—Te ves hermosa, Lanthy.—dijo Alessia con una sonrisa emocionada.

—Simplemente perfecta.—dijo Narcisa.

—Preciosa.—dijo Lily.

—Mi galletita es divina.—dijo Pandora.

—Si, bueno, si Kreacher continua apretando mi corset, no habrá una novia esta noche.—se burlo Iolanthe con una mueca.

—Perdón, amita Lanthy...si gusta le dejo más suelto.—dijo Kreacher bajando las orejas.

—No te preocupes, Kreacher.—sonrió Iolanthe amablemente.

—Si, no te preocupes, Kreacher.—dijo Narcisa.— y aprietale hasta que se le salga un pulmón y tenga una cinturita.

Un año había pasado desde los sucesos en la guerra, desde la caída del temido Lord Voldemort y hoy era un día muy importante para todos, pues hoy era la boda entre Sirius Black y la mundialmente conocida, Iolanthe Potter, alías "Salvadora del mundo mágico".

—Si apreta un centimetro más no podre respirar y llegare muerta al altar, Cissy.—dijo Iolanthe haciendo un puchero y todas rieron.

—Ya estas lista.—dijo Narcisa con unas sonrisa orgullosa.

—Te dejaremos sola, no olvides salir en menos de cinco minutos o Sirius se colgará de un puente.—se burló Lily.

—De acuerdo.—dijo Iolanthe.

Las chicas salieron de la habitación y Iolanthe camino hasta el espejo de cuerpo completo que estaba pegado en la pared. Suspiró sintiendose completamente feliz y dichosa.

Su largo y usualmente desordenado cabello rojo estaba completamente manejable y caía en caireles en un elegante recogido que reposaba sobre sus hombros. Usaba un vestido de novia con cola de sirena, algunos encajes, escote profundo y hombros anchos.

El maquillaje era brillante y sencillo, de sombras rosadas con glitter, rubor, delineado negro y un precioso labia rojo cereza. Llevaba los pendientes que su madre, Euphemia, había usado en su boda, así como el collar de diamantes que le regalo James para que lo usara hoy mismo.

Bajo la mirada y contemplo el anillo de compromiso que Sirius le había dado. Un precioso anillo de oro rosado trenzado en pequeños diamantes y que culimanaba con un diamante en forma de cerezo, la flor favorita de Iolanthe.

—Es hora.—murmuró para si misma.

Salió de la habitación que solía ser de sus padres y se dirigió hasta la puerta trasera, donde Severus y Regulus, enfundados en sus mejores tunicas de gala, la esperaban con una sonrisa.

—Si quieres huir aun estas a tiempo.—dijo Regulus con burla.

—Cierto, podríamos ir a Las Vegas y nos casamos los cuatro.—sugirió Severus.

—El políamor no va conmigo.—dijo Iolanthe riendo.

—Te ves preciosa, Lanthy.—dijo Severus besando su mano izquierda.

—Sumamente hermosa, cariño.—dijo Regulus besando su mano derecha.

—¿Lista, Lanthy?—preguntaron ambos, ofreciendo sus brazos.

—Nunca estuve más lista.—admitió Iolanthe con una enorme sonrisa.—Ni cuando me enfrente a Voldemort, lo juro.—los tres rieron y comenzaron a caminar justo cuando la música daba inicio.

La boda se estaba llevando a cabo en la Mansión Potter, más precisamente en el jardín trasero, donde ahora caminaban por un sendero marcado de flores. Unos metros más delante de ellos estaban el pequeño Harry sujetado a la mano de Kreacher, aventando arroz al suelo, y Draco sujetado a la mano de Dobby, el elfo que le heredo su padre, lanzando petalos al sulo. Ambos niños tenían ya un año y medio, y estaban vestidos con unos pequeños y elegantes trajes negros.

En el altar estaban, del lado de las novia, las damas de honor: Lily Snape, Pandora Potter y Alessia Nott. Mientras que la madrina era nada más y nada menos que la mismisíma Narcisa Lupin.

En el lado del novio estaban como asistentes de honor: Remus Lupin y (en cuanto dejarán a Iolanthe junto a Sirius) Severus Snape y Regulus Nott. Mientras que el padrino era, obviamente, James Potter.

En los asientos de parte de la novia habían cuatro lugares vacios, en memoria de Euphemia Potter, Fleamont Potter, Theodore Nott y Barty Crouch Jr.

Iolanthe no aparto un lugar para Lucius, ella sabía perfectamente que de el estar vivo jamas hubiera asistido a la boda, y probablemente se quejaría una eternidad en donde quiera que este en el cielo si se enteraba que le había dejado un lugar en su memoria.

Casi todo Hogwarts estaba invitado a la boda, más que nada por ser amigos del novio. Así como también muchos maestros estaban invitados, mayoritariamente por Iolanthe.

—Cuidala.—dijo Severus.

—La dañas y te mato.—dijo Regulus.—aparte me conviene, me quedo con la herencia.

—Ya vayanse.—dijo Sirius con diversión, tomando la mano de Iolanthe.—¿Y si huimos y nos casamos en Las Vegas?—susurró al oído de Iolanthe.

—Y dices que no tienes similitudes con mis amigos.—susurró Iolanthe burlona.

—Queridos amigos.—dijo el Ministro de Magia.—Estamos aquí reunidos para unir en sagrado y mágico matrimonio a Sirius Black y Iolanthe Potter...pero antes de continuar, si hay alguien que se oponga a este matrimonio, que hable ahora o calle para siempre.

De inmediato las manos de Regulus y Severus se alzaron en el aire, las cuales bajaron en cuanto Narcisa y Iolanthe les lanzaron sus ramos.

—Eh...—balbuceo el ministro, notablemente divertido.— entonces continuemos.

Si a Iolanthe le hubieran preguntado, que parte de la boda le gusto más, probablemente no diría que la ceremonía, puesto que durante todo ese trayecto, Iolanthe no dejo de recordar todo lo vivido en los ultimos dos años:

Sus planes de escape con Narcisa, Severus y Regulus; su noviazgo con Lucius; la muerte de sus padres; ella persiguiendo a Voldemort por todo el colegio; el secuestro de Narcisa y Theodore; la muerte de Theodore; el nacimiento de Draco; la muerte de Barty y Lucius; la caída de Voldemort.

Y finalmente estaba ahí, en su boda con Sirius Black.

—Iolanthe Euphemia Potter, ¿aceptas a Sirius Orion Black como tu legitimo esposo para amarlo y respetarlo por el resto de sus vidas?

—Acepto.—dijo Iolanthe con una gran sonrisa.

—Sirius Orión Black, ¿aceptas a Iolanthe Euphemia Potter como...?

—¡Si!—lo interrumpió Sirius.— ¡Claro que acepto! ¡Llevo esperando esto desde los 12 años!—exclamo y todos rieron.

—Entonces, ¡los declaro marido y mujer! ¡Puede besar a la novia y un aplauso para el matrimonio Black Potter!

Sirius tomó a Iolanthe de la cintura y la besó apasionadamente, siendo vitoreados por todos los invitados. En cuanto se separaron, se voltearon sonrientes a ver a todos.

Iolanthe no podía sentirse más feliz y dichosa. Draco corrió ayudado por Dobby y fue cargado por Sirius.

—¡Vamos a festejar, cachorro!—exclamo Sirius.

—¡FIESTAAAAAA!—grito James abriendose el saco.

—Gryffindors idiotas.—dijeron los Slytherin con diversión.

Todo había terminado, estaban bien. Felices, casados, completos.

Y Iolanthe se encargaría de que siempre continuara así.

FIN

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Siguiente episodio es el epilogo y lo subire entre la media noche y la una de la madrugada hora méxico por si gustan esperarlo.

Debo admitir que me siento muy feliz de haber culminado otra historia del mundo de Harry Potter y les agradezco a todos su apoyo en mis novelas. Los amo muchisimo y espero hayan disfrutado leyendo esta novela como yo lo hice al escribirla.