Capítulo 11
La semana que Edward se había tomado como descanso para reflexionar sobre la sangre de Bella había acabado, muy lentamente, pero había acabado. Larissa no había tenido ninguno de esos días algo de tranquilidad con Bella preguntándole todos los días sobre Edward y su ausencia.
- Va a estar bien - Respiró Alice
Sus ojos estaban desenfocados y Jasper tenía una mano ligeramente debajo de su codo, guiándola hacia adelante mientras caminaban hacia la cafetería. Rosalie y Emmett abrían el camino como siempre, Emmett parecía un guardaespaldas en medio de un territorio hostil. Rosalie también parecía cautelosa, pero mucho más irritada que protectora.
- Por supuesto que sí - Edward se quejó siendo ligeramente reconfortado por Larissa
Para Edward, el comportamiento de Alice era ridículo. Si no estuviera seguro de poder manejar ese momento, se habría quedado en casa.
El cambio repentino de su normal, incluso juguetona mañana -Había nevado en la noche; Emmett, Larissa y Jasper no estaban por encima aprovechando la distracción del cobrizo para bombardearle con bolas de lodo, cuando se aburrieron con su falta de respuesta, se volvieron el uno contra el otro- A esta vigilancia exagerada habría sido cómica si no fuera tan irritante hasta para Larissa.
- Todavía no está aquí, pero por la forma en que entrará... no estará a favor del viento si nos sentamos en nuestro lugar habitual.
- Por supuesto, nos sentaremos en nuestro lugar habitual. Basta, Alice. Me estás poniendo de los nervios. Estaré absolutamente bien.
Parpadeó una vez cuando Jasper la ayudó a sentarse y sus ojos finalmente se enfocaron en el rostro irritado del cobrizo.
- Uhmm - Dijo sonando sorprendida- Creo que tienes razón.
- Por supuesto que sí - Murmuró
Odiaba ser el foco de su preocupación. Sintió una repentina simpatía por Jasper, recordando todas las veces que habíamos estado sobre él protectoramente.
- ¿Algo nuevo? - Jasper preguntó
Edward se concentró, permitiendo que todos los enjambres de pensamientos invadieran su mente nuevamente. No había nada que destacara; nadie pensaba en ellos exceptuando los habituales pensamientos románticos de Angela sobre Larissa. Jasper y Larissa esperaron impacientes.
- Nada. Ella... no debe haber dicho nada.
Todos en la mesa levantaron las cejas ante esta noticia.
- Tal vez no das tanto miedo como crees - Dijo Emmett, riéndose- Apuesto a que Larissa podría haberla asustado mucho más - Edward puso los ojos en blanco mientras que Jasper, Larissa y Rosalie se rieron ante esa posibilidad muy acertada- Me pregunto porque...
Se volvió a sorprender por la revelación sobre el silencio único de la humana.
- Está entrando - Alice murmuró entonces y el cuerpo de Edward se congeló- Intenta parecer humano.
- ¿Humano, dices? - Emmett preguntó incrédulo
Levantó su puño derecho, girando sus dedos para revelar una bola de nieve que había guardado en su palma. No se había derretido; lo había exprimido en un bloque de hielo lleno de grumos. Tenía los ojos en Jasper, pero la dirección de sus pensamientos eran otros.
Cuando él le lanzó bruscamente el trozo de hielo hacia Alice, ella lo apartó con un aleteo casual de sus dedos. El hielo rebotó a lo largo de la cafetería, demasiado rápido para ser visible a los ojos humanos y se hizo añicos con una fuerte grieta contra la pared de ladrillo. El ladrillo también se rompió.
Las cabezas en ese rincón de la habitación se giraron para mirar el montón de hielo roto en el suelo y luego se giraron para buscar al culpable. No miraron más allá de unas pocas mesas de distancia. Nadie los miró.
- Muy humano, Emmett - Le dijo Rosalie mordazmente- ¿Por qué no atraviesas la pared de un puñetazo mientras estás en eso?
- Sería más impresionante si lo hicieras tú, hermosa.
Edward ignoro aquello mientras Larissa empezaba a reprender contra Emmett y su acto inapropiado como humano.
- Tranquilízate, Edward - Le dijo Emmett- Honestamente. Entonces, matas a un humano. Eso no es el fin del mundo.
- Lo sabrías - Murmuro de malhumor
Emmett rio al tener éxito de molestarlo.
- Tienes que aprender a superar las cosas, como yo. La eternidad es mucho tiempo para regodearse en la culpa.
Justo en ese momento, Alice arrojó un puñado más pequeño de hielo que había estado escondiendo a la cara desprevenida de Emmett. Parpadeó sorprendido y luego sonrió con anticipación.
- Te lo buscaste - Dijo Emmett mientras se inclinaba sobre la mesa y sacudía su cabello con hielo en su dirección.
La nieve, derritiéndose en la cálida habitación, salió volando de su cabello en una espesa lluvia medio líquida, medio congelada.
- ¡Ew! - Rosalie se quejó cuando ella y Alice retrocedieron del diluvio siendo los escudos de Larissa
Alice se echó a reír y todos ellos unieron a la pequeña vidente. Edward pudo ver en la cabeza de Alice como había orquestado este momento perfecto y sabía que Bella los estaría mirando reír y jugar, luciendo tan felices y humanos e irrealmente ideales como una pintura de Norman Rockwell.
- Yo... creo que está bien - Le dijo Alice, vacilante, llamando la atención de Edward- Tu mente está decidida. Creo que podrás pasar la hora.
Pero Alice sabía muy bien lo rápido que podía cambiar una mente.
- ¿Por qué presionarlo, Edward? - Jasper le pregunto- Vete a casa. Tómalo con calma.
- ¿Cuál es el problema? - Emmett no estuvo de acuerdo- La matará o no la matará. También podría terminar de cualquier manera.
- No quiero mudarme todavía - Se quejó Rosalie- No quiero comenzar de nuevo. Estamos casi fuera de la escuela secundaria, Emmett. Finalmente.
- Okay, basta todos - Intervino Larissa por fin mientras se levantándose de su silla- Dejen de presionarlo si debe tomárselo con calma o no. A ustedes jamás estuvimos molestándolos de esta forma, así que silencio todos. Cuando terminen este comportamiento tan hostigarte me vuelven a incluir en su grupito.
Larissa tomo la bandeja vacía de la mesa para llevársela con ella, lo dejo en su lugar encima del bote de basura, estaba tan estresada por toda aquella situación. Camino apresuradamente hasta el salón de periodismo, quería estar a solas por primera vez en varios meses.
El sonido del corazón latente tan conocido para ella empezaba a acercarse con rapidez junto al aroma tan tranquilizante de su pareja. Escuchaba sus ligeros pasos rápidos dirigiéndose al salón donde estaba, la puerta se abrió casi de golpe, alzo su mirada contactándola con la mirada preocupada de su chica.
- ¿Qué pasa, cariño? Te vi salir demasiado molesta de la cafetería - Cerro la puerta detrás suya sin despejar su mirada de Larissa- ¿Hicieron algo tus primos para molestarte?
En serio quería contarle todo a su Angela, pero no sabía ni su naturaleza como para hacerlo, así que simplemente se encogió de hombros desviando su mirada para otro lado. Escucho el suspiro profundo de Angela salir de sus perfectos labios seguido de sus pasos acercándose.
Angela se sentó en sus piernas rodeándole el cuello con sus brazos dándole esa tranquilidad que solo ella podía hacerlo. Rodeo el cuerpo de Angela con sus brazos atrayéndola más a su cuerpo teniendo el cuidado para no lastimarla.
- Perdóname, amor - Se disculpo de varios minutos en silencio- Estoy estresada, es todo.
- Esta bien, cariño. Sabes que siempre estaré contigo - Le recordó a la vez que acariciaba el sedoso cabello rubio de Larissa- ¿Me quieres contar sobre lo que paso?
Larissa se quedó totalmente inmóvil y en silencio haciendo que Angela se aleje ligeramente para verla a los ojos. Podía ver su mirada desenfocada, como si buscará o escuchará algo más allá de sus capacidades al igual de ver como los engranes de su cabeza se movían con rapidez.
- Necesito contarte algo - Levanto lentamente la mirada hasta los ojos marrones de Angela- Pero tendrá que esperar hasta que lleguemos a tu casa o vayamos al bosque a nuestra cita.
- ¿Estás segura? ¿No te estoy presionando?
Verla tan preocupada por su persona y decisiones enterneció a Larissa, sacudió la cabeza negando aquellas preocupaciones que su linda humana.
- Para nada, honey. Estoy muy segura, es algo que te he querido decir hace un tiempo y no había encontrado el momento perfecto.
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