Capítulo 31
Edward mantenía a su familia en la sala principal con él mirando el espeso bosque que rodeaba la casa, Larissa miraba como los asientos que Alice y Jasper estaban vacíos, la pareja se había marchado hace unos días atrás para que Jasper pudiera estar más alejado de la sangre humana y reflexionaran sobre la situación.
Rosalie y Emmett seguían en Forks así que ocupaban sus asientos habituales cada vez que tenían sus reuniones a puerta cerrada para cualquiera alejo a la familia. Esme y Carlisle estaban en la cabeza de la mesa con sus rostros serios.
- Me iré de Forks, lo ocurrido no debe de pasar nuevamente - Anunció girándose sobre su propio eje para mirar a su familia- Bella y yo dejaremos de tener relación alguna.
- Estás rompiendo la ley, Edward - Intervino Larissa- Recuerda que sucede si un humano sabe de nuestra existencia y termina sin transformarse.
- No dirá nada a nadie - Prometió
- Lo sabemos, pero sigue siendo una falta a la ley - Larissa miro a Carlisle para saber su opinión
- Larissa tiene razón, Edward - Asintió sin más remedio- Los Vulturis siempre se enteran de las situaciones, tarde o temprano. No podemos arriesgarnos.
- Carlisle, las personas se están dando cuenta que eres mucho mayor de lo que decimos - Excuso rápidamente
- Edward, sigues quebrando la ley, Bella sigue siendo humana y sin convertir. Lo siento, pero no pienso irme, sino mal te recuerdo; Soy una Denali, tu prima, no hermana. Yo tengo una pareja humana que cuidar y amar, si quieres quebrantar la ley, será por tu cuenta y no recibirás ayuda ni intervención mía o de mi familia para salvar tu vida inmortal.
- No estoy pidiendo que me sigan, simplemente estoy anunciando que me voy - Gruño molesto
- Cuida tu lengua, que no soy cualquier persona a la que le gruñes - Gruño seria siendo acompañada por un gruñido sobreprotector de Rosalie y Emmett al escucharlo gruñir
Edward mantuvo su nuevo gruñido en su interior sabiendo lo sobreprotectores que eran Rosalie y Emmett con Larissa, eran como sus padres y hacer enojar a los tres significada sentenciar su propia muerte.
- Nos iremos, Rosalie y yo terminamos las clases así que seguiremos con nuestra luna de miel - Miro de reojo con picardía a Rosalie para volver a su rostro serio- Puedes hacer lo que se te dé la gana, Edward. Pero no arriesgare a ninguna de mis dos chicas y familia solo por tu capricho.
- Eres familia, Edward. Y a la familia no se le abandona.
- Carlisle, deja de mimarlo - Reprendió Larissa para mirar a Edward- Mírame, lee mi mente.
Los ojos dorados topacio de Larissa se tornaron azules verdosos indicándole a todos que usaban su don, Edward lo noto y rápidamente se dentro a su mente horrorizándose ante lo que veía haciendo que mirara su cuerpo.
- Así es, tienes manchada el alma - Todos miraron horrorizados a Larissa para mirar unos segundos a Edward- Y no por tu historial sangrienta, eso te la limpio gran parte por acabar con la basura humana, pero ¿Sabes que la volvió a manchar? Tus acciones poco honorables como esta, puedes ver como crece.
Edward miraba como el aura que lo recubría estaba siendo oscurecida como manchas en una pared, se empezó a acariciar su cuerpo con la esperanza de borrarlas, pero estas seguían ahí, inmóviles haciéndolo caer en la desesperación.
Sabía que el don de Larissa era inofensivo, pero psicológicamente era poderoso, torturaba la mente de sus oponentes con los mismos pensamientos silenciosos de la persona al cuestionar sus acciones y creencias para llevarlo a la locura por querer limpiarse.
Larissa era una verdadera lectora de almas, no él.
La llovizna molestaba un poco, estaba helada realmente.
Fue entonces cuando escucho de nuevo la llamada, una llamada angelical y femenina. Esta vez sonaba más lejos y algunas veces parecía como si fueran muchas las voces que gritaban por ella.
Bella intento respirar profundamente y recordó que tenía que contestar, aunque dudaba que pudieran oírla. De pronto, percibió otro sonido, sorprendentemente cercano. Era una especie de olisqueo, un sonido animal.
Se pregunto si debía sentir miedo. Claro que no, sólo aturdimiento. Nada importaba, no después que Edward la dejo ahí.
Y el olisqueo desapareció.
No dejaba de llover y sentía como el agua se deslizaba por sus mejillas coloradas. Intentaba reunir fuerzas para volver la cabeza cuando vio la luz potente.
Al principio sólo fue un tenue resplandor reflejado a lo lejos en los arbustos, pero se volvió más y más brillante hasta abarcar un espacio amplio, mucho más que el haz de luz de una linterna. La luminosidad impactó sobre el arbusto más cercano y le permitió atisbar que era un farol de propano, pero no vi nada más, porque el destello fue tan intenso que me deslumbró por un momento.
- Bella.
La voz suave y preocupada denotaba que la había reconocido a pesar de que ella no la identificaba en ese momento. No había pronunciado su nombre con la incertidumbre de la búsqueda, sino con la certeza del hallazgo.
Alzo los ojos hacia el rostro sombrío que se hallaba sobre ella a una altura que se le hizo imposible. Era vagamente consciente de que aquel hermoso ser le parecía tan alto porque su cabeza aún estaba en el suelo.
- ¿Te ha herido mucho?
Supo que las palabras tenían un significado, pero sólo podía mirar fijamente, desconcertada.
- Que asno, perdona por ello. Charlie me ha enviado a buscarte. Angela esta con él y el resto del pueblo, pido perdón por mi familia por esto - Entonces Bella reconoció a la persona, era Larissa, su salvadora- Vamos a casa, cariño. Traje un abrigo extra.
Larissa se arrodillo enfrente de ella dejando la linterna a un lado, dejando ver su rostro preocupado y lleno de ansiedad, sus cabellos rubios estaban oscurecidos por lo mojado que estaban por la lluvia. Sintió la calidez del abrigo extra rodeándola con suavidad, las manos frías de la Denali estaban protegidos por guantes de lana haciendo que tu toque sea más suave.
- Él se fue.
- Toda mi familia - Asintió arrullándola entre sus brazos- Yo me quede, sigo siendo una Denali, no una Cullen. No puedo irme, no puedo abandonar a mi Angela ni a ti, no tengo el corazón ni la cobardía de Edward para hacerlo. Duerme, yo te llevaré a casa, Angela está preparándote chocolate caliente con malvaviscos, tu favorito.
Bella recostó su rostro sobre el hombro afelpado de Larissa dejándose llevar por el cansancio que sentía su cuerpo, sintió el viento golpear su cuerpo, más no sentía el frío así que abrió los ojos maravillándose al ver que Larissa corría con rapidez, pero no a la suficiente como para hacerla sentir nauseas a comparación de como las sentía con Edward.
- ¡Charlie! - Lo llamo apenas salió del bosque caminando a paso humano
Charlie giro su rostro preocupado hacia ella iluminándolo al ver a Bella con ella, el sheriff no dudo en correr hacia ambas sin dejar de mirar a su hija.
- Esta bien, solo está cansada, la llevaré adentro mientras Angela le da el chocolate y se abriga mejor.
- Yo la llevo - Negó rápidamente- Esta bien, yo la llevo - Insistió ante el titubeo en el rostro pálido de Larissa
Larissa asintió entregándole a Bella, lo ayudo a plantar mejor sus pies sobre el pasto para que la cargara, la llevo adentro apenas la tuvo entre sus brazos y Larissa se acercaba a Harry Clearwater y el resto de policías.
- Lamento tanto lo sucedido con mi familia, ellos abandonaron el pueblo por la mañana, pero yo me quede, tengo una pareja humana a la que cuidar. Me haré responsable de ambas, así que el tratado sigue en pie hasta que yo me retire, aunque eso solo sucederá si pareja, mi chica, lo pide.
La Denali no espero una respuesta de uno de los jefes del consejo quileute por acercarse a Angela, quien la esperaba en el pórtico de la casa de los Swan, no dudo en abrazarla mientras besaba su frente con cariño dejándole en claro a Harry Clearwater quien era su pareja.
- Vamos a dentro, hace mucho frio y odiaría verte haciendo berrinches por el resfriado que te dé.
- No hago berrinches - Murmuro con un ligero puchero entre sus labios
- Claro, no lo haces ahora - Dijo con ironía- Vamos, amor.
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