En medio de la música, la gente y las luces tenues, mi cabeza se volvió más liviana y mis pensamientos más desconectados.

—Sabes, Suna, no eres tan malo después de todo. Si no fueras tan imbécil, probablemente me enamoraría de ti. —Me reí bailando con él. De hecho, solo yo estaba bailando. El moreno se limitó a mirarme y se sobresaltó un poco.

Arqueó una ceja. —Y serías mi tipo si no fuera por la forma en que siempre tienes que responder a lo que digo.

—Lástima. Quizás en otra vida hubiéramos sido almas gemelas. Qué triste. —Puse mi mano en mi frente dramáticamente, provocando una risa de Suna.

Iseri y Miyagawa tenían sus brazos alrededor de mis hombros y cantaban una canción a todo pulmón.

—¿Ves, Suna? Ahora ya no tienes que cuidarme más. —Le dije al moreno, que nos miraba con aburrimiento.

—Están más borrachos que tú. —Anunció con voz monótona.

—¿Y qué?

En ese momento, Miyagawa comenzó a retorcerse a mi lado.

—¿Gawa? ¿Estás bien? —Pregunté, colocando una mano en su hombro.

Iseri se rió. —Está a punto de vomitar.

—No quiero mirar. —Dijo Suna y me arrastró con él. 

En realidad, yo tampoco quería mirar.

—Maki me acaba de enviar un mensaje de texto diciéndome que ella y sus amigos se fueron y que lamenta no poder encontrarme para despedirme. —Murmuré, acostándome con Suna en un pequeño sofá.

—Está bien. —Respondió simplemente, manteniendo los ojos cerrados y la cabeza inclinada hacia atrás.

—Eso significa que puedes volver con tu único amigo. —Señalé.

—¿Estás botándome?

—Ya me extrañas, ¿no? —Bromeamos.

—De todos modos, mi amigo ya se ha ido. Estaba cansado y me envió un mensaje de texto antes si iba a ir a casa con él.

Me senté correctamente y miré a Suna. —¿Y dónde planeas dormir ahora?

El se encogió de hombros. —Le preguntaré a Iseri si puedo quedarme aquí. No creo que le importe nada.

—Tu maquillaje es un desastre. ¿Cómo es que te ves aún más bonita así? —Dijo Suna, pasando un dedo debajo de mi ojo, probablemente tratando de limpiar el rímel el cuál ya debía estar corrido al no ser aprueba de agua.

—Oye, Suna, tómatelo con calma con esas declaraciones. Vas a hacer que me sonroje —le bromeé.

—Eso significaría que mi halago está funcionando contigo, después de todo.

—Si lo que quieres que sienta es repugnancia, entonces está funcionando.

Una ráfaga de aire frío acarició mi piel expuesta. Estábamos sentados en los escalones del porche. Era tarde, muy tarde. La mayoría de la gente ya se había ido, pero nos quedamos allí.

—Bebe. —Insistió Suna por tercera vez, empujando un vaso de agua hacia mí.

—Pero no tengo sed. —Lloriqueé como un niño de cinco años.

Murmuró algo y se pasó una mano por el pelo, impaciente. Se acercó a mí y agarró mis mejillas, apretándolas para que yo abriera la boca y vertí el agua lo suficientemente lento para que no me ahogara.

—¿Quieres tener una resaca devastadora por la mañana o quieres asegurarte de que el daño sea menor? —Prosiguió.

Soltó mis mejillas y se volvió para dejar el vaso en algún lugar.

—Sabes, Rintarou, eso fue caliente. —Me reí.

—Ay Dios, mírate ahora, si que estás ebria. —Murmuró, pero no pudo contener una sonrisa. —Es demasiado tarde. Te acompañaré a casa.

A la mañana siguiente, me desperté con el sonido de un despertador. 

¿Es mio?

—Vete a la mierda. —Murmuró alguien a mi lado y poco después, el despertador dejó de sonar.

Abrí mis ojos al instante.

Me tomó un momento acostumbrarme a la luz, pero cuando me concentré en la persona que estaba a mi lado casi grité. —¿Qué diablos estás haciendo en mi cama, Suna?

Nota de la autora:

Además, esta historia ahora tiene una lista de reproducción:
https://open.spotify.com/playlist/2E0VFaPYTU4Y5cUMN93oBB?si=CQHXtB5lSl2ISZNhqqtQYQ

Nota mía: 

Raza ando enferma:( pero aquí les traigo su actualización algunos capítulos son largos, otros cortos como este, no se olviden que los días de actualización son martes, jueves y sábados. 

Voten y comenten si les gusta y si gustan paseen por mi perfil que tengo otra traducción de Suna algo mas soft y un libro de OS de Kuroo.

Los amo.

Kim.