Amber, mirándola fijamente─ ¿Por qué no quieres decirme lo que pasó con él? 

─¿Qué te dijo? ─preguntó Blair, visiblemente nerviosa. 

─Él nada, Chuck sí ─aclaró Amber─ Fui a verlo porque creí que él podría hacerte entrar en razón. 

─No tenías derecho ─reclamó Blair, molesta. 

─Solo intentaba ayudarte, B ─se defendió la rubia. 

─Oh, igual que Serena, ¿no? ─replicó Blair, cada vez más molesta─ Al parecer ustedes adoran entrometerse en mi vida. 

─Soporté otro chisme por ti. Dejé que corriera un rumor infundado, toda la escuela se enteró, e incluso terminé con Jayden por eso ─se defendió la recién nombrada, alzando la voz. 

─¿Qué? ─preguntó Amber, sorprendida, mirando a su hermana. 

─¿Qué está pasando aquí? ─intervino Eleanor al entrar a la sala. 

─Que te lo cuente Blair. Sus versiones siempre son mejores ─dijo Serena, dirigiéndose al ascensor. 

─S, espera ─pidió Amber, apresurándose tras ella. 

─¿Estás bien? ─preguntó la rubia una vez que salieron a la calle. 

─Sí, solo que no soporto la actitud de Blair ─admitió Serena─ Cada vez que algo no sale según lo planeado, ella finge que no ocurrió. Pero esta situación es importante. 

─Sí, claro que lo es ─respondió Amber, deteniéndose para mirarla con seriedad─ Ahora dime realmente cómo estás. 

─¿Te refieres a lo de Jayden? ─preguntó Serena al notar la expresión preocupada de su hermana. 

Amber asintió, y Serena suspiró. 

─Estoy bien. Supongo que apresuré demasiado las cosas con él. Está claro que sigue siendo el mismo de antes ─indica la ojiazul.

─No, no digas eso ─negó Amber─ Jayden es diferente, lo sé. Es mi mejor amigo. Siempre fue algo travieso, pero a él realmente le importas. 

─Pues no lo suficiente ─respondió Serena con una sonrisa falsa─ Después del rumor, me ignoró todo el día. Tuve que ir a su casa para hablar con él. 

─Oh... ─murmuró Amber, haciendo una mueca. Serena asintió. 

Antes de que Amber pudiera responder, su teléfono sonó. Al ver el nombre de Blair en la pantalla, frunció el ceño. 

─¿Hola? ─contestó, algo confundida. 

─Hola, soy B ─dijo Blair del otro lado─ ¿Puedes ponerme en altavoz? 

─Hecho ─respondió Amber, presionando su teléfono. 

─Dos cosas: S, lamento lo de Jayden y el chisme sobre ti ─comenzó Blair con tono sincero─ A, lamento no haberte contado lo del embarazo y lo de Nate. Fuiste muy dura conmigo por Chuck, y no quería ser juzgada por dormir con ambos. 

─Lo entiendo. Disculpa aceptada ─respondió la rubia con una sonrisa leve. 

─Eso fue rápido. Yo te habría hecho sufrir mucho más ─comentó la castaña, y ambas hermanas rieron. 

─Creo que ya sufriste suficiente ─dijo Serena. 

─Y, segundo... ─continuó la Waldorf.

─Espera, son más de tres cosas ─la detiene la ojiazul.

─Me hice la prueba y no estoy embarazada ─anuncia Blair. 

Las hermanas compartieron una mirada antes de gritar emocionadas. 

─Me alegra tanto por ti ─dijo Amber sonriente. 

─Estoy tan feliz. No sabía qué ponerme para la audiencia de paternidad ─bromeó Serena, provocando una carcajada de Blair. 

─¿Sin rencores? ─preguntó la castaña. 

─Sin rencores ─aseguró Serena. 

─Estamos felices por ti. Nos vemos luego ─añadió Amber antes de terminar la llamada. 

─Creo que esta situación amerita un café y una buena charla. Yo invito ─comentó Amber con una sonrisa. 

─Acepto ─respondió Serena, enlazando su brazo con el de su hermana.

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Horas después, todo se había convertido en un completo escándalo gracias al nuevo chisme de Chica Indiscreta:  "Parece que la Reina Virgen no es tan virgen como pretendía serlo. ¿Quién es tu papi, B? O mejor dicho, ¿quién es el papá del bebé? ¿Dos en una semana? Eso es sucio. ¿O debería decir, B-sucia?"

Amber había llamado a Blair cientos de veces, pero parecía que su mejor amiga había desaparecido. Mientras tanto, la pelea de Chuck y Nate fuera de la escuela ya era comentada por todo el mundo, y la Waldorf no se pronunciaba de ninguna manera, Finalmente, Amber recibió un mensaje de Blair pidiéndole que se vieran en su penthouse. 

─Te llamé cientos de veces. ¿Estás bien? ─preguntó Amber, acercándose a su amiga, pero Blair la detuvo. 

─¿Cómo pudiste decirle a Jenny lo que pasó con Chuck? ─la acusó Blair, visiblemente herida. 

─¿Qué? Yo no fui ─negó Amber, confundida por la acusación. 

─Pues gracias a ella, ahora todos saben los detalles íntimos de mi vida privada, ¡y Nate no quiere hablarme! ─respondió Blair con frustración. 

─Te lo repito, B: yo no le dije nada a Jenny. No tengo idea de cómo lo descubrió ─aseguró la rubia. 

─¿Acaso se lo contaste a Dan? ─preguntó Blair con el ceño fruncido. 

La Van der Woodsen se quedó en silencio. 

─¡Lo hiciste! ─exclamó la castaña, decepcionada─ Le contaste a tu novio barato, y él se lo dijo a su ambiciosa hermana, esa que usa mis desechos y babea por Nate. 

─¿Cómo puedes atacar así a Dan y a Jenny? ─cuestionó Amber, molesta. 

─¿Se lo contaste o no, amiga? ─insistió Blair. 

─Sí, pero fue solo porque necesitaba consejo para ayudarte ─confesó la rubia.

─No es posible que no entiendas, las reglas del mundo son diferentes para personas como tú, Amber. La gente espera que te aloques y duermas con quién quieras, que huyas y vuelvas ─comienza a decir la castaña molesta

─¿De verdad, Blair? ¿Vas a volver a juzgarme por mis errores del pasado? ─replicó Amber con molestia. 

─Tú arruinaste tú reputación hace mucho, no importa lo que hagas, pero yo soy una Waldorf ─le recuerda Blair.

─Pues como tú reputación no me necesita a mí, ni a mí alocada vida. Tú y los Waldorf pueden arreglárselas solos ─respondió la rubia, caminando hacia el ascensor, furiosa. 

─Será un placer ─susurró Blair en voz baja una vez que Amber se marchó. 

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A la mañana siguiente, Amber esperaba ansiosa a Dan. La posibilidad de que él hubiera traicionado su confianza y contado el secreto de Blair la tenía preocupada. 

─Hola ─saludó Dan, sonriente, antes de besarla brevemente. 

─Hola ─respondió ella, fingiendo una pequeña sonrisa─ Necesito preguntarte algo... Es importante. 

─Adelante ─dijo él, curioso. 

─¿Le contaste a Jenny lo de Blair y Chuck? ─preguntó Amber, con tono serio. 

─No, claro que no ─negó rápidamente Dan, sorprendido. 

─Te lo conté solo a tí ─señala Amber.

─Sí, pero yo no se lo dije a nadie ─asegura el Humprey.

─¿Como puedo asegurar eso? ─pregunta la Van der Woodsen visiblemente estresada.

─Te doy mi palabra. No se lo dije a nadie ─prometió él, tomando su mano. 

─Y porque te amo ─agregó Dan tras una pausa, provocando que Amber se quedara muda. 

─¿Qué? ─preguntó ella, desconcertada. 

─Te amo. No solo por lo hermosa que eres, o por lo amable que puedes ser con los demás. Te amo por completo, Amber ─confesó Dan con seriedad. 

Amber lo miró en silencio, procesando lo que acababa de escuchar. Finalmente, forzó una sonrisa nerviosa. 

─Dan... Eso es muy dulce ─dijo, acariciando su rostro con torpeza─ Gracias. 

─De nada. Aunque esa respuesta no fue del todo dulce, Amber ─respondió él, alejándose de ella.

En otro lado de la escuela, Jayden y Serena intercambiaban miradas desde lejos. Él parecía estar a punto de acercarse, pero Serena negó con la cabeza y decidió caminar hacia su hermana. 

─¿Estás bien? Pareces algo pálida ─dijo Serena, preocupada. 

─Dan acaba de decir que me ama ─reveló Amber, todavía en shock. 

─¡Wow! ─exclamó Serena, sin saber qué decir. 

─Sí, wow ─repitió Amber con una mueca de incomodidad. 

─¿Y qué le dijiste? ─preguntó la ojiazul con curiosidad. 

─Nada. Me quedé parada como una idiota ─respondió Amber, frustrada consigo misma. 

─¿Por qué? ─cuestionó Serena─ ¿Acaso no lo amas? 

Definitivamente Serena no entendía el dilema de su hermana, ella siempre había sido una persona confiada y no tenía problema en demostrar sus sentimientos, no temía arriesgarse... ¿Pero Amber? Ella era muy diferente en eso, podía tener una personalidad encantadora y dulce, pero a la hora de sincerar sus sentimientos era algo difícil para ella, le costaba confíar y entregarse plenamente. Y eso era algo que Erick podía entender.

─No, no es eso ─negó Amber rápidamente─ Necesito hablar con Erick. Te lo explico después, S. 

Sin decir más, Amber se despidió apresuradamente, dejando a Serena sola, llena de preguntas.

Jayden observó cómo Serena se alejaba, visiblemente confundida por la repentina salida de su hermana. Aprovechando el momento, caminó hacia Nate, quien estaba sentado en uno de los bancos de la escuela con la mirada perdida.

─Tienes cara de que algo te molesta, Archibald ─dijo Jayden mientras tomaba asiento a su lado.

Nate levantó la vista y suspiró.

─Es Amber. Tuvimos una conversación y no terminó bien. No sé qué hacer con ella, honestamente ─

Jayden arqueó una ceja, intrigado.

─Déjame adivinar: sentimientos confusos, tensión no resuelta, y probablemente algo relacionado con Blair ─

─Algo así ─asiente el ojiazul─ Amber me dijo que me mantuviera alejada de ella y yo… No sé qué hacer.

─Sabes lo que pienso, Nate. No importa cuántas veces vuelvas a Blair, eso no hará que tus sentimientos por Amber desaparezcan ─comenta el rubio golpeando levemente su espalda.

─Bien, dejemos de hablar de mí y hablemos de tí ─pide Nate─ Ayer te oí hablar con Serena, sonaba molesta.

─Ella y terminamos, me contó que no estaba embarazada, lo cual... bueno, es un alivio ─comienza a decir Jayden, tratando de sonreír.

─Sí, también me alegra que no lo esté ─dice Nate, frunciendo el ceño─ Aunque no entiendo, ¿por qué terminaron? ¿fue por eso?

─Serena encontró la manera de convertir esa noticia en una discusión y en problemas de confianza ─explicó el mayor aún intentando procesar la situación de ayer.

─Creo que estoy teniendo una especie de deja vu, las Van der Woodsen, haciéndonos perder la cabeza ─agregó Jayden con una sonrisa ladina.

─Tienes razón, aunque por mucho que nos hagan perder la cabeza, no puedo dejar de pensar en Amber ─admitió Nate, frustrado.

─Oh, créeme, lo entiendo ─dijo Jayden, dejando escapar una pequeña risa

─A veces siento que no sé cómo manejar todo esto ─se queja el ojiazul.

─Bienvenido al club ─contestó Jayden, dándole una palmada en la espalda─ Supongo que la clave está en entenderlas. Es difícil, sí, pero es lo único que funciona.

─Supongo que sí. Pero, honestamente, a veces desearía que las cosas fueran más simples ─suspiro Nate tratando de sonreír.

─Si fuera fácil, no valdría la pena, hermanito ─le recuerda Jayden con una sonrisa ladina.

Mientras Nate se quedaba pensativo, Jayden se alejaba con una sonrisa confianda, como si acabara de resolver el mayor enigma de sus vidas.

De vuelta en su apartamento, Amber se acercó a Erick, quien descansaba plácidamente en el sofá. 

─Soy una completa idiota ─dijo con una mueca. 

─Déjame adivinar, ¿Dan? ─cuestionó Erick, y ella asintió. 

─Dan me dijo que me amaba y yo solo me quedé ahí, como una estúpida muda ─contó Amber, sentándose frente a él─ ¿Por qué no querría oír esas palabras salir de su boca? Pero fue como si confiara menos en él cuando las dijo. 

─Es una locura. Aunque mintiera y se lo hubiera dicho a Jenny, yo debí haber respondido mejor al “te amo”, no quedarme prácticamente paralizada ─explicó la rubia rápidamente, notoriamente frustrada─ Pero no podía hacerlo, porque también está la situación con Nate…

─No sé de qué estás hablando ─la detuvo Erick, alzando una ceja─ Aunque, ¿por qué crees que te mintió? 

─Porque soy la única que lo sabía y solo se lo conté a él ─respondió ella, como si fuera obvio. 

─¿Sabes cuántas veces oí tus conversaciones sin que te dieras cuenta? ─cuestionó Erick, con una sonrisa burlona. 

─Por tu bien, espero que ninguna ─respondió Amber con una mueca de preocupación. 

─Muy tarde, y esperas mal ─señaló el menor con diversión─ Soy tu hermanito, eso es lo que hago. 

─Y no tienes que ser un genio para entender la desconfianza. Siempre que mamá traía a alguien a casa y le decía “te amo”, terminaban casados ─agregó Erick, comprensivo.

─Y luego divorciados ─añadió Amber con una mueca─ Eso acaba con tu sentido de la confianza... 

─Pero eso es cosa de mamá, no nuestra. Y Dan no es como ellos ─aseguró Erick.

─Bien, te agradezco esta conversación, pero voy a detenerte ahí, porque estás comenzando a sonar más inteligente que yo ─dijo Amber, divertida, haciendo sonreír a su hermano. 

─Aunque una última pregunta, ¿qué tal si no estoy lista para decir “te amo”? ─cuestionó ella con algo de miedo.

─No pasa absolutamente nada. No hay un momento adecuado para decirlo. Solo tienes que sentirlo ─respondió Erick, tranquilo. 

Amber sonrió levemente y abrazó a su hermano, susurrándole al oído: 

─Te amo ─.

─Yo también te amo ─aseguró el menor, acariciándole la espalda con ternura. 

─Aunque ahora, ¿quieres contarme qué pasó con Nate? ─cuestionó él, aún abrazándola.

─Olvídalo, nada que te tenga que preocupar ─asegura ella.

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Luego de esa charla tranquilizadora, Amber estaba decidida a hablar con Dan. No quería que él se sintiera inseguro por la respuesta que le dio esa mañana, pero también necesitaba asegurarse de que entendiera el motivo detrás de su reacción. 

─Hola, ¿qué haces aquí? ─preguntó Dan, sorprendido, al verla entrar a su departamento. 

─Necesito hablar sobre lo de esta mañana. Lamento no haber respondido como esperabas ─señaló Amber, con honestidad─ Es solo que me asusté, no esperaba que me dijeras algo así... 

─No logro entender por qué me amas. No logro confiar en esas palabras, pero realmente quiero hacerlo. No quiero desconfiar cuando las escuche, ni cuando las diga ─continúa hablando ella.

Dan la miró con atención y, tras un breve silencio, respondió: 

─Si quieres saber por qué te amo... ─comenzó a decir, pero ella lo interrumpió. 

─Desconfío por culpa de mi madre y sus múltiples divorcios ─admitió Amber, algo avergonzada. 

─Eso, exactamente por eso ─dijo Dan, sonriendo, dejando a Amber visiblemente confundida─ Me gusta cuando me interrumpes, lo haces muy seguido, por cierto. 

Amber rió suavemente, y Dan aprovechó para continuar: 

─Te amo porque no te disculpas por ser tal como eres: hermosa, inteligente, increíblemente sexy...  ─agrega él.

─Estás avergonzándome ─dijo la rubia, sonriendo tímidamente. 

─Esa es otra razón. No tienes idea del efecto que tienes en mí ─dijo el Humprey, con una sonrisa.

─Tampoco sabes que te ríes como una niña de seis años... justo así ─señaló mientras ella reía. 

─Y te amo porque puedes estar con alguien como yo y ser la mejor amiga de Blair ─dice el castaño levemente divertido.

─Sí, trate de hacerlo. Enserio lo hice ─asegura ella con una sonrisa triste.

─Yo sé que sí y no es fácil ─asegura el Humprey─ Jamás le diste la espalda, así de increíble eres…

Amber lo observó, emocionada. 

─Quiero que entiendas que para mí es difícil decir esa palabra, pero no tienes idea del efecto que has causado en mí ─confesó ella con honestidad─ Eres una persona increíble, y atesoro cada momento que comparto contigo. 

Dan sonrió y la interrumpió con un dulce beso. 

─Ahora lo sé. Sé que sientes lo mismo ─dijo él, acariciando su mejilla con ternura. 

Amber lo miró un instante antes de dar un paso atrás. 

─Esto es inesperado pero tengo que irme ─anuncia ella.

─¿Qué motivó hace que te vayas? ─cuestionó el castaño confundió.

─Una de las razones por las que me amas ─respondió la rubia, lanzándole un beso antes de salir del apartamento. 

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─¡Blair! ─llamó Amber, apresurándose una vez bajó del taxi en el aeropuerto. 

─¿Qué? ¿Tú también vienes al aeropuerto? ─preguntó Blair, arqueando una ceja con sorpresa. 

─Tu mamá me dijo que te ibas a Francia hoy ─informó Amber. 

─No debió abrir la boca ─se quejó la Waldorf, cruzando los brazos. 

─Soy tu mejor amiga, hasta a ella le impresionó que yo no supiera ─comentó la Van der Woodsen, mirándola con reproche. 

─Pues ahora ya lo sabes ─respondió la castaña, quitándole importancia. 

─Lo que sé es cómo te sentiste cuando me fui sin decírtelo ─dijo Amber, con visible arrepentimiento. 

─¿Por eso estás aquí? ─preguntó Blair, con algo de sorpresa en su voz. 

─Quédate ─pidió la rubia, mirándola fijamente─ No dejes que un estúpido escándalo te haga huir, como hice yo... como lo hacen todos en nuestro mundo. 

─Todo es horrible, toda mi vida se ha derrumbado ─aseguró Blair, con los ojos vidriosos. 

─Reconstrúyela ─intervino Amber con determinación─ Eres una Waldorf, ¿recuerdas? 

─La gente no te dice quién eres, tú se lo dices a ellos ─añadió la rubia, esbozando una leve sonrisa─ Quédate y pelea. 

─Yo pelearé contigo ─prometió Amber, con sinceridad. 

─Estoy tan avergonzada, tan... ─intentó decir Blair, pero su voz se quebró. 

─¿Y qué? ─interrumpió Amber con suavidad─ Tú puedes. Empieza otra vez. 

─Es posible. Yo lo hice ─aseguró la rubia─ Y ahora podemos hacerlo juntas. 

─¿Lo prometes? ─preguntó Blair, claramente asustada.

─Lo prometo ─respondió Amber, antes de abrazarla.

Ambas amigas se fundieron en un cálido abrazo. Blair dejó escapar algunas lágrimas, aliviada de finalmente liberar la presión que había cargado todo ese día. Ahora sabía que no tendría que enfrentar esa gran batalla sola: Amber estaría a su lado. 

─Paren, señores ─pidió Blair a los encargados de equipaje, deteniéndolos con un gesto. 

─Me voy a casa ─anunció, tomando la mano de Amber, quien le sonrió cálidamente. 

Un buen escándalo merece otro. ¿Saben quién será el siguiente en caer? 

Todos, si eso dependiera de B. 

Saben que me aman... TQM, Chica Indiscreta.

Reescribí este cap unas tres veces porque no estaba segura de como quedaba, pero finalmente estoy conforme con el resultado.

Voten y comenten que les pareció esté capítulo, ya que me motiva mucho a actualizar 🤍 ✨

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