16 años despues

—¡Feliz cumpleaños, mi amor!—exclamarón Sirius y Iolanthe.

—¡Felíz cumpleaños, Draco!—dijeron dos chicos.

Draco se levanto de su almohada mirandolos con los ojos entrecerrados, miro el reloj de la pared y regreso la vista a su familia.

—Son las ocho de la mañana. —se quejo adormilado.

—Tú no me pediste horario para nacer así que te aguantas.— sonrió Iolanthe besando su frente.—¡Ahora, todos a arreglarse! ¡La fiesta inicia a las dos!—aplaudio repetidas veces.—¡Barty, Jamie-Rem! ¡Levanten a su hermano!

Barty  y Jamie  saltaron sobre su hermano, jugando los tres. La familia Black tenía tres hermosos hijos, Draco Malfoy, Barty Black y Jamie Black. Draco Malfoy era la viva imagen de su padre, completamente opuesto a sus hermanos. Barty tenía el cabello rojo desordenado y los ojos grises, mientras que Jamie tenía el cabello negro ondulado y los ojos castaños.

Draco Lucius Malfoy estaba cumpliendo 17 años y esa misma tarde vendrían toda la familia para festejarlo. Los años habían pasado y el joven iba a su último año a Hogwarts. Estaba en la casa de Slytherin y era premio anual, así como buscador del equipo de Quidditch. 

Jamie-Rem Black tenía 14 años, pertenecía a la casa de Gryffindor y iba para su cuarto año de Hogwarts. Era cazadora en el equipo de Quidditch.

Barty Black tenía 15 años, pertenecía a la casa de Slytherin y iba para su quinto año de Hogwarts. No jugaba al Quidditch pero era un bromista empedernido.

La familia Black terminó los preparativos para la fiesta justo a tiempo y fueron recibiendo a los invitados:

Alessia y Regulus Nott llegaron con sus mellizos: Theodore Nott, fisicamente identico a su padre, y Blaise Nott, fisicamente identico a su madre. Ambos de 15 años, pertenecientes a la casa de Slytherin. Bateadores del equipo de Quidditch.

James y Pandora Potter llegaron con sus hijos: Harry Potter, fisicamente identico a su padre pero con los ojos de su madre. Tenía proximamente 17 años y era el buscador del equipo de Gryffindor. Luego estaba Luna Potter, fisicamente identica a su madre, de 15 años, perteneciente a la casa de Ravenclaw. Y por último estaba Siri-Rem, su hija de 14 años perteneciente a la casa de Gryffindor.

Severus y Lily Snape llegaron con su hija: Eileen Snape de 16 años, perteneciente a la casa de Gryffindor y fisicamente identica a su madre.

Remus y Narcisa Lupin llegaron con su hijo:  Severus Lupin, de 16 años, perteneciente a la casa de Slytherin y fisicamente identico a su madre.

Con el paso de las horas fueron llegando más personas, entre ellos muchos alumnos de Gryffindor y Slytherin, amigos de Harry y Draco (quienes cabe mencionar eran mejores amigos).

—Draco, ven aquí mi hermoso Dragón.—llamó Iolanthe.

—Pero, mamá...vamos a partir pronto el pastel.—dijo Draco.

—Será rapido.—prometió ella y le extendió su mano.

Draco la tomó con confianza y un tirón en su estomago le hizo notar que se habían aparecido. Estaban en un elegante despacho de tonos sobrios. Draco no pudo evitar notar que era muy de su agrado y Iolanthe sonrió al notar el brillo en los ojos de su hijo.

—Era el despacho de tu padre.—dijo Iolanthe y sacó una llave.—Ya tienes 17 años, por lo que su herencia te pertenece. En el cajón derecho hay algó que el quería darte personalmente, creí que sería bueno que lo hicieras aquí mismo.

Draco tomó la llave con las manos temblorosas y su madre le sonrió con confianza. Se sentó en el asiento de cuero y abrió el cajón derecho con aquella llave que le dio su madre, encontrando una bolsita de terciopelo y una carta con su nombre, la cual abrió:

Querido Draco

Si estas leyendo esta carta, es porque mi mayor temor se ha cumplido y he muerto antes de poder verte crecer grande y fuerte. Quizá estes avergonzado de tu procedencia, se que el hecho de que tu padre fuera un mortífago no ha de enorgullecerte, pero te puedo afirmar que yo siempre ame mucho a tu madre y te ame desde el primer momento en que abriste los ojos.

Quisiera poder darte consejos, pero quizá no serían los mejores, supongo que tu madre es mejor en ese aspecto, ella siempre fue muy buena en todo. Pero si puedo darte uno: ama y respeta a tu pareja eternamente, y da la vida por tu familia.

Estoy seguro de que si estas leyendo esto es porque ya tienes los 17 años, así que feliz cumpleaños mi pequeño y valiente Dragón. Eres un orgullo para la familia Malfoy y también debes sentirte orgulloso. Como lo he dicho antes, eres un Malfoy y eso no es cualquier cosa.

En la bolsa de terciopelo que se encuentra junto a esta carta, hay un reloj de bolsillo. Es una tradición que cada mago que cumpla 17 años debe tener uno y aunque es probable que Black te haya dado uno, no pierdo nada dandote el mío.

Le dije a tu madre que lo había comprado, pero la realidad es que es el mismo que yo usaba. 

Siempre te amare, y ten en cuenta que estoy muy orgulloso de ti.

Te ama,

Lucius Malfoy.

 Draco se limpio los ojos con cierta verguenza y su madre lo abrazo desde atrás. Miró el reloj de su padre y se lo colocó con orgullo.

—No estoy avergonzado, papá.—pensó.—fuiste valiente hasta el final.

—Gracias, mamá.—dijo sonriendo a su madre.

—De nada, cariño. Ahora, este es mi obsequio.—dijo extendiendole una cajita de terciopelo, Draco abrió los ojos sorprendido al ver que era un costoso anillo de diamantes.—Tu padre me lo dió. No me lo dijo, pero luego descubrí que había sido de su madre, por lo que supongo que era algún tipo de tradición que deberás pasar a tu futura esposa. —besó su frente.

—Te amo, mamá.—la abrazo.

—Y yo a ti, mi hermoso Dragón.—sonrió Iolanthe.—Ahora vamonos antes de que tu padre destruya la casa.

Riendo, volvieron a aparecerse en el jardín, donde Sirius rapidamente abrazo a Draco por el cuello y grito entre lagrimas de orgullo:

—¡MI CACHORRO YA TIENE 17! ¡MI CACHORRO ES ADULTO!

—Papá.—lo miró sonrojado.

Sirius se llevo a Draco junto a los amigos de este, mientras que Narcisa, Regulus y Severus se acercaron a Iolanthe, contemplando la escena frente a ellos con una sonrisa.

—Como pasa el tiempo, ¿no creen?—dijo Narcisa.

—Aunque parece que algunas cosas nunca cambian.—dijo Regulus señalando con la mirada.

Iolanthe contemplo a una chica pelirroja conversar timidamente con Draco, quien le sonreía elegantemente. Parecía más chica que el, quizá de la edad de Barty o un año mayor. De pronto, Barty se acercó a ellos y abrazo con fuerza a la chica, gritando:

—¡Te amo, manzanita! ¡Gracias por las galletas!

—¡Barty! ¡Deja a mi rojita!—lo riño Draco.

Iolanthe sintió sus ojos escoser y sonrió conmovida. Casi podía verse a si misma con Lucius y Barty. 

—No, parece que algunas cosas nunca cambian.—dijo Iolanthe.

Los cuatro Slytherin chocaron sus copas.

—Por Lucius y Barty.—brindaron.

—¡Mi amoooooor!—grito Sirius corriendo a abrazarla.—¡mi vida hermosa! ¡mi fresita preciosa!

—¿Qué rompieron?—Iolanthe lo miro divertida.

—¡Fue James!

—¡No es cierto!

Todos comenzaron a reir y los cuatro Slytherin volvieron a mirarse, compartiendo una mirada complice entre sí. Los caídos habían dado su vida por el futuro que tenían, ahora solo quedaba honrarlos a todos ellos: a Theodore, a Lucius, a Barty. 

Iolanthe sonrió, no había más mago oscuro y sus hijos y familia estaban a salvo. Su esposo corría divertido junto a su hermano. Su familia estaba unida.

Todo estaba perfectamente bien. 

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Y este es el epílogo, el cual lo quise más enfocar en Draco. Los amo y los leere en mis otras novelas, por cierto, mañana publicare la sinopsis de otra nueva historia, para que esten pendientes en mi twitter y en mi perfil de Wattpad.

Los amo!