𝟎𝟏𝟐. 𝐬𝐜𝐡𝐨𝐨𝐥 𝐥𝐢𝐞𝐬
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En el Lado Este, es fácil creer que el mundo es exactamente cómo parece: refinado, elegante, imponente. Pero a veces se necesita solo una llave para abrir la faceta desenfrenada.
Definitivamente era una noche especial. Las llaves de las escuelas habían sido robadas, y todos se divertían en la piscina; algunos bebían, otros fumaban o se besaban, pero al final, cada uno tenía su propia manera de pasarla bien.
Las hermanas Van der Woodsen, por su parte, conversaban tranquilamente. Lo ocurrido en la noche de Navidad seguía siendo un tema de conversación.
─¿Entonces aún no han dormido juntos? ─pregunta Amber, levemente sorprendida.
─¿Por qué lo dices así? ─Serena le lanzó una mirada molesta, y su hermana la miró sin entender─ Cómo sí fuera algo malo...
─No quería que lo interpretaras de esa forma, solo me sorprende que aún no haya pasado ─aseguró Amber.
─Pero creo que es bueno que se tomen tiempo, después de todo tiene que ser especial para ustedes ─añade ella, mirándola con amabilidad.
─¿Lo fue para ti y Dan? ─cuestionó la rubia menor, arqueando una ceja.
─Sí, definitivamente lo fue ─respondió Amber, sonriendo al recordar la primera vez que ella y Dan pasaron la noche juntos.
─Pasando a un acontecimiento navideño menos feliz… deberíamos hablar de mamá ─comenta Serena con una mueca de disgusto.
─Para ser honesta no tengo nada que decir. Era predecible que ella y Bart Bass iban a ser sinónimo de compromiso ─indicó Amber, rodando los ojos.
─Después de todo, mamá no puede salir con un hombre rico durante más de tres semanas y no terminar con un anillo de compromiso ─añade Amber recordando sus anteriores relaciones.
─Sí, pero lo peor es que aún no me acostumbro a la idea de que si acepta... en algún momento tendremos que convivir con él y Chuck ─admite su hermana, disgustada.
─Con un poco de suerte, ese día no llegará tan pronto ─suspira Amber.
De repente, Amber se cubrió el rostro al sentir cómo le salpicaba el agua de la piscina.
─¡Mi dúo favorito! ─exclamó Jayden dentro del agua─ Serena, ¿quieres nadar?
─Voy a buscar algo de beber ─dijo Amber, sonriendo a ambos antes de levantarse del borde de la piscina.
La Van der Woodsen se dirigió hacia una mesa cercana y tomó una copa de mimosa.
─¿Por qué no me permites convertir ese precioso traje de dos piezas en uno de cero pieza? ─preguntó Chuck, acercándose sigilosamente por detrás.
─¿Me hablas a mí? ─replicó Amber, girándose con una sonrisa fingida.
─¿Sabes? Sí mí papá y tú mamá regresan de Sudáfrica comprometidos... seremos hermanos ─comenta el castaño y ella lo observa sin entender su punto.
─Dicen que las familias que juegan juntas, se quedan juntas ─añadió el Bass con su típica sonrisa ladina.
─Incesto, el tabú universal ─señala la rubia con una sonrisa sarcástica─ Uno de los únicos que no has violado…
─Pero podríamos hacerlo ─sugirió Chuck acercándose levemente a ella.
─Tal vez podríamos ─respondió ella, con una sonrisa maliciosa, mientras lo atraía más cerca.
El castaño sonrió travieso, pero justo cuando estaba a punto de besarla, la rubia lo empujó repentinamente a la piscina.
─Tal vez el agua te ayude a apagar tus locas ideas ─dijo ella, sonriendo antes de alejarse.
Amber se sentía algo sola en la fiesta. Sus amigas estaban con sus parejas, las amigas de Blair no eran precisamente de su agrado. Y preferiría morir antes que pasar más tiempo del necesario con Chuck.
─Estoy listo para mi close up ─dice una voz que ella reconoce perfectamente
─¡Dan! ─exclamó la Van der Woodsen para acercarse a él y plasmar un beso en sus labios─ ¡Viniste!
─Vanessa, hola ─saludó ella, algo sorprendida para darle un corto abrazo─ ¿Quieren beber algo?
De repente, un golpe fuerte llamó su atención. Amber vio cómo uno de sus compañeros caía a la piscina, y el agua comenzaba a teñirse de sangre. Su cuerpo inmóvil flotaba, y la rubia se sintió invadida por una sensación de pánico.
Un recuerdo enterrado en lo más profundo de su mente comenzaba a resurgir ante la escena que presenciaba.
─¡Ayúdenme! ─gritó Nate, mientras arrastraba al chico hasta la orilla de la piscina.
Cuando lo sacaron del agua, todos se acercaron a mirarlo, excepto Amber, que permanecía paralizada, observando desde lejos con preocupación.
─¿Está muerto? ─preguntan algunas chicas asustadas.
─Llamen al 911 ─indica Dan.
─¡Amber! ─exclamó Serena sacando a su hermana de su trance─ ¡Llama a un ambulancia!
La rubia reaccionó rápidamente, sacando su teléfono y marcando el número de emergencias.
─Necesitamos una ambulancia. Sí, un chico se golpeó la cabeza y cayó en la piscina ─dice ella al teléfono─ En el 719 Este, Calle 82.
Poco a poco, todos comienzan a tomar sus pertenencias y desaparecer, asegurándose de no dejar un rastro de su presencia en el lugar.
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─Gracias al celular que alguien olvidó, tenemos muchas evidencias de quienes estuvieron en la fiesta ─señaló el director, mientras las fotos de esa noche se proyectan en la pantalla─ Para su suerte, Andrew Collins va a estar bien.
─Por desgracia, necesitamos a un responsable ─añade él con seriedad─ ¿Señorita Queller?
─Hola ─saludó una mujer al frente─ Soy la señora Queller, la nueva directora de Constance.
─Es una lástima conocernos bajo estas circunstancias, pero quiero conocerlos a todos y cada uno de ustedes ─indica ella mirando a cada uno─ Ya hablamos con sus padres, a los que pudimos localizar y espero leer sus ensayos personales.
─¡10 mil palabras describiendo cómo entraron a las instalaciones escolares a deshoras, ingiriendo alcohol y drogas! ¡Donde un compañero estudiante, casi muere! ─dice la directora seriamente─ En otras palabras, ¿qué rayos sucede con ustedes?
─Voy a hacer entrevistas personales, hasta descubrir quién inició la fiesta en la piscina ─informó ella─ Esa persona será expulsada y sí esa persona no es identificada, todos enfrentarán la expulsión.
El trío de amigas compartió una mirada de preocupación. Sabían que estaban en serios problemas, pero decir una palabra no era una opción.
─Entonces ya sabemos que hacer ─dijo Blair, una vez estuvieron fuera de la asamblea.
─Sí nadie habla, nadie tendrá problemas ─asegura Chuck, despreocupado.
─¿Y quién empezó esto? ─preguntó Nate.
─Creo que Nate no delatara a nadie bajo presión ─bromea el Bass, provocando una sonrisa el la Waldorf.
─¿Ya estamos de acuerdo? ─cuestiona Blair y los presentes asienten.
─De acuerdo ─confirmó Serena.
─Blair se que tú aspiras a Yale, pero todo este complot es demasiado ─comentó Dan, mirándola con desaprobación.
─Tal vez, pero funciona... Cada vez ─aseguró la castaña con una sonrisa antes de que todos se dispersaran rápidamente.
─Cuando alguien dice "cada vez", me suena a más de una vez ─menciona Dan preocupado.
─Todo va a estar bien ─tranquiliza Amber.
─¿Acaso estuvimos en la misma asamblea? ─preguntó el Humprey, incrédulo.
─¿En serio crees que expulsarán a dos tercios de nuestra clase? ─cuestionó la rubia y él suspira─ Mira, yo te metí en ésto, y yo te sacaré.
─Solo confía en mí, ¿sí? ─pidió, dándole un beso rápido antes de caminar hacia su clase.
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Horas más tarde, Amber y algunos compañeros decidieron reunirse en el penthouse de Blair para “escribir el ensayo” juntos.
El Chico Solitario aprendiendo que aunque el castigo se ajuste al crimen, no hay razón para no cumplir la sentencia con estilo.
─Hola ─saludó Amber una vez su novio llega ahí.
─Creí que haríamos el trabajo ─dice él algo confundido al ver el ambiente festivo.
─Lo haremos ─asegura Blair pasando por su lado─ Katy e Isabel entraron al programa de ética de Cornell, están consiguiendo tips.
─Te dije que no podías filmarme ─advierte la Waldorf al notar la cámara de Vanesa.
─Amber ven un segundo ─dice la castaña para llevarse a su amiga lejos del dúo de Brooklyn─ Eres muy ingenua, Michael Moore obviamente usa eso para estar cerca de Dan.
─Eso no es cierto, ella solo trata de conseguir un fondo ─justifica la Van der Woodsen y su amiga se aleja de ella rodando los ojos.
─¿Trajiste tú libreta? ─preguntó Amber con una leve sonrisa acercándose a su novio─ Espérame, yo buscaré un lugar tranquilo…
Amber siguió a Blair hasta su habitación y entró en silencio detrás de ella.
─¿Qué haces? ─cuestionó la rubia y su amiga rápidamente cierra uno de sus cajones.
─¿Por qué estás aquí? ─pregunta la Waldorf algo nerviosa para mirarla.
─Quería preguntarte sí Dan y yo podemos estar aquí ─dice ella con una leve mueca─ Ya sabes él no se siente cómodo con todos allá abajo…
─Me encantaría decirte que no, pero eres mi mejor amiga. Y si traer a Dan aquí significa que se mantendrá alejado de Vanessa, entonces está bien ─comentó Blair con una sonrisa falsa.
─Te lo agradezco ─dice la rubia negando con sonrisa.
─Bien, yo debo volver allí abajo ─dice la castaña para pasar por su lado y salir de la habitación.
Amber miró con curiosidad el cajón que Blair había cerrado tan rápidamente. Dudaba si echar un vistazo, pero su curiosidad la venció. Abrió el cajón solo un poco y, para su sorpresa, encontró las llaves de la piscina. Nerviosa, las tomó rápidamente y las guardó en su bolsillo trasero. No podía permitir que esas llaves cayeran en las manos equivocadas; tenía que resguardarlas.
─¡Dan! ─llamó Amber, bajando las escaleras justo cuando lo vio dirigirse al ascensor─ ¿A dónde vas?
─Iré a hacer el trabajo a mi apartamento y creo que Chuck tiene razón ─comenta él, frustrado.
─Pero ya pude encontrar un espacio ─dice ella siguiéndolo─ Además no escuches a Chuck, él no sabe lo que dice.
─Él sabe y tiene mucha razón ─replica Dan algo molesto─ Tal vez no lo toman en serio, por qué pará ustedes no es serio...
─Lo es, créeme ─asegura Amber y Nate que pasaba por ahí, no puede evitar quedarse para oír la conversación.
─Vannesa, por favor danos un poco de espacio ─pidió Dan, al ver la cámara de su amiga.
─Lo siento ─dice la morena, alejándose de ellos.
─Yo estoy por la lealtad y seguir unidos, pero no estamos en el mismo bando ─señaló el Humprey─ Yo tengo una beca parcial, mis padres no tienen forma de comprar una instancia en esa escuela, ni en otra.
─Y sé que ésto no será de aceptación popular con tú banda de hermanos, pero sí la persona que llevó esa llave se rehúsa a hablar... ─comienza a decir él─ Todo el que sepa algo, tiene derecho a decir algo
─¿Tú sabes quién fué? ─cuestionó él ante su silencio, pero ella permanece igual, sin responder─ ¡Sabes quién lo hizo y no vas a decir nada!
─Dan, tú no entiendes... ─niega la rubia con una mueca.
─Tienes razón, no entiendo ─asegura él, tocando el botón del elevador.
─Dan, por favor no te vayas ─pide Amber, pero su novio niega con la cabeza y sube al elevador sin mirar atrás.
Amber pasa las manos por su cabello, frustrada, cuando siente cómo algo cae al suelo. Al mirar, se percata de que es la llave, así que rápidamente la recoge y mira a su alrededor, asegurándose de que nadie la haya visto... o al menos eso cree.
Nate, que había estado observando y escuchando desde la distancia, definitivamente vio cómo la llave caía al suelo. Eso solo significaba una cosa: Amber había sido la culpable, y estaba en grandes problemas. Y él... Solo había una cosa que podía hacer: quitarle esa llave y echarse la culpa para protegerla.
Nate camina sigilosamente detrás de Amber, con una sola cosa en mente: obtener esa llave.
Nuestro Chico Dorado es todo un sueño, ¿o es que acaso hay acto más romántico que cubrir un crimen?...
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La mañana siguiente para Amber fue como una pesadilla. No encontraba la llave por ninguna parte: ni en su pantalón, ni en su cartera, ni en su abrigo. Las había perdido.
No tenía idea de si habían caído en las manos equivocadas, pero la única manera de averiguarlo era presentarse en la escuela.
─Ayer hablamos de las series consecuencias por sus acciones deshonrosas y no me creyeron ─dijo la directora Queller, mientras Amber movía nerviosamente la pierna.
─Pero alguien se presentó hoy y se adjudicó la responsabilidad ─informó ella, dejando a todos sorprendidos.
─¿Sabes quién? ─preguntó Serena a su lado.
─No tengo idea ─admite Amber, mirándola preocupada.
─Por un crimen que no cometió ─añadió la directora─ Y aunque aprecio su sacrificio, no apruebo la deshonestidad y es tiempo de que todos sepan que habló en serio.
─Nathaniel Archibald queda suspendido del San Judas y sí, ésto irá en su expediente ─indica Queller─ Con efectos inmediatos...
¿Cómo fue que Amber no lo vio venir? Esa fue la razón por la que Nate pasó toda la tarde a su lado: para robarle la llave. Ahora la gran pregunta era, ¿por qué lo hizo?
─Señor Archibald, sabe dónde está la salida ─señaló la directora, y él tomó su bolso para salir de la asamblea.
Amber no pudo evitar seguir a Nate con la mirada. Definitivamente tenía que hablar con él.
Les tengo un chisme súper reciente: Nate Archibald, hombre sentenciado. Oímos que el San Judas tiene una nueva política: castigo por mentira.
─Véanlo salir, estudiantes ─comenta la directora─ ¿Quién será el siguiente?
─Hasta que uno de ustedes hable, seguiremos así ─aseguró Queller─ Hasta que todos ustedes hayan cruzado esa puerta.
─Amber, no puedo ser expulsado, no puedo ser suspendido ─comentó Dan fuera de la sala─ Todo mi futuro depende de eso.
─Dan, tranquilízate ─pidió ella, sin saber qué decir.
─Sí sabes quién fué, ¿por qué no lo delatas? ─cuestionó él, frustrado.
─Porque fuí yo ─miente la rubia.
─¿Qué? ─cuestiona Dan, atónito y ella solo asiente.
─Nunca creí que alguien saldría herido ─aseguró Amber, después de contarle lo sucedido.
─Aún puedes decirle a Queller la verdad, respetará tu honestidad ─indica el Humprey.
─¿Así como respeto la de Nate? ─cuestionó ella.
─No, Nate mintió ─corrige Dan─ Además, tú eres Amber Van der Woodsen.
─Sé quién soy, y es precisamente por eso que no puedo hablar ─comenta la rubia─ Mi mamá no soportaría otro escándalo...
─Sí me expulsan, ella me enviará lejos ─añadió con una mueca.
─Te aseguro que no es cierto ─intentó tranquilizarla Dan.
─No quiero volver al internado, no puedo hacerlo ─negó la Van der Woodsen, recordando ese lugar.
─No quiero estar lejos de tí o mis hermanos, pero tampoco quiero que pierdas tú futuro ─agregó ella frustrada.
─Si hablas te expulsan, sí no también ─dijo el Humprey, claramente estresado.
“Dan Humprey, la directora Queller quiere verlo”, resonó por los altoparlantes.
─Amber... ─dijo su novio con una mueca.
─Haz lo que creas correcto ─asegura ella con una leve sonrisa.
El castaño se levantó de la mesa y se dirigió hacia la escuela. En ese mismo momento, Amber le escribió a Nate, pidiéndole que se vieran en su suite.
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─Gracias por venir ─dice Amber en cuanto lo ve entrar.
─Dijiste que era urgente ─comenta el Archibald, siguiéndola hasta su habitación.
─Lo es ─admitió ella, pero primero lo mira con preocupación─ Aunque antes, ¿estás bien?
─Estaré bien ─responde Nate con un leve encogimiento de hombros. Ella asiente, pero no está convencida.
La Van der Woodsen cruza los brazos y lo observa atentamente antes de hacerle la pregunta que le ha estado rondando la cabeza toda esta mañana.
─Voy a ser directa ¿porque me robaste la llave? ─
─¿Qué? ─cuestiona el ojiazul mirando en otra dirección, nervioso─ No sé de qué hablas…
─Eres pésimo mintiendo, Nate ─señala la rubia acercándose un poco más a él─ Sé que me robaste la llave de la piscina en casa de Blair.
─¿Por qué lo hiciste? ─cuestiona ella sin entender
Él suspira y, finalmente, responde.
─Solo quería protegerte... Y valió la pena ─
─¿Lo valió? ─replica Amber, incrédula─ Te suspendieron, Nate.
─Mis padres tienen sus propios asuntos ahora y lo superarán. Pero tú, tú vida va muy bien y sé que ahora mismo no podrías soportar otro problema… ─explica él mirándola fijamente
Las palabras de Nate la desarman por completo. Era, sin duda, uno de los gestos más románticos que alguien había hecho por ella. Pero eso no lo hacía correcto.
─Te expulsaron por protegerme Nate, ¿cómo se supone que deba sentirme? ─cuestiona la Van der Woodsen frunciendo el ceño
─¿Y cómo se supone que me sintiera yo sí dejaba que te expulsaran por algo que no hiciste? ─responde él ojiazul con firmeza─ No iba a dejar que te echaras la culpa.
─Pero lo hice, Nate. Robé las llaves ─confiesa Amber, bajando la mirada.
─No lo hiciste ─negó el Archibald, viendo cómo ella está a punto de protestar─ No trates de mentir, tu y yo sabemos que no lo hiciste…
Amber lo mira sin decir nada. Tenía razón, no fue ella. Pero no podía soportar ver cómo Nate pagaba por ello.
─Dime, ¿qué planeabas hacer tú con la llave, Amber? ─cuestionó él, acercándose a ella.
─Iba a esconderla y seguir el plan, no diría nada al respecto ─responde ella con simpleza─ Pero ahora...
─Dios, Nate, ¿por qué hiciste esto? ─pregunta ella, visiblemente estresada.
─Porque quería protegerte ─responde el ojiazul con simpleza.
─Necesito que dejes de hacerlo ─pide ella mirándolo fijamente─ No puedo permitir que cada vez que ocurra un problema, te arriesgues por cubrirme.
─Sabes que no puedo dejar de hacerlo ─señala Nate con obviedad.
─¿Por qué no? ─exclama ella, frustrada.
─¡Por qué me gustas, Amber! ─confiesa Nate, tomando suavemente su rostro entre sus manos.
─Nate… ─dice ella finalmente percatandose de su cercanía.
─Es por eso que no puedo dejar de preocuparme por tí… ─agrega el ojiazul
Nate continúa sosteniendo el rostro de ella con suavidad, Amber por su parte abre levemente sus labios sin saber qué decir.
De un momento a otro, sus labios están sobre los de ella. Él la besa con ternura, y aunque ella sabe que no está bien, no puede evitar dejarse llevar por la intensidad del momento. Sus labios encajaban a la perfección, como si siempre hubieran estado destinados a encontrarse.
─No... ─niega levemente Amber una vez el ojiazul la recarga en su cama
La Van der Woodsen vuelve a sentir los labios del Archibald en los suyos y luego estos descienden suavemente hasta su cuello, por lo que rápidamente lo empuja.
─Nate, esto no está bien ─niega ella recomponiendose algo agitada
Nate la observa, confuso y dolido.
─Yo estoy con Dan… y tú con Blair ─le recuerda la rubia, negando con la cabeza─ Esto no es justo para ellos.
─Amber yo… ─comienza a decir el ojiazul
─Creo que deberías irte ─interrumpe ella para mirarlo levemente triste─ Por favor, vete.
Nate la mira por un largo momento antes de suspirar, resignado. Sale de la habitación, cerrando la puerta tras de sí con más fuerza de la necesaria.
Amber se queda sola, de pie en el centro de su habitación, sintiendo cómo la culpa la invade, una sensación que no parecía querer dejarla en paz cuando se trataba del Archibald.
Por otro lado del penthouse, Lily y Serena estaban teniendo una conversación seria.
─Quisiera salir corriendo hasta que todo se acabe ─admite Serena, sintiéndose culpable por la situación que se estaba viviendo en la escuela.
─Y al parecer tú también ─añade, observando a su madre empacar─ Acabas de volver, ¿porque empacas?
─Estaba pensando en irme, al spa el fin de semana ─responde su madre con naturalidad.
─¿Por qué? ¿Estás estresada de tus vacaciones? ─Serena cuestiona con ironía, pero es interrumpida cuando el teléfono de su madre suena. Rufus está llamando.
Lily mira la pantalla, suspira y luego apaga el teléfono sin contestar.
─¿No vas a contestar? ─pregunta la menor algo sorprendida.
─No, creo que no ─responde su madre sin ningún tipo de expresión.
─Mamá... ¿es el papá de Dan la razón por la que no le respondes a Bart? ─pregunta Serena mirándola fijamente, tratando de descifrarla, pero Lily guarda silencio.
─No puedes ─niega la menor poniéndose de pie, seriamente─ Mamá, eso no...
─No voy a basar mi vida personal en tus preferencias ─aclara su progenitora.
─No son mis preferencias ─réplica Serena─ Dan es el novio de Amber, ¿lo recuerdas?
─Y no sé sí te das cuenta pero son muy felices juntos ─añade ella─ Él ha sido un gran apoyo para ella.
─Yo sé que sí, cariño, pero... ─asegura Lily suavemente.
─¿Pero qué? ─cuestiona la menor algo molesta─ ¿Acaso Rufus es tan importante para tí?
─¿Es más importante que la felicidad de una de tus hijas? ─insiste Serena─ Porque sí sales con él te aseguro que destrozarás a Amber...
─Y sí ahora me lo preguntas a mí ─añadió ella con una pequeña mueca─ Prefiero ser hermanastra de Chuck que de Dan.
─¿Estás segura que esto afectaría tanto a Amber? ─pregunta Lily, con una mezcla de duda y preocupación.
─Sí, no la lastimes ─pide Serena─ Ella merece ser feliz, merece ésto.
Una hora más tarde, Dan estaba junto a Amber, quien le explicaba a la directora cómo consiguió las llaves y organizó la fiesta en la piscina.
─Su expediente parece más un expediente penal: faltas a clases, copiar exámenes, presentarse borracha a la escuela... ─lee la directora Queller, sorprendida, mientras la adolescente aparta la mirada, avergonzada─ Supongo que no quiere que siga.
─Entiendo la gravedad del asunto, pero quiero que sepa que la persona que usted está leyendo ahí, ya no existe ─asegura Amber honestamente.
─¿Ah no? ─dice Queller incrédula─ ¿Quién es ahora?
─He mejorado como persona, mis notas han subido, no faltó a la escuela y no he incumplido ninguna de las reglas ─responde la rubia.
─Hasta ahora ─señala la directora y ella asiente.
─Por favor, entienda que no quería que pasará nada malo ─dice la Van der Woodsen─ Y tal vez me tomó un tiempo, pero estoy aquí ahora, aceptando la responsabilidad de mis acciones…
─Supongo que podemos discutir las consecuencias ─acepta la directora, un tanto sorprendida por la madurez de Amber.
Dan sonríe levemente, orgulloso de su novia. Eso era lo que siempre había querido: que fuera sincera.
Oh chico solitario, estás bastante lejos de la verdad...
Las cosas habían resultado bien para Amber. La directora le había creído, y para ella, eso era suficiente. Nadie tenía que saber que había mentido para proteger a su hermana.
Amber había sido una completa mentirosa los últimos dos días, pero eso ya no importaba. Su hermana estaba a salvo, y lo único que le preocupaba ahora era mantener en secreto lo que había pasado entre ella y Nate, porque ese secreto tal vez no rompería su vida académica, pero sí su reputación…
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Esa noche, al regresar a casa, Amber se llevó una gran sorpresa al descubrir que su madre estaba oficialmente comprometida con Bart. Aunque su madre estaba claramente contenta, no parecía genuinamente feliz, y Serena pasaba la velada juzgando a su madre con una mirada crítica.
─Mamá se ve tan feliz como cuando la abuela llamó ─bromea Eric con ironía.
─Lo sé, parece que la personalidad de Bart o la falta de ella, es contagiosa ─espeta Serena, mirándola con indiferencia.
─No sé ni cómo puede respirar con una blusa tan cerrada ─añade, criticando la vestimenta de su madre.
─S… ─dice Amber, dándole una mirada reprochadora. Su expresión se suaviza un poco al sentir una mano sobre su hombro.
─¿Cuánto te alegra ver que nuestras familias se unan, hermana? ─susurra Chuck trás ella.
─Tanto que si me vuelves a llamar así, será lo último que hagas en tu vida ─advierte ella, mirándolo seriamente.
─Nuestra primera pelea de hermanos, me encanta ─admite el con una sonrisa traviesa─ Espero que tú y yo, estemos dispuestos a convivir más cómo hermanos...
─A bañarnos juntos, por ejemplo ─dice el Bass con diversión.
─La única forma en que compartiría una bañera contigo sería si intentara ahogarte ─asegura la rubia con una sonrisa falsa.
─Creo que estoy dispuesto a aceptarlo ─afirma el castaño sonriente.
Amber niega con frustración y se aleja de él para sentarse en el sofá.
─Amber ─dice Bart sentándose a su lado─ Tú nuevo hermanastro me habló de tú problema en la escuela, la verdad no me sorprendió debido a tú actitud rebelde y descuidada...
─¿Disculpe? ─pregunta la rubia, algo ofendida.
─No le digas a tú madre pero yo hice una llamada ─admite él en voz baja y ella lo miró sorprendida─ Fué más difícil de lo normal, esa nueva directora es realmente dura, así que tuve que ir más arriba.
─No pude retirar los cargos, pero conseguí una menor sentencia ─señala Bart.
Amber lo mira, sorprendida por su ayuda. No esperaba que Bart Bass interfiriera para ayudarla. Aunque odiara admitirlo, lo agradecía y apreciaba su preocupación.
─Gracias ─dice Amber con una leve sonrisa.
Uno de los problemas de estar adentro, es que no siempre eliges dónde puedes estar... o donde sentarte.
─Solo estaba cuidando a mi familia ─asegura Chuck, sentándose a su lado y tomando su mano.
Amber lo mira mal, y él no se aparta. Finalmente, ella lo aparta sutilmente.
─La nueva biblioteca Van der Woodsen - Bass estará lista para la graduación de Erick ─dice el castaño con una leve sonrisa.
─Creo que Lily y yo vamos a estar muy ocupados con las travesuras de ustedes dos ─ríe levemente Bart.
─Perdón, no me siento bien ─dice Amber, levantándose para ir a su habitación.
La rubia cierra la puerta con seguro y busca en el fondo de su armario una caja redonda, "la caja de los recuerdos", como ella la llamaba.
Busca entre las fotos y papeles allí guardados hasta encontrar una foto de las últimas navidades, que recuerda con felicidad.
A veces necesitas alejarte, aclarar tú mente, recordar lo que eres y dónde quieres estar...
La casa en Aspen donde celebraron era hermosa y todo fue sumamente especial, como en una película. Allí fue cuando recibió un bolso Chanel de edición limitada, un regalo de Klaus, el último esposo de su madre.
Amber sonríe tristemente al ver la foto. Definitivamente, Klaus había sido el mejor hombre que su madre había traído a casa. Era atento, divertido y serio cuando era necesario. Hacía reír mucho a su madre, pero ella no lo amaba realmente.
Ella recuerda la nota que que Klaus le dejó esa navidad junto al bolso. Le pedía que evitara las travesuras y malas decisiones por su madre. Eso era justo lo que ella intentaba hacer, pero cuando su madre anunció el divorcio con Klaus y él dejó el apartamento rápidamente, dejando solo una pequeña carta, Amber destruyó la nota. Ahora ya no tenía a alguien a quien hacerle una promesa.
─Amber ─llama Erick desde afuera de su puerta─ Mamá quiere que bajes, es hora de brindar.
─Bajo en un momento ─asegura ella, rápidamente escondiendo la caja.
Amber se mira en el espejo fingiendo una sonrisa, baja las escaleras y llega justo a tiempo para escuchar a Bart comenzar su discurso. Él le sonríe y extiende su copa hacia ella. La rubia por su parte prueba su propia copa y trata de lucir feliz.
Quizás Bart Bass no era tan malvado después de todo. Tal vez, solo tal vez, merecía una oportunidad…
Y a veces tienes que aventurarte fuera de tú mundo, para encontrarte a tí misma.
En cuanto a mí, estoy feliz en dónde estoy. Solo quiero estar con ustedes...
TQM, Chica Indiscreta.
VOTEN Y COMENTEN que les pareció esté capítulo, ya que me motiva mucho a actualizar 🤍 ✨
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