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Capítulo 4


- ¿Enserio?

- ¡Sí! ¡Fue tan lindo!

Angela suspiro volviendo a recordar la cita con Larissa mientras abrazaba a Jessica, la castaña podía ver como Angela estaba tan ilusionada y alegre por tener su primera grandiosa cita con su futura novia.

- ¿No te dio miedo entrar al bosque? - Pregunto curiosa

- Al principio, pero después de que ella me aseguro que nada me pasaría con ella a su lado se me fue el miedo, todo fue hermoso.

- Que cliché se escuchó eso - Se burló Jessica haciendo reír a Angela

- Cliché o no, fue la mejor cita que he tenido en toda mi vida.

Larissa había llevado a Angela al bosque para que pasarán la tarde tomando fotos a toda la fauna y flora que tenía el pequeño pueblo de Forks, hicieron un pequeño senderismo por la zona que le correspondía a su familia mientras intercambiaban temas triviales que les interesaba a ambas.

- Ahí está su amada - Señalo hacia un lado del pasillo

Angela dejo de abrazar a Jessica para observar cómo Larissa se acercaba a su casillero mientras estaba colgada de la enorme espalda musculosa de Emmett mientras hablaba por celular, a lado de ambos estaba Rosalie con una sonrisa mal camuflada manteniendo su mirada en Larissa.

- ¡Ja! ¿Ella portarse bien? Por favor - Emmett se burló ante como Larissa le decía a Tanya sobre su comportamiento

- No le hagas caso al osito cariñosito, esta celoso desde el otro día porque Rosalie me mimo enfrente de él - Le guiño el ojo a Rosalie con diversión

- Eso es verdad - Apoyo la Hale haciendo resoplar a su pareja

- Bájate de mí, mejor - Refunfuño Emmett parando enfrente del casillero de Larissa

- Compórtate, Larissa Denali - Le reprendió Tanya- Sabes que Carlisle y Esme me informaran de todo.

- Lo sé, mujer. Pero te juro por mi compañera que me he portado bien, soy un ángel.

- Confío en ti, moco, hablamos mañana.

- ¡Adiós enana! - Se despidió Kate de fondo

- Adiós, cariño. ¡Deja de gritar en mi oído, Katrina Denali!

- Adiós - Larissa corto la llamada entre risas

- Sí, esas son tus hermanas - Asintió Emmett abrazando la cintura de Rosalie- Nos vemos en la salida, Isa.

La feliz pareja se fue a su clase dejando a Larissa en su casillero aun riendo entre dientes al imaginar toda la escena de Tanya regañando a Kate y ella la electrocutaba. Estaba guardando los libros que usaría en su mochila cuando el aroma tan relajante a libros, café y lluvia de su compañera se había presente.

- Hola, cariño - La saludo arreglando su cabello- ¿Ya te decidiste si entrevistar a Emmett o Alice?

- Hola - Masculló con timidez sintiendo su rostro caliente- Elegí a Emmett.

- Perfecto, al salir de clases le comento todo y ustedes dirán cuando lo entrevistamos - Cerro su casillero para ver el rostro de Angela- ¿Sucede algo? - Pregunto confundida ante la mirada de Angela

Los ojos marrones claros de Angela tenían algo diferente aquella mañana, siempre eran amables y cálidos, pero el destello en ellos era más intenso y sus pupilas estaban más dilatadas de los habitual.

Por un segundo aquella mirada le recordó la misma que Carmen le daba a Eleazar cada vez que hablaban tranquilamente, entonces lo entendió... Angela se estaba enamorado de ella. Suprimió sus ganas de estampar sus labios contra los de su pequeña humana para no asustarla y prefirió tomar las manos cálidas de Angela.

- ¿Estás bien, cariño? - Le sonrió encantadoramente

Angela suspiro ante lo hermosa que era la sonrisa galante de Larissa, su mirada se fundió con los cálidos ojos teñidos por ese inusual color dorado. Sintió como el frío material de los guantes de piel café oscuro sostuvo sus manos ligeramente sudorosas por los nervios que le causaba estar enfrente de aquel perfecto ser.

- ¿Angela? - La voz suave de Larissa saco a Angela de su estado embelesado

- Perdón ¿Qué decías? - La miro con timidez

- Que si gusta que la escolte a su primera clase - Repitió suavemente al verla tan tierna enfrente de ella

- Por favor.

¡Vaya! Que tierna cosita - Pensó Larissa enternecida

Observar esos dulces ojitos de su compañera mirándola ampliamente como si de un berrinche se tratara calentó el corazón de la vampira sin problema alguno, no dudo en ofrecer su brazo para escoltarla hasta el aula de Química I entre susurros, tanto Larissa como Angela no querían que los demás estudiantes rompieran la fluidez de su conversación.









Larissa y Angela estaban en la orilla del riachuelo que estaba conectada con una de cascada algo alejada de las dos, la vampira había descubierto el bello lugar días atrás durante una de sus cazas con sus primos. La inmortal estaba recostada en la manta apoyando sus brazos en el suelo mientras que Angela estaba sentada en forma de indio mirando todas las fotos que habían tomado en el camino.

- Eres tan hermosa, cariño - Hablo Larissa, rompiendo el silencio entre las dos

Angela la miro de golpe con su rostro totalmente ruborizado, el movimiento de sus dedos contra las fotos se congeló al escuchar como la elogiaba.

- Y tan tierna - Sonrió con ternura al verla tan avergonzada

- Larissa - Se quejo Angela tapando su rostro con la cámara y las fotos

Larissa se carcajeo ante aquella reacción tan tierna, se enderezo en su lugar para después inclinarse hacia Angela, podía sentir como el aroma de su compañera incrementaba junto al calor que emanaba por hacerla ruborizarse tanto.

- No te avergüences, cariño - Sostuvo con delicadeza las manos de Angela para alejarla de su rostro- ¿A caso le molestan o le incomodan mis pequeños cortejos? Si es así puedo dejarlo de hacer, no quiero causarte ningún problema.

- No es eso - Negó rápidamente- Solo... no sé cómo responderte o reaccionar.

- Puedes responderme al decir lo hermosa que soy - Sonrió ególatramente

- Que humilde - Rodo los ojos con diversión- Es en serio, no sé cómo hacerlo. Eres la primera niña a la que en realidad le gusto y me gusta tanto... - Angela se calló de golpe al darse cuenta de lo que dijo

La Denali miro perpleja a la mortal enfrente suyo, Angela se había confesado accidentalmente por su dilema.

- No tienes que callarte, cielo. Quiero escucharte y ayudarte con tus dilemas existenciales, quiero ser la persona afortunada de escuchar como gustas de mi persona tanto como yo gusto del tuyo. Angela Weber, eres la mujer más tierna, noble y afable a la que le entrego mi corazón, puedes romperlo, hacerlo polvo o conservarlo en una cajita de cristal para cuidarlo, no me importara que hagas siempre y cuando seas tú quien lo tenga.

Las manos de Angela se fueron directamente a las mejillas heladas de la Denali, las acaricio con cariño sin saber cómo responder todo lo que había dicho Larissa, no se dio cuenta de que tanto había hecho hasta que sintió como su cuerpo se recostó en la manta al mismo tiempo que Larissa la seguía mientras la besaba con gran ternura y sumo cuidado.

Los labios tan fríos y suaves de Larissa sabían a cereza, el perfume suave de moras y frambuesas llego a su nariz relajándola, cerro los ojos disfrutando como sus labios bailaban una danza sincronizada y suave.

Su estómago se tensó ante todo el zoológico y fuegos artificiales que sentía por primera vez, deslizo sus manos de la mejilla de Larissa hasta la parte trasera de su cuello profundizando más el beso, sintió con las yemas de sus dedos como la piel de la rubia se había erizado.

Larissa corto el beso suavemente al recordar que Angela aun dependía del oxígeno, mantuvo los ojos cerrados con su nariz dándole besos esquimales a su pequeña compañera, no quería decir nada y mucho menos abrir los ojos por miedo a terminar el lindo momento juntas.

- Segunda cita y ya llegamos al beso - Se quejo Angela con diversión

La risa delicada y encantadora, como campanillas de viento de Larissa hizo que Angela abriera los ojos, se encontró con los ojos dorados de la mayor viéndola con gran adoración y devoción, destellaba una luz en ellos atrapándola nuevamente.

- Si quiere, podemos hacer que nunca paso y nos besamos en la tercera cita - Propuso con diversión

- No podré olvidarlo - Negó ruborizándose ligeramente

- Mucho menos yo, pero haría cualquier cosa para que estés cómoda con tus decisiones, aunque este inconforme con ellas.

Angela suspiro enamorada ante la jerga y la madurez que poseía Larissa ante cualquier situación, la atrajo nuevamente hacía ella para besarla con mayor libertad siéndose cómoda a lado de ella.


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