Capitulo 11
Durante la clase de pociones, donde Iolanthe era la favorita de Slughorn, Lily Evans no dejo de verla en toda la hora. Parecía querer taladrarle la espalda con la vista para llamar su atención. Cuando la clase termino, Regulus se quedo platicando con el profesor Slughorn y Iolanthe se espero afuera del salón.
Iolanthe y Lily Evans cruzaron miradas.
—Es que...tenía puesta mi mejor y más sexy lencería y Sirius simplemente me ignoro.—suspiró Marleen.—Desde hace un año que dejo de salir con chicas, pense que estaba sentando cabeza y que al fin estaríamos juntos, ¡pero no me da ni la hora!—se quejo furiosa.—¿Crees que tenga a otra?
—No creo, Marleen.—dijo Lily.
—Dorcas también le gusta, ¡quizá tambien lo esta seduciendo!
—Vamos, Marleen. Dorcas es nuestra amiga, ella no haría eso.—sonrió Lily y miró de reojo a Iolanthe.—¿Por que no vas a la sala común y me esperas ahí? Tengo que hablar algo con el profesor Slughorn. En cuanto me desocupe voy contigo y creamos un plan para que Sirius caiga a tus pies.—le guiño un ojo.
—¡Hecho, Lily-flor!—besó su mejilla y Marleen se fue, no sin antes dirigir una mirada desdeñosa a Iolanthe.
—Hola, Iolanthe.—saludó timidamente.
—Hola, Lily-flor.—saludó Iolanthe con seriedad.—Me has mirado toda la hora, supongo que debes tener un buen motivo. ¿Que es lo que necesitas?—enarco una ceja en alto y se cruzo de brazos.
Lily trago grueso y movio sus manos nerviosamente. Inspiro hondo y levanto el rostro, mirando fijamente a los ojos a Iolanthe.
—Yo...quiero pedirte perdón.—soltó finalmente y Iolanthe la miro sorprendida.—Entiendo que no eres mala y que eres la mejor amiga de Sev, así que...perdón por verte mal y tratarte tan friamente. ¿Podrías disculparme?—la miró con genuino arrepentimiento.
—¿Me trataste mal y friamente?—pregunto Iolanthe sorprendida y rio.—Vaya, no me di cuenta. Como casi nunca te presto atención.
Lily Evans fruncio el ceño al ver a la chica reirse, quien hizo un ademan desinteresado y la miro sonriente.
—No te preocupes, Lily-flor. Todo esta bien entre nosotras.—aseguro Iolanthe.—¿A Cissy y Reggie también les pediras disculpas?—pregunto.
—Voy un paso a la vez, no me presiones.—suspiro pesadamente y Iolanthe asintió.
—Bien, entonces nos vemos luego, Lily-flor.—asintió e hizo un ademán de irse.
—¡Espera!—sujeto su muñeca, deteniendola.—Necesito pedirte un favor.—pidió sonrojada.
—¿Uh? ¿Qué necesitas?—ladeo la cabeza.
Lily Evans se sonrojo y le susurró al oído. En ese momento Regulus salió del salón y vio confundido la interacción entre la chica Evans y su mejor amiga. Ambas lo miraron.
—Contexto, por favor.—pidió confundido y Iolanthe rió.
—El contexto es...—dijo Iolanthe besando su mejilla.—Que te vas a entretener a Sev y Cissy. Yo debo hacer algo con Lily-flor.
—¿Desde cuando es Lily-flor?—pregunto Regulus.
—Desde hoy.—Iolanthe se encogio de hombros.—Ahora, vete. Shuu, shuu.
—No soy un perro.—dijo Regulus con falsa indignación.—pero me voy, te veo en la cena, fresita.—besó la mejilla de Iolanthe y se fue llevandose su mochila y la de su mejor amiga.
Ambas chicas emprendieron discretamente su camino a la biblioteca. Tenían muchas cosas que hacer y muy poco tiempo para realizarlo.
Lily Evans quería declararse a Severus, un movimiento sorprendente, inesperado y sumamente romantico. Por lo tanto, Lily le pidio a Iolanthe que le enseñara a hacer un hechizo muy complejo de luces flotantes que podían formar las oraciones que uno quisiera y lanzar flores de felicidad. Parecía facil, pero la verdad es que se requeria un alto nivel en Encantamientos para realizarlo correctamente y que no explotaran en la cara haciendo daño.
Las horas fueron pasando con rapidez mientras estaban en la biblioteca. Durante ese tiempo, Lily y Iolanthe pudieron hablar tranquilamente, notando que tenían muchas cosas en común como el amor por los perros, el gusto por Jane Austen, las malteadas de fresa y el que a ambas les divertía jugar con el cabello de Severus.
Iolanthe le contó lo mucho que Severus la quería y como podía hablar de ella durante horas, Lily le hablo sobre como Severus consideraba a Regulus como su hermano y a ella y Cissy como sus hermanas.
Para cuando ambas chicas se dieron cuenta, la hora de la cena había pasado y pronto sería el toque de queda.
—Te acompaño hasta tu sala.—dijo Lily tomando sus libros.—Soy prefecta y hoy me toca guardia. Si pasamos del toque de queda solo dire que ya te reprendí.
—Trato hecho.—guiño un ojo.
Salieron de la biblioteca y emprendieron camino a las mazmorras. De pronto, un ruido las alerto. Giraron sus rostros buscando la cuna del sonido, y un grito ensordecedor las hizo sacar sus varitas.
—¡Lumos!—Iolanthe y Lily corrieron hasta la esquina, donde al doblar empalidecieron.
Seis figuras enfundadas en tunicas negras con capucha y mascaras plateadas. En medio de todos ellos, había el cuerpo de un chico herido, que rapidamente reconocieron como Owen Summers. Un mago nacido de muggles perteneciente a la casa de Hufflepuff. El chico tenía muchas heridas en el cuerpo y sus ojos estaban perdidos.
Lily gimió de terror, llamando la atención de los encapuchados y Iolanthe se coloco frente a ella con la varita en alto.
—¡Depulso!—lanzó Iolanthe a dos de los encapuchados, quienes no tuvieron tiempo de defenderse e impactaron al otro lado del pasillo.
—¡Desmaius!—lanzó Lily.
—¡Crucio!—dijo una voz femenina proveyente de los encapuchados.
—¡Lily!—Iolanthe empujo a Lily, recibiendo la maldición.
Los gritos de Iolanthe Potter resonaron fuertemente en el lugar, poniendole a todos los pelos de punta. La maldición había sido enviada con tanta potencia y maldad, que el cuerpo de Iolanthe parecía no poder resistirlo.
—¡Lanthy!—grito alguien, pero Iolanthe no podía identificar quien era.
Escucho pasos corriendo hacía su lugar y aquellos encapuchados lanzarón un hechizo de humo para despues desaparecer. Iolanthe sintió que perdía el sentido y se hundió en el mundo de los sueños, no sin antes sentir como alguien la cargaba delicadamente.
Para cuando Iolanthe volvió a abrir sus ojos ya era de día y estaba sobre una de las camas de la enfermería. Sintió su garganta seca y todo su cuerpo adolorido.
—Manzanita...—susurró una voz a su lado.
Giro la cabeza con lentitud, vislumbrando a sus amigos. Ahí estaban todos, con los ojos llenos de lagrimas y palidos. Narcisa rompió en llanto y la abrazo. Severus y Regulus tomaron cada una de sus manos y la besaron, notablemente aliviados.
Iolanthe dirigió su mirada a Lucius, quien estaba más alejado junto a los hermanos Lestrange, Theodore Nott, Barty Jr y Bellatrix. Lucius se acercó y la beso en los labios. Acaricio sus cabellos y la miró con los ojos llenos de tristeza.
—Mi amor...¿Cómo...?
—¡Alejate de mi hermana, Malfoy!—grito James Potter entrando a la enfermería seguido de Remus Lupin, Sirius Black, Peter Pettigrew y Lily Evans.
—¿Qué carajo te pasa, Potter? ¿Acaso no ves que Lanthy esta sensible?—dijo Regulus con el ceño fruncido.
James no respondió y Sirius, totalmente enfurecido, tomo a Lucius de las solapas de su camisa y lo amenazo con su varita. De pronto, todos se apuntaban entre sí.
—¡¿Qué crees que haces, Black?! ¡Suelta a Lucius!—Ordenó Severus sin dejar de apuntarle.
—¡Por su culpa es que ese Hufflepuff esta muerto y Lanthy esta en cama! ¡Es un maldito mortifago!
—¿Qué...?—Fue lo unico que Iolanthe pudo preguntar, volteando a ver a Lucius con los ojos llorosos.
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