PROLOGUE . . . !
BLACK CAT.

،، SOMEWHERE
IN NEW YORK CITY.

ERAN INCONTABLES LAS VECES EN LAS QUE LUCY GRAY HABIA AYUDADO A COMBATIR EL MAL, era algo que la hacia sentir tan libre y con la valentía suficiente como para ser una de las mejores superheroinas de Norte America.

Aun recordaba la primera vez que ella y Kitty se conocieron, dandole vida asi a la legendaria "Black Cat". Lucy Gray nunca pensó que ella sería la elegida para portar algo tan preciado como un Miraculous y tampoco pensó en toda la responsabilidad que tomaba ser una superheroina. Pero aquello era lo de menos, Lucy Gray amaba ser Black Cat y todo lo que significaba serlo.

Hoy era un día como los demás, Techno-Pirate había decidido hackear el gran centro de telecomunicaciones de Nueva York, y por suerte Black Cat estaba allí al rescate junto con Sparrow, Uncanny Valley, Majestia y los demás superhéroes.

— ¡Black Cat, rápido usa tu látigo para atrapar a Techno-Pirate antes que llegue a la torre! — el grito de Majestia hizo que la chica corriera hacia el villano, quien estaba a punto de tirar la torre de telecomunicaciones sobre Knightowl. — ¡Uncanny Valley, ve tras ella!

— ¡Cataclismo! — con un movimiento de manos, Black Cat logró transformar su pulsera en un latigo parpadeante de una intensa luz morada, y lo estiró lo mas lejos que pudo para atrapar a Techno-Pirate.

Sin embargo, para sorpresa de todos, algo empezó a suceder. Black Cat tenia una puntería perfecta, era muy difícil que la chica falle algún tiro, pero en ese instante la joven superheroina falló. Techno-Pirate, aprovechando la vulnerable situación en la que estaban, tomó el latigo de Black Cat, jalándolo tan fuerte que la hizo caer del edificio en el que estaban.

— ¡No, Black Cat! — gritó Hurricane, volando al rescate de su querida hija, quien caia al vacío intentando desesperadamente tirar su latigo hacia algun lugar de donde sujetarse y evitar caer. — ¡Mercury, atrápala!

La joven sentía como las lágrimas caían por su rostro al mismo tiempo que, sin saber que hacer, agitaba las manos frente a ella, como si intentara agarrarse del aire. Escuchó el familiar pitido que provenía de su anillo, dandole a saber que tan solo le quedaban minutos antes de volver a cambiar a su aspecto normal. Intentó usar su látigo una vez más, pero, de pronto sin poder explicar el por qué, Lucy Gray volvió a ser ella, dejando a Black Cat atras y a su Kwami desesperada por no saber que hacer para ayudarla.

— ¡Kitty! — gritó la joven, intentando tomar a su kwami pero estaba cayendo demasiado rápido y sabia que en cualquier momento iba a chocar.

— ¡No! ¡Lucy Gray! — el pequeño grito de la Kwami alertó a los presentes, quienes estaban tomando prisionero a Techno-Pirate y volando a su rescate.

La joven cerró los ojos, sintiendo como su pequeña amiga se escondía entre sus manos abrazandola con cariño, esperando a que llegue el impacto. Hasta que Mercury la atrapó metros antes que choque contra el frío cemento, y todo se volvió negro.

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— ¡¿QUE VOY A HACER AHORA?! Todo Nueva York cuenta conmigo para la inauguración del nuevo metro, sin contar las múltiples conferencias, entrevistas, fotos... — la pelinegra hizo una pausa, llevando sus dedos a la sien dándose pequeños masajes. — Esto no puede estar pasando.

En tan solo horas, muchas cosas habían ocurrido. Desgraciadamente gracias al repentino fallo de poderes de Black Cat y su casi mortal accidente el cual captó la atención de los superheroes presentes—, quienes hicieron lo posible por salvarla—, Techno-Pirate pudo dañar severamente la torre de telecomunicaciones, dejando a toda Nueva York incomunicada por horas.

Por otro lado, el fallo de sus poderes se debió a que su pequeña Kwami estaba enferma, algo extraño para ambas ya que Kitty nunca se habia enfermado, mas bien, durante estos meses habia estado mostrando su poder al máximo.

Lucy Gray no entendía lo que sucedía, era como si el poder de Kitty hubiera llegado a su punto mas fuerte, estabilizandose por completo; y de pronto, cuando menos se lo esperaba, falló.

— ¡Oh, Kitty! — sollozó la joven — Lo siento tanto... He estado mucho tiempo luchando contra el mal, debi de haberte dado un descanso...

— No es tu culpa Lucy, además, el mal nunca descansa. — susurró la pequeña Kwami, quien descansaba sobre su regazo, siendo calentada por la pequeña cobija que la envolvia. — Seguramente es solo un pequeño resfriado y...

De un momento a otro, Kitty no pudo terminar de hablar y empezó a convulsionar, asustando a la Lucy Gray quien empezó a llamarla por su nombre, pero la pequeña Kwami no reaccionaba.

— ¿Kitty? — gritó Lucy Gray, intentando reanimar a su pequeña amiga — ¡Kitty, por favor reacciona!

— M-maestro... — susurro Kitty, con las pocas fuerzas que le quedaban. — V-ve con él...

La pelinegra tomó a Kitty en sus manos, llevandola cerca a su pecho y salió de su habitación lo más rápido que pudo, gritando a todo dar por si alguien la escuchaba e iba a por su ayuda.

— ¡Llamen al maestro! — gritó Lucy Gray con las lagrimas mojando su rostro — ¡Llamenlo ya!

— ¿Lucy Gray, que sucede? — preguntó Jess, preocupada por su amiga.

— E-es Kitty — tartamudeo sin parar de llorar — De un momento a otro empezo a temblar... Necesito tu moto

— ¿Mi moto? — preguntó la castaña, levantando las manos y agitandolas en señal de negación — Mamá aun no me deja manejarla, si se entera que te la di me va a...

— Esto es de vida o muerte, Jessica. Si no llego donde el maestro, no se que pasara con Kitty... y sin ella no soy nada. — le suplicó — Por favor.

— Bueno, pero ten cuidado, estan vigilando la ciudad y si te encuentran te van a castigar y a mi me van a matar.

— Gracias — Lucy Gray abrazó a su amiga y esta le dio ls llaves de su moto. — ¡Te debo una!

— Me debes la vida, Lucy Gray — bromeó.

La pelinegra no perdió ni un segundo más, corrió lo más rapido que pudo hacia el estacionamiento donde se encontraba la preciada moto negra de Jessica Keynes.

— Me van a matar — dijo ella, negando con la cabeza mientras se trepaba en la moto para irse — Todo va a estar bien, Kitty.

La pequeña Kwami estaba arropada en una manta que Lucy Gray habia tejido especialmente para ella, dentro del bolso de esta, aun inconsciente.  La joven limpió sus lágrimas colocandose el casco sobre su cabeza, prendiendo la moto y saliendo de allí lo mas rapido posible.

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LUCY GRAY NUNCA HABIA EXPERIENTADO UN DOLOR TAN FUERTE COMO AQUEL DÍA, ver a Kitty en un estado tan vulnerable la hizo sufrir. Aquella kwami era todo para Lucy Gray, la consideraba mas que su amiga, era su familia y no iba a dejar que nada malo le pasara.

— Lo siento mucho Lucy Gray. — susurró el maestro, examinando a Kitty quien estaba echada sobre una manta. — Pero tu kwami esta muy enferma.

— ¿No hay nada que se pueda hacer? — sollozó, observando a lo lejos como Kitty intentaba comer — Por favor maestro, haga lo que sea necesario para que Kitty este bien.

El maestro empezó a deambular por la habitación, tocándose la sien al pensar en la opción más viable para poder ayudar a Lucy Gray y su kwami.

— Hay algo... — dijo observando el estante frente a Lucy Gray — Pero es demasiado peligroso...

— ¡Hare lo que sea! — insistió la joven — Pero por favor sálvela.

El maestro suspiró y con un movimiento rápido desbloqueó una extraña entrada en el estante de libros frente a ellos. Lucy Gray escuchó a Kitty llamar su nombre, la pelinegra volteó y corrio hacia su kwami para tomarla en sus manos.

— Quiero verlo — le susurró la pequeña Kwami, extendiendo sus pequeños brazitos para agarrarse a la mano de su portadora.

— ¿Ver qué, Kitty? — preguntó la pelinegra, extrañada — ¿Que hay ahí dentro?

— Sigueme. — la voz del maestro sonó como un eco profundo desde dentro del tunel oscuro, captando la atención de la pelinegra quien estaba ansiosa por descubrir lo que estaba sucediendo en aquel momento. — Una vez dentro sabrás la verdad y la solución para salvar a tu kwami.

La superheroina, con su kwami en las manos, se adentró al extraño tunel tras el estante en el pequeño edificio donde el maestro vivia, a las afueras de la gran manzana. Lucy Gray rogaba por que sus padres o su tía aun no se hayan enterado que habia desaparecido por completo de su habitación, donde deberia haber estado descansando luego del fuerte golpe que se dió en la pelea. Rogaba por que Jessica la este ayudando a cubrir su pequeña escapada y que Aeon descifre alguna forma para que ella pueda entrar al campus de superhéroes sin activar ninguna alarma.

Aquellos pensamientos se esfumaron en tan solo segundos cuando sintió un escalofrío profundo llenar su cuerpo. Levantó la mirada de su Kwami hacia lo que parecia ser un pequeño altar, rodeado de velas y escrituras extrañas en las paredes.

Se extrañó por completo al ver un libro, al medio de aquella habitación secreta, alumbrado por la tenue luz de las velas y la luz de la luna que entraba por un pequeño hueco en el techo. Dio unos cuantos pasos más, aun sintiendose temerosa y vulnerable al no saber lo que le esperaba.

Y cuando estuvo lo mas cerca posible, lo vió.

— Maestro — la pelinegra volteó rápidamente a ver al anciano tras ella — ¿Que es este lugar? ¿Por qué salgo en ese libro?

— Es un oráculo, querida Lucy Gray — habló el maestro acercandose a la joven — El oráculo que cuenta el pasado, presente y futuro de los kwamis gemelos y sus portadores...

— ¿Kwamis gemelos? — preguntó con un tono de sorpresa — Pero maestro, esa es una leyenda... un cuento que solian...

— Contarle a los niños antes de ir a dormir — terminó la oración, asintiéndole — No es una leyenda, nunca lo fué... La historia de los Kwamis gemelos es verdadera y me temo que mi peor miedo esta cumpliendose.

Lucy Gray estaba completamente asombrada, su atención estaba fija en el libro frente a ella mostrandole la escena exacta de lo que estaba pasando en ese instante: la joven con expresión asustada observando el libro y el maestro explicándole la historia.

La superheroina levantó la mirada, observando los dibujos y escrituras en las paredes de aquella habitación secreta. Vio a un chico, usando un traje de superheroe  igual de parecido que el suyo, sus ojos eran un verde tan profundo que podia hasta hipnotizarla, y a su lado se encontraba un pequeño Kwami igual a Kitty, solo que este tenia los ojos verdes.

— ¿Quien es él? — preguntó Lucy Gray, curiosa y ansiosa por saber la identidad de aquel atractivo superhéroe que portaba su mismo kwami.

— Es Chat Noir.

— ¿Chat Noir? — la joven se acercó a la enorme pared de piedra donde se encontraba la figura de aquel superheroe pintada junto a unas letras extrañas que no pudo entender — El miraculous de gato... ¿Lo tiene él tambien?

— Asi es. — asintió el maestro — Es el portador del gemelo de tu Kwami.

— No puede ser... — la joven llevo su mano libre a su boca, mirando a la pequeña Kitty descansando sobre su otra mano.

— No esta mintiendo, Lucy. — susurró Kitty — Chat Noir es el portador de Plagg, mi gemelo.

— ¿Por que nunca me dijiste sobre esto Kitty? — le preguntó. — Somos amigas y sabes que siempre nos contamos todo...

— No es su culpa. — interrumpió el maestro — Yo la hice prometer que no te contaría nada sobre esto hasta que llegue el momento indicado... Y ese momento es ahora. — Lucy Gray abrió la boca para hablar pero el maestro se adelantó — Dejame contarte la leyenda de los Kwamis gemelos...

"...Miles de años atras cuando se creó el universo, el caos y la destrucción nacieron de aquella hermosa creación. Era como si el universo supiera que al mismo tiempo que existía el orden y la vida, tenia que existir el caos y la destruccion. Y asi fue como del caos y destruccción nacieron dos pequeños kwamis gemelos tan poderosos que al juntarse podían ocasionar el fin de toda la vida en el universo.

Por esa misma razón, desde los tiempos mas antiguos se mantuvo en secreto la existencia de los kwamis gemelos. Nunca se podia dar a conocer que en esta misma realidad y en este universo existian dos kwamis quienes poseian el poder para derrotar a cualquiera, pero tambien poseian el poder que en manos equivocadas podria acabar con todo el universo y sus habitantes. Aquel secreto se mantuvo, gracias a todos los antiguos maestros quienes cumplian con su deber a toda costa, intentando nunca juntar a los portadores de estos, hasta que llegue el día en el que sus poderes se estabilicen por completo y puedan por fin estar juntos luchando contra el mal.

Pero había algo que hacía de esta historia algo peligrosa, si el poder de los gemelos se estabilizaba y ambos se mantenian mucho tiempo alejados, podian perderlos al punto de posiblemente morir.

Cuenta la leyenda que aquella fuerza caotica y destructiva tan poderosa no solo ocasionó la creación de dos kwamis, tambien fue creada una fuerza muchisimo más poderosa que cualquier otra en todo el universo, una fuerza que conectaba a dos almas gemelas mediante un hilo invisible, un hilo que era reforzado cada vez que los kwamis gemelos creacían y su poder se estabilizaba.

Los portadores de los kwamis, las almas gemelas, se caracterizaban por algo más allá de una poderosa unión, la cual era más fuerte que cualquier otro poder debido al hilo invisible que los unía; inclusive haciendo que ambos fueran aun más poderosos juntos.

Se decía que los portadores de los Miraculous de gato: Chat Noir y Black Cat eran los superheroes más poderosos de todo el mundo, y juntos tenían el poder d vencer a cualquier villano que se cruzara en sus caminos. Por tantos años se cuestionó la veracidad de aquella leyenda, se cuestionó si es que era posible que ambos superheroes podían llegar a tener tanto poder, se cuestionó si es que era posible que ambos pudieran unirse de tal manera tan poderosa. En realidad nunca se habia visto, pero todos los antiguos maestros sabían que en aquella leyenda había algo especial, que iba inclusive más allá de los kwamis gemelos, más allá de sus portadores, más allá de la galaxia o de las estrellas y planetas.

Asi que sí, podían existir tales almas gemelas, aquellos dos que porten los Miraculous y sean los indicados para llevar a sus Kwamis a desarrollar su máximo poder. La destrucción que sus Kwamis aportaban podrían carcomerlos por dentro, pero realmente no importaba; si ambas almas gemelas estaban juntas, sus kwamis podían estabiliarse, si ambas almas gemelas llegaban a unirse en cuerpo y alma podían llegar a tomar cualquier cosa que quisieran a través de la destruccion y el caos que les otorgaban sus Miraculous..."

Lucy Gray estaba atonita, sin saber que decir ante aquella gran revelación. Toda su vida había escuchado tantas historias sobre superhéroes, sus propios padres lo eran y ella tambien, pero nunca se le había pasado por la cabeza que aquel Miraculous que portaba podía ser uno de los más poderosos, capaces de destruir todo a su camino o vencer a cualquier villano.

¿Por qué Kitty habia enfermado de repente? Era la primera vez que a la pequeña Kwami le pasaba algo de esa magnitud, al punto de hacer que Lucy Gray se transforme a su aspecto normal muchisimo antes que se acabe el tiempo.

¿Por qué recien ahora se esta enterando de aquella historia que la involucraba? Había escuchado la tantas leyendas de los Kwamis gemelos pero ninguna de ellas la mencionaba.

Lucy Gray tenía tantas preguntas que sentía que en cualquier momento su cerebro explotaría.

— Se que tienes muchas preguntas, querida Lucy Gray — habló por fin el maestro, mirando a su aprendiz — Y prometo respondértelas todas, pero ahora lo importante es que Kitty se reuna con Plagg antes que sea demasiado tarde. Si nos demóramos, corres el riesgo que Kitty empeore... y muera.

— ¿Donde encuentro a Plagg? — preguntó la joven asustada.

— El otro portador del Miraculous de gato se encuentra en París — respondió — Una vez allí tienes que hacer lo posible por qué ambos gemelos se reunan, ya sea en sus formas de superheroes o en sus aspectos normales.

— Pero, ¿como sabré quien es el portador de el Miraculous? No se su nombre, ni como se ve...

— Nunca debes saber su identidad, Lucy Gray — le advirtió el maestro — Por nada del mundo deben revelarse sus identidades el uno al otro si no quieres que algo malo ocurra.

— ¿Que va a suceder si revelamos nuestras identidades? — volvió a preguntar, aún mas intrigada por aquella repentina confesión — Maestro, mi familia sabe mi identidad, al igual que mi identidad de superheroina. Nunca ha pasado nada...

— No Lucy Gray — la interrumpió con un fuerte golpe en la pared — Prométeme que no revelarán sus identidades hasta que el momento indicado llegue.

Lucy Gray suspiró, mirando melancólicamente la figura de Chat Noir frente a ella dibujada en la gran pared de piedra. Tenia tanta curiosidad de saber quien era, la intriga la carcomía por dentro al querer descubrir la persona de los ojos verdes tras la mascara.

Pero al mismo tiempo sentía miedo de que algo malo pueda pasarles, especialmente a Kitty y a Plagg. Asi que con el dolor del corazón pronunció las palabras — Lo prometo.

Sin saber que en ese momento había sellado su destino h que pronto su vida cambiaría para siempre. La curiosidad mató al gato, ¿verdad?

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HOLA! que emoción hace mucho no escribo y me moria por ya empezar esta fic, ando re corta de inspiración y admito que el primer prólogo no quedo tan bonito como me hubiera gustado (ojo es la primera vez que hago un prologo tan largo no puede ser), en fin espero que a ustedes si les guste! en unos dias publicaré el prólogo de chat noir <3
quiero agradecerles por todo su apoyo y por recibir tan bien la fic! espero les guste y prometo actualizar mas seguido<3
me ayudarian demasiado si pudieran tomarse el minimo de tiempo que toma votar y comentar, en verdad ver los votos y comentarios es muy bonito y me ayuda a continuar la historia! nunca esta de más mostrar apoyo a los escritores.

✪ 𝑏𝑟𝑖𝑎𝑛𝑛𝑎 𝑚𝑎𝑙𝑓𝑜𝑦.
〔⠀17/05/2021⠀〕