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26.


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CAPÍTULO VEINTISÉIS
Lucharemos

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Realmente pensábamos que con Carlisle en la casa las tensiones entre los vampiros se disolverían, pero no fue así. De hecho, algunas aumentaron de magnitud, pues había miembros del mismo aquelarre que no compartían sus opiniones. Y sí, claramente me refería al clan egipcio, los causantes de que la tensión no se hubiera disipado.

—Alistair se ha ido. —murmuró Edward, aunque no le hice ni caso. Mi atención estaba en otro lado.

Dentro del salón se estaba produciendo una confrontación que tenía incluso apariencia física. Había un círculo de espectadores alineados contra las paredes, todos los vampiros testigos menos Alistair y los tres implicados en la pelea. Esme, Kebi y Tia eran las más cercanas a los tres vampiros del centro; en mitad de la habitación, Amun siseaba cual serpiente venenosa a Carlisle y Benjamin.

—Amun, si quieres marcharte, nadie te obliga a quedarte. —decía Carlisle, con su característica tranquilidad.

—¡Me estás robando la mitad de mi aquelarre, Carlisle! —chillaba Amun, apuntando con un dedo a Benjamin. —¿Ha sido por eso por lo que me has hecho venir? ¿Para robármelo?

Carlisle suspiró, y Benjamin puso los ojos en blanco.

—Sí, claro, Carlisle emprende una lucha contra los Vulturis, pone en peligro a toda su familia, solo para arrastrarme a mí a la muerte. —repuso Benjamin con sarcasmo. —Sé razonable, Amun. Yo siento la obligación de hacer lo correcto, quedándome aquí y no me estoy uniendo a ningún otro aquelarre. Y tú puedes hacer lo que quieras, claro, como te ha señalado Carlisle.

—Esto no va a terminar bien. —gruñó Amin. —Alistair es el único cuerdo de esta reunión. Todos deberíamos salir por pies.

—Mira a quién estás llamando cuerdo. —murmuró Tia en un aparte, en voz baja.

Me reí por lo bajo.

—¡Nos van a masacrar a todos!

¿Alguien sabe dónde tiene este vampiro el botón de apagar?

—No va a haber ninguna lucha. —afirmó Carlisle con voz decidida.

—¡Eso es lo que tú dices!

—Si eso sucede, siempre puedes cambiarte de bando, Amun. Estoy seguro de que los Vulturis apreciarán tu ayuda.

Amun lo miró desdeñosamente.

—Tal vez sea lo correcto.

Para un cobarde, puede.

La respuesta de Carlisle fue cariñosa y sincera.

—Yo nunca te tomaría esto en cuenta, Amun. Hemos sido amigos durante mucho tiempo, pero jamás te pediría que murieras por mí.

La voz de Amun se mostró ahora más controlada.

—Pero te estás llevando a mi Benjamin contigo.

Oye, ¿podemos obviar que es un pensamiento algo posesivo de más?

Carlisle puso su mano sobre el hombro de Amun y él se la sacudió de un tirón.

—Me quedaré, Carlisle, pero irá en contra tuya. Me uniré a ellos si ese es el único camino para poder sobrevivir. Sois todos unos majaderos si pensáis que podéis enfrentaros a los Vulturis. —los contempló con cara de pocos amigos, y después suspiró. Miró a Renesmee y a Bella de mala manera, dando un brinco cuando un gruñido salió desde el fondo de mi garganta. Añadió en tono exasperado: —Atestiguaré que la niña ha crecido, porque eso no es más que la verdad. Cualquiera podría verlo.

—Es lo único que os hemos pedido.

Amun hizo una mueca.

—Pero no va a ser eso lo único que consigas, según parece. —se volvió hacia Benjamin. —Te he dado la vida y la estás desperdiciando.

Oh, muérete ya, pesado.

El rostro de Benjamin se volvió más frío de lo que jamás había visto y su expresión contrastó de manera extraña con sus rasgos juveniles.

—Es una pena que no pudieras sustituir mi voluntad con la tuya durante el proceso. Quizás entonces por fin habrías estado satisfecho conmigo.

Los ojos de Amun se entrecerraron. Le hizo un gesto a Kebi y pasaron dando largas zancadas a nuestro lado en dirección a la puerta principal.

—No se va a marchar—confió Edward en voz baja—, pero mantendrá aún más las distancias de aquí en adelante. No estaba marcándose un farol cuando hablaba de unirse a los Vulturis.

—¿Por qué se ha ido Alistair? —le preguntó Bella.

—No todo el mundo ve la situación de forma positiva. No ha dejado ni siquiera una nota. De sus rezongos cabe imaginar que considera inevitable la lucha. A pesar de su comportamiento, la realidad es que Carlisle le importa demasiado para alinearse con los Vulturis. Supongo que ha terminado decidiendo que era un peligro demasiado grande. —Edward se encogió de hombros.

Eleazar contestó al comentario, a pesar de que el lector de mentes había hablado solo para nosotros.

—Lo que se podría deducir de sus quejas era algo más que eso. No hemos hablado mucho de la agenda de los Vulturis, pero a Alistair le preocupaba que los Vulturis no nos escucharían, con independencia de lo bien que fuéramos capaces de demostrar vuestra inocencia. Está convencido de que encontrarán una excusa para salirse con la suya.

Los vampiros se miraron incómodos unos a otros. Solo los rumanos mantuvieron la compostura, con sus medias sonrisas irónicas. Parecían divertidos de ver el esfuerzo que hacían los demás por pensar bien de sus viejos enemigos.

Comenzaron a la vez muchas discusiones en voz baja, pero escuchamos la de los rumanos. Quizá porque Vladimir, el de pelo claro, continuaba lanzando miradas en dirección de Bella.

—Tengo la gran esperanza de que Alistair tenga razón en esto. —le murmuraba Stefan. —No importa el resultado de la contienda, el rumor se extenderá. Ya es hora de que nuestro mundo vea en lo que se han convertido los Vulturis. Nunca caerán mientras todos se crean esa tontería de que ellos son los custodios de nuestra forma de vida.

—AL menos cuando nosotros gobernábamos, éramos honrados sobre lo que éramos. —replicó Vladimir.

Stefan asintió.

—Nunca nos hicimos pasar por puros ni nos hicimos llamar santos.

—Creo que ha llegado la hora de luchar. —añadió Vladimir. —¿Cuándo crees que volveremos a encontrar unas fuerzas como las de ahora para resistir de verdad? ¿O una oportunidad mejor que esta?

—Nada es imposible. quizás algún día.

—Hemos estado esperando ya quince siglos, Stefan, y lo único que han hecho ha sido fortalecerse más y más con los años. —Vladimir hizo una pausa y miró a Bella de nuevo. No mostró sorpresa alguna cuando vio que nosotros lo observábamos. —Si los Vulturis ganan este conflicto, se marcharán más poderosos de lo que han venido, con nuevas conquistas que añadir a sus fuerzas. Piensa solo en lo que esa neófita podría aportarles. —apuntó hacia Bella con la barbilla. —y apenas está descubriendo su don. Y luego está el que mueve la tierra. —Vladimir asintió en dirección a Benjamin, quien se envaró. Casi todos estaban prestando atención a los rumanos, igual que yo. —Y esa loba, que es alfa elemental, ¿Aro realmente tiene idea de lo que puede llegar a hacer? —clavó su mirada en mí, y Jacob gruñó entre dientes. —Con sus gemelos brujos no tendrían necesidad de la ilusionista ni de la que lanza descargas. —y sus ojos se movieron hacia Zafrina y Kate.

Stefan miró en dirección a Edward.

—Y tampoco necesitan exactamente al lector de mentes, pero ya veo por donde vas. La verdad es que obtendrían mucho si ganaran esta vez.

—Mas de lo que podemos permitir que consigan, ¿no estás de acuerdo?

Stefan suspiró.

—Creo que estoy de acuerdo. Y eso significa....

—Que debemos plantarles cara mientras todavía quede esperanza.

—Con que solo los diezmáramos, incluso, si les pusiéramos al descubierto...

—Entonces, algún día, otros terminarían el trabajo.

—Y nuestra larga venganza podría cumplirse. Al fin.

Sus ojos se encontraron durante un momento y entonces murmuraron al unísono.

—Parece la única manera.

—Así que combatiremos. —finalizó Stefan.

Aunque se podía percibir que se sentían divididos entre el instinto de supervivencia y la venganza, la sonrisa que intercambiaron estaba llena de anticipación.

—Nosotros también tomaremos parte en la batalla. —anunció Tia, con su voz habitualmente grave más solemne que nunca. —Creemos que los Vulturis se sobrepasan en el ejercicio de la autoridad y no albergamos deseo alguno de pertenecerles. —sus ojos se dirigieron a su compañero.

Benjamin sonrió con amplitud y lanzó una mirada pícara hacia los rumanos.

—Por lo que parece, soy una mercancía de interés, así que tendré que luchar el derecho a ser libre.

—Esta no será la primera vez que haya peleado para defenderme del dominio de un rey. —comentó Garret en tono de broma. Caminó hacia delante y le dio una palmada en la espalda baja a Benjamin. —Aquí hablamos de defender la libertad contra la opresión.

—Nosotras estaremos al lado de Carlisle. —expuso Tanya. —Y combatiremos con él.

El pronunciamiento de los rumanos parecía haberles hecho sentir a los demás la necesidad de hacer sus propias declaraciones.

—Nosotros no nos hemos decidido. —admitió Peter. Miró hacia abajo, hacia su pequeña compañera; la expresión de los labios de Charlotte era de insatisfacción. Parecía como si ya hubiera tomado su decisión.

—Lo mismo digo. —dijo Randall.

—Y yo. —añadió Mary.

Solté un bufido irritado ante las miradas que Bella y Edward me dieron. Parecían suplicarme con la mirada... Lástima que no fuera a hacerles ni puñetero caso.

—Creo que es evidente lo que haremos nosotros, así que dejad de pedirme con la mirada que me niegue porque no pienso hacerlo. —gruñí entre dientes, conteniendo una sonrisa al ver las muecas divertidas de Benjamin y Garret. Esos dos iban a ser un dolor de muelas.

—Liz...—musitó Bella.

—¿Recuerdas la última vez que me pediste que me mantuviera al margen? ¿Lo que te dije? —pregunté con ironía, sonriendo con suficiencia cuando suspiró. —Ahora no es solo por ti, Bella, sabes perfectamente mis razones. No puedo negarle a mi naturaleza el proteger a Nessie, lo sabes. —le guiñé un ojo a mi ahijada, quien sonreía de oreja a oreja. —Claro que puedes pedirle a los demás que no luchen, pero te van a ignorar olímpicamente.

—No nos dan miedo un puñado de vampiros. —señaló Jacob, con una sonrisita altanera.

—Que niño...—murmuró Peter.

—Infantil. —le corrigió Randall.

Jacob sonrió de forma provocadora, y no pude evitar imitarlo.

—No somos infantiles, queridos, somos protectores de humanos.... Y en mí caso, del mundo sobrenatural. —señalé, quizás se me estaba subiendo el ego con rapidez, pero Edward no hizo amago de pararme. —Así que, podemos admitir que un montón de italianos no nos dan miedo.

—¿Realmente no te lo dan? —preguntó Benjamin, ladeando la cabeza.

—Me da más miedo lo que pueda pasar si me quedo de brazos cruzados sin hacer nada. —admití, mirando de nuevo a Nessie.

—Bueno, yo estoy en ello. —dijo Maggie, desprendiéndose con una sacudida de la mano de Siobban, que la sujetaba. —Sé que la verdad está del lado de Carlisle, y eso no lo puedo ignorar.

Siobban miró fijamente al miembro más joven de su aquelarre con ojos preocupados.

—Carlisle—dijo ella como si estuvieran a solas, ignorando el ánimo de repente formal de la reunión, y el arrebato imprevisto de declaraciones. —, no quiero que esto termine en lucha.

—Ni yo tampoco, Siobban. Ya sabes que es lo último que deseo. —les sonrió a medias. —Quizás podrías concentrarte en mantener la paz.

—Ya sabes que eso no ayudaría. —dijo ella.

Recordé la discusión de Rosalie y Carlisle sobre la líder irlandesa. Carlisle creía que Siobban tenía un sutil pero poderoso don para hacer que las cosas sucedieran a su voluntad, aunque ella fuese la primera en no creérselo.

—No hará daño. —dijo Carlisle.

Siobban puso los ojos en blanco.

—¿Qué visualice el resultado que deseo? —preguntó ella con sarcasmo.

Carlisle sonreía ahora de forma abierta.

—Si no te importa.

—Entonces no habría necesidad de que mi aquelarre se pronunciara, ¿no? —replicó ella. —Ya que no habría posibilidad de lucha.

Puso la mano en el hombro de Maggie, acercando la niña hacia sí. El compañero de Siobban, Liam, permaneció en silencio e inexpresivo.

Casi todo el mundo en la habitación pareció confundido por el intercambio claramente jocoso entre Carlisle y Siobban, ya que se no se lo explicaban.

Ese fue el final dramático de los discursos por esa noche. El grupo se dispersó poco a poco, algunos para cazar, otros para pasar el tiempo con los libros, las televisiones o los ordenadores de Carlisle.

Fue con Edward, Renesmee, Bella y Jacob a cazar. Bueno, nosotros los acompañamos, pues no teníamos apetito.

—Estúpidas sanguijuelas. —gruñó para sí mismo. —Se creen tan superiores...—y resopló.

Enganché mi brazo con el suyo y su expresión mejoró. Aunque solo un poco.

—Se van a quedar pasmados cuando los <<infantiles>> les salven sus vidas de superiores, ¿no? —bromeó Edward.

Jake sonrió y le dio un puñetazo amistoso.

—Diablos, sí, ya lo creo.

Esa no fue la última cacería. Salieron de caza una vez más, cerca ya de la fecha en la que se esperaba la llegada de los Vulturis. Como el momento definitivo no era nada preciso, entre todos estábamos planeando quedarnos unas cuantas noches fuera, solo por si acaso, en el gran claro, el que usaban para jugar al béisbol y Alice había distinguido en su visión. Todos sabíamos que vendrían el día en el que la nieve cubriera el suelo por primera vez. No queríamos que los Vulturis se acercaran mucho a la ciudad, y Demetri los llevaría facilidad adonde nos encontrábamos. Me pregunté a quién rastrearía, y Bella me dijo que seguramente a Edward, pues no podía rastrearla a ella.

Giré la cabeza al escuchar como el alce medio consumido que Bella tenía en las manos caía al suelo pedregoso. Los copos de nieve se vaporizaron a unos cuantos centímetros del cuerpo caliente con pequeños sonidos siseantes. Bella se quedó mirando sus manos ensangrentadas con gesto ausente.

—Eh, Nessie—la llamé al intuir una conversación entre los dos vampiros. —, ¿qué te parece si buscamos un alce para ti hacia el norte?

Renesmee se acercó a mí dando saltitos, con Jacob, mi hermano y Seth en forma lobuna detrás. Tomó mi mano y ambas nos alejamos hacia el norte, no sin antes Edward darme una mirada de agradecimiento. Bueno, no era como si fueran a tener mucha intimidad, pues teníamos buen oído, pero había hecho mi intento.

—Tía Lizzie.

—¿Sí?

—¿Tía Alice y Tío Jasper se han ido porque vamos a morir? —preguntó en voz baja.

Escuché a Seth y a Joe gimotear por lo bajo.

Dejé de caminar y me agaché a su altura. La tomé por los hombros e hice que me mirase a los ojos. Los tenía cristalizados y parecía estar luchando contra ellos.

—No, Nessie. Alice y Jasper se fueron porque quieren proteger a todos. —respondí, mirando de reojo a los dos lobos cercanos. —No pienses eso.

—No quiero morir. —musitó con la voz quebrada.

—Eh, eh, tú no vas a morir, ¿me escuchas? —se me había endurecido el tono por puro instinto, pero ella no se asustó. —Grábatelo en la sesera, Nessie. No voy a dejar que nadie te haga daño, ¿vale?

—Pero si tú me proteges a mí, ¿Quién te protege a ti, Tía Lizzie?

Así que Nessie estaba más preocupada por mí que por ella misma.

Jacob, Joe y Seth gruñeron a la vez, algo indignados.

—Escúchame, preciosa, solo debes preocuparte por seguir las indicaciones que te haga tu madre, ¿vale? —murmuré, pues sabía que nadie me iba a dejar ir en forma humana, por muy alfa elemental que fuera. —Igual que la manada y los aquelarres, todos nos protegemos las espaldas unos a otros. Y tú tienes la enorme suerte de que todo el mundo te adora como para proteger tu espalda cueste lo que cueste.

Nessie gimoteó, para luego lanzarse sobre mí. Acabé en el suelo, escuchando la risa ahogada de Seth, pero decidí ignorarlo. Abracé el cuerpo de la niña, mientras ella escondía la cara en el hueco de mi cuello. Le acaricié la espalda lentamente al escucharla sollozar, sin saber muy bien que hacer.

—Tengo miedo, tía Lizzie. —musitó.

—Ya verás como al final todo sale bien. —¿La estaba convenciendo a ella o a mí misma? No lo tenía nada claro, para ser honesta, pero solo deseaba que ella dejara de llorar. —Estoy segura de que el destino o el karma o lo que sea no dejará que nada malo te pase.

—¿De verdad lo crees?

—Por supuesto. —por favor, abuela, estas circunstancias serían perfectas para que aparecieras. —Eres un ser de luz, Nessie. El mundo no se puede permitir perderte.

Lentamente, se separó de mi cuello para mirarme. Le limpié las lágrimas con los dedos y esbocé una pequeñísima sonrisa. Ella inhaló un gran trago de aire, para luego esbozar una tímida sonrisa. Era demasiado igual a sus padres como para que no supiera que seguiría dándole vueltas en su cabecita.

—Quiero que tengas esto—comenté, sacando de mi bolsillo una pulsera que Jacob le había trenzado. —, Jake te la hizo. ¿Ves esto? —le señalé un dibujo en color negro. —Son la forma de expresar distintos aspectos de la vida que tenían nuestros antepasados. En algunas culturas, se llaman runas.

—¿Y qué significan?

Parecía más animada ahora. Así que me felicité por acordarme del regalo.

—Esta significa fortaleza. —giré la pulsera, señalando otra. —Esta de aquí, pureza. —volví a repetirlo. —Esta tan rara, eternidad. —la giré por última vez. —Y esa de aquí... unión.

Tomé su antebrazo con suavidad y cerré el broche con un movimiento. El cuero marrón quedaba perfecto en contraste con su piel pálida.

—Jake y yo queríamos recordarte esos aspectos para ti, Nessie. —hablé y me miró con curiosidad. —Fortaleza, porque no hay nada más importante en el mundo que mantenerse todo lo fuerte que puedas. Da igual que tengas miedo, siempre sacarás algo de poder para ser capaz de enfrentarse a lo que sea. —miré de reojo al lobo rojizo que se había acercado. —Pureza, porque, Nessie, eres un alma pura. Siempre has sido una buena niña y has sabido seguir todas las indicaciones que te hemos dado.

—No soy peligrosa en absoluto. —repitió lo que había dicho cuando conoció a los Denali.

—Exactamente.

—¿Y la de eternidad y unión, tía Lizzie? —preguntó con curiosidad.

Miré a Jacob, quien frotó su gran cabeza lobuna contra mí, para luego asentir.

Mi voz salió algo más quebrada y dulce de lo que pretendía:

—Que pase lo que pase, nosotros estaremos unidos a ti para toda la eternidad.

Tuve que tragar saliva para no sollozar, por eso Jacob volvió a frotarse contra mí. Nessie volvió a tirarse contra mí, aunque esta vez no me llevé ningún golpe.

—Te quiero, tía Lizzie. —musitó, mientras me apretaba.

—Yo también te quiero, monstruito, yo también.

Se separó de mí y se lanzó contra el lobo rojizo, murmurando lo mismo. Jacob lloriqueó, seguramente porque no podía hablar, pero su mirada lo decía todo. Él también quería a Nessie, lo sabía perfectamente.

—Él también te quiere, ratita. —murmuré por él, usando el apodo que a veces Jacob usaba con ella.

Nessie soltó una risita, aunque el sonido le salió más tembloroso que otras veces. La cabeza de Jacob se giró hacia donde estaba Seth, quien tenía las orejas alzadas y estaba quieto.

—¿Qué ocurre? —preguntó Nessie.

Me quedé en silencio, escuchando en la dirección en la que las orejas de Seth, mi hermano y Jacob apuntaban. No tardé en escuchar el ruido de cascos contra el suelo.

—Una manada de alces. —respondí, aunque estaba segura de que ella ya los estaba escuchando. —Eh, Nessie, ¿y si vemos si eres capaz de cazar uno más rápido que Jake y Seth?

Nessie sonrió ante el reto, para mantenerse atenta. Observé a los tres prepararse para cazar, aunque los dos lobos simplemente lo hacían para que fuera un juego para la niña. Me quedé allí, observándolos cazar mientras intentaba ignorar el nudo en mi garganta.

Cualquiera que fuera el final, me daba igual.

Lo único que haría con firmeza sería mantener a Nessie a salvo.

Holiii :D

Como habréis leído en el anterior, estamos en la recta final. Creo que es obvio, puesto que los Cullen ya tienen a todos sus testigos (tanto vampiros como lobos), así que solo es cuestión de tiempo que se encuentran. Y Saleba, no os olvidéis de ella, eh.

El tema de la runas NO es una alusión a Cazadores de Sombras, sino a una de las mitologías imperantes en Europa: la celta. Está muy presente donde yo vivo, así que quise dejar un poco de ella en la historia.

¡Ah! En el próximo capítulo sabréis un dato de Amelia (la abuela de Lizzie), que quizás no os esperabais. De todas maneras, estoy pensando en hacer un Meet my OC's , para que conozcáis todo sobre los Wolf (y para aclarar si tenéis dudas sobre cualquier cosa de ellos, vaya).

Bueno, ¿Qué os ha parecido el capítulo?

¡Espero que os haya gustado!

Si es el caso, no olvidéis dejarme una bonita estrella y algún que otro comentario. Hacen que el capítulo quede mejor, ¡os lo prometo! ¿Por qué no probáis y veréis que tengo razón, eh?

Nada más por mi parte, pero ya sabéis que...

¡Nos leemos en comentarios!

~I 👑

|Publicado|: 29/08/2021

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