9
_______________________
CAPÍTULO NUEVE
SENTIMIENTOS
________________________
Antes de que nadie dijera nada, mi cuerpo reaccionó solo. Cuando me di cuenta, había saltado por la ventana y corría con todas mis fuerzas por el bosque. Sentía mis ojos picando mientras recorría el espeso follaje, desesperada por llegar a junto los únicos que sentía que me podían ayudar.
Mis padres.
Solté un jadeo de cansancio al llegar a mi casa. Miré a ambos lados y supe que tuve suerte al ver ambos coches a un lado de la casa. Por lo menos estaban los dos.
Ni siquiera me paré a llamar a la puerta, estaba demasiado asustada para eso. Entré rápidamente, buscando con ansias a mis progenitores.
—¡Mamá! ¡Papá!—grité sin poder evitarlo.
Escuché unos pasos corriendo en el piso de arriba y luego los vi bajar las escaleras como un rayo. Mi madre fue la primera en llegar a mi y revisarme, aunque lo único que podía ver es que temblaba de pies a cabeza y que tenía una mueca asustada. Papá me analizó con la mirada, acercándose levemente.
—Lizzie, ¿Qué ha pasado?—preguntó preocupada mi madre.
Y sin saber porqué, me eché a llorar, asustando a ambos. Mamá cruzó una mirada con papá, para luego caminar los tres hacia el sofá. Nos sentamos, mientras yo seguía llorando por las emociones que habían sentido en casa de Emily.
—Cuéntanos que ha pasado, hija. —intervino papá.
Tragué saliva, mientras limpiaba las lágrimas que había caído, sintiendo que ya no tenía más.
Y lo hice.
Le conté todo.
El calor que había sentido cuando había mandando callar a los lobos que discutían. Como había parecido que mi loba había tomado el control de mi cuerpo, hablando ella misma, asustándome. Luego, pasé a contarle lo de Jacob. Todo lo que había sentido cuando se giró a mirarme y lo que aún sentía en ese momento. Cuan asustaba estaba y cuanto miedo tenía.
Me quedé callada, mirando el suelo de la sala como si fuera lo más bonito del mundo. Mis padres se quedaron en silencio, poniéndome aún más nerviosa. Oí el suspiro de mi padre, haciendo que lo mirara, aunque su mirada estaba en mi madre. Aline esbozó una sonrisa mirando a su marido, como si se estuvieran comunicando mentalmente, lo que hizo que alzara una ceja. Volvieron a mirarme, mamá aún sonriendo y mi padre serio, realmente eran como el día y la noche.
—El calor que has sentido y la voz que ha salido de ti sí que eran tu loba, Lizzie. —habló papá. —Ella estaba tratando de ocupar su puesto por jerarquía. Por tu abuela, Amelia Wolf.
—¿Qué?
—Está en tu sangre, hija. —mi padre parecía preocupado. —La sangre de alfa corre por tus venas y eso es lo que intentaba reclamar tu loba. Demostrar que ella es la alfa.
Hice una mueca, sintiendo como mías las palabras que Jacob le había gruñido a Sam.
—Yo no puedo ser alfa. —lloriqueé, algo disgustada. —No puedo siquiera gobernar mi vida como para dirigir una manada de lobos.
Papá me abrazó, mientras yo seguía haciendo muecas.
—Lo sabemos. Sam lo sabe. —murmuró, tratando calmarme. —Pero es cuestión de tiempo que la naturaleza siga su curso. Y para entonces estarás preparada para liderar la manada de la reserva.
Solté un suspiro, esperando que la naturaleza de la que hablaba mi padre se tomara bastante tiempo, ya que no me sentía demasiado cómoda.
—Respecto a lo otro, cariño. —intervino mi madre—No creo que necesites que nosotros te expliquemos lo que ha pasado.
—No. —me quejé. —No puede ser verdad.
—Lo es, Lizzie. —habló esta vez mi padre. —Como lo has descrito, es justo lo que sentimos nosotros.
Me encogí al ver la mirada que se dirigían mis padres. Ambos me miraron cuando solté un gemido lastimero.
—Creíamos que ibas a estar contenta. —murmuró mi padre.
—Lo estaría si no fuera porque Jake nunca me vería de esa manera. —susurré.
Puse los ojos en blanco al oír una carcajada proveniente de mi madre, lo que hizo que me girara a mirarla con una ceja alzada.
—Hasta un ciego se daría cuenta de lo que Jake siente por ti, cariño. —me dijo, después de dejar de reír. —Son muchos años los que llevamos observándoos.
Fruncí el ceño, confusa.—Pero él siempre estaba detrás de Bella.
—Porque tú no dejabas de decir que era tu mejor amigo.—señaló papá.
—Lo mandabas a la friendzone ya cuando erais unos críos. —se rio mamá.
Abrí los ojos como platos ante las palabras de mis padres.
—¿Qué pasa si el no me cree y piensa que es sólo por la...? —me ahogué al intentar decir la palabra.
—Imprimación. —dijo divertido mi padre.
Lo miré mal, mientras él se reía de mí.
—Estaría realmente ciego. —expresó mi madre—Hasta una piedra se derretiría con las miradas que os dais. —
Solté un pequeño chillido histérico, llevando ambas manos a la cara. Quise esconderme allí, pero sentí las manos de mi madre apartando las mías.
—Seguro que ahora no me quiere ver. —me quejé.
Mi madre puso los ojos en blanco—No digas tonterías, Lizzie
—Salí corriendo como alma que lleva el diablo, mamá.
—Yo le tiré un helado encima y salí corriendo. —papá soltó una risa—Juro que casi llegué a Canadá. —
—Olvida la parte en la que arruinó mi camiseta favorita.
—Como si eso te importara después, querida.
Bufé, al darme cuenta de habían vuelto a su burbuja
—Padres, sigo aquí.
—Lo siento—soltaron a la vez.
—Sois realmente molestos. —me quejé.
Mamá me apuntó con un dedo—Dentro de un tiempo te recordaré esta conversación, a ver quien es después la molesta.
Puse los ojos en blanco.—Como digas.
Quise que la tierra me tragara y me escupiera muy lejos cuando vi a Jacob parado en mitad de mi salón, hablando tranquilamente con mis padres. No lo había visto más desde la imprimación, lo cual había sucedido tres días atrás. Si, lo llevaba ignorando todo ese tiempo, algo que me hacía daño a mi misma, pero no tenía el valor de hablar con él.
Maldije los sentidos desarrollados de los lobos cuando los tres se giraron a mirarme. Tragué saliva, agarrada a la barandilla de las escaleras. Mis padres me miraban divertidos mientras que Jacob lo hacía como si me estuviera analizando.
Sabía que no tenía escapatoria. Si salía corriendo haca el bosque, me atraparía la manada. Si corría a mi habitación, Jacob tiraría la puerta abajo.
Le hice un gesto a Jacob con la cabeza para que me siguiera al porche. Le dirigí una mirada de advertencia a mis padres, ya que sabía el espíritu de viejas chismosas que tenían ambos, aunque seguían divertidos. El moreno me siguió, después de despedirse de mis padres.
A veces odiaba que se llevara bien con ellos.
Mi padre jamás me había dicho nada de él, a diferencia del resto de los chicos de la manada (obviamente Sam no, pero el resto sí).
Suspirando, me senté en una de las escaleras, mirando al bosque. Sentí la calidad del moreno cuando se sentó a mi lado, en la misma postura que yo tenía.
—Es raro ser parte de la manada. —murmuró de la nada—Pero aún lo es más por como lleva Sam estos días.
No pude evitar fruncir el ceño.—¿A qué te refieres?
—Está muy callado. Según Emily más que de costumbre. —hizo una pausa. —Jared dice que es porque realmente no le corresponde ser alfa.
Tragué saliva, aunque Jacob tenía razón, aún no quería admitir que en un futuro sería la líder. Solo de pensarlo quería meterme en la cama y no salir.
—Solo hay que dejar que la naturaleza siga su curso. —murmuré, recordando las palabras de mi padre.
Vi por el rabillo del ojo como Jacob me miraba serio, para luego suavizar el gesto. Una ola de calidez me golpeó, haciendo que suspirara.
—No hemos hablado de lo que ha pasado. —su voz era un murmullo.
Quise gruñir pero me controlé. Aún así, no me giré a mirarlo, seguí mirando los árboles como si fueran lo más interesante del mundo.
—Ambos sabemos lo que ha pasado, Jake. —dije, intentando que mi volumen de voz fuera constante.
—¿Y qué narices vamos a hacer?
Negué con la cabeza, mostrando que no tenía ni idea. Me resigné y me giré a mirarlo, aunque fue una mala idea. Sus ojos negros me miraban atentamente, como si quisieran leerme el alma.
—No lo sé, Jake.—admití.
—No quiero forzar las cosas si no quieres, Lizzie. Entiendo si sientes algo por Em...
Volví a fruncir el ceño.
—¿Qué? No, por dios. —me reí sin querer. —La única persona por la que siento algo es un cabezota de cuidado.
Jacob alzó las cejas, sorprendiéndose.
—¿Lo dices de verdad?
—No, de coña. —murmuré, sin poder evitar el sarcasmo.
El moreno parpadeó varias veces, haciendo que quisiera reírme de su mueca de asombro.
—No sé porque te sorprendes tanto—dije divertida. —Todo el mundo se da cuenta menos tú.
Cada vez parecía más confundido y yo más divertida.
—¿A qué te refieres con "todo el mundo"?
—A todo el mundo. —soy la reina de la obviedad—Todos los que nos conocen.
Se quedó callado un poco, como analizando lo que había dicho. En ningún momento sus ojos dejaron de mirarme, aunque ya no me intimidaban. Ahora me transmitían una sensación de paz indescriptible.
Eso era lo que me daba miedo. Los sentimientos que tenía se habían incrementado por la imprimación, llegando a asustarme a mi misma. No podía creerme todo lo que causaba en mi su sola presencia. La calidez que emanaba de él y parecía frenar mis miedos. La paz que me transmitía su mirada. Habían pasado pocos días desde que nuestros lazos se unieron, por lo que según había entendido, esos sentimientos se intensificarían aún más. Eso me daba pavor. No sabía si sería capaz de manejarlos. Me sentía demasiado joven, aunque mi loba parecía más en paz que nunca.
Supe que me quedé mucho tiempo callada cuando su mirada cambió a una preocupada.
—Deja de darle tantas vueltas a lo que sea que estás pensando.
Hice una mueca y él suspiró.
—¿Me vas a decir que te pasa?—preguntó.
—Solo estaba pensando en cómo va a afectar esto a tu relación con Bella.
Me miró como si no hubiera entendido ni una palabra de las que había dicho. Luego, abrió los ojos como platos.
—¿No creerás que yo...?—se cortó a si mismo y soltó una exclamación de sorpresa ante mi silencio. —Dios mío, parece ser que no soy el único que no se da cuenta.
—No es que no me diera cuenta. —murmuré. —Es que siempre pensé que solo me veías como tu mejor amiga, Jake.
—Dejé de verte así hace mucho tiempo.
—Supongo que los dos somos un poco retardados.
Jacob soltó una carcajada, divertido, mientras pasaba uno de sus brazos por mis hombros, pegándome a él.
—Siento haber salido corriendo aquel día. —me disculpé. —Entré en pánico al darme cuenta de lo que había pasado.
—No pasa nada. —volvió a soltar una pequeña risa. —Al menos tú sabías que había pasado. Yo me quedé como un pasmarote mirando la ventana por la que saltaste, mientras Emily sonreía de oreja a oreja, Sam me miraba serio y todos los demás parecían sorprendidos.
—Emily y Sam tenían su teoría. —hice gestos con las manos. —Supongo que ahora se ha confirmado.
—¿Qué es a lo que se refieren todos con el triángulo de Sam?—preguntó de repente. —Jared y Paul intentaban encontrar paralelismos con el suyo y el nuestro. No entiendo.
—Se supone que eso te lo debería contar Sam, no yo. —protesté.
Puso cara de cachorrito, lo que hizo que algo en mi interior se removiera agitado.
—Deja de abusar de nuestros lazos, Jake. —volví a protestar.
La comisura de sus labios se movió brevemente, haciéndome ver que trataba de esconder una sonrisa, por lo que supe que había dado en el clavo.
—Vamos, Lizzie...
Solté un gemido de irritación, consiguiendo que los ojos negros de Jacob brillaran divertidos unos segundos.
—Antes de convertirse, Sam estaba comprometido con Leah, la hija mayor de los Clearwater.—mi voz era solo un murmullo. —Él fue el primero en convertirse, por lo que estaba perdido y tuvo que recurrir a los miembros del consejo. Ellos le explicaron que era lo que había pasado, lo que conllevaba, sus riegos, sus ventajas. Sam entendió que no podría acercarse a Leah en una temporada, por miedo a hacerle daño. —suspiré. —Como habrás comprobado, somos muy temperamentales, y Sam carecía del autocontrol que tiene ahora...
—No entiendo porque me cuentas esto.—me interrumpió.
Lo miré mal.
—No me interrumpas.—protesté.
Puso los ojos en blanco, divertido, pero se mantuvo en silencio.
—Cuando consiguió controlarse volvió a acercarse a Leah y todo le parecía que había vuelto a la normalidad. Pero no fue así. —hice una pausa dramática. —Emily vino a visitar a su prima Leah y fue ahí cuando todo se torció. Sam se imprimó de Emily. Aunque intentó luchar contra la imprimación, porque no quería dañar su relación Leah, le fue imposible. Se hacía daño a si mismo, y aunque no lo sabía, también se lo hacía a Emily. —suspiré. —Sam se lo acabó confesando, a su manera, a Leah, quien se alteró muchísimo. Obviamente rompieron el compromiso y dejaron de hablarse. Sam se siente culpable del dolor que pasó y pasa Leah, aunque no pueda hacer mucho por ella. —hice una mueca. —Después de todo, su vida ahora es con Emily.
—¿Leah y Emily son primas?
—Sí, primas hermanas
Jacob soltó un sonido de exclamación.—Vaya, ahora entiendo las miradas asesinas que lanza cuando voy con mi padre a su casa.
—En cierto modo la entiendo. —murmuré, apoyando la cabeza en su hombro. —Después de toda la ilusión que tenía depositado en su futuro con Sam, pasa algo que ella no llega a entender y el que creía que era el hombre de su vida ya no la ama como antes. —me mordí el labio inferior. —Es normal que esté amargada. No solo perdió al amor de su vida, sino que tampoco le habla a su prima. Su propia familia.
—¿Por qué hablas como si lo hubieras vivido?
Levanté la cabeza, encontrándome con la mirada angustiada de Jacob. Tragué saliva, pensando que decir.
—Cuando me convertí, llegué a pensar que me odiarías el resto de tus días y me dolía. —admití.—Era como si me hubiera tragado fuego y me estuviera quemando por dentro.
—Puede que la teoría de tus padres tenga razón. —murmuró. —Porque yo sentía algo parecido cuando no me cogías las llamadas o no podía verte.
Solté un suspiro, más largo de lo normal. Jacob se me quedó mirando, para luego fruncir el ceño.
—Espera, entonces, ¿Quién es la tercera parte de nuestro triángulo?—preguntó confundido.
—Según Jared y Paul: Bella. —
Su mueca se transformó en una de pura confusión.
—¿Bella?—repitió con incredulidad.
—Sí.
Pestañeó varias veces. —Pero, ¿Por qué?
—Estaban convencidos de que sentías algo por ella.
—Por eso se me quedaron mirando cuando tu te fuiste.
Me mordí el interior de la mejilla. —A ellos no les gustaba. —hice una pausa—Y a Sam tampoco.
—¿A Sam? ¿Por qué?
—Desde que me convertí, Sam y Emily han pasado a ser como hermanos mayores para mí.—sonreí. —Que tú estuvieras con la chica vampiro suponía que yo no estuviera de buen humor, aunque yo sabía que no era seguro para ti.
—¿Por eso te caía mal?—
—Jake, nunca me cayó mal. —me reí. —Simplemente odiaba la parte en la que pudieras estar con ella sin temor a que te arrancara la cabeza en menos de un segundo.
Suspiró, apoyando el mentón en mi cabeza.
—Lo siento mucho pero no vas a librarte de mí. —murmuró divertido.
—No esperaba menos de ti, Jake.
Soltó una carcajada, moviéndome en el acto.
—Y tampoco pienso luchar contra los lazos. —añadió luego de unos segundos en silencio.
—No quiero que lo hagas.
Bajó a mirarme, haciendo que una pequeña sonrisa apareciera.
—Quizás, después de todo, esto no es tan malo. —murmuró.
Asentí.—Todo lo malo tiene una parte buena.
Sonrió, para luego dejar un beso en mi frente y volver a la posición en la que estaba antes.
No podía evitar pensar en todo lo que nos esperaba en un futuro.
Ahora ser lobo tenía otro significado, como si antes le faltara una acepción, una que cambiaría todo. Pero la había cobrado, ahora la tenía. Como un rompecabezas al que le faltaba una pieza, o una sonata sin la última nota. Ahora la melodía podía sonar de corrido, mostrando cuan hermosa era y relajar hasta a la más inquieta alma. Ya todo tenía sentido, por fin.
Ahora, me sentía completa.
¡Holaaaa! Ya estoy aquí otra vez jiji. Después del final del último capítulo me daba yuyu salir. Pero creo que este lo compensa ¿no?
¡Ha pasado! ¡Se han imprimado! *grita en modo fan mientras corre en círculos*
Muchas personas ya habían visto pequeñas pistas, aunque creo que alguna era del tamaño de un cachalote *se ríe*.
¿Qué os ha parecido?
Sinceramente, no sabía cómo describir cómo se siente Lizzie después de la imprimación. La verdad es que creo que se puede ver que está entre emocionada y asustada. Ya sé que en muchos sitios pone que las mujeres no se impriman, pero yo quería cambiar eso. Siento que si los dos se impriman es más intenso. Tiene sentido ¿no?
¿Qué os ha parecido que haya recurrido a sus padres? ¿Y qué haya estado tres días sin ver a Jake?
También me gustaría comentar lo que ha dicho el padre de Lizzie, Frank. He alterado un poco la historia para que la abuela de Lizzie fuera la primera en transformarse. Eso quiere decir que no fue Ephraim quien habló con los Cullen 7u7.
¿Qué opináis de que vaya a ser alfa?
Y con respecto a la conversación entre Jake y Lizzie.... Mis dos bebés no pueden ser más monos, dios mío. ¿Qué opináis?
Si os ha gustado, no olvidéis dejarme una estrellita. También podéis poner comentarios con vuestras opiniones, teorías y/o sugerencias.
¡Me encanta leeros!
Nos leemos en comentarios.
~I 👑
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro