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24.


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CAPÍTULO VEINTICUATRO
Elemental

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—¿Y qué tienen que ver los licántropos en todo esto? —preguntó entonces Tanya, mirándonos a Jacob y a mí.

Antes de que Edward pudiera contestar, me adelanté.

—Si los Vulturis deciden no detenerse hasta escuchar lo que haya que decir de Renesmee, seremos nosotros los que los detengamos.

—Muy valiente de tu parte, pero sería imposible hasta para luchadores más experimentados que vosotros.

—No nos subestimes. Realmente no sabéis de lo que somos capaces.

Tanya se encogió de hombros.

—Es vuestra vida, la verdad, y podéis hacer con ella lo que querías.

Pues haz el favor de cerrar el pico.

Renesmee todavía estaba en brazos de Carmen, con Kate revoloteando alrededor como si tuviera complejo de colibrí o de mariposa.

—Es especial, esta pequeñaja—musitó Tanya. —, difícil de resistir.

—Una familia llena de talentos. —murmuraba Eleazar mientras caminaba, incrementando cada vez más el ritmo. Tardaba un segundo en ir de la puerta hasta donde estaba Carmen y luego regresar. —Un padre lector de mentes, una madre escudo y la magia que sea con la que esta niña extraordinaria nos ha hechizado. Me pregunto si hay un nombre para lo que ella hace, o si esta sería la norma para un híbrido de vampiro. ¡Como si una cosa como esta pudiera considerarse normal! ¡Vaya, un vampiro híbrido!

—Perdóname. —dijo Edward, con voz aturdida. Se acercó a Eleazar y lo cogió por el hombro justo cuando se giraba para volver hacia la puerta. —¿Cómo has llamado a mi esposa?

Eleazar miró a Edward con curiosidad, su manía de pasear siendo olvidada por el momento.

—<<Escudo>>, creo que he dicho. Me está bloqueando justo ahora, así que no puedo estar seguro.

Bella se quedó mirando a Eleazar, con las cejas fruncidas debido a la confusión, aunque no estaba mucho mejor que yo. ¿Acababa de decir que era un escudo? ¿Qué lo estaba <<bloqueando>>?

—¿Un escudo? —repitió Edward, desconcertado.

—¡Venga ya, Edward! Si yo no puedo leer en ella, dudo que tú seas capaz. ¿Estás escuchando sus pensamientos ahora? —le preguntó Eleazar.

—No—murmuró Edward—, pero jamás he podido hacerlo, ni siquiera cuando era humana.

—¿Nunca? —Eleazar pestañeó. —Que interesante. Eso indicaría un talento latente bastante poderoso, pero si ya se manifestaba de forma tan clara antes de la transformación… no puedo encontrar ningún camino por el que abrirme acceso a través de su escudo para ver de qué va la cosa. Todavía no debe de estar madura en ese sentido… solo tiene unos cuantos meses. —la mirada que le dirigió a Edward era casi exasperada. —Y por lo que parece no es consciente en absoluto de lo que está haciendo. Para nada. Que ironía. Aro me envió por todo el mundo a la búsqueda de este tipo de anomalías y tú simplemente te la tropiezas por accidente y ni siquiera te das cuenta de lo que tienes.

Eleazar sacudió la cabeza con incredulidad.

Bella puso mala cara.

—¿De que estáis hablando? ¿Cómo puedo ser yo un escudo? ¿Qué quiere decir eso?

Eleazar inclinó la cabeza a un lado mientras la examinaba.

—Supongo que éramos demasiado formales en la guardia sobre este tema. La verdad es que categorizar un talento es un asunto objetivo y azaroso. Cada don es único y nunca se repite la misma cosa dos veces; pero tú, Bella, eres bien fácil de clasificar. Hay aptitudes que son nada más que defensivas, protegen algunos aspectos del portador, y a sesos siempre les hemos llamado escudos. ¿Nunca has comprobado tus habilidades? ¿No has bloqueado a nadie más además de a mí y a tu compañero?

De reojo, vi como Bella parecía procesar la información.

—Solo funciona en ciertas cosas. —le explicó. —Mi cabeza es una especie de… zona privada, pero no ha impedido que Jasper sea capaz de modificar mi estado de ánimo y Alice lea mi futuro.

—Es una defensa puramente mental. —Eleazar asintió para sí mismo. —Limitada, pero fuerte.

—Aro no podía escucharla—intervino Edward—, aunque ella era humana cuando se encontraron.

Eleazar puso unos ojos redondos como platos y estuve tentada de reírme.

—Y Jane intentó hacerme daño pero tampoco lo logró. —relató ella. —Edward cree que Demetri no es capaz de encontrarme y que tampoco Alec podrá conmigo, ¿eso es bueno?

Eleazar, todavía boquiabierto, volvió a asentir.

—Mucho.

—¡Un escudo! —exclamó Edward, con una profunda satisfacción que saturaba su voz. —Nunca lo había contemplado desde ese punto de vista. La única persona que conocí con ese don era Renata, y lo que ella hacía era bastante diferente.

—Sí, no todos los talentos se manifiestan siempre de la misma manera, porque tampoco nadie piensa justo del mismo modo.

—¿Quién es Renata? ¿Qué es lo que hace ella? —preguntó Bella, y Renesmee se mostró interesada también, apartándose de Carmen para poder mirar por detrás de Kate.

—Renata es la guardaespaldas personal de Aro. —le contó Eleazar. —Tiene un escudo la mar de práctico y muy fuerte además.

Me sentí un poco estúpida en aquel momento. Era decir, lo único que conocía de los Vulturis eran las pinturas que Carlisle tenía y nos había enseñado en alguno de sus momentos libres. No tenía ni la menor idea de quién podía ser la vampira de la que hablaban.

—Me pregunto…—musitó Eleazar, sonando pensativo. —Verás, Renata es un poderoso escudo frente a un ataque físico. Si alguien se acerca a ella (o a Aro, siempre está a su lado cuando hay una situación hostil), se encuentra… desviado. Hay una fuerza a su alrededor que repele, aunque resulta casi imperceptible. Simplemente te encuentras yendo en una dirección que no habías planeado, con la memoria confusa, sin conseguir recordar por qué te habías planeado ir en la otra dirección en primer lugar. Puede proyectar ese escudo a varios metros de donde se sitúa. También protege a Cayo y Marco cuando le es necesario, pero Aro es su prioridad.

>> Lo que hace no es en realidad físico. Como la mayoría de los dones que poseemos, surge de la mente. Si ella intentara rechazarte, me pregunto quién ganaría. —sacudió la cabeza. —Nunca había oído que los dones de Alec o Jane hubieran sido burlados.

—Mami, eres especial. —le dijo Renesmee sin mostrar sorpresa alguna, como si estuviera comentando el color de sus ropas.

—¿Eres capaz de proyectarlo? —le preguntó Kate, con gran interés.

—¿Proyectarlo? —inquirió Bella a su vez.

—Empujarlo al exterior, fuera de ti. —explicó Kate. —Proteger a alguien además de a ti misma.

—No lo sé. Nunca, lo he intentado. Y tampoco sé cómo hacerlo.

—Oh, puede que no sea posible. —repuso ella con rapidez. —Los cielos saben que yo llevo trabajando en esto desde hace siglos y lo máximo que he logrado es hacer correr una especie de corriente sobre mi piel.

Bella se quedó mirándola, perpleja.

—Kate tiene un don ofensivo—explicó Edward. —muy similar al de Jane.

Bella se apartó de ella
automáticamente y la rubia se echó a reír.

—Yo no lo uso en plan sádico. —aseguró, controlando su risa. —Es solo algo que viene muy bien cuando has de luchar.

—¡Tienes que enseñarme cómo hacerlo! —exclamó Bella de pronto, agarrando a la rubia por el antebrazo. —¡Debes enseñarme como!

Kate se encogió.

—Quizá podría hacerlo… si dejas de intentar machacarme el antebrazo.

—¡Oh! ¡Lo siento!

—Tu escudo está actuando, seguro. —dijo Kate. —Ese movimiento que he hecho podría haberte arrancado el brazo. ¿No sientes nada en estos momentos?

—Eso no era necesario, Kate. Ella no quería hacerte daño. —masculló Edward, pero nadie le prestó atención.

—No, no siento nada. ¿Estabas haciendo lo de tu corriente eléctrica?

—Sí. Mmmm. Nunca he encontrado a nadie que no la percibiera, fuera inmortal o cualquier otra cosa.

—¿Dijiste que la proyectabas? ¿Sobre tu piel?

Kate asintió.

—Antes solo me ocurría en las palmas de las manos. Algo parecido a lo de Aro.

—O Renesmee. —intervino Edward.

—Pero después de un montón de práctica, puedo irradiar la corriente por todo mi cuerpo.

—Esto parece una peli para frikis. —Jacob se estremeció de forma dramática.

Dejé de mirar el brazo de Kate para mirarlo a él.

—¿Lo qué? ¿Qué estás viendo?

—¿No viste las chispitas? —me preguntó, frunciendo el ceño. —Me puso los pelos de punta.

—¿Chispitas? ¿De qué demonios hablas, Jake? —volví mi mirada al brazo de Kate. —Ahí solo hay piel blanca.

Pestañeé al darme cuenta de que ahora todos me miraban a mí.

Quizás debería haberme quedado callada.

—¿No ves las chispas? —me preguntó Kate, sonando confundida.

—Esto… solo veo tu piel, blanca… no sé qué se supone que tengo que ver.

—Algo parecido a cuando cae un rayo. —me explicó Carmen, mientras Renesmee me miraba con curiosidad. —A veces son chispitas, como cuando hay un cortocircuito, y en otras ocasiones, la misma forma que un rayo.

—¿Lo estás haciendo ahora? —le preguntó Bella a Kate.

—Sí.

—Ah, genial, ahora tengo que ir a que me revisen la vista. —refunfuñé, por lo bajo.

Fruncí el ceño con irritación, mientras Jacob me seguía mirando como si me faltasen cuatro tornillos por lo menos. Kate parecía haber visto un fantasma, igual que su hermana Tanya, mientras que Edward me miraba con los ojos entrecerrados. Eleazar parecía estar observándome con atención.

—Vaya…—jadeó, e hizo una mueca. —Ha sido como chocarme con una pared.

—Me pasa lo mismo. —murmuró Edward.

—¿Desde siempre como con Bella? —le preguntó Kate.

—No, siempre he podido leer la mente de todos los lobos…—Edward aplanó los labios mientras me miraba. —… pero estas últimas semanas, la mente de Liz es complicada. A veces se parece a una telaraña y otras es como si no hubiera nada. Lo único que escucho es el mismo sonido que hace la televisión cuando no capta la señal de la antena…—se masajeó la sien. —Es molesto.

—Nadie te pide que entres donde no te llaman. —me burlé.

—Al final eres un fenómeno y todo. —me pinchó Bella, sonriendo con diversión.

Le gruñí por lo bajo, mientras ella ampliaba su sonrisa. abrí los ojos como platos al ver a Renesmee acercarse a Kate y estirar una mano hacia su brazo. De un rápido movimiento, la separé, alzándola del suelo.

—Oye, monstruito, que no lo vea no significa que no sepa que es peligroso. —la regañé, algo irritada.

—Tía Lizzie, tus ojos brillan. —comentó con su vocecita de soprano.

—Buen momento para cumplidos.

—Lizzie, no te está haciendo la pelota. —masculló Jacob, haciendo que lo mirase. —Está pasando otra vez.

Fruncí el ceño con confusión, para luego sentir un pinchazo en la cabeza. Apreté los dientes y le dirigí una mala mirada a Edward.

—Deja de intentar entrar en mi cabeza, pelos de escoba. —le gruñí.

—¿Cómo sabías que lo estaba intentando de nuevo? —preguntó, mientras se masajeaba la sien.

—No sé… me ha empezado a doler la cabeza… y yo no me enfermo, tarado.

—Eleazar. —lo llamó Bella.

Él seguía mirándome, haciendo una mueca de irritación con los labios. Luego, su rostro se llenó con una pensativa.

—Me recuerda a una leyenda de metamorfos que leí hace mucho, creo que venía de Francia o por ahí. Se decía que había algunos lobos con sangre Alfa cuya sangre estaba ligada con la de los ángeles…—pestañeó varias veces.

—¿Ángeles? —repetí, arqueando una ceja.

—Se refiere a los ángeles de la guarda. —aclaró Edward, mirando al vampiro fijamente. Le estaba leyendo la mente, sin duda. —Los que son encargados de cuidar de un alma inocente, su misión desde que nacieron hasta que sean destruidos.

Parpadeé varias veces, mientras miraba a Renesmee. Ella me miraba sonriendo, y no parecía sorprendida de que fuera un bicho raro.

—¿Desde cuándo decís que le pasa eso? —preguntó Eleazar.

—Lo de los ojos… desde que supimos que los Vulturis venían a por Renesmee. —respondió Bella, pensativa. —Lo de estar pendiente de ella…. Esto… supongo que desde que nació.

Eleazar asintió para sí mismo.

—No hay duda. Es otra leyenda que es cierta.

—Espera, espera, —los detuve, frunciendo el ceño. —, ¿me estáis diciendo que además de ser la jodida Alfa de una manada de inestables emocionales, también soy medio ángel? —solté un resoplido. —Creo que necesito unas vacaciones.

Renesmee rio alegremente, como si le hiciera gracia mi desgracia.

—Los metamorfos de Francia tienen un nombre para eso. Creo que es algo así como <<Alpha élémentaire>>…—Eleazar miró a Edward, como si estuviera comprobando que lo había pronunciado bien. —En nuestro idioma, significa alfa elemental.

—¿Alfa elemental? —repitió Jacob, mientras me miraba.

—Se dice que los alfas elementales son los encargados de mantener la paz entre las distintas especies sobrenaturales. —comentó Carmen, quien parecía realmente entusiasmada. —Nace uno cada cien años, y son realmente difíciles de encontrar.

Al escuchar aquello, mi mente sintió un chispazo. Yo ya había escuchado unas palabras parecidas a esas, pero no las había acabado de entender. <<Estoy convencida de que eres la elegida>>, me había dicho Saleba. << Para asegurar la paz en el mundo sobrenatural>>.

—Oh por todos los espíritus…—jadeé, sorprendida.

—¿Qué ocurre?

Jacob estuvo a mi lado en un segundo. En vez de un lobo, casi se había movido como si fuera un vampiro.

—¡Ella lo sabía, Jake! —exclamé, pestañeando varias veces. —Demonios.

—¿Quién lo sabía? ¿El qué? —parecía confundido.

—¡Saleba! Ella sabía que era una alfa elemental. —sacudí la cabeza. —Ahora entiendo por qué se reía ella sola. ¡Seguro que pensaba que era idiota por no saber lo que soy!

—Discúlpame, ¿has dicho Saleba? —interrumpió Eleazar, y me dieron ganas de golpearme contra el tronco más próximo. —¿Saleba Spikeson?

—Sí—hice una mueca. —, ella nos ayudó a eliminar la maldición de la Tribu…

Para nuestra sorpresa, se echó a reír.

—Vaya, no me sorprende demasiado que ella lo supiera y no te dijera nada. No es de hablar claro, seguramente se deba a que uno de sus profesores solía ponerse en plan trascendental con ellos.

Solté un suspiro, y di gracias a que Edward pareciera empezar a hablar mentalmente con ella. Era demasiado para mí. ¿Ahora era una alfa elemental? ¿Qué era lo siguiente? ¿Rayos láser por los ojos?

—Parece que las dos somos unos fenómenos, eh. —comentó Bella a mi lado, mientras observábamos a Renesmee ir junto a Carmen.

—Creo que me va a estallar la cabeza. —admití. —Como si no tuviera suficiente simplemente con ser Alfa….

—Bueno, a mí me deja más tranquila.

—¿Eh?

Bella me miró y esbozó una sonrisa.

—Han dicho que tienes una parte de ángel guardián, así que, indirectamente, le he puesto a mi hija la mejor madrina que pude.

—¿También me van a salir alas? —bufé con sarcasmo. —Ya era lo que me faltaba.

—Eso sería digno de ver. —Jacob soltó una risa ahogada. —Un lobo con alas blancas…

Lo miré muy mal cuando empezó a reírse solo, pero pareció darle igual. Bella amplió su sonrisa divertida, por lo que bufé por lo bajo.

Genial, ahora los dos se reían de mí, justo lo que necesitaba.

—¿Puedes pensar en al menos una excepción? —preguntó Edward de repente.

Todos los pares de ojos volaron a los dos vampiros. Se inclinaban el uno hacia el otro con interés. La expresión de Edward era tensa debido a la sospecha, y la de Eleazar, infeliz y renuente.

—No quiero pensar en ellos de esa forma. —dijo Eleazar entre dientes. —Si tuvieras razón…—comenzó de nuevo.

Edward lo cortó.

—El pensamiento era tuyo, no mío.

—Si yo tuviera razón… ni siquiera puedo comprender lo que eso significaría. Cambiaría de arriba abajo el mundo que hemos creado. Cambiaría incluso el sentido de mi vida, de aquello a lo que he pertenecido.

—Tus intenciones siempre fueron buenas, Eleazar.

—¿Y qué importaría eso? ¿Qué es lo que he hecho? Cuantas vidas…

Tanya puso la mano sobre el hombro de Eleazar, en un gesto de consuelo.

—¿Qué es lo que nos hemos perdido, amigo mío? Quiero saberlo para poder argüir en contra de esos pensamientos. Tú nunca has hecho nada que merezca que te castigues así a ti mismo.

—¿Ah, no lo he hecho? —masculló Eleazar.

Entonces, se sacudió la mano con un encogimiento de hombros y comenzó a caminar de nuevo, más rápido aun que antes. Tanya lo observó durante medio segundo y después se concentró en Edward.

—Explícate.

Edward asintió, con sus ojos siguiendo a Eleazar mientras andaba.

—Él estaba intentando comprender por qué venían tantos de los Vulturis a castigarnos. Esa no es la manera en la que suelen hacer las cosas. Es verdad que nosotros somos el aquelarre más maduro y grande con el que han tratado, pero en el pasado otros aquelarres se han unido para protegerse y nunca han sido un gran reto, a pesar del número que llegaran a sumar. Nosotros estamos s más íntimamente ligados y ese es un factor a tener en cuenta, pero no el principal.

>> Estaba recordando otras veces en las que algunos aquelarres han sido castigados, por una cosas u otra, y se le ha ocurrido que hay un modelo. Un modelo que el resto de la guardia no habría notado nunca, ya que Eleazar era el encargado de pasar la información confidencial a Aro, en privado. Un modelo que solo se repite cada siglo más o menos.

—¿Y cuál es ese modelo? —preguntó Carmen, observando a Eleazar de la misma manera que Edward.

—Aro no suele asistir a las
expediciones de castigo—explicó Edward. —, pero en el pasado, cuando Aro quería algo en particular, no tardaba mucho en encontrarse evidencias de que tal o cual aquelarre había cometido un crimen imperdonable. Los antiguos decidían en ese caso acompañar a la guardia para observar cómo se impartía justicia. Y entonces, cuando el aquelarre estaba definitivamente destruido, Aro garantizaba el perdón a aquel miembro cuyos pensamientos, según declaraba él, mostraban un arrepentimiento especial. Ese vampiro siempre era el que tenía el don que Aro había admirado. Y a esa persona siempre se le daba un lugar en la guardia. El vampiro se integraba con rapidez, siempre se sentía agradecido por el honor concedido. Nunca hubo excepciones.

—Debía de ser algo embriagador resultar escogido. —sugirió Kate.

—¡Ja! —bramó Eleazar, todavía en movimiento.

—Hay una vampira en la guardia—explicó Edward, para que se comprendiera la reacción del enfado del otro vampiro. —, cuyo nombre es Chelsea, y tiene influencia sobre los lazos emocionales entre las personas, tanto para consolidarlos como para soltarlos. Es capaz de hacer que alguien se sienta vinculado a los Vulturis, que quiera pertenecer a ellos, y complacerlos…

Eleazar interrumpió de forma abrupta.

—Todos nosotros entendíamos el porqué de la importancia de Chelsea. En una lucha, podría provocar que se disolvieran alianzas entre los aquelarres y de ese modo era más fácil vencerlos.

—¿Es muy fuerte su don? —preguntó Tanya con un cierto deje afilado en la voz. Su mirada rozó con rapidez a todos los miembros de su familia.

Eleazar se encogió de hombros.

—Yo fui capaz de marcharme con Carmen—y entonces, sacudió la cabeza. —Pero cualquier otra cosa más débil que el sentimiento que une a las parejas se encuentra en peligro. En un aquelarre normal, al menos. Porque también es cierto que las uniones de los demás son más laxas que las de nuestra familia. El abstenernos de sangre humana nos hace más civilizados y nos permite entablar auténticos lazos de amor. Dudo que pudiera disolver nuestra alianza, Tanya.

Ella asintió, como si se sintiera más segura, mientras el vampiro continuaba con su análisis.

—Lo único que se me ocurre, la razón por la que Aro ha decidido venir por sí mismo, y traer a tanta gente con él, es que su castigo no sea el castigo sino la adquisición. —comentó el vampiro. —Necesita estar aquí para controlar la situación, pero también necesita a toda la guardia para protegerse de un aquelarre tan grande y dotado. Por otro lado, eso dejaría al resto de antiguos desprotegidos en Volterra, lo cual es demasiado arriesgado, ya que alguien podría intentar aprovechar la ventaja. Así que por eso vienen todos juntos. ¿De qué otro modo se aseguraría de a apropiarse de los dones que quiere? Debes desearlos con verdadera ansias. —musitó Eleazar.

La voz de Edward sonó tan baja como un suspiro.

—Según vi en sus pensamientos la pasada primavera, no hay nada que Aro quiera más que a Alice.

—¿Ese es el motivo por el que Alice se ha marchado? —preguntó Bella.

Edward puso la mano contra su mejilla.

—Quizá, para privar a Aro de lo que más desea y mantener su poder fuera de sus manos.

Escuchamos las voces alteradas de Tanya y Kate murmurando. Fue cuando recordé que ellas no sabían nada de lo de Alice.

—Él también te quiere a ti. —le recordó Bella.

Edward se encogió de hombros, con su rostro repentinamente algo descompuesto.

—Ni de lejos tanto como a ella. En realidad, yo no le puedo dar mucho más de lo que ya tiene. Y claro, dependería de que encontrara un modo de forzarme a hacer su voluntad. Él me conoce y sabe lo improbable que es eso. —alzó una ceja, en un gesto sardónico.

Eleazar frunció el ceño ante la despreocupación de Edward.

—Él también conoce tus debilidades. —le señaló y luego miró a Bella.

—No es algo que tengamos que debatir ahora. —respondió Edward con rapidez.

Eleazar ignoró la indirecta y continuó.

—Lo más probable es que también quiera a tu compañera. Debe de estar intrigado por un t talento que ha sido capaz de desafiarlo en su encarnación humana.

Bella hizo una mueca, seguramente sin darse cuenta. Era un tema que los incomodaba a ambos, in duda. Estaba claro que si Aro quería que Bella hiciera algo, lo que fuera, solo le bastaba con amenazar a Edward y ella lo haría, y viceversa.

—Y no tengo ni la menor idea de cómo reaccionaría al saber que tienes una alfa elemental tan cercana—añadió Eleazar, moviendo sus dorados ojos a mí. —, seguramente nunca ha podido comprobar el poder de uno en vivo.

—¿Poder? —musité.

—Algunos alfas elementales pueden controlar los elementos—aclaró Edward, mirándome con el ceño fruncido. —, para asegurarse de que sus protegidos están siempre a salvo.

Parpadeé, mirando a Renesmee y luego al exterior, al bosque. ¿Controlar los elemento? ¿Acaso me estaba vacilando o algo por el estilo?

—Supongo que eso solo lo sabremos si se da una lucha. —comentó el exmiembro de la guardia, algo inseguro. —No podemos pedirle que haga nada ahora, pues los alfa elementales se guían por sus instintos. Poner ahora en peligro a Renesmee… bueno, podríamos acabar calcinados en unos segundos.

Elevé una ceja, mientras giraba la cabeza para mirarlo con interés.

De repente, me habían entrado demasiadas ganas de saber más cosas de los alfa elementales. Y por la mueca de Edward, a él no parecía hacerle demasiada gracia.

Holiiii :D

¡Aquí lo tenéis! La razón por la que Lizzie siempre ha estado protegiendo a Bella, incluso cuando creíais que no se lo merecia, era porque Lizzie tiene una parte de ángel guardián. Es una alfa elemental.

Sí, obviamente lo tenía planeado desde hace mucho. Intenté dejaros pistas a lo largo de todos los actos, para haber si lo pillabais. Y de hecho, casi lo hicisteis muchos, así que estou satisfecha.

¿Os lo esperabais?

No sé porqué, pero necesitaba poner una minúscula referencia a Teen Wolf (creo que es evidente) pues es mi serie favorita.

Bueno, ¿Qué os ha parecido el capítulo?

¡Espero que os haya gustado!

Nada más por mi parte, pero...

¡Nos leemos en comentarios!

~I 👑

|Publicado|: 24/08/2021

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