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Capitulo 8

Para el comienzo de las primeras clases, Iolanthe y Narcisa ya estaban juntas. Narcisa se encontraba furiosa ante el hecho de que Lucius se había ido a quien sabe donde despues de acostarse con Iolanthe, pero la susodicha estaba de lo más tranquila. A pesar de que Lucius era muy guapo e inteligente, Iolanthe no sentía hacia el más que una gran atracción. Más aparte, también sabía que Lucius no era hombre de una sola chica, por lo que si se fue con otra, no le hubiera sorprendido.

—Es un imbécil. Mejor te hubieras acostado con Sev.—espetó Narcisa, furiosa.

—Cissy, pasa la página. En realidad no me importa.—se encogió de hombros con tranquilidad.

—¡Pero es que...! ¡No hay justificación! —se quejo cruzada de brazos.

En ese preciso instante, Rodolphus y Rabastan corrieron hasta ambas chicas, jadeantes y palidos.

—¡Lanthy! ¡Te necesitamos en la sala común, ahora!—dijo Rodolphus.

—Pero voy a clases y...¡AH!—grito Iolanthe en cuanto Rabastan la cargo sobre su hombro y comenzaba a correr de regreso a las mazmorras.

—¡OYE!—exclamo Narcisa siguiendolos.

Para cuando Iolanthe volvió a tener los pies sobre la tierra, se dió cuenta que estaba en el cuarto de Lucius, el cual compartía con los hermanos Lestrange y Amycus Carrow, pero en el lugar no había nadie más que un hurón albino y una pequeña tortuga, ambos sobre la cama.

El hurón mordía el caparazón de la tortuga, quien movía sus extremidades desesperada. Iolanthe casi podía jurar que estaba llorando.

—Eh...¿Bastían, que ocurre?—pregunto confundida.

—¡Oye!—grito Narcisa golpeando a Rabastan con su mochila.—¡No vuelvas a robarme a Lanthy o hare que Bellatrix te lanze uno de sus crucios!—amenazó y el chico trago hondo, aterrado ante la amenaza. Detrás de ella llegó Rodolphus.

—Lo sentimos, Lanthy. Pero eres la mejor estudiante de Transformaciones y necesitamos una ayuda aquí.—dijo Rodolphus señalando a los animales.

—Oh. Por. Dios.—susurró Cissy comprendiendo al instante.

—No es cierto.—dijo Iolanthe con los ojos abiertos y volteo a ver a los animales.

El hurón se escondía debajo de una almohada, casi podían jurar que estaba sonrojado y muy avergonzado. La tortuga parecía casi mirarla con ojos llorosos y las extremidades delanteras juntas, como si rezara.

—¡OH POR DIOS!—grito Narcisa rompiendo en carcajadas y se asomo por la puerta.—¡SEV! ¡REGGIE! ¡VENGAN!

Quince minutos despues, en la habitación estaban los hermanos Lestrange.  las hermanas Black junto a su primo Regulus. Severus Snape, Barty Crouch Jr, Alecto Carrow y Iolanthe Potter. Todos mirando divertidos a ambos animales.

—Bueno, ya. Basta de burlas, los regresare a la normalidad.—dijo Iolanthe alzando su varita.

—Espera.—dijo Regulus y sacó de la bolsa de Iolanthe su camara.—Sonrían.—miró divertido a los animales, quienes eran sostenidos por los hermanos Lestrange.

Al parecer Lucius si que había dormido con Iolanthe, pero se levanto una hora antes que ella y había salido del cuarto para buscar algo de tomar, cuando de pronto un borracho Amycus dijo que quería probar un hechizo con el. De broma comenzarón una pelea que termino en ambos convertidos en animales, todo siendo observado por Rodolphus, quien simplemente los había tomado entre brazos y llevado con el a la habitación donde había dormido con su hermano, Bellatrix y Severus. 

Ya despues lo arreglaría.

Y ahora estaban ahí. Todos reunidos, burlandose de ellos y esperando a cuando Iolanthe los regesará a la normalidad, pues era la unica con la suficiente habilidad para lograrlo. Incluso los mayores lo admitían.

—Ya, dejenlos.—espetó Iolanthe y se acomodó las mangas.

Iolanthe pronunció el contra hechizo y despues de un movimiento de varita, Lucius Malfoy y Amycus Carrow volvieron a la normalidad.

—¡LARGO DE AQUÍ!—grito Lucius furioso en cuanto sus amigos comenzaron a reirse a carcajadas.

Saco a todos de su habitación, excepto a Iolanthe, a quien cargo y coloco sobre su escritorio y escondió su rostro en el cuello de la chica. Iolanthe lo abrazo con una calida sonrisa, acariciando de arriba abajo su espalda.

—Eras un huroncito muy bonito.—comento Iolanthe.

—Lanthy.—dijo Lucius amenazante y ella río.

Lucius acuno el rostro de la chica entre sus manos y le dió un largo y tierno beso. Al terminar, junto su frente con la de ella y acarició las piernas de la chica por debajo de la falda.

—Gracias por regresarme a mi forma.—dijo avergonzado y ella asintió con una sonrisa divertida.

—No es nada, será una buena anecdota para cuando seamos adultos.—se burló ella.—se la contaré a Draco.

—¿Draco?—Lucius frunció el ceño, pensando que quizá se tratará de algún chico detrás de ella.

—Así se llamará mi primer hijo, Draco.—afirmó Iolanthe con seguridad con una sonrisa orgullosa, puesto que su mayor sueño era ser madre y formar una feliz familia.

—Draco...me gusta—dijo Lucius con una sonrisa de lado.—Draco Malfoy es un muy buen nombre.—aseguró antes de volver a besarla.

(...)

Por la noche, despues de que los chicos hubieran asistido a sus demás clases y justificarán las que perdieron con ayuda de su jefe de casa, el profesor Slughorn, todos estaban tranquilamente acostados en los sofa frente a la chimenea. Narcisa se levanto de las piernas de Severus y suspiró pesadamente.

—Me voy, tengo guardia.—dijo haciendo gala de su puesto como prefecta, el cual obtuvo despues de que Iolanthe le rogará que lo tomará ya que ella no quería serlo.

—Suerte, Cissy.—deseo Iolanthe acostada sobre el pecho de Lucius, quien acariciaba sus cabellos mientras leía.

—Gracias.—sonrió y salió de la sala común.

Narcisa camino hasta las cocinas, donde el tercer piso, donde le tocaba guardia. Espero unos diez minutos, hasta que justo a tiempo apareció su compañero de guardia.

—Buenas noches, Narcisa.—saludó educamente Remus.

—Buenas noches, Lupin.—saludó Narcisa con indiferencia.

Patrullaron en completo silencio. Narcisa Black y Remus Lupin no eran amigos, pero se trataban educadamente debido a que casi siempre terminaban juntos en los asuntos que les competían como prefectos. 

De repente, unas cuatro cucarachas volarón por encima de sus cabezas y Narcisa soltó un grito de terror, escondiendose detrás de Remus, quien la miraba divertido.

—¡Deja de burlarte y matalas! ¡Me dan mucho miedo! ¡Por favor!—imploró con los ojos llorosos.

Al ver el verdadero terror en los ojos de Narcisa, Remus rapidamente sacó su varita y se deshizo de dichos insectos. Tomó a Narcisa de los hombros y se los froto, buscando tranquilizarla.

—Calma, Narcisa. Ya no estan, lo prometo.—dijo Remus con voz suave.

Narcisa dejó de temblar y lo miró avergonzada.

—No creas que soy infantil...es que...

—Tranquila, todos tenemos miedo de algo.—sonrió cansinamente.

—Mi madre...cuando se enoja conmigo me encierra en un cuarto lleno de cucarachas. Sabe que las odio y lo hace para torturarme cuando Bella le cuenta que no me porto como debería.—masculló desviando la mirada.

—Tú madre esta loca.—espeto Remus con el ceño fruncido.—Eres una chica maravillosa, no tendría que tratarte así.

Remus se sonrojo y Narcisa sonrió levemente.

—Eres una buena persona, Remus Lupin.—afirmó con calidez y despues volvió a su mascara de frialdad.—pero si le cuentas a alguien de esto, juro que te cortare los huevos.

Dicho esto, se fue rumbo a su sala común, dejando detrás a un divertido y a la vez preocupado Remus.



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