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Capitulo 14

Iolanthe estaba feliz y emocionada. Estaba enfundada en un precioso y vaporoso vestido azul cielo, de tirantes delgados y escote un poco profundo pero nada descarado. Los tacones plateados le dolian un poco pero nada que no pudiera soportar. Su desordenado cabello rojo estaba aplacado gracias a cinco pociones alisadoras y lo llevaba suelto en rulos. Su maquillaje era sencillo a excepción de su llamativo labial rojo.

—Te ves hermosa—dijo Sirius.

Giro la cabeza, sorprendida de no haber notado su presencia. Estaba recargado en el marco de la puerta, mirandola con una pequeña sonrisa. Ella lo miro alegre.

—¿En verdad lo crees?

—Definitivamente.

—¿Por la garrita?—extendió su meñique.

—Por la garrita.—entrelazo su meñique con el suyo.

—Lucius ya debe estar por llegar, es mejor que baje.—dijo metiendo su varita entre su escote.

—Si algo pasa...

—Nada va a pasar.—lo interrumpio.—Estare bien y Regulus igual estara ahí.

—Tirale el ponche a mi madre en la cabeza, de mi parte.—pidió.

—Hare que parezca accidente.—prometió.

Iolanthe bajo a la primer planta, donde su hermano y sus otros dos amigos estaban sentados en la sala. James la miro con seriedad, no estaba de acuerdo en fuera a ese baile, pero ya no había nada que discutir. 

La puerta sono e inmediatamente Fleamont y Euphemia abrieron la puerta, encontrandose cara a cara con Lucius Malfoy, vestido con una elegante y cara tunica color negro. Hizo una marcada inclinación a los patriarcas Potter y sonrió al ver a Iolanthe.

—Buenas noches, Lady Potter. Lord Potter.—saludó Lucius.

—Lucius.—pronunciaron ambos, saludando con la cabeza.

—Te ves preciosa, mi amor.—saludó Lucius a Iolanthe, mirandola con ojos brillantes.

—Y tu muy guapo.—dijo ella caminando hasta el.

—La quiero de regreso antes de las 2, Lucius.—pidió Euphemia.

—Sin problema, Lady Potter. Ahora, si nos disculpan.

Lucius tomó la mano de Iolanthe y se aparecieron en el salón principal de la Mansión Malfoy. Todo estaba perfectamente decorado en tonos esmeralda y plata. Muy Slytherin.

—Que bonito quedo todo.—dijo Iolanthe.

—Gracias.—beso su frente.—Vamos a mi despacho, quiero darte tu regalo.

—Pero, ¿y los invitados?—pregunto mirando la ausencia de gente.

—Llegaran dentro de hora y media. Te traje antes porque quiero que los recibamos juntos.—respondió acariciando su cabello.

—Ni que fuera tu esposa.—rio divertida.

—Aún.—dijo el, besandola.

Tomados de la mano, subieron los gigantescos escalones de la mansión Malfoy. Anduvieron por un largo pasillo, al llegar al fondo se toparon con una puerta de color caoba con las iniciales L.M. Lucius abrio la puerta y entraron. El despacho era amplio, de muebles de satín, una alfombra plateada y un enorme escritorio de cedro.

—Es tan frío y elegante.—dijo Iolanthe y volteo a verlo con burla.—Muy tu estilo.

—Soy frío por protección propia.—la tomó de las caderas.—pero contigo no debo serlo.

—No, no debes.

Se besaron lentamente, con ternura, deseando que el momento no terminará. Lucius fue quien rompio el beso en cuanto el aire fue muy necesario, sonrió de lado a su novia y saco de su tunica una cajita de terciopelo negro.

—Lucius...—susurró Iolanthe impresionada, con el corazón latiendo furiosamente.

Abrio la cajita, mostrando un precioso anillo de plata, sumamente ostentoso y con un gran diamante. No era muy del estilo de Iolanthe, pero el simple hecho de que Lucius estuviera ahí, frente a ella con un anillo en mano, era suficiente para que le encantara. 

—Lanthy, cuando me gradue de Hogwarts...¿te casarías conmigo?—pregunto mirandola a los ojos.

—¡Claro que si!

Iolanthe se lanzó a los brazos de Lucius, llorando de felicidad. Este la abrazo con fuerza y besó con fervor. Lucius la tomo con fuerza de la cintura y la cargo, colocandola sobre su escritorio y acaricio las piernas de su amada.

—Lanthy...—susurro el mientras ella besaba su cuello y comenzaba a desabotonar su camisa.

—Te amo.—dijo Iolanthe bajando el tirante de su vestido, mirandolo a los ojos.

—Te amo más.—dijo Lucius.—por cierto, ¿donde esta mi regalo?—la miro con burla y Iolanthe bajo toda la parte superior de su vestido.

—Yo soy tu regalo, amor.

Y ahí, sobre ese escritorio, ambos sucumbieron a la pasión carnal y entregaron sus cuerpos a quien amaban.

(...)

La gente llegaba y saludaba gratamente a Lucius, quien regresaba el saludo y les presentaba a Iolanthe, su novia. Habían decidido no decir nada del anillo hasta que hablaran con los padres de Iolanthe y sus amigos. 

—Reggie.—saludo Iolanthe con una radiante sonrisa.

—Hola, princesa.—saludo Regulus.

—Lady Black. Lord Black.—Iolanthe y Lucius hicieron una inclinación a modo de saludo.

—Lucius, Iolanthe.—saludaron los adultos.

Mientras que Lucius se había alejado para hablar con Walburga y Orion Black, Regulus tomo a Iolanthe del brazo y la alejo un poco más.

—Tengo un mal presentimiento. Si algo pasa quiero que me busques de inmediato y nos largaremos de aquí.—dijo Regulus con seriedad.

—¿De que estas hablando?—lo miro asombrada.

—Mis padres se empeñaron mucho en que me viera muy presentable. Al principio creí que era porque me querrían presentar a alguna chica o comprometerme, pero mi padre solo dijo que era mi deber como Black ahora que Bellatrix se me había adelantado.—explicó con nerviosismo, mirando a todas partes para cerciorarse de que nadie les escuchaba.

—¿Qué significa eso?—Iolanthe fruncio el ceño.

—Por Merlín, Iolanthe.—se paso la mano por el rostro.—Tú sabes perfectamente lo que eso significa.

Antes de que Iolanthe pudiera decir algo, la fría mano de Lucius se poso en su cintura y sonrió falsamente a Regulus, quien le regreso la misma sonrisa.

—Tus padres quieren que los sigas, Reggie.—dijo Lucius.

—Voy enseguida.—dijo y miro a Iolanthe.—Te busco despues cariño.

Le dio una significativa mirada a Iolanthe y se marcho. Lucius y ella continuaron saludando a los invitados que iban llegando y cuando parecía que nadie más iba a llegar, Iolanthe contemplo como Lucius se tensaba, se paraba recto y miraba con sumisión al hombre que acababa de llegar.

—Gracias por invitarme, Lucius.—saludó el hombre y miro a Iolanthe.

Ambos se analizaron. Iolanthe solo pudo ver que era un hombre quiza algo mayor que ellos pero no tanto, muy atractivo, de cabello negro y ojos oscuros. Tenía la piel blanca y un aire de arrogancia y poder a su alrededor.

Por el otro lado, el hombre miró a la chica de arriba abajo, sin tapujos, hasta que Lucius se coloco protectoramente frente a ella. Entendió que era su pareja. Pensó que era muy guapa, quizá demasiado para Lucius.

Le sonrió a Iolanthe y tomando su mano, beso el dorso de esta.

—Un placer, señorita. Mi nombre es Tom Ryddle.

Y de pronto, Iolanthe sintió que estaba en un grave peligro.

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