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CAPÍTULO SEIS
PREPARATIVOS PARA LA BATALLA
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Al día siguiente, Alice nos llamó. Nos dijo que Bella parecía haberse dado cuenta de que el ejército era cosa de Victoria, su manera de llegar a la humana y vengarse de su pareja. Me había explicado que ella no lo había visto porque Riley era el que tomaba las decisiones en vez de la pelirroja. Aunque la duende me dijo que solo era una teoría de Bella, todo tenía sentido.
Victoria sabía que los Cullen podían predecir sus movimientos, pero no los de alguien que no conocían. Era la tapadera perfecta para llevar a cabo su venganza. Aunque, claro, la pelirroja no contaba con nuestra presencia. Pensaba que solo estaban los vampiros de ojos dorados y que el ejército no tendría ningún problema para aplastarlos. Pobre ilusa. Íbamos a destruir sus planes y ella no tenía ni idea.
Edward nos había citado a Jacob y a mí en el claro en el que sería la batalla. Bueno, en verdad solo lo había dicho a mí, pero mi lobo no quería que fuera yo.
—No hace falta que vengas, Jake. —insistí por décima vez. —No necesito un niñero. —
—Ya te lo he dicho, amor. —replicó él. —No quiero que estés sola con los chupasangres. —
Puse los ojos en blanco, sabiendo que era inútil discutir con él, vendría de todas formas. A veces era realmente testarudo, aunque en eso nos parecíamos bastante.
Corrimos hacia el lugar citado en forma lobuna, para luego pasar a humana. Jacob se acercó a mí y tomó mi mano, aunque yo no dije nada. Bella me sonrió, a un lado de Edward, mientras que al otro estaba su hermano Jasper. Ambos vampiros arrugaron ligeramente la nariz, provocando que un pequeño gruñido saliera de mí.
— ¿No vas a pelear, Eddie?—pregunté al acercarnos a los tres.
— ¿Te has roto una uña, Cullen?—se burló Jake, sonriendo.
—Lo está haciendo por mi, chicos. —lo defendió Bella, haciendo que me riera unos segundos.
Vaya, vaya, Eddie, necesitas que una humana te defienda. Muy lindo.
Edward puso los ojos en blanco, pero me ignoró. Me reí al ver que no iba a contestar.
—Como si le importara. —mascullé, a la vez que Jake decía "no me importa". Quise reírme, mi lobo era realmente predecible.
—Decidnos el plan. —hablamos a la vez.
—Este campo nos dará ventaja en la batalla. —habló Jasper. —Atraeremos a los neófitos con el olor de Bella. Pero debe terminar aquí. —
—Edward y yo iremos a un campamento. —siguió la humana. —Aunque él me cargue, ellos reconocerán el olor. —
—Vuestro tufo en cambio, es nauseabundo. —señaló el vampiro, haciendo una mueca de asco.
Solté un gruñido, aunque fue Jake el que contestó. —No creo que quieras empezar a comparar tufos, hermano. —
—Lo que quiere decir. —se apresuró Bella, antes de que uno de nosotros saltara sobre Edward. —es a que vuestro olor tapará el mío si uno de vosotros me cargáis. —
—Hecho. —asentimos los dos.
—No me empieza a gustar la idea. —murmuró Edward, haciendo una mueca.
Jasper miró a su hermano. —Edward, no van a querer acercarse a su....—se giró a mirarnos—...olor. —
—Tranquilo, Eddie, la llevaré yo. —quise reírme ante su mueca—Así que no te preocupes por los celos. —me giré a mirar a Bella y le guiñé un ojo. —O debería ¿eh, nena? —
Bella soltó una pequeña carcajada, a la vez que Edward y Jake bufaban. Jasper nos miraba divertido.
La humana se acercó a mí. —Vamos a probar. —
Se colocó a mi lado. Me agaché para coger sus piernas, haciendo que uno de sus brazos rodeara mi cuello. La levanté, riéndome al darme cuenta de lo poco que pesaba. O yo tenía mucha fuerza.
—Marchando perfume de lobo. —bromeé, esbozando una sonrisa cínica.
Edward me miró mal, aunque podía ver una pequeña sonrisa. —Corre. —
Sonreí y me di la vuelta, correteando. Podía sentir a Jacob seguirme cuando me metí en el bosque. Disminuí mi paso a estar solo andando.
— ¿Me vas a pedir que tampoco pelee?—bromeé. — ¿No te preocupa que yo esté a salvo? ¿O Jake? —
—Claro que si. —replicó ella. —Pero ambos diríais que no. —
Sonreí, ya que ella tenía razón.
—Además, no es como si tuviera otra opción. —murmuré, con la vista clavada en el bosque. —Después de todo, hasta Sam ha aceptado esto, como si fuera una orden de alfa. —
—Es verdad. Antes, ¿dejaste que Sam fuera alfa? —
—No quería estar en una manada- —admití, sintiendo los ojos marrones de ella en mi cara—Mucho menos ser su líder. —
—Wow. —murmuró Bella. —Jefa Lizzie. —
—Si bueno, cuando hice mi elección no pensé en las consecuencias. —murmuré. —No tenía ni idea de mi abuela ni nada del tema. —suspiré. —No tengo elección. —
— ¿No puedes negarte?—preguntó curiosa.
—No. —negué, haciendo una mueca. —Y aunque pudiera, si lo hiciera, después no sería capaz de mirar a la cara a Jake. Él confía en que soy una buena alfa. —
—Y lo serás. —asintió. —Todas las decisiones tienen sus cosas, menos la tuya. Pero Jake y tú deberían aceptar la mía. —
Suspiré. —No soy quien para decirte de quien te enamoras, Bells, después de todo, mi novio es un hombre lobo. —me río, causando una pequeña sonrisa en mi amiga. —Pero, ser vampiro es algo permanente. No habría vuelta atrás. Yo creo que deberías pensarlo mejor. —
—Lo haré—asintió la humana, aunque algo me decía que solo lo había dicho para que dejara de hablar del tema.
Jasper había dicho que el plan había funcionado: mi olor a lobo tapaba el de Bella. Y que yo la llevara y no Jake hacía más feliz a Edward, aunque no del todo. Me hacía gracia lo celoso que podía llegar a ser el vampiro cobrizo. Debía confiar más en Bella y no estar pegado a ella como una lapa.
Los Cullen habían salido a cazar para coger fuerzas para la batalla, menos Edward. Por lo que me había dicho Bella, ellos tendrían la casa para ellos solos. Espero que lo aprovechara, por que sino iba a patear el trasero de la humana hasta que me cansara.
Nosotros nos habíamos reunido para organizarnos. Seth había comenzado a protestar cuando dijimos que era mejor para él que se quedara con Bella y Edward. Al pequeño Clearwater no le hacía mucha gracia.
—Oh, vamos. —volvió a quejarse. —Puedo ser útil. —
—Claro que si. —se burló Jared.
Lo fulminé con una mirada, mientras él miraba al pobre Seth con una sonrisa burlona.
—Seth, ya te lo explicamos. —habló Sam, con paciencia infinita. —No sabemos como pueden reaccionar los neófitos. Es mejor para Bella que estés allí, que seas de ayuda allí. —
—Esto es injusto. —se quejó de nuevo Seth.
—Por amor a todo lo sagrado, ¿es que tenéis que quejaros por todo?—murmuré, evitando el gruñido que quería salir de mi garganta.
Tanto Sam como Seth bajaron las cabezas y Jared borró su sonrisa divertida. Se notaba como mi efecto comenzaba a funcionar en los lobos, aunque no lo usara mucho.
—Nos vemos mañana. —me despedí. —Intentad descansar bien. —
Dicho eso, cogí la muñeca de Jake y lo arrastré fuera. Ambos salimos de la casa de Emily casi correteando. Caminamos hacia nuestra casa sin decir nada, solo escuchando los grillos de fondo. No era un silencio incómodo, sino todo lo contrario. No necesitábamos palabras para comunicarnos.
Llegamos a casa y me senté en el sofá rápidamente. Jake se sentó a mi lado, mientras por mi mente pasaban las infinitas posibilidades de la batalla del día siguiente. No lo iba a decir en voz alta, pero una pequeña parte de mi estaba aterrorizada. No por mí, sino por que algo le pasara a Jake.
—Eh, amor. —murmuró Jake, al ver mi mueca. —Todo va a salir bien. Ya lo verás. —
Sacudí la cabeza. —Ni se te ocurra hacer promesas que no sabes si puedes cumplir, Jake. —
—Los Cullen están seguros de que serán pan comido. —me intentó animar. —No cuentan con nosotros y eso nos da mucha ventaja. —
Suspiré, apoyando mi cabeza en su hombro. Casi sonreí cuando besó mi frente, pero estaba demasiado preocupada.
—Solo no quiero que te pase nada. —murmuré con la voz angustiada.
Alcé la cabeza para mirarlo a los ojos. Estaba serio, pero como cada vez que me miraba, su mueca era dulce.
—Vamos a estar bien, ya verás. —asintió. —Vamos a machacar vampiros los dos juntos, amor. —
—Mmmm, que romántico. —me burlé.
Soltó una carcajada. —Pocas cosas hay más románticas para una pareja de lobos. —
Sonreí, ganándome otro beso en la frente. Este si que consiguió que me relajara algo, aunque fuera un poco.
— ¿Por que no nos damos un baño juntos?—ronroneó en mi oído. —Así podemos relajarnos. —
Me mordí el labio inferior. —Me parece buena idea. —
El sonido de mi teléfono hizo que ambos saltáramos en el sitio. Jake soltó un gruñido de molestia mientras yo me inclinaba para ver el nombre del contacto.
—Ve preparando todo. —le ordené.
Él sonrió de nuevo, besando mi coronilla, para luego levantarse. Cogí el teléfono y le di a aceptar la llamada.
—Hola Bells, ¿ya has dejado de ser monja? —
—Liz, por dios... —
Me eché a reír.
—Lo siento, pero contesta. —
Suspiró. —No, Edward es de la vieja escuela. —
—Oh dios. ¿Virgen hasta el matrimonio? —
—Exactamente. —
— ¿Sabes que eso puede considerarse chantaje? —
—No lo había pensado, pero ten en cuenta que tiene más de cien años. Las cosas eran distintas. —
—Deberías decirle que se actualice al Windows del siglo XXI. —
Soltó una carcajada. —Se lo diré. —
Me acomodé en el sofá, oyendo a Jacob hacer ruido en el baño. Me preguntaba que rayos estaba haciendo para montar tal escándalo.
—Si no me llamas para decirme que has perdido la virginidad, ¿qué pasa? —
— ¿Recuerdas que te dije que me gustaría que fuera él quien me convirtiera? —
Bufé. —Si, lo recuerdo. —
—Bueno, pues él tiene sus propias condiciones. —
— ¿De nuevo chantaje? —
—Liz... —
—Lo siento, lo siento. Continúa. —
Oí como suspiraba. Se mantuvo unos segundos en silencio.
—Me ha pedido que me case con él. —
— ¿¡QUÉ?! —
Juraría que hasta mi madre había escuchado mi grito.
—Si bueno, yo también he reaccionado así. —
— ¿Y que le has dicho? —
—....—
—Oh, dios, le has dicho que si. —
— ¿Qué le habrías dicho tu a Jake? —
Me mordí el labio inferior ante eso.
— ¿Liz? —
No sabía que contestarle.
—Oh dios, estáis comprometidos. —
—Yo...bueno...nosotros... —
—Tu balbuceo me lo ha confirmado. —
Solté un suspiro, más largo de lo que pretendía.
— ¿Hace mucho que te lo pidió? —
—Unos cuantos meses, la verdad. —
— ¿Qué? ¿Cuando pensabas decírmelo? —
—Después de la batalla. —
—Así que a eso se refería Alice con que tendría mucho trabajo. —
Sonreí aunque ella no pudiera verme. —Sip. —
—La verdad es que no sé porqué me sorprende tanto. Me lo esperaba. —
— ¿Enserio? —
—Claro, solo que cuando fuerais más mayores. ¿No te sientes muy joven para casarte? —
—Sólo nos vamos a casar, Bells, no es como si fuéramos a montar un equipo de fútbol de cachorros. —
—Ya... —.
—Pero entiendo tu punto, la verdad. Casi me da un infarto cuando lo vi sacar el anillo de la cajita. —
—Vaya, no creía que Jake fuera tan romántico. —
—Créeme que yo tampoco. —
Hizo una pausa, como si se pensara que decir. — ¿Te das cuenta de que ambas estamos comprometidas a estas alturas? —
—Si, es una locura. —
—Creo que cuando se lo diga a mi padre le va a dar un infarto. —
—No sé que decirte, Bells, mis padres se lo tomaron bien. —
—Tus padres son lobos y vosotros estáis imprimados, por eso están bien. Pero mi padre no sabe nada de vampiros ni nada de eso, así que no lo va a entender. —
—El jefe Swan va a ser un hueso duro de roer. —
—Y que lo digas. Él sólo va a ver a su hija recién graduada casarse con un chico que no le cae demasiado bien. —
—Oh dios, tienes suerte que Edward sea antibalas. —
—Ya lo creo. Bueno, hoy me dijo que le cae mejor por ser de la vieja escuela. —
Solté una carcajada. —No me digas que intentó darte la charla con tu edad. —
—Lo pretendía, pero era igual de vergonzoso para ambos. —
—Cielo santo, me lo puedo imaginar. Aunque mis padres nunca me dijeron nada. —
— ¿Enserio? Mi madre me dio la charla a los diez años. Aún no entiendo porqué. —
—Solo espero que en la luna de miel seas capaz de convencer a Edward. —
—Va a ser difícil. Tiene miedo de hacerme daño. —
—Es normal, Bells, él es algo así como de granito y tú de carne y hueso. —
—Él mismo me dijo que tenía que vivir todas las experiencias humanas posibles antes de convertirme. —
—Ahí tienes tu chantaje, Bells. —
—La verdad es que lo intenté hoy. Creo que no fue una buena idea. —
—No, no lo fue. Edward tiene la mente en destrozar a Victoria y tú te comportaste como una adolescente hormonada. —
—Él quiere que disfrute de mi humanidad, eso es lo que arrastra. —se defendió.
—Buenas excusas. Veo que las has estado practicando. —
Cerré los ojos cuando oí como a Jake le caía algo al suelo y comenzaba a maldecir.
— ¿Qué ha sido eso? —
—Es Jake preparando un baño, pero no sé que rayos está haciendo. —
—Deberías ir a mirar antes de que le destroce el baño a tus padres. —
Hice una mueca, al darme cuenta. Bella no sabía que vivíamos juntos.
—Ya, bueno, de todas formas, ya no vivo con mis padres. —
— ¿Qué? —
—Hace unos meses, mis padres arreglaron la casa de mi abuela. Jake y yo vivimos juntos. —
—Vaya... —
—Ya. La verdad es que está muy bien. Cerca de las casas de nuestros padres, por si pasa algo—.
— ¿Te das cuenta de que llevas meses haciendo vida de casada? —
—Si, y según tengo entendido es algo normal entre lobos. Mis padres también lo hicieron. —
—Vaya, eso es....no tengo palabras, la verdad. —
Solté una carcajada, intentando ignorar la voz de Jake hablando solo.
—Bueno, creo que sería mejor que te dejara descansar para la batalla. —
—Si, no vaya a ser que Edward entre en crisis porque no le estés haciendo caso. —
—Eres realmente graciosa. —hizo una pausa, suspirando. —No puedo convencerte de que os retiréis ¿verdad? —
—Nop. —
—Al menos lo he intentado. —
—Todo saldrá bien, Bells, ya verás. —
—Espero que tengas razón. —
—Ya verás que si. —
—Nos vemos mañana, Liz. —
—Hasta mañana, Bells. —
Colgué la llamada, pensando en todo de lo que había hablado con Bella. Las dos estábamos comprometidas con seres sobrenaturales, lo cual era sumamente raro y divertido. La única diferencia es que yo también era uno, mientras que ella era una humana.
Me levanté del sofá, dejando el móvil en la mesa de la sala. Caminé hasta el baño, donde Jake estaba sentado en el suelo con los ojos cerrados. Fruncí el ceño, para luego mirar la bañera. Estaba llena de agua humeante de un color azulado con puntitos rosas.
— ¿Por qué tanto escándalo, Jake?—le pregunté, ya que no veía nada tirado en el suelo. —No veo nada tirado. —
—No encontraba los tintes del agua. —murmuró, aún con los ojos cerrados.
— ¿Piensas levantarte? —
—Ahora estoy cómodo aquí sentado. —
Puse los ojos en blanco a la vez que sonreía con malicia.
—Tu mismo. —
Abrió los ojos cuando oyó la cremallera de mi ropa. Me miró de arriba a abajo mientras yo me desvestía. Mi sonrisa creció cuando vi como tragaba saliva y sus ojos se oscurecían, si es que eso era posible.
Se levantó y caminó hacia mí. Cogió mis manos y las llevó a su camiseta. Le ayudé a quitársela, mientras él aún me miraba serio. Me reí para luego quitarle el pantalón y la ropa interior.
—Relájate, amor. —susurré en su oído, viendo como se le erizaba la piel.
Me metí en la bañera, bajo su atenta mirada. Me acomodé, jugando levemente con el agua. Luego, le hice un gesto de que se metiera, agrandando mi sonrisa. No tardó mucho en hacerlo, rozando su piel con la mía.
—Relajémonos, amor. —sonrió de lado.
¡Hola, hola! ¿Qué tal estáis? ¡Espero que bien!
Bueno, creo que ya podéis comprobar que me encanta desaparecer sin dejar rastro. Literalmente es porque cuanto más publique, antes se acaba —¿qué? Yo no he dicho nada ups.
Bueno, la verdad es que ha sido un capítulo intensito, pero como sempre, hay partes en las que tengo que hacer el payaso o no me va bien.
Por ejemplo, la conversación por teléfono entre Lizzie y Bella. En serio, me puse a llorar de la risa mientras la escribía.
¿Qué os ha parecido?
Ya sabéis que podéis dejarme lo que queráis en comentarios y os contestaré muy feliz. Y si os ha gustado, podéis apoyar la historia de Jazzie dándole a la estrella.
Nada más por mi parte, pero ya sabéis que...
¡Nos leemos en comentarios!
PA: en mi perfil podéis ver que está abierta la tanda de pedidos de mi libro Multifandom. ¡Sentios libres de hacer uno, dos o más de Crepúsculo!
~I 👑
|Publicado|:06/12/2020
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