─ Comprende hijo, para nosotros no está siendo fácil decirte esto, sé que a tu edad todo parece más difícil y complejo de lo que es, por eso es que hemos tomado esta decisión ─ explicaba el señor Kim mientras permanecía junto a su aún esposa y frente a su hijo de 16 años a quien le explicaba la situación en aquella enorme y lujosa sala en cuero café, que tenía al centro una mesa de cristal y al fondo era iluminada por un ventanal hermoso que daba vista a un enorme patio engramado con flores en los costados.

─ Debes entender que esto no lo hacemos porque no te amamos, solo que hemos llegado a la conclusión de que ya no es saludable estar discutiendo frente a ti y vivir bajo el mismo techo sintiendo odio por el otro ─ habló esta vez la señora de casa, la madre del joven, trataba de hacerlo comprender que todo era por su bien.

─ ¿Un divorcio y un internado? ¡Eso es lo mejor para ustedes! ¿Por qué no me envían con mis abuelos? Les saldría más barato ─ espetó con enfado el joven que hasta ahora había guardado silencio.

─Tus abuelos solo quieren tu dinero, no les importa cuidar de ti, la mejor manera de que estés seguro es el internado y custodia compartida ─ replicó el señor Kim.

─ ¡Un internado donde no conozco a nadie, donde estaré solo y donde tampoco habrá familia!¡Pero claro, no puedo negarme porque soy menor! ─ vociferó con resignación y enojo el joven.

─ Eso es lo correcto, así que ya lo sabes, no vamos a discutir más, partes mañana por la mañana, ve a empacar lo que sea que vayas a llevar, la decisión ya está tomada ─ ordenó la señora para no pelear más con su hijo.

De esa manera la vida del joven Kim Taehyung empezaba a el año cambiando, aunque sabía que tarde o temprano sus padres iban a tomar caminos distintos, no imaginó que lo mandarían lejos de su hogar sin siquiera importarles lo que él podría sentir, ahora estaba más que desolado en su habitación.

En otra parte de la ciudad una situación diferente pero no más fácil se estaba dando y es que las vacaciones terminaban y para el joven Park era un calvario compartir la mesa con dos personas que parecían desconocidas pues pasaban más tiempo pendientes de sus equipos electrónicos atendiendo sus negocios y haciendo caso omiso de su presencia.

─ Mañana vuelves al colegio, espero que tengas ya todo listo, yo me iré de viaje y no podré ir a dejarte... ─ dijo el señor Park luego de soltar su teléfono para volver la mirada a su hijo y luego beber de su taza de café.

─ No te preocupes, no hace falta que lo digas, nunca espero que lo hagas... ─respondió el joven Park sin darle más importancia a lo que su padre le decía, con algo de desprecio.

─ Hijo debes entender que nuestros trabajos no dejan mucho tiempo para dedicártelo pero todo lo hacemos por tu bien, para que no te falte nada ─ alegó la señora Park notando la indiferencia en su hijo.

─ No creo que estés tan ciego que no te des cuenta de todo lo que hemos logrado, estas en una de las mejores instituciones del país, con prestigio internacional, deberías estar agradecido ─ espetó el señor Park molesto por la actitud del muchacho.

─ Por supuesto padre, perdona mi insolencia, supongo que quieres una ovación y que te respete como a una deidad pero no me nace, así que si me disculpan, este ambiente me asfixia ─ respondió molesto y dejó sus alimentos Para luego subir a su habitación.

─ Está en su etapa rebelde, no le hagas caso, pronto lo va comprender ─ habló la señora madre mientras mordía una tostada de pan para luego beber café.

De ese modo también había un joven en otra habitación sintiendo que la de sus padres estaba más enfocada en sus negocios que en el mismo, los adultos olvidaban que los jóvenes necesitaban más que bienestar económico.