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🎄*ESPECIAL NAVIDAD*🎄


Nota: los acontecimientos que tienen lugar en este especial no afectan el contenido de la trama original.

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ESPECIAL NAVIDAD

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Me encontraba en la cocina de Emily, con la cabeza apoyada en mi mano derecha mientras veía a la anteriormente mencionada estirar la masa para la siguiente hornada de galletas de mantequilla. En el horno estaban las con forma de estrella y Kim estaba decorando las que tenían forma de árbol de navidad.

Solté un suspiro cuando unas cálidas manos que conocía muy bien me rodearon con suavidad, posándose en mi barriga al tiempo que unos suaves labios besaban mi mejilla.

—Hola, amor.—Jake susurró, apoyando su mentón en mi hombro. —¿Cómo están mis dos amores?

—Yo cansada. —murmuré, removiéndome entre sus brazos para mirarlo. —Tu hijo no deja de dar patadas y por eso Emily no me deja hacer galletas. —finalicé haciendo un puchero.

Jake se echó a reír, besando mi frente con suavidad.

—En tu estado no deberías hacer esfuerzos. —me regañó Emily, señalándome con el cortador en forma de copo de nieve.

—¡Estoy embarazada no lisiada! —chillé indignada, inflando las mejillas.

—¿Te recuerdo como me tratabas tú? —comentó Emily, sonriendo levemente cuando gruñí. —Además, que me perdones, pero estás enorme. No creo ni que fueras capaz de ver la masa.

—¡Emily! —chilló Kim, estallando en carcajadas.

Abrí los ojos como platos, llevando una mano al pecho y soltando aire de forma exagerada.

—¿Insinúas que estoy gorda? —chillé, indignada.

—No, amor, estás de siete meses. —la voz de Jake hizo que dejara de mirar mal a mi amiga —Deja que te cuidemos, ¿vale?

Bufé, tratando de fingir que su mirada de cachorro no me afectaba. Lo peor no eran mis hormonas de embarazada, sino mi marido, que parecía una estufa todo el tiempo.

—Estas son las peores navidades de la historia… —solté una exclamación cuando Kim me metió una galleta en la boca. —¡Oye!

—Cierra el pico un poco. —me dijo, sonriendo.

—Que sepad que me siento ofendida. —mascullé, mientras mordía otro trozo de galleta. Solté un pequeño gemido. —Por dios, Emily, adoro tus galletas.

La mencionada se echó a reír, mientras Kim miraba al techo, como si buscase ayuda divina.

Solté un gemido de dolor al sentir una patada en mi bajo vientre. Me agarré a Jake, quien me miró levemente alarmado, mientras frotaba mi espalda.

—¿Amor, estás bien?

—Si, si. —jadeé como pude. —Solo es tu hijo queriendo jugar al fútbol.

Para mi sorpresa, dejó de patear cuando Jacob acarició mi barriga con suavidad. Mi lobo esbozó una pequeña sonrisa ladeada, a la vez que se agachaba.

—Pequeño, pórtate bien con mami, ¿vale? —susurró, logrando ponerme la piel de gallina. —No es un balón de fútbol, así que intenta ser más suave.

Se incorporó, robando una galleta a Kim, para luego darle un mordisco ante nuestras miradas.

—Es hijo de alfas.—señaló, sonriendo con burla. —Es normal que se calme con nuestras voces.

—Está claro que me odia. —hice un puchero.

—No te odia, amor. —Jake me rodeó entre sus brazos. —Sólo está emocionado porque llegue febrero y pueda conocerte.

—Serán vuestras últimas navidades solos, papis. —se burló Kim.

—¡Kim!—la regañó Emily, lanzándole harina. —No digas bobadas.

—No, tiene razón. —comenté, metiendo un dedo en el chocolate y lamiendolo. —Son las últimas Navidades antes de tener a Ephra en casa.

—¿Le vais a llamar Ephra? —preguntó Kim, sorprendida.

Miré a Jake, quien sonreía levemente. Sabía que lo hacía feliz la elección del nombre, por eso no me había ante su propuesta.

—Es por mi abuelo. —mencionó Jake, ayudando a Emily con la fuente. —El mejor amigo de la abuela de Lizzie.

—Sé que a mi abuela le haría ilusión. —señalé, acariciando por inercia mi barriga. —Y a Billy le encantó.

—Estoy segura de que se emocionó. —comentó Emily.

—Te puedo asegurar de que estaba a punto de echarse a llorar. —rio Jake, volviendo a rodearme con los brazos.

Yo también estaba segura de ello. Por poco se le habían saltado las lágrimas cuando le habían dicho que pensábamos ponerle Ephra a su nieto, en honor a su padre. No era su primer nieto, pero si el primer niño. Era normal que estuviera emocionado.

—¡Tita Liz!

Gracias a todo lo sagrado que Jake tenía grandes reflejos, de lo contrario aquel pequeño terremoto habría caído sobre mí. El pequeño hizo un puchero al ver a Jake y no a mí.

—Levi. —Sam gruñó el nombre del pequeño, aunque él lo ignoró. —Ya te he dicho que no hagas eso.

Emily salió de detrás de la cocina, para acariciar con suavidad la mejilla del pequeño.

—Mi amor, ya te he explicado que no puedes saltar sobre tía Liz de esas forma o le harás daño. —lo regañó con suavidad.

—Pero.. —el pequeño Levi hizo un puchero. —Yo… tita Liz…

—Dos meses, cielo. —Emily le revolvió el pelo. —Solo dos meses y después podrás jugar con tía Liz.

—¿Y con el bebé? —preguntó, haciendo que sus ojitos brillaran. Miró a mi lobo. —Tito Yei, ¿podré?

Jake rio, haciéndole cosquillas al niño.

—Claro que podrás, campeón.

Ver a Jake con un niño no ayudaba mucho a mis hormonas.

—¿Dónde está Leah? —preguntó Kim. —Le he hecho sus galletas.

—Está por ahí. —bufó Sam.

Me reí entre dientes, al igual que mi lobo, mientras el hombre Uley nos miraba mal.

—Cuando alguien se imprime de vuestro hijo, os recordaré este momento.

—Estoy segura de que el problema no es la imprimación. —comentó Kim, como si nada. —Sino quien se ha imprimado.

—Kim. —la regañé.

—Lo siento. —alzó una fuente de galletas. —¿Feliz Navidad?

—No tiene remedio. —bufó Jake con diversión.

—Admitelo. —me giré a mirarlo. —Desde que Jared se imprimó, se parecen mucho.

—Cosas de lobos.

🎄🤶🎄

La gran mesa en el jardín trasero estaba completamente lista para la cena de Navidad. Emily de había superado a sí misma. El mantel era completamente dorado, al igual que las servilletas, las cuáles tenían pequeños detalles en otro dorado más oscuro. La vajilla era de las mejores que había visto, el regalo de mis padres a la madre de Sam cuando se había casado con su exmarido (algo fiasco) pero eran las que solíamos poner. Incluso había puesto una pequeña tronita, dorada, para el pequeño Levi.

—¡Tía Lizzie!

Me giré, sonriéndole al torbellino de cabellos castaños que corría hacia mí. Frenó a tiempo, pero fue capaz de abrazarme, sin borrar su enorme sonrisa.

—Pero mírate, Ness, estás enorme.

—He crecido diez centímetros desde la última vez que nos vimos. —declaró, contenta. —Si nos viéramos más seguido no te parecería tanto.

—Ya sabes porqué no nos vemos, pequeña.

—Ya, ya le he dicho a papá que es una tontería. —rodó los ojos con gracia. —Pero mamá le pegó una colleja y me dio un bolso de ropa, así que me quedo con Joe hasta año nuevo.

—Espero que mi hermano te trate bien.

—No te preocupes, tía Lizzie, lo hace. —sonrió de oreja a oreja, recordándome a Bella de pequeña. —¿Cómo estás? Tía Alice dijo que falta poco.

—Pues lo que ves. —hice un gesto con la mano, y un puchero. —Parezco una ballena.

—Si te sirve de consuelo, te ves más bonita que mamá. —me guiñó un ojo.

Me eché a reír, mientras Reneesme sonreía con gracia. Jake apareció, haciéndome una seña de que no dijera nada. Se acercó a Ness y la cogió como un saco de patatas.

—¡Tío Jake! —se quejó ella, riendo.

—Feliz Navidad, ratita. —se burló.

—Feliz Navidad… —esbozó una sonrisa burlona. —… chucho.

—Muy graciosa.

—Jake, deja de lloriquear y dale el regalo. —ordené, sentándome bien.

Mi lobo asintió, mientras Reneesme se sentaba a mi lado, mirándome con curiosidad. Al poco rato, aceptó el pequeño paquetito que le tendió.

—¿Qué es, tía Lizzie?

—Ábrelo y lo sabrás. —le guiñé un ojo.

Sonrió emocionada, para luego tirar suavemente del lazo que ataba la bolsa. Metió la mano y sacó la pequeña cadena con el dije marrón de un lobo.

—Lo ha hecho Jake. —señalé en cuanto me miró. —Si te fijas…

—Es el color del lobo de Joe. —se le pusieron las mejillas rosas cuando sonreí. —¡Me encanta! ¡Gracias!

—Cuando nazca Ephra puedes ayudarme a hacerle uno. —comentó Jake, cruzado de brazos.

—¡Sí! —exclamó emocionada. —Seguro que le gustará. —pareció acordarse de algo. —Tía Alice me dijo que te diera esto.

Me tendió un pequeño papelito, que desdoble. Solté un pequeño quejido, haciendo que Reneesme se echara a reír. Jake frunció el ceño, a la par que se acercaba a verlo.

—Oh, no… —se quejó.

—Creo que no os libraréis de tía Alice. —canturreó, a la par que salía de la habitación. —¡Feliz Navidad, tíos!

—Feliz Navidad… —murmuramos a la vez.

Sin duda, lo que se venía después de las Navidades, era peor que la batalla contra los neófitos.


¡Hola, hola! ¿Qué tal estáis? Espero que bien.

Ya sé que llego un poco tarde, pero quería subiros el especial Navidad. Me hacía ilusión, la verdad.

Ya lo digo arriba, pero no tiene que ver con lo que pasa en la trama original. Es totalmente aparte, básicamente porque Jake y Lizzie ni siquiera están casados... Pero yo aviso jajaj.

¿Qué os ha parecido?

Como siempre, espero vuestros comentarios al respecto. Ya sabéis que os contesto. Y si os ha gustado podéis darle a la estrellita. ¡Me anima a seguir!

Y, aunque sea un año raro, ¡feliz Navidad y felices fiestas! Espero de corazón que a disfrutéis lo máximo posible.

Yo os espero en mis restantes obras en proceso...

¡Nos leemos en comentarios!

~I 👑

|Puclicado|: 26/12/2020

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