Capitulo 22
—¡AHHHHHH!
El grito de Narcisa y Pandora resonó en toda la casa. Severus rapidamente bajo corriendo las escaleras, justo en el momento en que ambas chicas salian de la cocina sosteniendo del mango una holla en llamas.
—¡SEVIEEEEEE! ¡SALVANOS!—gritaron aterradas las dos chicas.
—¡Aguamenti!—dijo Severus.
Un chorro de agua cayó sobre la holla, apagando el fuego. Ninguno se movio durante un largo minuto hasta que Severus camino a grandes zancadas y le arrebato la holla a las chicas, mirandolas con seriedad.
—¡¿Se puede saber que carajo estaban haciendo?!—grito Severus, molesto y poniendo las manos en la cadera, mirandolas con el ceño fruncido.
—Queríamos hervir agua—dijo Narcisa, inocentemente.
—Sip, para una sopa.—dijo Pandora asintiendo repetidas veces.
—Me estan diciendo que...—se paso la mano por la cara.— ¡¿LOGRARON PRENDER FUEGO AL AGUA?! ¡AL AGUA! ¡FUEGO AL AGUA!
—No es para tanto, Sev.—dijo Narcisa.
—¡PRENDIERON FUEGO AL AGUA!—replicó Severus mirandolas con desesperación.—¡Ya! ¡Fin de esta discusión! ¡No quiero saber nada más de esto! ¡Les dije que no quería que entraran a la cocina nunca más!
—Pero...—Pandora hizo un puchero.
—¡Sin peros!—Severus las miró con seriedad.— ¡Llevamos solo una maldita semana en esta casa y ustedes ya han estado a punto de quemarla tres veces! ¡El unico que tiene permiso de cocinar es Theodore y porque solo el sabe como!
—¿Y si quiero comer algo?—se quejo Narcisa.
—Te mueres de hambre. —Severus sonrió de lado.— Sirve para que adelgaces.
Narcisa abrio los ojos y la boca, indignada, mientras que Pandora se cubría la boca, impresionada.
—¡GORDA SLUGHORN, PENDEJO!—Grito Narcisa y al ver que Severus huía de la escena, se quito un zapato y se lo lanzo.
—¡ESTAS LOCA, MUJER!—grito Severus.
—A todo esto, ¿dónde estan Reggie, galletita y Theo?—pregunto Pandora.
—¡Supermercado muggle!—respondieron Severus y Narcisa sin dejar de luchar.
—Ah, bueno.—dijo Pandora y se sentó en el sofa, tomando uno de sus cuadernos para rellenar y comenzar a colorearlo.
—¡CON LOS TACONES NO, CISSY! ¡CON LOS TACONES NO!
—¡NO HUYAS COBARDE!
(...)
—¿Me puedo llevar unas galletas?—pregunto Iolanthe.
—Sip.—dijo Regulus.
—¿Me puedo llevar un chocolate?
—Sip.
—¿Me puedo llevar una sandía?
—Sip.
—¿Me puedo llevar unas frituras?
—Sip.
—¿Me puedo...?
—¡Lanthy!—interrumpio Regulus viendola con severidad.—Te amo, cosita hermosa...pero por favor detente. Agarra lo que quieras y llevatelo, no importa. Tranquila.—dijo besando su frente.
—Bueno.—dijo Iolanthe llenando el carrito.
—¿Necesitamos tanta verdura y carne, Theo?—pregunto Regulus al ver la cantidad de comida que llevaba su novio.
—No vi que te quejaras con las chucherias de Lanthy—Theodore se quejo indignado.
—Amor.—sonrió acariciando su mejilla.—ya sabes que esta es casi una relación de tres y con favoritismo.—se burlo y ambos rieron.
Theodore, para sorpresa de todos, a pesar de ser un sangre pura y crecer rodeado de miles de millones de galeones, era muy bueno cocinando al igual que Iolanthe. Por lo tanto, el solo decidió encargarse de preparar los alimentos diarios en la casa.
Eso sin contar que las otras dos chicas no eran muy buenas en la cocina.
Iolanthe fue la encargada de pagar en la caja registradora, puesto que era la unica que conocía bien el mundo muggle, conociendo así también el valor de sus monedas y billetes. En cuanto hubieron pagado todo, los tres salieron caminando del supermercado, muy alertas a lo que ocurría su alrededor.
De repente, Iolanthe sintió un fuerte dolor en la cabeza y un pitido en el oído. Soltó un quejido y sintió que perdía fuerzas. Escucho el ruido de las bolsas caer y la voz de Regulus llamandola.
Pero ya no pudo decir o hacer nada, pues todo se volvió negro.
(...)
Al despertar, Iolanthe siguio sintiendo una punzada de dolor en la cabeza y se encontró cara a cara con sus amigos, quienes la miraban preocupados. Giro el rostro, contemplando que estaba en su habitación.
—¿Qué paso?—pregunto Iolanthe con la voz ronca y soltando un quejido de dolor por una nueva punzada en la cabeza-
—Te quejaste de que te dolía la cabeza cuando salimos del supermercado.—dijo Theodore.
—Luego te desmayaste pero no alcanzamos a atraparte, así que te golpeaste un poco en la cabeza.—dijo Regulus con una mueca.— por lo que si ya tenías dolor pues...ahora tienes más, cariño.
Iolanthe sonrió divertida.—con razón. No se que me paso, quizá sea porque no desayune. Me dolió mucho la cabeza.
—Si, quizá haya sido eso.—dijo Theodore.
—Ire a comprarte algunas pociones y de paso te compraremos una pizza. ¿Quieres?—propuso Severus acariciando cariñosamente la cabeza de Iolanthe.
—¡Me encanta la idea!
—Bien, iremos por ella. ¿Ustedes...?—Regulus miró a Pandora y Narcisa.
—Vayanse, nosotras nos quedamos con Iolanthe.—dijo Narcisa.
—Bien, pero nada de acercarse a la cocina. —advirtió Severus.
—Palabra de niña bonita.—prometió Pandora con una sonrisa, alzando la mano derecha.
—Bien, cualquier cosa nos mandan un patronus.—dijo Regulus y besó la cabeza de Iolanthe.
Theodore, Regulus y Severus salieron de la habitación. Narcisa y Pandora no se movieron hasta que se cercioraron de que los tres chicos ya se habían ido. En ese momento se giraron a mirar preocupadas a Iolanthe, quien las miró confundida.
—¿Qué pasa?—pregunto Iolanthe.
—Lanthy...¿hace cuanto te dan estos dolores de cabeza?—pregunto Narcisa con seriedad.
—¿Mmm?—la miró confundida.— es la primera vez, creo. ¿Porqué?—pregunto curiosa.
—¿Cuando fue tu ultimo periodo?—pregunto Pandora con nerviosismo.
—Pues..tengo un retraso como de semana y media pero pues siempre he sido irregular.— se rio— así que ya no me preocupo.
—Regulus nos contó que has estado teniendo antojos.—dijo Narcisa cruzandose de brazos.
—Ok, ya no estoy entendiendo.— Iolanthe se cruzo de brazos y las miro con el ceño fruncido.— ¿Qué se traen ustedes dos?
—Lanthy...—llamó Pandora y trato de hablar con suavidad, tomando su mano con cariño.— ¿Hay alguna posibilidad de que estes embarazada?—pregunto mirando su rostro y su estomago alternadamente.
—¿Qué?—abrio los ojos con sorpresa.
—Lo que escuchaste, Lanthy.—dijo Narcisa colocandose al otro lado de Iolanthe.—¿Cuando fue la última vez que tuviste relaciones?
—No, ¿porqué me preguntan esto?—las miró aterrada.
—Las brujas cuando nos embarazamos solemos tener ese primer dolor de cabeza que nos noquea. Es como un aviso de que estamos embarazadas. Mi madre lo sufrio.—explico Pandora.
—La mía también. Y mi tía Walburga igual.—afirmó Narcisa.
—¡No estoy embarazada!—negó Iolanthe.
—¿Cuando fue la última vez, Lanthy?—volvió a preguntar Narcisa.
Iolanthe desvio la mirada y sintió de pronto unas grandes ganas de vomitar y de llorar. Respondió:
—Hace...poco más de un mes...—murmuró aguantando las ganas de llorar.
—Ok, tranquila...—dijo Pandora con una sonrisa conciliadora.— Conozco el hechizo diagnostico para saber si estas embarazada. Quedate quieta y si la luz sale blanca es positivo, si sale negra es negativo.
Narcisa apreto la mano de Iolanthe a modo de apoyo y Pandora realizo el hechizo. Estuvieron esperando cerca de cinco minutos hasta que una luz blanca salió de Iolanthe, quien rompió a llorar.
—Cariño, no llores.—dijo Narcisa abrazandola.— Estar embarazada de Sirius suena horrible, lo sé, y más a esta edad pero te aseguro que el estará muy feliz.—aseguró.
—Es verdad, Lanthy. —dijo Pandora uniendose al abrazo.— y todos nosotros querremos al bebé. Será nuestro pequeño sobrino o sobrina.—sonrió emocionada.
—N-No...No lo entienden.—sollozo Iolanthe.— el bebé no es de Sirius...yo tuve sexo justo el día que hicieron la poción de Almas Gemelas.
—Oh no.—dijo Pandora.
—No puede ser...—murmuro Narcisa y negó con la cabeza.— N-No me digas q-que...que el padre es...
Iolanthe asintió sin dejar de llorar.
—Lucius.—afirmó.— Lucius es el padre.
Y Narcisa se desmayo.
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Los estare leyendo. Los amo!
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