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1.


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CAPÍTULO UNO
Cachorros

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—Lo siento, Alice, me encantaría ayudarte, te prometo que sí, pero estoy realmente liada. Pensé que iba a ser fácil, pero es realmente insoportable cuando se le cruzan los cables. Se nota que tiene mi sangre, realmente se nota. De verdad lo siento, aunque sé que podrás ocuparte tú sola. Se te da bien, no intentes salirte por la tangente. No, no te estoy haciendo la pelota porque me sienta mal. ¡Alice! Oye, realmente me gustaría torturar a mi amiga con detalles que le harían torcer el gesto, pero te recuerdo que tengo una manada de perros que necesitan mi vigilancia como si fueran bebés. Sí, sí. Recuerda que esa fue la razón por la que Jake y yo volvimos antes de nuestra luna de miel. Bien, bien. Haré lo que pueda. No te prometo nada. ¡No vigiles mi futuro! ¡Alice, eso es jugar sucio! No sé ni para qué me quejo si total lo harás. Okay. Hablamos. Adiós.

Colgué la llamada, apretando los labios en una línea para luego dejar el teléfono encima de la mesa de noche que estaba más cerca. Me pasé las manos por el pelo, suspirando, tratando de calmar mi mente. Aunque, en estos momentos, se parecía más a una lavadora que a la mente de una persona mayor.

Evité poner los ojos en blanco al escuchar la discusión en el piso de abajo. Era la misma todos los días, y mi paciencia realmente tenía un límite. Pese a eso, usé la tranquilidad que había ganado en mi luna de miel y salí de mi habitación, comenzando a contar. Me daba igual si llegaba a un millón, debía mantener la calma.

Al llegar a la cocina, pude apreciar el panorama. Seth y Joe se miraban como si se fueran a matar el uno al otro, mientras Jake parecía al borde de querer pegarles a los dos. Los dos más pequeños estaban cada uno a un lado de la isla, mientras mi lobo se apoyada en el medio, pasando su mirada oscura de uno a otro.

—Cachorros, ¿se puede saber a qué viene ese griterío? —cuestioné, con toda la calma que pude, mientras me cruzaba de brazos. Aunque mi tono fue calmado, me fijé en que los tres se tensaron a la vez. —Estoy segura de que os escuchan en Port Angeles.

—¡Es que no lo soporto! —exclamó mi hermano, alzando los brazos al aire. Sonaba molesto, como si le hubieran pegado sin venir a cuento. —¡Siempre tiene que ser lo que el señorito Clearwater quiera! ¡Pues no me da la gana!

—¡Oh, lo siento por querer algo en mi corta vida! —replicó Seth, de forma sarcástica, mientras rodaba los ojos con fastidio.

Solté un suspiro, dejando de mirarlos para centrar la mirada en mi marido. Todavía se me hacía raro llamarle de esa manera, pero cuánto más lo repetía, más me gustaba como sonaba. Al hacerlo, me di cuenta de que la paciencia estaba a punto de acabársele. Aunque tampoco era como si tuviera demasiada.

—¿Qué es esta vez? —pregunté, con voz cansada.

Jake esbozó una sonrisa algo sarcástica, claramente cansado del tema, mientras sacaba algo de detrás de la espalda:

—La última natilla.

—¡Yo me la merezco! —exclamaron los dos a la vez, en un chillido que le taladraría los tímpanos a cualquiera.

Llevé dos dedos al puente de mi nariz y lo apreté, intentando controlar las ganas de tirar la natilla contra la pared. También me dieron ganas de abrirla y comérmela delante de sus narices, pero no era tan mala como para hacerles algo así. Simplemente debía calmarme.

—Seth, Joe...—los llamé, con el tono de voz más suave que tenía, haciendo que ellos me mirasen con atención. —Por favor, cachorros, decidme que me estáis gastando una broma de mal gusto...—los miré, ya que mi mano me había estado tapando el campo de visión, y alcé la voz, claramente asustándolos. —... ¡Y no os estáis peleando por unas puñeteras natillas!

—Es que él...—hablaron a la vez, para luego matarse con la mirada al darse cuenta de que habían hablado al mismo tiempo y diciendo lo mismo.

—Para qué queremos cachorros si ya los tenemos. —masculló Jacob, mirando hacia el techo como si buscara ayuda divina.

—Jake. —lo advertí, haciendo que alzara las manos en señal de paz. Luego, volví mi atención a los dos menores. —Chicos, no podéis pelearos por todo. Últimamente no paráis ni un solo segundo. —me acerqué a mi hermano, apoyando una mano en uno de sus hombros. —Joe, hermano, sé que es difícil no estallar por todo, pero por favor, es Seth. Es tu mejor amigo desde los pañales, ¿te parece normal pelearte por una puñetera natilla?

—No...

—Bien. —desvié mi mirada hacia el otro adolescente. — ¿Seth?

—Tienes razón...—suspiró el joven Clearwater, haciendo una mueca de disgusto. Me dio la sensación de que se estaba reprochando a sí mismo su comportamiento. —Lo siento, Joe.

—No, yo lo siento. Estoy irritado constantemente porque me siento como una bomba de relojería. Siento haberte gritado, Seth.

—Nos basta con una amargada, osea, mi hermana Leah, ¿sabes?

—Me das unos ánimos...

Suspiré aliviada al ver que volvían a estar como siempre, mientras me acercaba a Jacob. Me apoyé en él, haciendo que me rodease la cintura con un brazo, mientras observábamos a los dos cachorros comerse la natilla entre los dos. Si es que no tenían remedio.

—Se te dan bien los cachorros. —susurró en mi oído, con un tono que no me gustó nada, aunque eso no evitó que no mandase corrientes por mi espalda. —Me pregunto si...

—Jake, no empieces. —lo reñí, sin mirarlo.

—Vamos, Lizzie. —lloriqueó, y vi de reojo como hacía un puchero.

—Jake, no. No insistas más. —me quejé, frunciendo el ceño con algo de molestia. Realmente no estaba molesta con él, pero el tema empezaba a ponerme nerviosa. —Contrólate, ¿quieres?

Soltó un bufido pero asintió con la cabeza. Realmente no solo teníamos que vigilar la explosividad de mi hermano, sino el comportamiento de mi lobo. A veces me preguntaba cómo era posible que no se quedase seco, porque desde que habíamos vuelto de la luna de miel, seguía comportándose prácticamente igual que allí. La única diferencia era que ahora tenía que estar atento por si alguien venía.

—¿Cómo le va a Bella con la boda? —me preguntó, cambiando de tema.

—La está organizando Alice. —murmuré, jugueteando con el collar en mi cuello. No pude evitar el tono divertido cuando seguí hablando: —Literalmente no le deja opinar en nada porque dice que no tiene buen criterio. Me pregunto si de alguna manera está insultando a su hermano adoptivo con esa afirmación.

Rio entre dientes y nos dimos cuenta de que los dos cachorros nos hacían un gesto con la cabeza. Los seguimos hacia fuera, viendo como Rachel se acercaba empujando a Billy. Me tragué una risa al ver a lo lejos a Paul apoyado en un árbol, vigilando a su impronta.

—Papá. —murmuró Jake confundido al verlo llegar sin haber llamado para avisarnos. —¿Qué pasa?

—Ha llegado esto para vosotros. —respondió, luego de darme una cálida mirada.

Le tendió un papel y no necesitaba hacer un máster para saber lo que era. Era la invitación de la boda de Bella y Edward. No hizo ningún gesto, simplemente me pasó el sobre como si no fuera con él.

—¿Ni siquiera vais a mirar cuando es? —preguntó Rachel, confundida.

—Conocemos tanto a Bella como para saber que está tan chiflada de poner su boda un mes antes de su cumpleaños. —masculló Jake, dándome una mirada significativa.

Un mes antes de cumplir otro año más, pensé pero no lo dije, recordando el temor que parecía tenerle a cumplir años.

—Chicos...—murmuró Billy, viendo por donde íbamos.

—No vamos a insistirle más. —señalé, evitando poner los ojos en blanco. A veces los miembros del Consejo eran fáciles de leer, pero insoportables cuando rozaban ciertos temas. Y el que él estaba tocando, no era demasiado de nuestro agrado. —Que haga lo que quiera. Es mayorcita como para saber lo que hace.

Obviamente no era lo que Billy quería escuchar por ser Bella la hija de uno de sus mejores amigos. Pero nosotros lo habíamos intentado, a nuestra manera, y habíamos fracasado de forma estrepitosa. Así que no nos quedaba más remedio que hacernos a un lado y aparentar estar de acuerdo.

—¿Realmente vais a ir? —me preguntó mi hermano, señalando el sobre con un gesto de cabeza y mirándome de forma escéptica. Se echó a reír cuando asentí con la cabeza. —Caray, hermana, y yo que pensaba que el masoquista era yo.

—Joe, no creo que ayudes mucho diciendo eso. —masculló Seth, haciendo una mueca de disgusto.

—¡Lo sé, lo sé! Pero, ¡por todos los santos! Literalmente Isabella ha mareado a mi hermana y a Jacob desde que eran niños. Si ella quería ir a la derecha, ellos iban a la derecha. Si quería a la izquierda, a la izquierda que iban. —mi hermano pequeño gesticulaba como un loco mientras no dejaba de hablar. Los demás literalmente nos dedicábamos a observarlo. —No sé, me parece realmente estúpido que ella fuera a vuestra boda de jaja y vosotros vayáis a la suya de jaja.

—Te has quedado a gusto, eh, Joe. —se burló Rachel, esbozando una sonrisa torcida.

—Lo cierto es que sí.

—Hermanito, creía que ya entendías porqué hacemos lo que hacemos. —murmuré, cruzada de brazos.

Jake parecía entre divertido y con ganas de pegarse un cabezazo contra el árbol más cercano. Realmente mi hermano sabía dónde debía tirar el dardo.

—Sí, sí. Pero no sé...—hizo un puchero, mirándome. Algo que me confundió. —Ay, hermana, eres tan buena. Si es que nadie te merece. —fingió que lloriqueaba.

—Muy bien, colega. —Jake se acercó a él como si temiera que estallara. —Porque te he visto crecer, sino apostaría a que te ha bajado el período de golpe.

—Eso mismo estaba pensando yo. —mascullé, intentando no reírme.

Joe rodó los ojos, pero sonrió de lado, encogiéndose de hombros. Soltó un quejido cuando recibió un codazo de Seth, al mismo tiempo que un guiño divertido. En menos de un segundo, se perseguían el uno al otro como llevaban haciendo desde que eran niños. Realmente no parecía que hubieran cumplido dieciséis años. Ninguno de los dos.

—Si no necesitáis nada más, Jake y yo debemos acabar el regalo de bodas de Bella y Edward. —solté de golpe, recordando aquello.

Al no obtener respuesta, tomé a mi lobo de la mano y lo arrastré hasta el cobertizo que había hecho detrás de la casa para sus chorraditas. No podía llamarle así en voz alta o tendría que aguantarlo quejarse hasta el final de mis días. Me senté en el banco donde colocaba sus herramientas y lo observé trabajar. Realmente no podía evitar no morderme el labio inferior al verlo tan concentrado.

—¿Qué me miras? —preguntó confundido.

—Oh, espera. —activé el botón de nuestra mente, ese que se había activado antes de la batalla contra los neófitos. Y, al instante, abrió los ojos como platos cuando fue capaz de leer todo lo que pensaba. —Oh, cielo, ¿te espantas ahora? ¿Tú? ¿Después de las semanitas que llevas?

—Estoy haciendo esfuerzos por entender que me pasa. Si no estás embarazada, realmente la única opción que queda es que nosotros también tengamos una temporada de celo. O igual es cosa de nuestra imprimación de sangre de líderes.

—O que soy irresistible. —señalé egocéntrica, mientras me apartaba el pelo de un movimiento.

—No lo dudes. —confirmó, besando mis labios de forma fugaz y arrancándome una sonrisa. —No te enfades, pero realmente me da toda la pereza de mi vida ir a la boda. Ni siquiera ha pasado tanto tiempo desde la nuestra, me agobia solo de pensarlo...

—Yo tampoco tengo muchas ganas, Jake. —admití, haciendo que me mirase sorprendido. —Pero prometimos ir. Y no rompemos nuestras promesas, ¿recuerdas?

Se me quedó mirando unos segundos, para luego suspirar y sacudir la cabeza. Volvió a lo que estaba haciendo.

—Realmente doy gracias de tenerte, o sería más animal que persona. —masculló, enfocado en lo que hacía.

—Serías un perro sin amaestrar. —me burlé, logrando que gruñera.

—Eres tan graciosa. —soltó con sarcasmo, mientras negaba la cabeza, como si realmente no tuviera remedio.

Realmente no me lo tomé como un insulto, porque no era mi estilo. Por eso exclamé, con jovialidad:

—Lo sé, lo sé. ¡Soy genial!


¡Hola, hola! ¿Qué tal estáis? Espero que bien.

Estoy tan contenta de dar el pistoletazo de salida para Amanecer que casi no me aguanto con los últimos detalles y por poco subo el capítulo sin banner. Junto con Eclipse, es la parte de la Saga que más me gusta.

Este capítulo creo que se puede tomar como un poco introductorio.  Veis a Lizzie y a Jake vigilando a Joe (¿por qué será uhu?) y también un poco más de la amistad de Joe con Seth. Además, tenemos ya la invitación de la boda de Eddie y Bella, con una reacción más calmadita de los lobos. Bueno, la escena del final es un guiño al último capítulo de Eclipse jereje.

Igual que hice con Luna Nueva y Eclipse, aquí también encontraréis cosas cambiadas. Aviso de antemano que este acto está inspirado más en el libro que en la película. Básicamente porque el libro me parece una auténtica obra de arte y necesito algunas escenas que en la peli no salen. Así que, algunas cosas estarán más en la línea del libro y otras saldrán de mi cabeza.

Bueno, ¿qué os ha parecido el capítulo?

¡Espero que os haya gustado!

No olvidéis que la estrella me hace saber que os ha gustado el capitulo, y la historia en general. Además, creo que me la merezco, después de todo, os estoy haciendo un hueco entre mis horas de estudio para escribir y subir capítulo uhu. Un premio por fi jiji.

¡Ah! Como ya sabéis, podéis dejar en comentarios todo lo que queráis. Me gustaría leer vuestras hipótesis sobre qué pasará en este acto. Obviamente no os voy a hacer ningún tipo de spoiler, pero quiero saber si alguien tiene su mente conectada con la mía. Así que,  ¡no os cortéis! Poned lo que se os pase por la cabeza. Aquí nadie os va a judgar.

Nada más por mi parte, pero ya sabéis que...

¡Nos leemos en comentarios!

~I 👑

|Publicado|: 04/06/2021

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