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CAPÍTULO TRECE
MISIÓN DE PROTECCIÓN

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Me levanté con el ruido de varias voces alzando en tono en la planta de abajo. Me estiré, intentando saber que decían, pero solo conseguí escuchar un murmullo, sin captar ninguna palabra exacta. Quedé sentada en la cama, dándome cuenta de que Jacob no estaba a mi lado, por lo que supuse que él era una de esas voces. Me levanté, a la vez que alzaba la vista, buscando mi ropa, la cual mi lobo había lanzado de cualquier manera. Me vestí rápidamente y salí de la habitación, mientras seguía escuchando el murmullo.

Al bajar me di cuenta de que estaban todos los miembros de la manada menos yo. Sam y Jacob no parecían muy contentos por algo mientras que los demás estaban serios. Hasta Emily tenía una mueca, algo raro en ella. Fue cuando reparé en Bella, sentada en el sofá en el medio del círculo, con cara de circunstancias.

Los lobos se giraron a mirarme en cuanto oyeron mis pisadas, aunque yo solo miraba a la humana, sin poder evitarlo. No noté que me había tensado hasta que Jacob se acercó a mi y me rodeó con un brazo. Seguía serio, pero parecía más relajado, a diferencia de Sam, quien parecía que se tensaba por momentos.

Bella levantó la vista del suelo, encontrándose con mi mirada seria. La vi tragar saliva a la vez que yo desviaba mi vista de ella, buscando respuestas a mi pregunta no formulada. Quise gruñir cuando nadie me contestó, pero la presencia de Jake a mi lado consiguió que me calmara un poco.

—¿Qué hace aquí?—la molestia era palpable en mi voz.

Estuve tentada de echarme a reír como una desquiciada cuando la humana me "fulminó" con la mirada, aunque lejos de asustarme, solo me divertía.

—Ya sabemos que quiere la chupasangre pelirroja.—susurró Jacob a mi lado.

Giré la cabeza hacia él, sintiéndome interesada por algo.

—¿Y qué es lo que quiere?—pregunté curiosa.

Jacob hizo una mueca y miró a Sam, causando que yo hiciera lo mismo. Sam suspiró, mirando brevemente a Bella, quien había cambiado su mueca de enfado a una de angustia.

Una pequeña parte de mí se preocupó, ya que después de todo, yo seguía considerándola mi amiga. Quizás era ser demasiado masoca o algo, pero ella era una de las pocas compañías femeninas a las que podía dirigirme en busca de ayuda. Además, me había confesado todo lo que le había pasado, por lo que me sentía mal por haberme casi olvidado de ella.

Probablemente Bella notó el cambio en mi mirada, ya que me sonrió. Fue una pequeña y tensa sonrisa, pero hacía muchísimo tiempo que no recibía ninguna de ella. Al menos, era un progreso.

—Quiere a Bella.

Esas tres palabras fueron suficientes para que girara de golpe la cabeza para mirar a Sam, como si de repente tuviera complejo de exorcista. No pude evitar que mi expresión me delatara por la preocupación por la seguridad de mi humana amiga.

—¿Qué?—ni me esforcé en ocultar la sorpresa—¿Por qué?

Sam dejó de mirarme, para dirigir sus ojos negros a Bella. De repente, toda la manada la miraba, haciendo que ella se mordiera el labio inferior. Aún así, la mirada marrón de la humana estaba en mí, como si solo se fuera a dirigir a mi persona.

—¿Recuerdas lo que te conté de James?—preguntó, a lo que yo asentí.—La vampiresa pelirroja era su pareja. Como Edward mató a James, ella cree que lo propio es matarme a mi. Pareja por pareja...

—Ojo por ojo.—murmuró Jacob.

Bella asintió en dirección a mi lobo, para luego mantener su mirada en mi, como si esperara una reacción por mi parte.

Parpadeé, tras procesar la información, sintiendo como me temblaba un párpado al entender todas las tácticas que la pelirroja había estado haciendo en el bosque. Maldita sea, ahora todo tenía sentido.

—¿Y a qué esperamos?—pregunté luego de unos segundos de silencio.

Paul y Jared miraron a Sam casi al segundo de haber formulado la pregunta. El mayor parecía estar trazando un plan mental en su cabeza, sin dejar de mirarme o a Jacob. No reaccionó al instante, ni siquiera cuando Emily lo llamó, siguiendo en su mundo.

—Lo más seguro es que Bella se quede por aquí.—murmuró Emily, al ver que su pareja no decía nada.

—Probablemente sea lo mejor.—asintió Sam, luego de volver a la realidad.

No pude evitar fijarme en la mueca de Bella, como si no le agradara la idea.

—No va estar sola.—dije seria, notando de nuevo el calor tan conocido.

Vi de reojo como Jacob sonreía de lado mirando a Sam, quien me miraba con un rastro de sonrisa en los labios. Me mordí el interior de la mejilla, intentando controlarlo.

—Eso es más que obvio, nena.

—Cierra el pico, Paul.

Lo fulminé con la mirada cuando soltó una carcajada, para luego volver la vista a Sam, ya que me había prometido no volver a caer en sus intentos de sacarme de mis casillas.

—Si alguien tiene alguna idea, que la diga ahora.—murmuró Sam, mirando a cada uno.

Me sorprendí internamente, ya que era la primera vez que no daba una orden, sino que esperaba a que se dieran ideas. Algo me decía que era por el calor interno que sentía cada vez con más frecuencia.

—Puede quedarse conmigo. —intervino Emily.

Sonreí al ver la mirada que Sam le dirigió a su impronta, aunque ella sonreía. Conocía al joven lo suficiente como para saber que iba a poner pegas, por lo que me apresuré a pensar algo.

—Yo puedo molestarlas.—dije, encogiendo los hombros.

Emily me sonrió, aparentemente feliz de que apoyara su idea. Quise bufar cuando oí rechinar los dientes a mi lado.

—Ni se te ocurra decir nada en contra, Jake.—lo amenacé.

—Pero....

Puse los ojos en blanco mientras Emily soltaba una pequeña carcajada.

—Ahora entiendo lo de "estúpidos lobos imprimados y sus celos".—murmuré divertida.

—Te dije que puede ser molesto.—apostilló Emily.

Quise reírme, pero la mirada de Sam sobre mi amiga hizo que me tragara mi risa.

—Estaremos bien.—aseguré.

Sam me miró, luciendo poco convencido con la idea. Bufé.

—Soy la nieta de Amelia Wolf.—murmuré, alzando una ceja.—Creo que puedo encargarme de proteger a Emily y Bella.

—Nadie lo duda.—me dijo Emily, para luego dirigirse a Sam.—Estaremos perfectamente bien con Lizzie.

El mayor soltó un suspiro, mirando a Jacob, quien alzó las manos en señal de rendición.

—No pienso discutirle nada a Lizzie.—expresó Jake.—La conozco tan bien que sé que lo hará, nos guste o no.

No pude evitar una sonrisa ante las palabras de Jacob.

—Y por eso eres mi favorito en el mundo.—le susurré.

Me gané una mirada fugaz por parte de mi lobo, al igual que un guiño y una pequeña sonrisa.

—¿Algo que añadir ?—preguntó Sam al aire.

—No quiero ser una carga.—murmuró Bella, tras haber escuchado toda nuestra conversación.

Todos nos giramos a mirarla, aunque ella paseaba su vista de Emily a mi, y viceversa. Crucé una breve mirada con mi amiga morena, quien asintió, para luego volver mi mirada a la humana. Una mueca de angustia protagonizaba su pálida cara.

—Eres nuestra amiga, Bells.—murmuré, ignorando la mirada casi incrédula de Paul.—Además que es nuestro trabajo proteger a los humanos.

—¿Y si os hace daño?—insistió ella, ahora pasando su vista por todos.

—Tu falta de credibilidad en nosotros es hiriente, Bella.—se burló Jacob.

—Es nuestro trabajo.—intervino Embry, sonriendo de lado.

Quise reírme ante la mirada que le dio Bella, como si le dijera que no ayudaba en nada. Jacob me ganó, soltando una pequeña carcajada que pareció desesperar a la humana.

—Es inútil que discutas con nosotros.—le dijo suavemente Emily.

—No vamos a hacerte caso.—añadí, encogiendo los hombros.

Jacob y Embry asintieron con energía, mientras los demás se limitaban a sonreír de lado, o intentar no hacerlo, como era el caso de Sam. Bella suspiró, dándose cuenta de que no nos iba a hacer cambiar de opinión. Éramos tercos y la verdad era que no íbamos a desaprovechar la idea de cazar a una vampiro.

—Decidido entonces.—murmuré.

Me gané un gesto afirmativo por parte de Sam y unas sonrisas de los miembros de la manada, probablemente entusiasmados por darle caza a la pelirroja.



Hice una mueca ante la insistencia de Jacob por despedirse, mientras Emily y Bella nos observaban, ambas sonriendo. Quise pegarle al lobo, pero fui incapaz cuando me miró con cara de cachorrillo.

Solté un chillido histérico, divirtiendo a la dos chicas.

—Por dios, Jacob.—me quejé, casi como una niña pequeña. —Deja de ser el rey del drama y vete a patrullar.

Hizo una mueca triste, sacándome de quicio.

—Pero no te has despedido de mí.—lloriqueó como un niño pequeño.

—Por amor a todo lo que es sagrado, que no vas al Polo Norte, Jake.

Supe que seguiría con el drama cuando lo oí emitir un sonido parecido al que suele emitir los perros cuando lloriquean. Puse los ojos en blanco, algo divertida porque a veces parecía más perro que lobo.

—Eres un dramas.—apunté, haciendo una mueca.

—Solo por ti.

No pude evitar una pequeña sonrisa, algo que hizo que Jacob volviera a emitir el sonidito que comenzaba a hacerse demasiado mono para mi.

Lo abracé, apoyando la cara en su pecho a la vez que él apoyaba el mentón en mi cabeza. Suspiré, aspirando su aroma tan familiar para mi. No sabría como describirlo. Jacob olía a menta, a chocolate, pero también madera y bosque. Había decidido que ese era mi nuevo olor favorito.

—Ten cuidado.—le rogué.

Sonreí involuntariamente cuando besó mi coronilla, aún notando como mi corazón se derretía ante esa acción.

—Siempre lo tengo.—me aseguró.

Suspiré, levantando la vista para mirarlo a los ojos. Sus orbes negras me miraban atentamente, como si pudiera notar con una mirada lo que pensaba.

En verdad prefería que se quedara conmigo toda la parte, pero no sería nada justo. Sam también quería estar con Emily, pero también tenía que recorrer el territorio. Si ellos eran capaces de aguantar, nosotros también.

—Te quiero.—le susurré.

Sus hoyuelos no tardaron en aparecer cuando sonrió

—Yo más.—me respondió de igual manera.

Rodé los ojos, riendo, recibiendo sus labios contra los míos. Nuestros labios se movieron al compás, ya acostumbrados al otro. Si olía a menta, podía apostar que sus labios tenían permanentemente ese sabor, como si hubiera nacido con él. Tras separarnos, guiñó un ojo a las jóvenes que nos miraban divertidas y besó mi frente.

—Volveré antes de que oscurezca.—me prometió.

Se despidió con un gesto de nuestro público para luego trotar detrás de los arbustos. Sonreí al ver al lobo rojizo, que me miró brevemente para luego salir corriendo, metiéndose en el frondoso bosque. Hice una mueca cuando dejé de verlo, suspirando. No me hacía gracia cada vez que nos alejábamos, pero no todo iba a ser como queríamos.

—¿Cómo lo haces?—pregunté al sentir la presencia de la morena a mi lado.

—Hago demasiadas cosas para no pensar en ello.—murmuró Emily.

La miré, apartando mi vista del verde fondo, para luego desviar mi vista a Bella, que parecía buscar algo entre los árboles, con una mueca de angustia en la cara.

Bells—la llamé,haciendo que me mirara al instante.—, aquí estaremos bien.

—Eso espero.—murmuró angustiada.—No me haría ninguna gracia encontrármela...

Hice una mueca al pensarlo, ya que no solo tendría que protegerla a ella. Después de todo, Emily no tenía el gen y estaría igual de indefensa ante un vampiro.

—Eso no pasará.—le aseguré, aunque sentía que me estaba autoconvenciendo.

Las tres entramos en la casa, intentando llenar nuestras cabezas de otras cosas, para no darle mil vueltas a lo mismo. Bella miraba de vez en cuando por las ventanas, como si tuviera un tic nervioso, para luego sacudir la cabeza y volver a lo que estaba haciendo. No pude evitar fijarme en que seguía teniendo ojeras, como si las pesadillas por la partida de Edward no se hubieran acabado por nuestra presencia.

Me apunté mentalmente intentar preguntarle por el tema, aunque eso sería cuando estuviéramos las dos solas. Sentía que no le tenía confianza a Emily, a pesar de que se reía con ella y hablaba tranquilamente.

Volví a la realidad, al darme cuenta de que casi habían acabado de hacer unas galletas, sin mí. Hice un puchero, llamando la atención de mis dos amigas. La humana sonrió de lado, aunque fue una mueca pequeña, mientras que la morena me miró brevemente para luego seguir mirando al horno. Me acerqué a ellas, ya que me había quedado cerca de la ventana.

—¿Todo bien?—me preguntó Bella, una vez llegué a su lado.

La pregunta hizo que Emily dejara de mirar el horno para mirarme a mi.

—Sí.—asentí.—Por ahora no he escuchado ningún aullido, así que tienen todo controlado.—

La morena suspiró aliviada, para luego seguir vigilando que las galletas no se quemaran por la alta temperatura. Sin embargo, Bella seguía mirándome.

—¿Como lo hacéis?—preguntó de repente.

Ambas la miramos raro, sin entender nada. La cara de Bella volvía a ser una mueca angustiada, como si se estuviera comiendo la cabeza de nuevo.

—¿El qué?—preguntó Emily, al ver que yo solo miraba.

—Estar tan tranquilas cuando sabéis que hay un vampiro correteando por ahí-—murmuró la humana, intercalando la mirada entre las dos.

Emily me miró, alzando una ceja, para luego volver a mirar a la humana. Por mi parte, intentaba no reírme con todas mis fuerzas, algo que fracasé. No pude evitar la carcajada que salió de mí, asustando a Bella y haciendo que la morena sonriera.

—Lo siento, lo siento.—me disculpé, aún riéndome.—De verdad, me ha echo demasiada gracia, la verdad.

—Lizzie.—me medio regañó Emily, aunque ella parecía tan divertida como yo.

—Enserio, no lo entiendo.—insistió Bella.—Victoria está en cualquier lado y vosotras os ponéis a hornear galletas.

—En verdad fue Emily.—apunté, encogiéndome de hombros.

La mencionada me miró sonriendo, mientras que Bella suspiraba.

—Ahora en serio, Bells.—hablé, tras parar de reírme. —No tienes que preocuparte tanto.

—¿Por qué lo dices?

—Los chicos lo tienen todo controlado. No hay nada por lo que preocuparse.

Bella se mordió el labio inferior—¿Como estás tan segura?

—En verdad, tu falta de fe en nuestra especie es hiriente, Bells. —me burlé, a lo que ella me sonrió en disculpa.—De todas formas, no los he oído aullar, así que supongo que la pelirroja no está en el territorio.

Emily rodeó a la humana con un brazo.

—Aquí estás a salvo, cariño.—le dijo dulcemente a la humana.

Sonreí cuando me miró, intentando que se tranquilizara. Supe que lo hice bien cuando la sonrisas de verdad volvió a su cara.

Ella estaba a salvo.

Al menos, por ahora.

¡Hola, hola!
¡Ya estoy aquí otra vez!
¿Me echasteis de menos jiji?

Vale, este capítulo es completito, creo yo. Aunque después del anterior estoy con los feelings a flor de piel.

Podéis ver lo linda que es Lizzie. I mean, Bella se comporta como una estúpida con ella y nuestra chica se preocupa por su pálido trasero.
Si eso no es ser buena persona, que venga alguien y me lo diga, porfavor.

Hemos tenido un pequeño momento Jazzie (es el nombre que más me gusta para ellos, by the way).
Son tan lindos que quiero llorar todo el tiempo (cosa que no me va a pasar en la vida real parte 288282).

Y finalmente, hemos tenido un momento Lizzie-Bella-Emily.
Creo que ya he dicho que adoro el personaje de Emily. Está tan infravalorada mi bebita que intento darle más protagonismo.
Y es más linda con Bella (aunque a veces la humanita pálida no se lo merezca).

¿Que os ha parecido el capítulo?

Si os ha gustado muuucho, dejadme una bonita estrella. También podéis comentar todo lo que querais.
Me encanta leeros y contestaros.
¡Sois geniales!

Aprovecho para daros las gracias por leer la historia. Es increíble como crece el número de leídas.
¡No sabéis la ilusión que me hace!
Así que, ¡muchas gracias! 💙

Nos leemos en comentarios.

PD: id preparando los kleenex.

~I 👑

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