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Por favor, leed la nota del final. Es importante.
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CAPÍTULO DIEZ
Torbellino Alice
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Jake se había recuperado por completo de sus lesiones y, afortunadamente, había dejado de estar amargado todo el tiempo por no poder moverse. Lo cierto era que no lo dejaba moverse porque temía que no se fuera a recuperar con rapidez, que se abriera alguna herida o algo así. Sí, algo exagerada si me lo preguntáis, pero prefería prevenir que curar. Y para mi suerte, él estaba en una situación en la que no le quedaba más remedio que hacerme caso.
Pese a su pronta y satisfactoria recuperación, seguía en sus trece de no acercarse a la humana de apellido Swan. Ni a ella, ni al vampiro de cabello cobrizo, como si ambos le fueran a pegar la peste o algo parecido. Lo cierto era que ni siquiera había intentado hacerlo cambiar de opinión, o que al menos se lo pensase. Honestamente, me había rendido un poco ante su cabezonería. Y, aunque me costase admitirlo porque no quería escuchar como su ego se subía, en el fondo sabía que tenía razón.
A lo que no podía escapar, ni aunque quisiera hacerlo, era a la pequeña vampiresa de rasgos élficos y apellido Cullen. Llevaba varios días, más bien semanas, llamando con insistencia, pero nunca le atendía a la llamada. A veces era porque no tenía la suficiente energía mental como para enfrentarme a ella, y otras, porque los asuntos de la manada me tenían ocupada. Aun así, ella no me iba a dar ni un respiro, y eso lo sabía con certeza.
Jake seguía insistiendo en que nos escapáramos y nos casáramos los dos solos. Me lo dijo varias veces y, honestamente, llegué a considerarlo seriamente. Eso fue hasta que su padre y los míos le dirigieron una mirada que hubiera fulminado a cualquiera en el acto. Así que, desde entonces, se había olvidado de su idea y se había resignado a tener una boda normal.
Bueno, técnicamente, normal no era la palabra más adecuada para describir a nuestra futura boda. La mitad de los asistentes iban a ser quileutes, algún que otro humano y el clan de los Cullen. Era una mezcla extraña, era consciente de ello, pero había algo en mi cabeza que me decía que era lo mejor.
Me estaba volviendo loca de remate, eso lo podía asegurar. Me parecía escuchar voces, como si fueran susurros. Pero solo era cuando estaba sola y me parecía que era la misma voz, pero con una especie de bizarro eco. Era muy extraño.
Quizás debería ir al loquero.
Salté en el sitio al escuchar mi teléfono sonar, por enésima vez en la semana. Emily me dirigió una sonrisa, una torcida, al leer el nombre del contacto.
Alice.
—No puedes evitarla mucho tiempo más. —me dijo, claramente refiriéndose a la pequeña vampiresa. —Cuanto más la hagas esperar, peor será.
Solté un suspiro, sabiendo perfectamente que tenía razón, y me resigné a aceptar la llamada. Caminé hacia el teléfono y descolgué.
—¿Sí?
—Elisabeth Marie Wolf, te juro que voy a patear tu trasero hasta el próximo siglo.
Puse los ojos en blanco al escuchar mi nombre completo.
—Hola, Alice. También me alegra hablar contigo.
—No me vengas con chorradas, jovencita. Llevas semanas sin contestarme.
—Te recuerdo que lidero una manada de lobos.
—¡Esos perros! —la escuché soltar un chillido histérico. —Lo siento, pero necesito que aclaremos ciertas cosas de la boda.
—Alice, no tiene que ser nada muy grande...
—¡Chitón! Hazle caso a tu gran amiga decoradora y organizadora de eventos y deja de quejarte por unos segundos.
—Por todo lo que es sagrado, Alice, montas un drama por todo.
—Ya, ya, como sea. Quiero que traigas tu bronceado trasero a mi casa esta tarde.
—Pero...
—Sin peros, niña.
—El trato, Alice.
—A veces me pregunto si eres tonta. Hablé con Carlisle y no tiene problema con que cruces la línea de tratado.
—Tú...
—Sí. Soy genial, lo sé. Ya me darás las gracias luego.
—Eso es...
—¡Ah! —me cortó. —Asegúrate de traer al perro con el que te casas o te prometo que echamos hasta la semana que viene.
—Alice.
—Ni Alice ni porras. Él también tiene que opinar, no solo esperar a la noche de bodas de brazos cruzados.
—¡Alice!
La escuché soltar una suave y cantarina risa.
—Está bien, iremos.
—¡Genial, genial! Aunque eso ya lo sabía.
—Adiós, Alice.
—¡Adiós, Eli!
Colgué, haciendo una mueca de desagrado. Realmente el tema de las bodas no me entusiasmaba nada de nada. Me parecían que tenían cientos de detalles de lo más agobiantes.
Emily se giró a mirarme.
—¿Y es cara tan larga?
—Tenías razón. —me quejé, haciendo un puchero. —Por culpa de Jake vamos a tener que aguantar a Alice en modo torbellino.
—Eso sería digno de ver. —señaló, mientras soltaba alguna risita.
—Sí, claro, en una casa llena de vampiros. —murmuré, con algo de sarcasmo. —Es el escenario perfecto para que Jake explote de los nervios.
—Solo tenéis que prestar atención a Alice y vuestra boda. —murmuró Emily simple, como si fuera evidente. —Los demás no tienen que importaros.
Es más fácil decirlo que hacerlo.
—Eres el ser más dulce que conozco, Emi. —admití, observándola.
—Es mi mayor encanto. —señaló, guiñándome un ojo.
Ambas giramos la cabeza en dirección a la entrada cuando escuchamos pasos, los chicos estaban llegando. Jared, Embry, Paul y Quil se limitaron a hacer un movimiento de cabeza, a modo de saludo, para luego sentarse. Leah simplemente entró y se sentó, como si no hubiera nadie más en la sala. Seth nos regaló una pequeña sonrisa, antes de sentarse. Y por último, llegaron Sam y Jake, ambos hablando con muecas serias.
Jacob suavizó su mueca e ignoró lo que Sam le decía, mientras caminaba hacia mí. Rodeó mi cintura con rapidez, y por inercia, mis manos volaron a su cuello. Me sonrió de forma cálida y luego posó sus labios contra los míos. En esta ocasión, sabía a menta más de lo normal, por lo que supuse que había estado comiendo en forma lobuna. Ambos nos separamos ante las quejas de los otros lobos.
Sam y Emily también los miraban, con las cejas alzadas, en una postura parecida a la nuestra. Seguramente habíamos dado el mismo espectáculo.
—Cuando os impriméis, os juro que os voy a hacer la vida imposible. —siseé, aunque esbocé una sonrisa.
—Lo que tú digas. —murmuró Paul, con algo de desdén, poniendo los ojos en blanco. —¡Au! ¡Serás bruta!
Me reí, ya que sí, le había dado una colleja. Él se frotaba la nuca.
—Mujer, me vas a dejar más tonto. —siguió quejándose Lahote.
—Como si eso fuera posible. —se burló Jared.
—Entonces deberíamos llamar a la NASA. —apuntó Embry, también burlándose. —O quizás a la televisión.
Jared y Embry soltaron una carcajada a la vez, con una sincronización casi perfecta. Luego, se levantaron de las sillas y chocaron los cinco.
—Noto vuestro amor por mí. —murmuró Paul, sarcástico.
—Deja de lloriquear, Pauli. —me metí con él, mientras me apoyaba en Jake.
Paul me miró, mientras yo esbozaba una sonrisa divertida. Su mueca cambió a una asustada cuando un gruñido salió desde el fondo de la garganta de Jake, aunque él también sonreía.
—No hagas eso, hermano. —le pidió Paul a mi lobo. —Asusta que te cagas.
—Eres un llorica. —murmuró Jake, con diversión.
—Ya, chicos. —intervino Emily, poniendo paz. —Limitaros a comer.
Emily me miró, de forma cómplice, siendo una señal de que era el momento adecuado para hablar con Jake sobre la llamada de la pequeña vampiresa del clan Cullen. Asentí, a lo que ella sonrió unos segundos y volvió a prestar atención a los chicos.
Cogí a mi lobo por la muñeca y lo arrastré hasta la vieja habitación que tenía en la casa de Emily y Sam. Seguía exactamente igual a como la había dejado, aunque estaba más recogida y limpia, claramente. Eso me enternecía, ya que seguramente no la había tocado por si quería dormir aquí alguna noche que Sam y Jake tuvieran ronda.
Jake se sentó en la cama y me miró con las cejas alzadas. Me apoyé en la cómodo enfrente de él y solté un suspiro. Lo cierto era que no sabía cómo decirle lo que me había dicho la pequeña vampiresa sin que pusiera cara de asco o empezara a negarse.
—Amor, ¿Qué ocurre? —me preguntó, preocupado.
Desvié mi mirada a sus ojos negros, puesto que había estado mirando hacia la alfombra de color gris. Me miraba preocupado, como intentando saber que era lo que iba mal.
—Tengo que contarte algo. —murmuré, haciendo una mueca al no encontrar las palabras. —Pero, tienes que prometerme que no te vas a poner como un loco.
—Ese no es un buen comienzo.
—Han pasado dos semanas desde la batalla y... —vacilé unos segundos. —Alice cree que es el momento adecuado para comenzar a preparar nuestra boda.
—Lizzie... —su mueca se crispó.
—No me dejes ir sola. —medio lloriqueé, cortando su queja. —Si voy sin ti, me hará estar allí decidiendo cosas hasta el próximo mes.
Okay, igual exageré...o no.
—Sabes que no me soportan, amor.
Hice un pequeño puchero, sacando el labio inferior y pestañeé varias veces, sin dejar de mirarle. Soltó un quejido, mientras se pasaba las manos por la cara.
—No hagas eso.
—Por favor.
—Está bien. —soltó un suspiro de rendición.
Sonreí encantada y aplaudí, dando un chillido de emoción. Puso los ojos en blanco, pero se le escapó una risa. Lo abracé por el cuello y besé sus labios de forma casta, sin ser capaz de borrar mi sonrisa.
—¡Eres el mejor, amor!
Jake puso mala cara nada más ver la gran casa del clan Cullen. Soltó un bufido por lo bajo, por lo que me giré a mirarlo con los ojos entrecerrados, mostrándole que lo había escuchado. Cuando me miró, soltó un quejido, para luego resignarse. Sonreí de lado, volviendo a mirar hacia el edificio.
Caminamos hasta la escalera central, buscando a alguno de los integrantes de la familia. Esme no tardó en aparecer, esbozando una cálida sonrisa al vernos. Subimos las escaleras al mismo tiempo que ella abría la puerta. Vi de reojo como Jake fruncía la nariz, algo asqueado, por lo que procuré contenerme.
—Hola, Liz, Jacob. —nos saludó, abrazándome levemente. —Me alegra veros.
—Hola, Esme. —le devolví la sonrisa. —A nosotros también.
—Pasad, pasad.
Se hizo a un lado y entré, arrastrando a Jake en la acción. Intenté de nuevo no arrugar la nariz cuando el dulzón olor a vampiro me golpeó en toda la cara. Esme no parecía reaccionar a nuestro olor, lo que era raro. Según tenía entendido, para los vampiros, nosotros olíamos a algo parecido a perro mojado.
—¿Habéis comido algo? —nos preguntó Esme, mientras subíamos las escaleras. —¿Tenéis hambre?
Abrí la boca para hablar, pero mi estómago fue por libre y habló. Enrojecí levemente, mientras Jake soltaba una carcajada y Esme sonreía.
—Creo que ya tengo la respuesta. —bromeó la vampiresa, divertida.
Entramos en la cocina, donde estaban Carlisle, Emmet y Rosalie, precisamente cocinando algo. Los tres elevaron la vista a la vez en cuanto escucharon nuestros pasos. El doctor Cullen esbozó una sonrisa amigable al vernos entrar, dejando lo que estaba haciendo para acercarse a nosotros.
—Liz, Jacob. —nos saludó. No sabía por qué, pero su voz me relajaba. —Me alegra ver que los dos estáis bien.
—Te agradecemos lo que hiciste por nosotros. —intervino Jake, sorprendiéndome.
—No fue nada. —la sonrisa de Carlisle se volvió encantadora. —Es mi trabajo.
—Es demasiado modesto. —apuntó su esposa, rodeándolo con un brazo y sonriéndole levemente.
—Alguien tiene que serlo. —replicó con suavidad, aunque sonaba divertido. —Ya tenemos el egocentrismo de Emmet.
—¡Oye! —se quejó el mencionado, fingiendo estar indignado por el comentario. —Eso no es verdad.
Carlisle y Esme se giraron a mirarlo, ambos con una ceja alzada. La rubia al lado de Emmet, Rosalie, puso los ojos en blanco y sonrió.
—Claro que sí, querido. —murmuró, claramente con sarcasmo. —Por eso te expulsamos de los juegos cuando pierdes.
—Ya veis cuanto me quiere mi familia. —habló Emmet, mirándonos.
—Me recuerda a Paul. —le susurré a Jake.
Él soltó una pequeña risa.
—Espero que tengáis hambre. —habló Carlisle, cambiando de tema al ver la sonrisa arrogante de su hijo pelinegro. —Nos habéis dado una excusa para improvisar.
—Te aseguro que Lizzie tiene hambre. —señaló Jake, divertido.
Inflé las mejillas, indignada, mientras intentaba no ponerme roja de nuevo. Los demás sonrieron, la de la rubia fue mucho más sutil que el resto.
Oí una ráfaga de aire y Alice apareció de un salto, aterrizando en una rama que daba a una de las ventanas de la cocina. Jasper apareció detrás de ella, haciendo una mueca de asco que camufló con rapidez. La pequeña vampiresa sonrió al vernos, bajando de la rama y en un pestañeo la tuve delante de mí. Esme la miró en forma de reproche, pero lo cierto era que a mí me gustaba ver sus rápidos movimientos.
—¡Eli! —exclamó, encantada. —¡Me alegra tanto verte! —me abrazó, para luego mirar a Jake. —Hola, chucho.
—Alice. —la reprendió Esme.
—Lo siento. —murmuró, haciendo una leve mueca, y me pareció notar algo de sarcasmo. —Es inevitable.
Jake rodó los ojos pero, gratamente, no dijo nada. Eso me alivió.
—Tenemos cosas que hacer. —señaló la pequeña vampiresa.
Jake y yo soltamos un quejido a la vez. Causamos las risas de Emmet y Jasper y las sonrisas de Rosalie y Carlisle. Esme miró a Alice, haciendo una mueca preocupada.
—Deja que primero coman algo. —le dijo, sabiendo perfectamente lo que la pequeña vampiresa diría. —Con el estómago vacío no se pueden tomar decisiones.
—Está bien. —refunfuñó Alice, algo indignada.
Luego de unos minutos, los vampiros pusieron delante de nosotros unos platos con comida que no sabría nombrar. Lo cierto era que tenía una pinta increíble, y se me llenó la boca de saliva cuando el suave aroma de la comida me dio en la cara. Escuché como mi estómago protestaba y ni siquiera me importó la increíble audición que tenían los vampiros.
Mientras nosotros comíamos, ellos discutían sobre una reforma que querían hacer. Aparentemente, necesitaban más sitio en el garaje luego de que Edward les regalara un coche a Alice y a Rosalie por haberlo ayudado con el tema de Bella. Carlisle no quería ampliar más el garaje, pero Emmet no dejaba de resaltar que era necesario, mientras alegaba que no dejaría su Jeep fuera por nada del mundo.
Sobra decir que la propuesta de reforma ganó por goleada, mientras el vampiro rubio soltaba un suspiro de rendición. Realmente era divertido verlos discutir de aquella manera, aunque Carlisle era literalmente el único que no cambiaba su tono de voz. Era como si no hubiera nada en el mundo que lo hiciera gritar.
—Llegó el momento. —chilló Alice, emocionada.
Hice una mueca al darme cuenta de que habíamos acabado la comida. Miré mal a Jake, puesto que él se le había comido a una velocidad impresionante, a lo que él me respondió con una mirada avergonzada. Estaba claro que no era yo la única que tenía hambre.
La pequeña vampiresa se acercó dando suaves saltitos y nos tomó a cada uno por el antebrazo, sin escuchar nuestras quejas. El cambio de temperatura me hizo sufrir un escalofrío, pero me mantuve en silencio. Nos llevó al enorme salón de la casa, hacia la mesa de comedor donde tenía cientos de revistas de moda por allí desperdigadas.
Noté perfectamente como una gota de sudor me bajaba por la sien, y por un momento, me sentí como un persona de anime. Solo me faltaba caerme hacia atrás, como era habitual en ellos, y sería tal cual.
—Bien, comencemos.
Y esbozó una sonrisa que me recordó a la del gato Cheshire.
¡Hola, hola! ¿Qué tal estáis? Espero que bien.
Antes de nada, no quiero que nadie se emocione demasiado porque haya subido capítulo. Sí, lo subo, pero sigo con mis problemas de inspiración. Va y viene como le da la gana y he decidido resignarme y no obligarla a venir.
¿Qué quiero decir con eso? Que voy a publicar Soul Mate muy esporádicamente. Anímicamente tampoco es mi mejor momento, así que no voy a presionar a mi cabeza a inventar nada que no quiera. Seguiré publicando, claramente, pero no tan amenudo como os gustaría.
Por eso, RUEGO que no me pongáis comentarios de tipo "continúa", "por favor, continua", "actualiza plis" y demás derivados. Lo único que hacen es meterme presión y estresarme considerablemente. Así que, por favor, no los pongáis.
Si os aburrís, os recomiendo encarecidamente que os paséis por el resto de las obras que podéis encontrar en mi perfil. Todas merecen una oportunidad (alto spam me hago).
Y siguiendo con mi auto spam, porque si no me lo hago, no me lo hace nadie je... Hace poco publiqué un libro de One Shots de Inazuma Eleven. ¿Por qué? Seguramente os lo preguntaréis. Porque es el fandom con el que mayor facilidad me salen los OS y las historias. Actualmente podéis encontrar de estos personajes:
—Hiroto Kira (Xavier Schiller de Ares).
—Bernard Girikanan.
—Nosaka Yuuma (Heath Moore) .
—Tsurugi Kyosuke (Víctor Blade).
—Fudou Akio (Caleb Stonewall) vs Hiroto Kiyama (Xavier Foster).
—Shirou Fubuki (Shawn Froste).
—Kazemaru Ichirouta (Nathan Swift).
—Shindou Takuto (Riccardo Di Rigo).
—Kidou Yuuto (Jude Sharp).
— Haizaki Ryouhei (Elliot Ember).
—Fubuki Atsuya (Aiden Froste).
Si os pasarais a darle apoyo me haríais muy feliz, la verdad. Así que, os dejo por aquí la portada para que podáis localizarlo con mayor facilidad:
Y, siguiendo con mi autospam —y también con Inazuma Eleven — acabo de publicar una pequeña historia. Se llama Tan solo un recuerdo y está ambientada en la línea GO. Va a ser muy corta, pocos capítulos, así que os invito a que os paséis por ella.
Esta es su portada:
Antes de irme, quiero daros las gracias por el apoyo que recibe Soul Mate. En especial, a aquellas personas que me dijeron que me lo tomara con calma. Por vosotras publiqué este capítulo, así que espero que os haya gustado.
Solamente os pido paciencia, porque Soul Mate volverá poco a poco, pero lo hará. Simplemente, se hará de rogar jaja.
Nada más por mi parte, pero como siempre...
¡Nos leemos en comentarios!
~I 👑
|Publicado|: 07/03/2021
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