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XX : All With You (Final)

El constante sonido de las olas chocando en la arena, junto al hermoso atardecer que empezaba a llegar detrás de las pocas nubes en en cielo y que dejaba como resultado una hermosa y relajante vista para sus ojos, realmente lo estaba calmando, recordar nunca había sido hermoso para él, pues los recuerdos eran lo que más dolor le causaban.

Desde que tenía uso de razón había debido cargar con recuerdos que lo llenaban de tristeza y nostalgia, mismos que aunque intentó olvidar con el paso de los años, estos cada vez dolían más.

Pero por primera vez en años, sentía que al fin lo estaba logrando, por primera vez recordar los ojos miel de su madre no le cortaba la respiración y hacía doler su interior, pues al fin tenía un motivo para pensar que la felicidad y el amor eran capaces de curar todas las heridas que sufrió en el pasado.

El castaño se sentó a su lado y se permitió recostarse en su hombro mientras soltaba un suspiro y entrelazaba sus dedos acariciando el dorso de su mano con cariño.

Ninguno había logrado descifrar porque razón la madre luna había esperado tanto tiempo para unirlos de nuevo, exactamente dos años después de que tuvieran esa conversación en aquel parque, y ahora estaban allí al lado del otro amándose como siempre soñaron.

¿Al fin lograste hablar con tu hermana? Preguntó el japonés al cabo de unos minutos escuchándolo suspirar y viéndolo separarse de él para mirarlo.

Se sorprendió mucho, pero me dijo que no importaba lo que sucediera, que seguía queriendo me. — Contó Chan sonriendo de felicidad mientras el contrario asentía y le devolvía el gesto, aliviado de que al menos con su hermana no hubiera salido mal la conversación de su ya no tan reciente relación.

Te dije que todo saldría bien, eres un ángel, y los ángeles solo merecen ser amados y felices siempre. Con el pasar de los días el australiano descubría poco a poco lo cariñosos y cursis que eran en verdad los Myoui, y cada día se enamoraba más del castaño que no hacía nada mas que apoyarlo y demostrarle una forma de amar que jamas imaginó.

Amado no lo sé, pero feliz lo seré solo si te tengo a mi lado hyung. — Sus mejillas levemente sonrosadas le parecieron lo más tierno del mundo al nombrado, pues al no estar acostumbrado a decir palabras de cariño a nadie desde que era niño, sabía que a Chan aún le era difícil, pero también sabía que con el mayor superaría esa incomodidad muy pronto.

Lee Know sólo le pedía al cielo que todo siguiera como iba hasta entonces, que toda la felicidad que había llegado a la familia Myoui con los acontecimientos de los últimos meses y la forma tan singular que tenía la luna de unir Soulmates, no se viera truncada por nada ni nadie, pues sabía que ya no había forma de que ni Mina, ni Tzuyu, ni Momo ni él, pudieran vivir sin necesitar a sus queridos niños humanos como les decían para molestarlos cuando se reunían.

Dos años habían pasado desde que las chicas hubieran unido sus vidas y sus familias se hubieran conocido, decisión que hizo crecer la familia y por la que ahora todos eran igual de felices.

No sólo Nina había ganado más hermanos, sintiéndose muy alegre al saberse mayor que alguien que conociera por fin, sino que Sachiko también había ganado un par, o quizá unos cinco hijos más con la revelación a Jihyo de la verdadera naturaleza de los japoneses y su carácter tan cariñoso para con todos, inclusive a Sana cuando las visitaba junto a la Taiwanesa a quien ahora veían mas seguido y cuya felicidad se le notaba a kilómetros.

Mina y Momo por su parte ganaron un par de ojos más vigilándolas, con el señor Im y el señor Yoo al pendiente de que no fueran a cometer algún error que de algún modo perjudicara a las coreanas, pero estas hacían como si en verdad aquello no les importara, después de todo, podían correr muy rápido según decía Momo, que después de hacerlo terminaba lloriqueando a los pies de Nayeon para que la perdonara, y así se iban sus días.

Pasó un año para que Lee Know y Bang Chan volvieran a verse y hablar, y un par de meses mas para que el menor al fin se animara a confesarle su sexualidad a su padre, hecho que no terminó muy bien para él, pues el mayor con la idea de que no aceptaría desviados en su familia lo echó de su casa, sin importarle lo que le sucediera, ignorando que con eso solamente lo enviaba a los brazos de su amado.

Lee Know llegó por el apenas lo llamó y por supuesto que lo llevo a su casa, donde no sólo lo recibieron con los brazos abiertos sino que dos meses después, cuando la siguiente luna azul apareció y se confirmó que en efecto este era su Soulmate, fue una gran noticia para la familia Myoui.

Actualmente estaban en Japón pasando sus ultimas vacaciones de verano antes de graduarse en el instituto, un viaje que al principio fue sólo para dos y donde terminó incluida hasta la familia de Sana, antes de ir unos días a su ciudad natal y que la Taiwanesa conociera el resto de su familia. — Así será siempre Chan. — Prometió el japones dándole un corto beso antes de escuchar una risa bastante conocida acercándose a ellos. — Al menos hasta donde me lo permita mi hermanita.

— Minho Oppa. — Aparecieron Nina y Momo a sus espaldas, siendo la menor quien lo llamó. — Acompañanos al estanque a ver los delfines ¿Si? — Pidió haciendo un puchero al que el castaño no pudo evitar ceder, aunque no quisiera dejar al menor sólo.

¿Donde esta Mina Noona? — Preguntó extrañado de no ver a la ojigris con ellas. — A ella es a quien le gusta hacer esto, ve a buscarla con los pingüinos, ha de estar allí.

Bueno... eso no se va a poder. — Habló Momo rascándose la nuca haciendo una mueca y el castaño frunció el ceño.

¿Que? ¿Porque? — Preguntó observando como las dos chicas compartían una mirada rápida.

Es que Mina-neesan tuvo un problema tipo III y se devolvió a su habitación junto a Jeongyeon. — Contó Nina y el mayor asintió entendiendo lo difícil que ha de haber sido lo que le pasó a la pelinegra para que terminara en aquel estado.

Y sin más remedio suspiró terminando por aceptar la petición de la Myoui menor, pues si la conocía bien, sabía que no dejaría de fastidiarlo con eso hasta que la acompañara. — De acuerdo pero... ¿No quieres venir con nosotros Chan?

El pelinegro lo miró y lo pensó un minuto antes de sonreír y negar suavemente, a su parecer ya había nadado suficiente por ese día. — Mejor me quedó a descansar un poco hyung, recuerda que tu eres el inmortal aquí.

Bien, bien, nos vemos en un rato ¿Vale? — Le dijo Minho despidiéndose de él dándole un beso en la mejilla y desapareciendo con el par de energéticas chicas.

Creyó que estaría sólo por mucho más tiempo cuando otras dos chicas se sentaron a cada lado de él, se trataba de Nayeon y Sana, que al igual que él buscaban descansar después de aquel día en el mar. — Creo que me haré vieja antes de lograr cansar a Momo. — Bromeó Nayeon poniéndose sus lentes de sol como toda una diva mientras los otros dos chicos reían suavemente.

Bueno no es fácil tener una novia vampiro Nayeonnie, no se cansan jamás. — Dijo la ahora castaña Sana soltando una risita. — ¿Cierto Chris? — Cuestionó dándole un suave golpe al chico con el codo mientras que al ver su sonrisa pícara el muchacho sintió su rostro arder.

Yo-yo, no lo se Sana-chan. — Murmuró apenado y las dos chicas rieron al instante aunque su expresión les causó ternura total.

Esta bien Chris, solo bromeaba. — La japonesa se abrazó a él mientras le daba un beso en la mejilla para que se calmara un poco. — Me refería a lo de ir a nadar, se que a Chewy también le encanta el océano, aunque prefiere las montañas de hielo.

Bueno, yo sólo espero que la pingüina sea considerada con mi prima y la deje caminar mañana. — Comentó la mayor de los tres y los otros chicos la miraron sorprendidos. — ¿Que? — Preguntó haciendo una mueca antes de seguir hablando como si nada. — Por favor, no me digan que no tienen una idea de lo que hacen esas dos en la habitación, en serio, están allí desde el almuerzo.

No creo que Mina-chan sea así, se nota que su amor por Jeong es muy tierno, no creo que la lastime mientras... — Habló Sana.

De acuerdo chicas, mejor no hablen de eso ¿Si? — Pidió Chan mirando a la mayor con una mueca por la que esta sólo levantó una ceja, como si el tema fuera todo un tabú pero decidió hacerle caso y cambiaron el tema compartiendo anécdotas de sus mejores y peores vacaciones, olvidando por completo lo que fuera que hicieran las JeongMi en su habitación.

Sin imaginar que ninguna de sus ideas estaba cerca de la realidad.

La verdad era que Mina casi había perdido el control ante el olor a sangre de uno de los meseros que se había cortado cuando acompañó a la coreana a tomar el almuerzo, optando por marchándose a la habitación para controlarse, y por supuesto que inmediatamente después de comer, Jeongyeon fue tras ella encerrándose ambas en la habitación.

Ella no era un problema con los humanos y la sangre, pero después de lo ocurrido con Jeongyeon, cualquier olor a sangre despertaba sus sentidos aunque llevara su amuleto puesto, y lo odiaba, pues después no sólo terminaba molesta con el resto del mundo sino consigo misma, a pesar de lo  mucho que su padre le dijera que no era para siempre.

La ojiverde la encontró sentada en la cama con uno de sus brazos apoyado sobre su rodilla y la vista pegada al televisor, en un programa al que sabía perfectamente no le estaba prestando ninguna atención, lo que la hizo sonreír levemente mientras se dirigía hasta ella. — Minari... — La llamó sentándose a su lado mientras la pelinegra sólo hacía un sonido dando a entender que le prestaba atención, pero la menor quería que la mirara. — Mírame. — Pidió viéndola suspirar y voltearse a mirarla apenada. — ¿Ya estas bien?

— Lo siento Jeongyeonnie, no quise... — Contó evadiendo su mirada de nuevo y antes de que se levantara de la cama, Jeong tomó su mano.

No estoy aquí para juzgarte cariño. — Aclaró Jeong mientras Mina la miró de nuevo sin entender. — Así es, que de seguro estás pensando que eres un monstruo en este momento, por algo que es más normal de lo que quieres admitir, y por eso estoy aquí, para dejarte claro que no es así. — Contó haciendo un puchero que hizo sonreír levemente a la mayor que se sorprendió cuando esta se sentó en sus piernas, rodeando su cuello con uno de sus brazos y acariciando su mejilla con cariño. — No eres un monstruo Minari, eres mi ángel, mi amor, mi adorable y enojosa pingüina.

Y cuando la suave risa de Mina se dejó escuchar, Jeongyeon supo que había logrado su cometido. — Eres perfecta ¿Lo sabias? — Habló la japonesa acercando sus rostros para que sus labios se encontraran en un cariñoso beso, mismo del que se separaron segundos después juntando sus frentes.

Si, pero gracias por decírmelo, eres muy amable. — Sonrió Jeongyeon mordiendo su labio y guiñándole un ojo con aquella actitud coqueta y juguetona que a Mina tanto le gustaba, aunque lograra dejarla sorprendida.

¡Jeongyeon! — Se quejó haciendo un puchero, aunque no tardó en sonreír ampliamente dejando a la vista sus encías al ver como la menor movía su cabello a un lado lanzándole un beso a pesar de no estar ni a un metro de distancia. — Que presumida te has vuelto, tal vez deberíamos alejarnos un tiempo de Nayeon, irnos muy lejos de su influencia y su increíblemente irritante habilidad para interrumpirnos estaría bien. — Sugirió siendo ella quien sonrió coqueta esta vez.

Y por alguna razón la sonrisa de la castaña se borró de su rostro y levanto una ceja mirándola interrogante. — ¿Y que? ¿Quieres morir en manos de mi padre antes de nuestra boda? — Cuestionó haciéndose la molesta, cosa que le pareció demasiado linda a la mayor. — Eso nunca Myoui.

— Cielos, olvide a tu padre gruñón. — Bufó en respuestas antes de abrazarla para atraerla más a su cuerpo.

Jeongyeon siempre aprovechaba de aquella cercanía y se recostó en su hombro sintiendo las caricias de esta en su espalda. — Pronto sera tu padre también. — Rió haciéndole cosquillas a la mayor cuando su aliento chocó en su cuello.

Otro suspiró salio de los labios de Mina que bajó sus caricias de la espalda de la menor hasta sus piernas subiendo con cautela hasta su trasero y volviendo a hacer su recorrido en reversa. — Ni me lo recuerdes, ya me con un cascabel colgado al cuello para no perderme de vista jamás.

Creo que más bien deberían ser tus manos las que tengan cascabeles. — Rió Jeong saliendo de su escondite. — Se han vuelto muy inquietas ¿No? — Su tono de voz tan seductora y la cercanía de sus rostros empezaba a poner mal a Mina que no resistió y se lanzó a sus labios.

Pero en busca de provocarla no la besó sino que tomó su labio inferior entre sus dientes suavemente para halarlo y soltarlo después, sonriendo complacida al ver a la contraria suspirar.

Es porque les encantas Jeongie. — Susurró apartando su cabello de su cuello para después dejar un par de besos allí.

Jeongyeon llevó sus manos a su cabeza para mantener el contacto y Mina sonrió continuando con sus besos, rozando sus dientes de vez en cuando para luego pasar su lengua por la zona haciendo que el cuerpo de su novia se estremeciera. — ¿Solo a tus manos Minari? — Suspiró cerrando sus ojos cuando Mina succionó suavemente su piel y apretó su trasero al mismo tiempo.

— A cada parte de mi ser mi amor. — Aclaró la pelinegra separándose de su cuello para mirar su rostro y encontrarse con una imagen que le encantó.

Jeongyeon con las pupilas dilatadas por el placer y los labios entre abiertos soltando pequeños suspiros mientras disfrutaba de sus besos. — Igual que a mi, mi hermosa pingüina. — Le dijo atrayéndola para besarla, con todo el placer que sentía en aquel momento, con toda la pasión que su cuerpo le gritaba y con todo el amor que latía en su pecho.

Sin embargo, conociendo lo insaciable que era la japonesa y lo débil que era su cuerpo por sus caricias, la coreana aprovechó cuando sus labios se separaron para que sus cuerpos lo hicieran también. — Pero tengo una mejor idea para pasar el tiempo hasta que llegue la noche. — Dijo poniendo sus manos sobre los hombros de la mayor.

Pero sabía que su novia no se lo dejaría tan sencillo. — ¿Mejor que gemir mi nombre mientras te hago el amor? — Bromeó con una sonrisa lasciva que puso nerviosa a la coreana.

— ¡Mina Sharon Myoui! — Chilló con las mejillas rojas, cosa que empeoró al escuchar como esta reía suavemente aflojando su agarre al fin. — Eres quien debe dejar de juntarse con Nayeon y Momo. — Acusó levantándose de su regazo, caminando en dirección al baño pero Mina fue más rápida y la abrazó por la espalda dejando otro beso en su cuello.

— Lo siento Jeongyeonnie, es que me encantas. — Suspiró besando su mejilla recostando su mentón en su hombro viendo la sonrisa que se escondía detrás de aquel tierno mohín en su boca.

Bueno. — Aceptó Jeong finalmente girándose para rodear su cuello, mirando sus ojos, totalmente enamorada de aquellos hermosos y transparentes ojos grises. — Te lo pasaré solo si me ayudas con algo. — Y por sospechosa sonrisa que se dibujó en su boca Mina temió lo que pasaba por su mente.

Una de sus cejas se elevó, pero su curiosidad era mayor y por supuesto que la ayudaría. — ¿Que es? — Preguntó mientras la menor se alejaba después de darle un casto beso en los labios.

Ya lo verás. — Respondió buscando algo en su maleta aunque parecía no encontrarlo, lo que le pareció extraño considerando lo ordenada que era, una de las cualidades que compartían. — Pero eso si, debes prometerme que no harás trampa. — Siguió hablando mientras Mina hacia una mueca y la miraba incrédula.

Pero si eres tu quien hace trampa siempre en todos los juegos, nunca me dejas ganar. — Aclaró casi haciendo un berrinche en medio de la habitación, sin poder creer que la menor en verdad estuviera diciendo aquellas descaradas palabras con tanta facilidad.

Pero su descaro creció cuando la miró y sonrió inocente ladeando su rostro colocándose un mechón de cabello detrás de la oreja. — Es porque yo soy tu hermosa novia y debes dejarme ganar a mi. — Y al ver su mirada de cachorro y su expresión inocente, la joven vampiresa no tuvo más opción que aceptar sin rechistar.

Bien, no haré trampa entonces. — Rodó los ojos cruzándose de brazos viendo como la contraria sonreía triunfal y volvía a su tarea.

Y no pasó demasiado para que encontrara lo que buscaba. — Aquí esta. — Celebró sacando una caja que la japonesa reconoció al instante.

Ahora si que todo acaba de mejorar. — Dijo sonriendo cual niña pequeña al ver el rompecabezas de 3mil piezas en las manos de la castaña.

Después de dejar todo tan ordenado como antes, la menor camino hasta ella que leía la descripción sentada en la cama, abrazándola por la espalda, recostándose de su hombro ella esta vez.

Me alegra que te gustara mi linda pingüina. — Rió besando su mejilla, mordiendo su labio ante lo atractivo que era el perfil de su novia, que unido a su expresión de concentración total casi la hacían lanzar el juego a algún lado de la habitación pero se contuvo volviendo su atención a la pequeña caja. — Podemos empezar a armarlo ya, y recuerda que prometiste no hacer trampa. — Dijo y Mina rió volteando su rostro lo suficiente como para quedar frente a frente.

Lo cumpliré si me das un beso. — Bromeó dejando a la vista su sonrisa aniñada, misma a la que Jeongyeon no podría resistirse ni en un millón de años.

Te los daré todos mi hermosa pingüina. — Dijo antes de volver a unir sus labios en un beso tan suave como estos, y tan intenso como su amor.

Te amo Jeongyeonnie. — Mina fue la primera en hablar cuando se separaron, aunque fue apenas lo suficiente para que sus frentes se juntaran.

Sus ojos permanecían cerrados, aunque sus sonrisas no tardaron en aparecer y sus corazones no tardaron en acelerarse, haciendo que sus dedos se entrelazaran y al igual que su amor, su vínculo sólo creciera y se consolidara más.

Y yo a ti Minari, para siempre te amaré. — Respondió finalmente la castaña, rendida por aquella suave y cariñosa voz, totalmente convencida de que sin importar el tiempo que pasara, siempre le encantaría la forma en la que esta llamaba su nombre.

Un nuevo beso fue el sello de su amorosa y promesa y con un abrazo el inició de su tarde llena de mimos, sonrisas y mucho amor, tal y como cada día que habían soñado al lado de la otra, y que ahora ya no lo era más.

Haciendo lo que menos imaginaban sus amigas, uniendo piezas en la alfombra de su habitación mientras se  miraban con amor, y celebraban con muchos besos cada vez que completaban juntas un trozo del paisaje en la foto.

Fin.

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Realmente terminó ahora... ¿Les gusto? A mi me ha gustado desde que le comenté esta idea a mi Shining Light _luxkmi_

Espero que te haya gustado, no soy de dedicar historias pero siempre trato de cumplir mis promesas...

So... Ahora que esta terminada esta hermosa obra, creo ya podré terminar el resto.

Aunque no son todas JeongMi (De hecho creo que ninguna) pero como dato importante, terminaré esas antes de volver a con el Omegaverse que varios han solicitado al DM...

Que si es JeongMi (¿Tan raro verdad?) ¡Jaja!

Nunca creí que confiarían tanto en mi como para animarme a escribir uno, pero me alegra que estén del otro lado de esta pantalla esperando por mi.

Se les quiere muchísimo chicos.

Cuidense y esperen el epílogo.

Saludos.

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