14
_______________________
CAPÍTULO CATORCE
HARRY
_______________________
Al día siguiente, Bella decidió no venir a la Reserva, aunque no sabía porqué. La llamé, preguntando si todo iba bien, a lo que ella me contestó que sí, solo que tenía que hacer unos recados. Tras insistirle a Emily en que no pasaba nada malo, decidimos ponernos a hacer cosas, mientras los chicos no aparecían.
Solté un chillido cuando unos brazos morenos me rodearon y me levantaron, impidiendo que siguiera poniendo la mesa. Al oírme, Emily se giró y sonrió, para luego volver a hacer sus tareas. Los brazos me giraron, encontrándome con mi lobo. Lo miré de arriba a abajo, notando que llevaba una ropa distinta.
—Has pasado por casa.—apunté, divertida.
Jacob sonrió de lado.—No quería que me vieras con la ropa toda llena de barro.
Me reí sin poder evitarlo, escuchando otras risas, probablemente de los demás miembros de la manada, quienes estaban fuera. Aún así, Jacob los ignoró, solo poniendo los ojos en blanco.
—¿Alguna novedad?—pregunté, refiriéndome a la vampiresa pelirroja.
—La perseguimos hasta la frontera con Canadá, pero saltó al agua.—resopló algo molesto.—Sabes lo rápido que son las sanguijuelas allí.—hizo una pausa.—Pero volvió. Siempre vuelve.
Suspiré.—Solo espero que Bella esté bien.
Frunció el ceño, mirando hacia a todos los lados.
—¿Donde está?—preguntó confundido.
—Le dijo a Lizzie que tenía cosas que hacer.—intervino Emily.
Jacob me miró con una ceja alzada, a lo que yo asentí, mostrándole que la impronta del alfa tenía razón.
Me pregunté que estaría haciendo Bella, porque su voz había sonado muy monótona, como si realmente no tuviera ganas de hacer nada. Ni siquiera de luchar contra la pelirroja, aunque eso lo hacíamos nosotros. Fruncí el ceño cuando el pensamiento de la humana haciendo algo imprudente cruzó mi mente. Sacudí la cabeza, borrándolo de mi cabeza. Bella no era tan estúpida como para ponerse en peligro cuando era todo lo que tenía su padre.
—¿Qué hacemos?—preguntó Jacob.
Fue en ese momento en el que me di cuenta de que Sam estaba al lado de Emily, colgando el teléfono. El moreno tenía el ceño fruncido, mientras miraba el dispositivo como si quisiera que se desintegrara. Al notar nuestras miradas sobre él, alzó la vista.
—Era Harry—informó con voz seria.—Dijo que la policía, Charlie Swan y él estaban buscando unos supuestos osos.—hizo una mueca.—Al parecer alguien nos ha visto.
Paul, al lado de Sam, hizo una mueca de disgusto.
—No podemos dejar que vayan solos.—intervine, angustiada por Charlie y Harry.—No cuando la pelirroja anda correteando por aquí.—hice una mueca.—Harry ya no puede defenderse como lobo y Charlie...por dios, estamos protegiendo a su hija, lo menos que podemos hacer es también protegerlo a él.
Jacob agarró mis manos, acariciándolas. No había notado cuando había empezado a temblar, pero esta vez no era para transformarme. Era miedo, pánico de que algo le ocurriera a alguno de ellos.
Ambos hombres eran amigos de mi familia desde hacía años. Charlie siempre había tenido su puerta abierta para mi cada vez que lo necesitaba y mi padre realmente lo apreciaba. Harry, a parte de ser miembro del consejo,me había ayudado con el calor interno de la loba de mi abuela. También con la imprimación, y me había aconsejado, junto con Billy sobre que hacer en cada momento. Además, también era amigo de mis padres y yo realmente apreciaba a Sue. No sabía decir lo mismo de los hijos, ya que Leah parecía que odiaba a todo el mundo, pero el pequeño Seth... Ese niño era un ángel y no tenía ninguna duda. Me odiaría durante bastante tiempo si pasara algo y no hubiera echo nada.
Aparté mis pensamientos, pasando la vista por todos los presentes. Todos parecieron notar mi mueca de angustia y la verdad que cargaban mis palabras. Sam me miraba serio, pero asintió cuando mi mirada se cruzó conmigo. Estaba de acuerdo conmigo.
—Necesito que te quedes aquí con Emily.—se dirigió a mí.—Sé lo mucho que quieres estar fuera ayudando, pero necesito a alguien pendiente de las llamadas del consejo.—miró brevemente a Emily para luego volver a mirarme.—Hablarán de mejor gana con una Wolf que con Emily
Suspiré, mirando a mi amiga, quien me sonreía, como si le quitara importancia.
—Está bien.—cedí.
Jacob me miró sonriendo, en el fondo sorprendido porque no protestara. Pero algo en mi interior me decía que hasta los líderes más carismáticos a veces tenían que sacrificar lo que realmente querían para el bien común.
Sam pasó su oscura vista por los demás lobos, que estaban igual de serios que nosotros dos.
—En marcha.
Suspiré, cansada de andar de un lado para otro de la habitación, cerca del teléfono. Habían pasado varias horas, sin ninguna noticia por ninguna parte, lo que me frustraba enormemente. Emily me dirigió una mirada desde la encimera, donde estaba preparando masa para galletas. Dejó el rodillo a un lado y elevó un ceja, aún mirándome. Dejé de andar para solo mirarla.
—Me vas a hacer un agujero en el suelo como sigas así, Lizzie.
—Lo siento, no puedo evitarlo.—suspiré de nuevo.—Me estresa no tener ninguna noticia de ellos.
Una sonrisa comprensiva se extendió por la cara de mi amiga.
—Lo sé, Lizzie, pero solo piensa que lo tienen todo controlado.
—¿Y si no es así?
Emily bufó.—De verdad que a veces se te pega el pesimismo de los chicos.
—Es la desventaja de oírnos los pensamientos.—dije, sentándome en una de las banquetas de la encimera—A veces ya no sabes de quién son realmente.
—Suena angustioso.
—Lo es.—afirmé.—En especial cuando quieres estar tranquila. Ellos no saben lo que significa la palabra tranquilidad, la verdad.
—Creo que es por todo lo que comen,—se echó a reír.—A veces me pregunto como es posible que tanta comida pueda caber en un estómago, pero siempre me sorprenden.
—Eso me pasó a mi después de mi primera transformación, ¿lo recuerdas?
—Como si fuera ayer.—afirmó, sonriendo.—No te fiabas ni de tu propia sombra y solo estabas cerca de Embry.
Asentí.—Era la única cara conocida que había.—hice una pausa.—Parece que pasó hace años, pero fue hace unos meses. Como pasa el tiempo...
—Espero que ahora te fíes de alguien más.
Me reí, mientras veía como mi amiga hacía las galletas con forma, algo aparentemente fácil, pero según mi experiencia, no era así.
—Sí, es imposible no fiarse de ti.—le guiñé un ojo.—Y al final, le acabas cogiendo cariño a esa panda de idiotas.
—Los definiste demasiado bien.—dijo divertida.
—Pueden ser unos verdaderos idiotas a veces.—murmuré.—Pero no sé que haría en esta situación si no fuera por ellos. Probablemente me volvería loca.
—No creo que eso sea posible, Lizzie.—se burló de mí, haciendo que pusiera los ojos en blanco.—Pero creo que llevas razón, por todo lo que me ha contado Sam de su primera transformación.—hizo una mueca.—Tuvo que ser demasiado horrible estar solo.
—Ahora nos tiene a nosotros.—dije, encogiendo los hombros.
—En el fondo sé que eso lo alivia.
Asentí, ahora viendo como Emily colocaba las galletas en una fuente, sin que ninguna se rompiera por ningún lado. Tenía claro que mi amiga poseía un don para la cocina. No tenía ninguna duda de ello, pero tenía de prueba todas las deliciosas recetas que había hecho desde que me uní a la manada.
Mi amiga levantó la mirada de las galletas y me miró, sonriendo de lado. Alcé una ceja.
—¿Quieres meterlas en el horno?—me preguntó.
—No me gustaría que acabaran en el suelo, la verdad.
Emily puso los ojos en blanco.—Eres una loba, Lizzie, se supone que eres más hábil e inteligente. Y que tienes más reflejos.
Hice una mueca.—A veces me pregunto si eso también tiene que ver con la cocina.
Y es que yo, a diferencia de mi amiga morena, era nefasta para cocinar. Aún así, había conseguido preparar algunos platos gracias a su ayuda, aunque no eran una maravilla ni nada del otro mundo. No me fiaba de que volvieran a salirme igual sin ella a mi lado.
—Vamos, mételas.-—me animó—No van a morderte.
Me reí, bajando de la banqueta en la que había estado sentada, para acercarme a ella. Puso la bandeja con las galletas en mis manos, mirándome divertida cuando hice una mueca involuntaria. Caminó hacia la otra punta de la cocina, conmigo detrás de ella, intentando por todos los dioses que no se me cayera nada. Abrió el horno y se puso a un lado, dejándome la pista libre para que hiciera todas las maniobras que necesitara. Casi notando como me temblaba el pulso, metí los laterales de la fuente en las ranuras del horno. La empujé, intentando que no se inclinaran hacia delante o atrás. Sonreí cuando conseguí mi misión sin tirar nada, cerrando la puerta del horno.
—¿Ves? No era tan difícil.
Miré "mal" a mi amiga, quién me miraba divertida, provocando que soltara un bufido.
—Faltó poco para que se cayeran todas.
Puso los ojos en blanco, aún divertida, volviendo a la encimera. La seguí, echando un último vistazo a las galletas dentro del horno, rezando para que no se quemaran.
Cuando me iba a sentar, el sonido del teléfono me alertó, haciendo que casi corriera para cogerlo. Hice una mueca cuando vi el nombre de Embry en el identificador de llamadas. No era bueno.
—¿Embry? ¿Qué pasa?
—Gracias a dios que coges el teléfono rápido.
—Embry, ¿qué pasa? Escucho ruido de fondo.
—Escucha, ha pasado algo horrible, pero luego te lo contaré todo. Ahora necesitamos que hagas algo.
—¿El qué?
—Corre a casa de los Clearwater y, si logras encontrar a Jacob, dile que vaya contigo.
—Embry me estás asustando. ¿Le ha pasado algo a Jake?
—No, él fue a sacar a Bella del agua. La vimos tirarse de los acantilados.
—¿Qué?
—Creo que está bien, pero corre. Te van a necesitar allí, le ha dado un ataque de corazón a Harry.
—¿Está bien?
—....
—¿Embry?
Hice una mueca al notar lo mucho que tardaba en contestar. Un escalofrío recorrió mi columna al oír su suspiro.
—Él murió, Lizzie.
Abrí la boca de par en par, esperando que la noticia que me había dado Embry fuera mentira. Noté como se me aguaban los ojos, al darme cuenta de lo que conllevaba eso.
—Ve con ellos, estoy seguro de que Sue te necesita.
—Iré como un rayo.
—Te vemos allí.
Me quedé mirando el teléfono, como queriendo que se desintegrara y me dijera que todo había sido una pesadilla, un mal sueño. Que cuando me despertara todo iba a estar bien. Pero la realidad me golpeó de nuevo.
Harry Clearwater había muerto. El que había sido mi maestro desde que me uní, quién me había animado a que nada me parara, quien parecía entenderme mejor que cualquiera de los demás ancianos, estaba muerto.
No noté que me había quedado plantada en el sitio hasta que Emily llegó a mi y me sacudió. Enfoqué sus ojos, volviendo a la realidad, sin poder evitar las lágrimas que comenzaban a salir de mis ojos. Ni luché contra ellas, ni siquiera cuando la mirada de mi amiga cambió a un angustiada, sino que las dejé correr libremente. Notaba una punzada en el pecho al pensar en como iba a cambiar todo de ahora en adelante. Ya nada iba a ser igual porque uno de los más sabios quileutes había muerto.
Y lo que era más importante, el amigo de mis padres ya no volvería a casa para que las dos familias comiéramos juntos su famoso pescado frito. Ya no habrían más domingos de pesca ni más tardes de ver partido en el salón de los Swan.
—¿Qué pasa, Lizzie?
La dulce voz de Emily rodeó la punzada que sentía en el pecho, haciendo que doliera menos. Pero seguía ahí, recordándome lo que había pasado.
Tragué saliva, a la vez que me tragaba un sollozo que amenazaba con salir
—Es Harry.—murmuré, notando como me ahogaba con mis propias lágrimas—Ha muerto.
Emily abrió los ojos como platos y se llevó las manos a la boca, mientras yo veía como parpadeaba una y otra vez. Probablemente estaba pensando que eso no era posible, que era una pesadilla, que cuando se despertara de nuevo Harry Clearwater iba a estar dando guerra por la Reserva. Pero no era así. Y supe que lo había procesado cuando una lágrima traicionera cayó por su mejilla.
Teóricamente, Harry no era nada de ella, a parte de ser el marido de su tía. Pero yo sabía lo mucho que lo adoraba, por como la había ayudado en todo. También sabía el problema que se le planteaba a mi amiga, al verse en la situación de darle las condolencias a su prima Leah, a quien casi no le dirigía la palabra. No tenía ni idea de si Emily había intentando hablar con ella, pero conociéndola, seguramente sí.
Hice una mueca, acercándome a ella. No me di cuenta de lo que hacía, hasta que mis brazos la rodearon en un abrazo, recibiendo el mismo gesto por su parte. La miré a los ojos, seria, mientras notaba como las lágrimas seguían cayendo de mis ojos.
—Vamos a ir juntas y todo se hará más fácil.—murmuré, intentando que no me temblara la voz.—Sue te necesita más que nunca, Emi, no dejes que el problema con Leah te haga echarte atrás.
Se mordió el labio inferior.—Son mi familia.
—Y la familia siempre permanece unida.
Aunque mi inocente yo desconocía todo lo que conllevaría y ocurriría después de la muerte de Harry, la idea de permanecer todos unidos era lo más sensato después de todo.
Pero había algo que tenía muy claro y que no podría negar.
Una familia se había roto y tardaría mucho en cicatrizar.
¡Hola, hola! ¡Ya estoy aquí!
Debería haber subido el viernes pasado, pero la verdad es que era un caos y se me fue el santo al cielo. Para compensar, tenéis capítulo hoy y, si todo sale bien (crucemos los deditos) mañana otro.
Tengo que confesar que cuando escribí esto puede que se me cayera alguna que otra lágrima. Y en otro que sigue (el 16 creo), literalmente era una fuente. Así que, espero que cuando lo leáis tengáis un paquete de kleenex a mano.
Bueno, bueno. Lizzie y Emily han tenido uno de sus momentos de amigas. Realmente las adoro a las dos. ¡Son demasiado lindas por favor!
¿Que opináis?
Tengo que decir que soy igual que Lizzie en la cocina. ¡Un desastre!
El capítulo no acaba con buen sabor de boca, lo sé. Pero tengo que decir que esta parte en los libros y las películas me hizo llorar. Harry seguramente habría sido de ayuda en Amanecer. O eso creo yo. Pero si no se lo hubiera cargado (que animal soy lpm) la manada no tendría un incentivo para ayudar a los Cullen. O así es como lo veo yo, vaya.
Si os ha gustado, dejadme un bonita estrella.
También podéis poner toooodo lo que queráis en comentarios. ¡
Me encanta hablar con vosotrxs! Y creo que ya os lo puse a varias, pero me declaro fan de muchos de vuestros comentarios.
¡Nos leemos en comentarios!
~I 👑
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro