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CAPÍTULO DIECINUEVE
UNA HUMANA, UNA LOBA
Y UNA VAMPIRO
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No pude evitar fruncir el ceño al ver el mensaje que me había enviado Bella. Habían pasado unos días desde nuestro encuentro con su vampiro, y ahora parecía que la humana estaba demente. Y es que, pretendía que conociera oficialmente a su cuñada duende.
No me hacia ni pizca de gracia. No porque fuera vampiro, eso era lo de menos, ya que a mi no me olía mal. Jacob parecía empeñado en ir conmigo, pero el mensaje de Bella era claro: sólo íbamos a ser nosotras tres.
Metida en el armario buscando que ponerme podía escuchar como mi lobo refunfuñaba, diciendo que era la mayor estupidez del mundo y que no debería ir sola.
Asomé la cabeza para mirarlo sentado en mi cama con cara de pocos amigos.
—¿Quieres dejar de protestar, por favor? —pregunté divertida-Me estás mareando.
Bufó. —Entiéndeme. No quiero que vayas sola. —
Me acerqué a él y me agaché para quedarme a su altura. Lo miré a los ojos, haciendo que tragara saliva.
—No va a pasar nada, Jake. —le aseguré, con voz calmada.—Solo voy a conocer oficialmente a la otra mejor amiga de Bells.—
—Que es una chupasangre. —murmuró entredientes.
—Y yo soy una loba, cariño. —repliqué sonriendo. —Y no solo eso. Soy la futura alfa, lo que lo hace más complejo.—
Puso los ojos en blanco, por lo que agarré sus manos, volviendo a llamar su atención.
—Puedo defenderme tranquilamente. —le aseguré sonriendo. —Y no va a pasar nada porque la chica Cullen es inofensiva.—hice una pausa. —Tu mismo lo dijiste, cariño. —
—Era con sarcasmo. —protestó.
Encogí lo hombros. —Con sarcasmo o sin el ya hemos visto que los Cullen son distintos. Así que deja de poner esa cara.—
—¿Como te pondrías tu si fuera con Bella a conocer al grandullón? —preguntó.
Me eché a reír. —Sería raro, pero lo aceptaría. —su bufido me hizo sonreír. —Después de todo, es nuestra amiga. —
—Eres imposible. —murmuró, aunque por su mueca sabía que estaba intentando no reírse.
En un rápido movimiento hizo que dejara de estar agachada y pasar a sentarme sobre él, con ambas piernas a los lados de su cintura. Alcé una ceja ante eso, obteniendo una sonrisa de lado. Negué con la cabeza divertida, para luego recibir sus labios sobre los míos. Ni cinco segundos tardé en reaccionar, devolviéndole el beso y rodeando su cuello con mis brazos. Movimos los labios casi en sincronía, mientras notaba como una de sus manos bajaba por mi espalda hasta la cintura, donde trazaba dibujos imaginarios sobre mi piel. Notando como me quedaba sin aire, mordí levemente su labio inferior y me separé de él, observando como abría lentamente los ojos para mirarme.
—Quédate conmigo toda la tarde. —pidió, con la voz aún ronca.
—Sabes que adoro esas propuestas. —me mordí el labio. —Pero le prometí a Bells que iría y no rompo mis promesas.—
Me levanté de su regazo, haciendo que él soltara un gruñido de frustración. No pude evitar la sonrisa divertida que esbocé, para luego coger el conjunto que había estado mirando.
—¿Y yo que hago con esto?—murmuró casi para él, bajando la vista.
Seguí su mirada y no pude evitar que una carcajada saliera del fondo de mi garganta, ganándome una mala mirada por su parte.
—La ducha tiene agua fría, cariño. —me burlé de él mientras caminaba hacia la otra punta de la habitación.
—No te burles de mí. —se quejó. —Esto es por tu culpa y lo sabes tan bien como yo.—
Hice una mueca con los labios. —Yo no tengo la culpa de que te calientes rápido, cariño. —
—Amor, deja de burlarte. —lloriqueó.
Volví a acercarme a él otra vez, ya cambiada y le acaricié brevemente una mejilla.
—Sabes que te amo, tonto. —le susurré sonriendo.
—Y tu sabes lo que te amo yo. —murmuró, mirando el anillo en mi tocador.
Seguí su mirada, soltando un suspiro, para luego mirar sus ojos negros.
—Me da miedo perderlo, Jake. —confesé. —Es demasiado bonito. —
Jacob se levantó de la cama y caminó hasta el tocador. Cogió el anillo, volvió a mi lado y me lo puso de nuevo, mirándome con intensidad.
—Es tuyo, amor, llévalo sin miedo. —murmuró sin dejar de mirarme.
Suspiré, mirando el anillo, para luego sonreír y asentir.
Arranqué la moto que me había permitido robarle a Jacob, sabiendo que luego me reñiría. Aún sabiéndolo, no pude evitar hacerla rugir antes de salir disparada, evitando que el moreno saliera de casa y me sacara de la moto.
Bella me había dicho que nos veríamos en un bar de Seattle, idea de la chica Cullen, por lo que no puse ninguna objeción. Tampoco al echo de que el día de hoy era bastante nublado, un beneficio para los vampiros. Simplemente me lo tomé como si las tres fuéramos humanas, aunque no era cierto.
Me quise reír cuando la gente de Seattle se giraba a mirarme por el rugido de la moto. Solo hacía que mi sonrisa arrogante aumentara aún más, dándome cuenta de lo parecida que podía llegar a ser con mi impronta.
Aparqué la moto cerca del bar, quitándome el casco y dejando que mis rizos salieran a respirar. Algunas personas se me quedaron mirando, lo que causó que los mirara con una ceja alzada, preguntándome si nunca habían visto una chica en moto o si les faltaba un tornillo.
Caminé hasta el bar, divisando a lo lejos la camioneta roja de Bella. Me sorprendía que la chica Cullen hubiera aceptado ir en ella, pudiendo ir en uno de los coches de su familia.
Empujé la puerta, apartando los cuerpos de varios tíos que se me quedaron mirando, los cuales ignoré olímpicamente. Las vi sentadas en una mesa al fondo por lo que resoplé al darme cuenta de cuántas personas debía apartar hasta llegar allí. Bella movió la cabeza y me vio, por lo que levantó la mano y me saludó. Le devolví el saludo, llamando la atención de la duende, quien dirigió su amarilla mirada hacia donde yo estaba.
Intentando no matar a nadie en el proceso de apartar gente, fui avanzando hacia el fondo del local. Intentaba que mi loba estuviera en calma incluso cuando algún estúpido se me pegaba de más o recibía algún empujón de más. Me sorprendí a mi misma del autocontrol que había adquirido.
Bella saltó de la silla cuando me acerqué a la mesa, rodeándome con sus pálidos bracitos. Solté un sonido de sorpresa, para luego devolverle el abrazo, intentando que no nos cayéramos al suelo. Se separó, sonriendo bastante para ser ella.
—Me alegra ver que has conseguido venir. —dijo sincera, ambas sabiendo que se refería realmente.
—Me ha costado lo mío, pero finalmente lo he conseguido. —me reí, alzando los brazos.
La humana soltó una pequeña risa, para luego girarse hacia la vampiro. Esta se levantó de su silla, esbozando una sonrisa amistosa, para luego acercarse a mi.
—Me alegra conocerte oficialmente, Elisabeth. —dijo contenta. —Bella no paraba de hablar de ti. —
Me quedé de piedra cuando me abrazó. No me dio tiempo a reaccionar, ya que cuando me quise dar cuenta, ya se había separado, aún esbozando la sonrisa amistosa.
—Y creo haberte dicho que odia que la llamen por su nombre completo. —murmuró la humana, mirándome de reojo.
La vampiro hizo una mueca. —Lo lamento, Eli. —volvió a hacer la mueca. —¿Puedo llamarte así o prefieres Liz?—
—Eli está bien. —respondí sonriendo. —Es distinto y me gusta, ya que estoy acostumbrada a que todos me llamen Liz. —
Alice aplaudió contenta. —Pues Eli será entonces. —
Nos sentamos y pedimos la bebida, incluso Alice ya que al parecer debía mantener su apariencia humana. Podía comer comida normal, pero sería como tragar tierra para un humano, según me había contado Bella.
La vampiro me miró de nuevo, como si me estuviera analizando.
—¿Ocurre algo, Alice?—preguntó la humana, intercambiando su mirada marrón entre las dos.
La mencionada la miró, volviendo a sonreír.
—No te preocupes, Bella, no es nada malo. —la tranquilizó.
Esperó a que la humana asintiera para luego volver la vista a mi.
—Para oler a perro todos los días tienes buen gusto. —me dijo sonriendo. —Quizás podemos ser amigas. —
Decir que sus palabras me sorprendieron sería quedarse corta, por lo que no pude evitar alzar ambas cejas. Alice pareció darse cuenta, ya que soltó una pequeña risa que me recordó al sonido de unas campanitas movidas por el viento.
—Sé lo que estarás pensando, teniendo en cuenta de donde eres. —su tono era tranquilo, incluso despreocupado. —Pero mi familia no tiene ningún prejuicio contra vuestra tribu. Es por eso que estoy aquí. —
—No tengo ningún problema contra vosotros. —hablé finalmente. —Después de todo, mi abuela fue la que hizo el tratado con tu padre. —
Eso pareció sorprender a la vampiro, ya que alzó sus perfectas cejas.
—¿Eres la nieta de Amelia Wolf?—sonrió cuando asentí. —Caray, por eso mi padre no pudo objeciones cuando le conté sobre hoy. —
Alcé una ceja, sin entender.
—Alice puede ver el futuro. —murmuró Bella, asegurándose de que nadie escuchara. —Visiones. —
—Si, pero son relativas. —asintió la duende. —Dependen de la persona. Es decir, con cada decisión que esa persona tome, la visión toma un rumbo u otro. —
Asentí, procesando la información e intentando que no se notara lo impactada que estaba.
—Entonces. —me lamí los labios. —¿Me viste venir hacia aquí? —
Alice asintió. —Algo así. Te vi en la moto y luego tuve una ráfaga de esta conversación.—
—Aunque es un poco raro. —señaló Bella.
La vampiro miró a Bella brevemente, asintiendo ante las palabras de la humana.
—¿Por qué? —me atreví a preguntar.
Ambas me miraron.
—Por lo normal, no puedo tener visiones si hay un lobo cerca. —murmuró la vampiro.
—Por eso no vio cuando Jake me sacó del agua. —intervino Bella. —O cuando volvió Victoria y vosotros la perseguíais. —
—Entonces, ¿como me viste?—volví a preguntar, tomando un sorbo de mi bebida.
Alice se encogió de hombros casi al mismo tiempo que Bella, a diferencia de que la humana parecía preocupada.
—Carlisle tiene sus teorías, pero no sabemos si son ciertas. —habló la vampiro.
—Igual tus padres saben algo, Liz. —añadió Bella.
Hice una mueca con los labios casi sin querer.—La verdad es que nunca hablé de vampiros con mis padres. —murmuré. —Solo cuando se me ocurrido preguntar quien había echo el tratado. —
—Bueno, sería bueno que siguiéramos con la buena relación. —sonrió la duende. —Según Carlisle y Esme, tu abuela fue la única de la tribu que se mostró amable con ellos. —
Sonreí con nostalgia al recordar a mi abuela paterna. Cuando era pequeña, tenía la teoría de que ella era un ángel que había venido a protegernos.
—Suena muy a mi abuela. —murmuré, soltando un pequeño suspiro. —Espero llegar a ser tan buena como ella. —
—Seguro que lo harás. —me animó Bella.
Dirigí mi mirada a la humana, sonriéndole y recibiendo el mismo gesto por su parte, aunque un poco más pequeña. Luego pasé mi mirada a la vampiro.
—Aún no he visto nada. —dijo divertida. —Pero estoy segura de que tienes potencial. O eso me ha dicho Edward.—
Hice una mueca al recordar la amenaza contra el vampiro.
—Tengo que añadir que a mi hermana Rosalie le caes mejor después de la amenaza contra mi hermano. —añadió Alice. —Le aprecio muy ingenioso por tu parte.—
—Si eso viene de parte de Rosalie, tómatelo como un halago. —murmuró Bella, para luego beber un tragó.
Alice volvió a reír, meneando la cabeza.
—No te odia, Bella. —le dijo, como si no fuera la primera vez que lo hacía.
La humana suspiró, volviendo a beber.
—Puedes decirlo las veces que quieras, Alice. —replicó tranquila. —Pero seguiré sin creérmelo. —
La mencionada puso los ojos en blanco, sonriendo divertida. Bebí otro sorbo mientras las observaba. La vampiro simulo que bebía para luego mirarme.
—No sé si es pasarme de la raya pero... —hizo una mueca. —Me gustaría que vinieras a nuestra fiesta de graduación. —
Bella la miró con una ceja alzada. —¿Otra fiesta, Alice? —
—Será divertido. —prometió ella.
La humana bufó. —Eso dijiste la última vez y sabemos cómo acabó. —
Hice una mueca al darme cuenta de que hablaban. Alice hizo un ademán con la mano, volviendo a mirarme.
—Aún queda bastante, pero quería invitarte después de lo mucho que Bella hablaba sobre ti. —habló, sonando bastante sincera.
Observé como la mencionada se ponía roja, causando que me echara a reír.
—Claro por qué no. —encogí los hombros. —Será divertido ver como intentas vestir como una muñeca a Bella. —
La humana hizo una mueca mirando a la vampiro, quien me miraba a mi sonriendo.
—Eso es algo de lo que no se podrá librar. —me aseguró Alice.
Bella soltó un bufido, mostrando cuanto le desagradaba la idea, aunque a la vampiro no pareció importarle mucho. Me daba la impresión de que mi amiga se iba a poner un vestido quisiera o no.
—Más te vale venir. —me avisó Bella. —No pienso sufrir en tacones yo sola. —
Alcé las manos en señal de paz. — No es algo que esté dispuesta a perderme, la verdad. —
Puso los ojos en blanco mientras yo me reía de nuevo y Alice sonreía.
—Eso sí, no puedo prometerte que no tendré guardaespaldas. —añadí, refiriéndome a la manada.
—Contaba con eso. —murmuró Bella asintiendo.
Miré a Alice, buscando alguna pega en su mirada, pero no la encontré.
—No te preocupes por eso. —dijo, para luego añadir con voz ilusionada. —Cuanta más gente, mejor. —
—No te pases otra vez. —la advirtió Bella.
Alice bufó.—No puedes cortarle las alas a una persona como yo, Bella, y lo sabes perfectamente. —
La mencionada encogió los hombros, volviendo a beber.
— Tenía que intentarlo. —dijo con simpleza.
—Tu solo tienes que intentar caminar decente con los tacones. —señaló divertida la vampiro.
Bella infló las mejillas indignada, haciendo que soltara una pequeña carcajada.
—No es mi culpa que con esas cosas del demonio sea aún más patosa. —se quejó, dándole vueltas al limón de su vaso.
—Bella, en mi vida he visto alguien tan patoso como tú. — apuntó Alice.
La humana alzó la vista en mi dirección, como buscando ayuda.
—Lo siento, Bells. —hablé con falsa inocencia. —Ahí tengo que darle la razón a Alice. —
La vampiro sonrió de oreja a oreja, mientras que la humana soltaba un bufido indignado.
—No entiendo porqué os aguanto—murmuró.
—Porque nos adoras. —me burlé.
—Y no puedes vivir sin nosotras. —apuntó la vampiro.
Solté una carcajada a la vez que la vampiro, haciendo que Bella nos mirara mal a ambas. Poco le duró, ya que una pequeña sonrisa asomó en sus pálidos labios, mientras nosotras seguíamos riéndonos.
—Sois insoportables. —señaló la humana.
—Te diría que lo siento, Bells, pero no lo hago. —dije encogiéndome de hombros.
No sé cuánto tiempo estuve con ellas, pero lo que si sé es que en ese lapso, las tres nos olvidamos de todo.
Y eso es algo que no siempre se consigue.
¡Hola, hola!
Ni me creo que este sea el capítulo diecinueve. Al empezar este año no pensaba en estar publicando esta novela con tanta alegría. ¡Así que estoy muy feliz!
Vale, me pongo seria (lo intento pero me quedo en eso, un intento jssjs).
¿Que opináis del momento Jazzie del principio? 👀 😏
En verdad casi me da algo al escribirlo, pero me hacía ilusión... Cada día me doy cuenta de que soy más difícil de entender que Edward JJAJAJAJAJ.
La segunda parte del capítulo, tengo que confesar, que me hizo demasiada ilusión. Adoro a Alice muchísimo y quería que conociera oficialmente a mi Lizzie. Las dos son tan lindas que quiero llorar.
¿Que opináis de su momento de chicas?
¿Creéis que se van a llevar bien?
Como ya sabéis, podéis dejarme todo lo que queráis en comentarios. Siempre me gusta leer lo que ponéis, aunque tarde mucho en contestaros. Y también podéis darle a la estrellita, ¡me da mucha fuerza para seguir!
Espero que os esté gustando la historia, tanto como a mi escribirla (KYAAAAAA, ya os digo que mucho).
¡Nos leemos en comentarios!
~I 👑
|Publicado|: 25/08/2020
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