Capitulo 20
Despues de que Dumbledore llegara y le entregaran a Peter, este le proporciono Veritaserum, haciendolo confesar que si había vendido a los Potter. Se lo llevo al ministerio de magia para que recibiera su debida sentencia.
—¿Cómo sabias que Peter era un mortífago y que era su culpa?—pregunto James en cuanto salieron del despacho de Dumbledore. —Quiero decir...Lucius también fue a nuestra casa.
—El nunca me haría algo así.—dijo Iolanthe y Sirius le dirigio una mirada significativa.—No me haría daño de esa manera...¡Sirius!—corrió tras el.
Sirius camino con las manos en los bolsillos, ignorando que Iolanthe lo llamaba. No fue hasta que ella lo tomo del brazo y lo jalo, haciendo que la mirara seriamente.
—Se que dije que esperaría y lo hare...pero si vas a hablar sobre el, al menos espera a que yo no esté presente. Me duele ver cuanto lo amas.—expresó Sirius soltando un suspiro
Iolanthe lo abrazó con fuerza, recargando su cabeza en su pecho.
—Lo siento, no lo hago intencional.
—Lo se...—correspondió el abrazo.— lamento ponerme así. Me encantaría que ya estuviéramos juntos pero...no cuando aún lo quieres.
En respuesta, Iolanthe le dio un beso en la mejilla, con una promesa silenciosa de que pronto estarían bien. Juntos.
—Lanthy...te he amado desde aquella primera navidad que pase en tu casa...siempre lo he hecho.—musito Sirius, abrazándola con fuerza .
—Sirius...—susurró sorprendida.—Yo...me gustabas en ese entonces.—confesó sonrojada.
—¿Qué?—la miró asombrado y Iolanthe asintió.
—Me gustabas mucho pero yo era un año menor que tú, no teníamos amigos en común y mi hermano y yo no nos llevábamos bien. Creí que...eso jamás sucedería. —se alejó, abrazándose a sí misma y desviando la mirada.
—¿Cuanto tiempo?—pregunto Sirius cabizbajo.
—¿A que te refieres? —Iolanthe lo miró confundida
—¿Cuanto tiempo fue eso?—pregunto.
Iolanthe dudo un poco pero al final hablo:—Desde mi segundo año hasta casi finales de mi cuarto año. Para cuando entre a quinto ya estaba decidida a olvidarte y...bueno...
—Llegó Lucius.—dijo Sirius aún cabizbajo.
—Si.—asintió suspirando.—Lucius llegó y...me hizo muy feliz mientras duro.
Sirius asintió.
—Haré bien las cosas a partir de ahora.—la abrazó—lo prometo.
—Nunca hiciste nada malo, Sirius. Solo no era nuestro momento.—sonrió tristemente.
—No, no lo era.—confirmó Sirius.—pero haré que ahora lo sea.
Dicho esto, la beso.
(...)
Sirius, Narcisa y Severus caminaba rumbo a la sala común de Slytherin para sacar sus cosas y las de Iolanthe. Se mudarían temporalmente a la Sala de Menesteres, pues no era seguro quedarse en la sala de Slytherin. No cuando la mayoría de los alumnos eran prospectos a Mortifagos o ya eran unos.
Al entrar se encontraron con que Theodore Nott está ahí, sentado en uno de los sillones frente a la chimenea. Este volteo a verlos en cuanto entraron y sus ojos se dirigieron a Regulus.
—Eh...nosotros iremos a guardar las cosas.—dijo Severus tomando a Narcisa del brazo.
—Ey, yo me quiero quedar.—se quejó Narcisa haciendo un puchero.
—Cállate y vámonos.—masculló llevándosela lejos.
Regulus y Theodore se miraron. El menor se acercó lentamente y se sentó frente al heredero de los Nott.
—¿Que haces aquí? ¿Porque no te fuiste con los demás? —pregunto Regulus con frialdad, refiriéndose a los mortifagos, sabiendo perfectamente que él también era uno de ellos.
—Mi lugar no es ahí —respondió Theodore con decisión, levantando su manga izquierda y mostrando la marca tenebrosa con una enorme marca que Regulus identificó como una marca de contención— con esto el ya no podrá llamarme. Mi lugar está aquí...no. —se corrigió— Mi hogar está donde estes tu.
Regulus quitó su semblante frío poco a poco y sonrió con timidez. Ambos se abrazaron con fuerza y Regulus sintió una paz en su interior.
—¡Que bonitos! ¡Mira Sev! ¡Se están abrazando!—exclamo Narcisa emocionada desde el segundo piso.
—¡Que te vengas para acá, Cissy! ¡Déjalos!—Regaño Severus, jalándola del brazo.
—¡Pero...!—Se quejó Narcisa intentando quedarse.
Regulus y Theodore rieron ligeramente.
—¿Vendrás con nosotros?—pregunto Regulus separándose de él y mirándolo con ojos brillantes.
—Contigo hasta el fin del mundo.—respondió Theodore.
Y Regulus lo beso.
(...)
James se había despedido de sus amigos y de su hermana, diciéndoles que necesitaba estar solo un rato para analizar lo de sus padres.
Tanto a Iolanthe como a él los había tomado muy por sorpresa la muerte de sus padres, pero tampoco estaban muy heridos. Estaban más afectados por el hecho de que fueron asesinados por Voldemort, que por el hecho de que estaban muertos, después de todo, sus padres ya estaban en una edad muy avanzada.
—Potter.
El se giró, encontrándose con Pandora Lovegood, quien lo miraba preocupada.
—Pandora...—susurró James.
—¿Estas bien?—pregunto Pandora preocupada, caminando hasta el y acariciando su mejilla.—Me entere de lo que le pasó a tus padres, lo siento mucho. ¿Puedo ayudarte en algo?
—Estoy bien, Pandora.—dijo James con una sonrisa triste.
—Si necesitas algo puedes pedírmelo.—dijo Pandora separándose de él.—Bien...nos vemos...
Pandora se dio media vuelta pero James la jalo del brazo y quedaron frente a frente. Ella se soltó del agarre del muchacho y se cruzó de brazos.
—¿Que pasa? ¿Puedo ayudarte en algo?
—Quiero que hablemos.—dijo James con seriedad.
—¿Sobre que?—respondió mirando a un lado.
—Sobre nosotros, es obvio.
—No hay un nosotros, James.—replicó Pandora.
—¡Esto tampoco es fácil para mi!—grito James—¡Toda mi vida ame a Lily! ¡Se supone que estaríamos juntos y...!
—¡Ya lo sé!—grito Pandora con lágrimas en los ojos.—¡¿Crees que no sabia que querías estar con Lily?! ¡¿Crees que quería ser designada a alguien que nunca me amara?!
—Pandora...yo no...—James la miró sorprendido.
—¡Siempre eres tan malditamente arrogante y presuntuoso!—derramo lágrimas— ¡Pero tiene un gran corazón y yo siempre lo noté! ¡Yo! ¡No ella! ¡Y aún con eso y con la poción, la sigues prefiriendo! —grito y respiro hondo, alzando la barbilla.—...Así que te ruego no volvamos a tocar el tema. No pienso estar con alguien que no me ama.
Dio media vuelta y se fue, dejando detrás a un cabizbajo James.
(...)
—¿Estas bien, Remus? —Pregunto Narcisa al verlo recargado en una de las columnas. La noche había caído sobre Hogwarts y todos estaban durmiendo.
—Hola, Narcisa.—saludó el.—deberías ir a descansar.
—Ya iba a eso.—dijo Narcisa.—¿Crees que podamos hablar?—pregunto con duda.
—No creo que sea necesario.—dijo Remus con seriedad.
—Quiero que hablemos de nosotros.—replicó Narcisa con firmeza.
—Nunca habrá un nosotros, Narcisa.—dijo suavemente.
—¿Es porque soy una Black?—pregunto con la voz quebrada.—¿acaso no soy suficiente para ti?
—Dios...—Remus sonrió tristemente.—Eres tan perfecta que no te merezco, Narcisa. No soy bueno para ti.
—¡Yo decido eso!—reclamo Narcisa.—¡No puedes simplemente decidir por mi! ¡¿Y que si yo quiero estar contigo?!
—No pasará.
—¡¿Por qué?!
—¡Porque no soy bueno para ti!
—¿Que?—lo miró sonriendo tristemente entre lágrimas— ¿Estas rechazándome, Lupin?
—Lo hago.
Y con esas palabras, Remus se fue, dejando detrás a la fuerte Narcisa Black con el corazón destrozado.
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¿Que les parece la novela? Los estaré leyendo, los amo!
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