Capítulo 3
La menor de las Denali se bajó del Volvo gris de su primo con ayuda de este mismo, estaban tan acostumbrados a sus modales de época que no podían evitar hacerlo de forma inmediata entre ellos. Larissa apenas se acomodó a lado de Edward fijo su mirada hacia donde estaba Angela con sus amigos, solo había conocido a Eric por algunas clases y cruzado una que otras oraciones con Jessica.
- Es tan preciosa - Masculló sin aliento al verla con sus mejillas y la punta de la nariz rosadas por el frio
- La hemos perdido - Negó Emmett
Jasper y Edward se rieron abiertamente mientras que Rosalie y Alice negaron con diversión. Larissa no dudo en golpear el gran brazo de Emmett haciendo que se quejara por la fuerza que había empleado.
- Me pego osita, dile algo - Se quejo infantilmente ante Rosalie
- Bien hecho, cariño - Le guiño el ojo con diversión
Emmett abrió la boca indignado haciendo reír al resto, Rosalie beso su mejilla como distracción para la indignación del azabache.
- Pobre osito cariñosito, su mujer no lo apoya - Larissa se burló estando abrazada al pequeño cuerpo de Alice
- Pibri isiti ciriñisiti - Refunfuño Emmett infantilmente
Jasper se carcajeo estando aun adentro del gran Jeep, Rosalie empezó a mimar a Emmett durante los berrinches del grandulón, Edward y Larissa se burlaron silenciosamente del azabache hasta que Alice los interrumpió.
- Hora de ir a dentro - Acomodo su bufanda
- Ya escucharon a la jefa, vamos a dentro.
Larissa se aferró al brazo de Edward siguiendo a Alice y Jasper, Rosalie y Emmett siguieron a los dos solteros aun en su burbuja mimosa, aunque Larissa ni Edward iban a perderse la oportunidad de molestar a la feliz pareja.
- Corre - Le dijo a Edward con terror ante la mirada carbón de Rosalie
Edward no dudo en correr junto a su prima apenas leyó la mente de Rosalie de como realmente los golpearía sin tener algún impedimento por el resto. Angela había visto toda la interacción con diversión siendo molestada por Eric y Jessica al darse cuenta a quien miraba.
- Larissa, oh Larissa - Eric imito a Romeo
- Ella no me gusta - Negó con firmeza, tanto que casi se convencía de ello
- Claro, y Edward no es guapísimo - Se burló Jessica
Las mejillas de Angela se habían colorado aún más por las burlas de la chica Stanley, entre murmullo siguieron molestándola hasta que tuvieron que separarse por las clases. Angela suspiro tomando valentía para entrar a la clase de periodismo como primera hora, al entrar observo como Larissa ya estaba en su lugar hablando tranquilamente con los encargados de la imprenta.
Se había tan hermosa con su cabello suelto que caía perfectamente por su espalda y hombros, portaba una camisa blanca ligeramente arremangada quedando dos dedos por encima de su muñeca teniendo por encima una gabardina de color salmón y un pantalón de mezclilla que le quedaba perfectos en los contornos de sus piernas.
No era un conjunto tan glamuroso como Rosalie y Alice estaban mostrando cada día, podía notar la sencillez y comodidad que rodeaba a la Denali. Cuando la mirada dorada de Larissa conecto con la suya, no pudieron evitar sonreírse al mismo tiempo que sus rostros se iluminaban sin que se dieran cuenta.
- Buenos días, señorita Weber - La saludo Larissa enderezándose en su lugar
- Buenos días, señorita Denali - La saludo sin darse cuenta que avanzaba hasta ella- Ha empezado el trabajo sin mí.
- Pido me disculpe, pero tengo que justificarlo con que pensaba aligerarle su trabajo para que me otorgara el placer invitarla a salir, me ajustaría al horario que usted marque, claro está.
El aliento de Angela se atascó en su garganta al mismo tiempo que su corazón dejo de latir por un segundo para empezar a latir con fuerza, teniendo la sensación de que se saldría de su pecho en cualquier momento.
Sentía como su rostro se calentaba indicándole que estaba totalmente ruborizada hasta las orejas, sus piernas empezaron a temblar en su lugar y sus manos empezaban a sudar ligeramente.
- ¿A-a salir?
- Claro, a una cita específicamente.
En la mente de Angela solo había una cosa; un grito, pero no sabía si de la emoción o de crisis emocional por lo bien que se sintió el que le pidiera una cita.
- ¿Fui muy directa? - Le pregunto temerosa
- No, no lo fuiste - Negó rápidamente- Y sí, quiero la cita.
Larissa sonrió a lo grande al verla tan nerviosa ante ella y que le aceptara la cita, verla morderse el labio hizo que sintiera ganas de tomar su precioso rostro ruborizado entre sus manos y besarla ahí mismo, con los pocos alumnos que también llevaban la clase.
- Lleve algo cómodo para ese día, dígame que día puede y con gusto vamos a esa cita.
- Claro - Suspiro aliviando su nerviosismo
Larissa iba en su propio carro hacia la casa de Angela, ya que no quería llevarla a la cita en algunos de los carros de sus primos, su confiable Lexus SC 430 era el encargado de dejarle buena impresión a su amada humana, a sus futuros suegros y pequeños cuñados.
Cuando se estaciono enfrente de la casa de Angela escucho las risas de los hermanos menores de Angela seguidos de sus gritos anunciando que había llegado, escucho como los pequeños gemelos había gritado al unisón un "¡Ya llego Larissa!".
Se rio entre dientes al escuchar el chillido de Angela desde su habitación, salió de su carro con tranquilidad sin quererla apresurar mientras seguía prestando atención cada sonido dentro de la casa de su pequeña humana.
- Shh, cállate Isaac, puede oírnos - Murmuro uno de los gemelos
- ¿Cómo nos escucharía si apenas debe de estar llegando a la puerta? - Le pregunto el otro niño
- Cierto... ¡No importa! Shh.
Escucho un sonido de un leve golpe seguido a la queja del que creía que había sido Josué. Angela le había hablado de los sus menores hermanos gemelos, eran tan ruidosos y exigían la atención de sus padres o de ella a como diera lugar, pero aun así los amaba con todo su ser.
Larissa toco la puerta con tranquilidad siendo seguido del chillido de ambos niños haciéndola reír, entre los dos se pelearon para saber cuál de los dos abriría la puerta, pero la señora Weber se les adelanto haciéndoles callar con seriedad.
- Buenos días, señora Weber - Saludo a la señora afablemente apenas le abrió la puerta- Soy Larissa Denali, sobrina del doctor Cullen.
- Un gusto conocerte, cariño - Le sonrió ampliamente- Pasa, por favor. Lamento tanto el desorden que mis hijos tienen, pero es su hora de jugar así que no hay mucho que pueda hacer.
La señora Weber y Larissa siguieron hablando tranquilamente hasta que Angela bajo las escaleras de la hogareña casa captando inmediatamente la atención de la Denali. Larissa no podía creer que aquella pequeña humana se viera tan hermosa con cualquier vestimenta que portara.
- Te vez hermosa - Elogio boquiabierta
- Gracias - Murmuro avergonzada- Tú igual estás hermosa.
Larissa sonrió enternecida como Angela estaba tan ruborizada con su mirada llena de ilusión por su cumplido, jugaba con sus dedos de forma de nerviosa al mismo tiempo que mordía su labio inferior.
- Estás hermosa, hija - La voz de la señora Weber llamo la atención de ambas- Confió en ti y tu familia, Larissa. Así como confió que se cuidaran y no lleguen tarde, por favor.
- Antes de las 9p.m. la tendrá sana y salva en su hogar, señora Weber - Asintió Larissa- ¿Nos vamos?
Angela asintió con nerviosismo, se despidieron de su madre y hermanos menores para salir de la casa, Larissa había sacado a relucir sus modales al abrirle y cerrarle la puerta del copiloto a su compañera.
- ¿A dónde iremos? - Le pregunto Angela después de un rato en silencio cómodo
- Si te digo no será sorpresa, cariño.
Escucho perfectamente como el corazón de Angela empezaba a latir con rapidez ante el tierno sobrenombre que se le había escapado, se sintió satisfecha al ver una pequeña sonrisa bailando en los carnosos labios junto a ese tierno tono rosado pastel en las mejillas de su compañera.
- Y tranquila, no te estoy secuestrando - Bromeo aligerando la ruborizada de Angela
- No es secuestro si voy voluntariamente.
Aquellas palabras no solo sorprendieron a Larissa, sino también a Angela por su golpe de valentía para decirlas de una manera tan segura y natural. Larissa sonrió al notar como el lazo de compañeras estaba tan presente de su pequeña humana, pero sin presionarla a aceptarlo, cosa que deseaba, no obligarla a nada.
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