Capitulo 24
Pandora desperto sintiendo su cuerpo pesado y cansado. Soltó un pequeño bostezo y se incorporo en la cama, haciendo que la sabana cayera y mostrara su torso desnudo. Confundida, vio un brazo musculoso y varonil aferrado a su cintura.
Cerro los ojos e intento tranquilizar su respiración. Le rezó a todos los magos antiguos y dioses muggles que conocía y poco a poco se fijo en la persona a su lado.
James Potter reposaba dormido boca abajo a su lado, desnudo y aferrado a su cintura.
—Puta madre.—susurro Pandora pasandose una mano por el rostro.
—Mmmm.—James abrió levemente los ojos y se acerco más a la cintura de Pandora, dejando un casto beso en la espalda.—buenos días.
—Dime por lo que mas quieras que usaste algún hechizo anticonceptivo.—dijo Pandora.
James se incorporó de golpe en la cama, mirandola con los ojos abiertos y Pandora considero que estaba realmente palido.
—No...—susurró James.
—Ay no...—susurró Pandora.
Y mientras ambos jovenes entraban en panico en la habitación, en la planta baja Theodore se encontraba recogiendo las cosas del comedor cuando vio bajar a Narcisa con los ojos rojos y las ojeras marcadas.
—¿Qué ocurre, Cissy?—pregunto Theodore, preocupado.—¿Lupin te hizo algo anoche?—cuestiono frunciendo el ceño.
—Remus ni siquiera durmio conmigo.—respondió Narcisa con la voz ronca.—Se fue a dormir al cuarto que usas cuando no estas con Reggie. Dormí sola.
—Ya veo...¿quieres acompañarme al supermercado? Te serviria para distraerte—ofreció Theodore con una sonrisa, quitandose su mandil blanco que decía en letras grandes y rojas: Reggie Lover.
—¿Irás otra vez al supermercado? Pensé que habías comprado todo con Lanthy y Regulus el otro día.—dijo Narcisa, confundida.
—Si, compramos lo suficiente para dos semanas, pero con la visita de estos leones más de la mitad de la despensa ha desaparecido. Así que ahora no queda de otra mas que ir a comprar más comida— se burló.—Entonces, ¿vienes?—pregunto señalando la puerta.
—Seguro. Vamos, pero me compras un dulce.—dijo Narcisa con una sonrisa juguetona.
—Trato hecho.—sonrió Theodore.
—Dejare una nota a Lanthy.—dijo Narcisa y despues de escribir la nota, salieron de la casa.
La casa estaba ubicada en un pequeño y muy discreto pueblo muggle. Muy alejado de Londres, y a pesar de lo seguro del area, ellos aún preferían aparecerse en algún pueblo muggle aleatorio para poder hacer sus compras. De esa manera no podrían rastrearlos.
Realizaron las compras en completa tranquilidad. Theodore era usualmente bastante callado, pero con sus amigos demostraba su alma alegre y juguetona. Salieron riendo del supermercado, Theodore le relataba a Narcisa sobre la vez que Regulus y Iolanthe se vistieron de panditas para el cumpleaños de Barty.
Una enorme explosión causo el derrumbe del edificio junto a ellos y Theodore se lanzó sobre Narcisa y lanzo un hechizo sobre ambos, protegiendolos. En cuanto todo paso, escucharon gritos, llantos, gente corriendo y hechizos sobre sus cabezas. Ambos sintieron un enorme terror.
Los mortífagos estaban atacando el pueblo.
—¡Ahí!—grito uno de los mortífagos, señalando donde Theodore y Narcisa se levantaban.
—¡Crucio!
Narcisa y Theodore recibieron la maldicion imperdonable y sus gritos resonaron a la par que la de los muggles que estaban siendo torturados y asesinados. Los torturaron hasta que perdieron el conocimiento.
—¡CISSY!—grito Iolanthe, levantandose abruptamente.
—¡¿Qué pasa?!—pregunto Sirius, levantandose asustado ante el grito de su novia, quien salía rapidamente de la habitación.
—¡REGGIE! ¡SEV! ¡THEO!—los llamaba Iolanthe bajando las escaleras.
Absolutamente todos salieron confundidos de las habitaciones hasta llegar con Iolanthe, quien tomaba su varita y se ponía una chaqueta.
—¿Qué estas haciendo?—pregunto Pandora.
—¡Los mortífagos capturaron a Cissy!—exclamo Iolanthe con lagrimas descendiendo de sus ojos.
—¿Cómo lo sabes?—pregunto Remus con preocupación.
Iolanthe en respuesta saco su collar de estrella, regalo de Narcisa.
—Ambas tenemos uno igual, nos permite sentir y ver cuando estamos en riesgo. ¡Tenemos que ir por ella!
—Theo también esta con ella, ¡maldición!—dijo Regulus al leer la nota que les habían dejado.
—¡Mierda!—mascullo Severus buscando su varita.
—¡Ey, ey, ey, ey, ey!—exclamo Pandora sujetando a Iolanthe.—¡Tu no vas a ningún lado! ¡Estas embarazada estúpida!
—¡¿QUÉ?!—gritaron todos menos Sirius.
—¡TENGO QUE IR POR CISSY!—grito Iolanthe.
—¡No!—dijo Sirius tomandola de los hombros—Nosotros iremos a revisar el area, tu quedate con Pandora.
—¡¿Lucius es el padre?!—gritaron Severus y Regulus.
—¡¿Desde cuando estas embarazada?!—exclamo James.
—¡¿Y cuando pretendias decirme?!—reclamo Regulus—¡¿Cuando la criatura ya caminara y me dijera tío Reg?!
—¡¿Cómo carajo es que estas embarazada de Lucius?!—grito Severus.
—¡¿No se supone que sere el padrino de tus hijos?!—siguio reclamando Regulus.—¡¿Cómo voy a ser el padrino si no se ni que existen?!
—¡YA CALLENSE!—grito Iolanthe sin parar de llorar.—¡ESTOY EMBARAZADA DE LUCIUS, SIRIUS LES CONTARA LO DEMÁS! ¡VAYAN POR CISSY O YO MISMA IRE!
Inmediatamente todos los varones desaparecieron de la casa. Se aparecieron justo en el supermercado que Theodore les marcaba en la nota. Todo el pueblo estaba destrozado, las casas en llamas, cuerpos mutilados, niños colgados y la marca tenebrosa en el cielo.
—Cissy...—susurró Remus olfateando su aroma.
Gracias al olfato super desarrollado de Remus, por sus genes como licantropo, llegaron hasta un edificio departamental que había sido derrumbado. Regulus lanzo un antiguo y oscuro hechizo que represento ante ellos lo sucedido.
Pudieron contemplar a Theodore y Narcisa caminar tranquilamente riendo, el derrumbe del edificio, la maldición cruciatus impactandose en ellos, siendo torturados por los mortífagos y luego como estos se los llevaban.
—Mierda.—susurró James.
—¡Cissy!—exclamo Remus con coraje, golpeando la pared.
—Debemos encontrarlos.—susurró Severus.
—Sí, debemos...—dijo Regulus.
Severus y Regulus se miraron, como si estuvieran hablando mentalmente y ambos asintieron, de acuerdo con los pensamientos de cada uno.
—Lucius.—dijeron ambos.
Si alguien podía brindarles información sobre Narcisa y Theodore, no había nadie mejor que un mortífago, en este caso, Lucius.
(...)
En la mansión Lestrange, mas precisamente en las mazmorras, Narcisa abría los ojos poco a poco, teniendo dificultades para enfocar la vista. Cuando ya pudo ver más claro, se incorporo lentamente, quedando sentada en el suelo.
Intento tocarse la cabeza al sentir un dolor muy punzante en ella, pero de pronto notó que sus manos estaban esposadas a unos gruesos grilletes, bajo la vista y contemplo que sus pies estaban en igualdad de condiciones.
Unos gritos la alertaron. La voz que gritaba era masculina y lograba diferencíar varias risas cercanas. Miro a todos lados, pero ella se encontraba sola en aquella celda. Un enorme terror la invadio cuando cayo en cuenta de su situación.
Estaba en manos de los mortífagos.
Estaba bien jodida.
—¡Me pregunto que pensará Reggie cuando vea que su amorcito estara todo marcado!—se burló una voz que Narcisa identifico como Rabastan.
Escucho nuevamente los gritos de aquella voz masculina y derramo lagrimas al identificar que se trataba de Theodore. Si ella estaba jodida, el lo estaba mal. Despues de todo, era un ex mortífago.
—Vaya, vaya, vaya.—Rodolphus aparecio frente a ella.—la pequeña princesa durmiente Black ha despertado.
—Vete a la mierda, Rod.—dijo Narcisa con frialdad, fulminandolo con la mirada.
—Sigues demasiado altiva, considerando tu situación.—comentó para si mismo.
Narcisa sonrió arrogante.—Iolanthe ya debe saber lo que ha pasado, ella y los chicos vendrán por nosotros y los joderan.—aseguró.
—Es probable, pero para cuando eso pase...
Rodolphus ingreso a la celda, lanzo un hechizo a Narcisa, el cual la hizo quedar amarrada con sus extremidades bien separadas.
—...tu ya estarás muy bien follada por mi.—Rodolphus sonrió con sadismo, colocandose entre las piernas de la chica.
—No...—negó Narcisa derramando lagrimas.—no serías capaz, Rod...por favor, no...
—Siempre he querido follarte, Cissy. —dijo Rodolphus y con un movimiento de varita la dejo desnuda.—hice todo de mi para que me casaran contigo, pero al final fue con la loca de tu hermana. Admito que esta buena y que folla bien, pero te queria a ti. Pero mira.—sonrió de lado.—al fin podre metertela y regarte con mi semen. Quien sabe, quizá seás tu y no tu hermana, la que me da un heredero.
Dicho esto, saco su miembro y al penetro.
—¡NOOOO! ¡NOOOO!
Y la tortura comenzo.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro