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XVII : In the Blue Moonlight

Lo siento tanto Minari...

Los sollozos de la castaña cada vez se hicieron más fuertes y su cabeza gacha hacía que las lágrimas que salían de sus ojos cayeran directamente sobre el antebrazo de la japonesa y el propio suelo, y aquello fue más doloroso para Mina que la propia herida mortal que tenía en su cuerpo.

Con su mano libre tomó el rostro de la coreana y lo levantó suavemente encontrándose de nuevo con ese hermoso verde cristalino de sus ojos, tan puro y transparente que no pudo evitar sonreír más allá del dolor. — Jeongyeonnie, esta bien, no es tu culpa, fue de Yoon. — Susurró en busca de darle un consuelo a la castaña.

Pero esta se reusaba a aceptar que era el fin, no era justo que debiera perder a la hermosa japonesa que apenas hace unos días le había declarado su amor, ella sabía y sentía dentro de ella que su amor estaba destinado a durar más, por eso se dirigió hacia Momo y Minho.

¿Hay algo que pueda hacerse ahora? ¡Lo que sea! — Estaba desesperada, el dolor en su interior había dado paso a la angustia de pronto y buscó respuestas en los japoneses.

Me temo que con lo débil que esta su cuerpo, no puede transportarse, y salir en busca de ayuda a este punto... — Le respondió Momo con la voz incluso más triste que la suya.

Quizá ver a un vampiro llorar era imposible, pero ver un vampiro lleno de dolor si que era posible, y Jeongyeon tenía a tres ejemplos frente a ella.

Minho sostenía el cuerpo de su hermana en su regazo, y aunque mantenía una expresión neutral, en sus ojos podía verse el dolor que sentía por perder a su amada Noona, y Momo era quien más se había entregado al dolor, resignada a no volver a ver a la ojigris, a no ver nunca más su sonrisa, escuchar su dulce voz o disfrutar de su inconfundible humor.

Pero de pronto el castaño recordó algo que de seguro la mayor rechazaría, aunque fuera la única forma de salvarla.

Hay una cosa. — Habló llamando la atención de las tres, Momo y Jeong lo miraron emocionadas y como era de esperarse, Mina que sabía a lo que se refería su hermano, se negó.

¡No! — Dijo con firmeza, pero por supuesto que ninguno la escucharía.

Es la única forma y lo sabes Noona, deja de lado tu orgullo de una buena vez. — Le reclamó Lee Know.

Jeongyeon y Momo se miraron entre sí y antes de que esta última tuviera oportunidad de leer la mente de la menor, la castaña se apresuró a preguntar. — ¿De que hablan?

De nada. — Dijo Mina tan obstinada como siempre, y Momo frunció el ceño ante su actitud.

Lo siento Noona pero se los diré de cualquier modo. — Advirtió Minho antes de mirar a Jeong. — La única forma de que mi Noona sobreviva es que se alimente de un humano en los próximos segundos.

Es cierto, la plata no es tan inmediata para asesinar un vampiro como las estacas de madera, funcionará. — Explicó la chica de flequillo recuperando algo de su optimismo y el brillo en sus ojos.

... — Lee Know miró a la menor de todos. — ¿Harías eso por mi Noona Jeongyeon?

La nombrada lo miró y después volvió a mirar a la pelinegra cuyos silenciosos suspiros de dolor hacían doler su propio corazón. — Yo...

No Minho, no voy a permitirlo ¿Me entiendes? — La interrumpió Mina apretando con la poca fuerza que le quedaba el brazo del castaño.

Lo haré. — Anunció Jeong decidida, si Mina había sido capaz de enfrentarse a Yoon por salvarla, eso era lo mínimo que ella podría hacer por ella, después de todo, sabía que gracias a su poder de hechicera, no se transformaría en vampiro.

Jeongyeonnie no...

— Por favor Minari, dejame salvarte. — Pidió acercándose más a ella, acunando su rostro antes de besar suavemente sus labios. — Te amo y te necesito a mi lado. — Susurró juntando sus frentes y después de que sus miradas se encontraran le regalo una pequeña sonrisa. — Hazlo.

Mina estaba totalmente negada en hacerlo, pero al final sus instintos fueron más fuertes y término por ceder.

Al principio dejó un suave beso en el cuello de la coreana escuchándola suspirar, y cuando sus ojos grises se tornaron tan azules como la luz de luna que los iluminaba y sus colmillos sobresalieron de su boca al fin pudo probar la sangre de la menor, tan dulce y llena de vida, devolviéndole las energías que había perdido y que poco a poco Jeongyeon empezaba a perder también.

En aquel momento, Mina pasó de la debilidad al éxtasis en un segundo, recuperando su fuerza y vitalidad más rápido que en todas las ocasiones que se había alimentado anteriormente.

Y de no haber sido por Momo que la separó de ella, de seguro se habría arrepentido después de volver en sí. — Mina ¡Basta! — Le ordenó la mayor poniendo su mano sobre su pecho para que no se lanzara sobre ella de nuevo.

Un gruñido salió de sus labios y le dedicó una mirada asesina a la mayor por haberla privado del placer que le generaba tomar la sangre de la castaña. Pero a Momo poco le importó, estaba más preocupada por la chica en sus brazos que por una Mina fuera de control.

Aunque esta no tardó demasiado en recuperarse y volver en si. — No, Jeongyeonnie... — La escuchó decir con tristeza creyendo que había ocurrido justo lo que tanto temía.

Pero por suerte Minho se dio cuenta de su miedo y se apresuró a aclarar todo antes de que ella misma cometiera una locura. — Ella estará bien Noona.

¡Te dije que era mala idea Minho! ¡Prefería Morir que hacerle esto! ¿Entiendes? — Le reclamó al castaño tomándolo del cuello de su camisa, sintiendo el remordimiento invadirla. — Yo sabía que con ella no podría detenerme. — Confesó recostando su cabeza en el hombro de su hermano, que le dio un medio abrazo antes de aclararle todo.

Ella sigue viva, Noona. — Le dijo mirándola. — Sólo debe descansar un poco, y no te preocupes por el cambio, y yo sabemos que su magia no lo permitirá.

Eso es, su magia... — Musitó Mina dirigiéndose a Momo para tomar ella misma a la coreana entre sus brazos. — Tu magia y amor me salvaron de morir Jeongie, ahora no habrá otra cosa por la que viva, sino para hacerte feliz. — Le prometió antes de desaparecer del bosque.

¿Lo logramos Noona? ¿Realmente lo logramos? — Preguntó un incrédulo Minho sonriendo con alegría a la chica de flequillo que aun se recuperaba del olor a sangre fresca de la coreana anteriormente en sus brazos.

Así es pequeño Minho, realmente Jeonghan no existe más. — Celebró sacudiendo su cabeza y ampliando su sonrisa, tenía que darle la buena noticia a Nayeon cuanto antes. — Y hay que celebrarlo.

— ¿Iras con Nayeonnie? — Le preguntó el chico con una sonrisa pícara en su rostro.

Momo lo miró rápidamente. — Hey sólo yo le digo de ese modo. — Le dio un suave golpe en la cabeza en modo de reclamo, que sólo lo hizo reír más.

— ¡Yah! Sólo le digo así por cariño, sabes que ella es como mi hermanita, igual que eres mi otra Noona. — Explicó este apretando su mejilla.

— Vale, vale si iré con ella, pero respeta mi espacio personal. — Dijo alejando su mano de su rostro. — Debe estar preocupada por Jeongyeon también.

Ambos caminaban con calma mientras compartían aquellas palabras sin sospechar que alguien más los tenía en la mira, y que si Momo no hubiera percibido un olor extrañamente familiar y se hubiera girado, ninguno se hubiera enterado de los cazadores y el hechicero que estaban apuntándolos.

— ¿Momo? — Esa gruesa y autoritaria voz la hizo ampliar sus párpados, se trataba de nada más y nada menos que el comandante Im, ya sabía de donde provenía ese olor tan conocido, estaba jodida, ahora si que no tenía forma de escapar de esa situación, pero se armó de valentía y se volteó por completo siendo imitada por el chico.

Comandante Im. — Empezó a hablar sonriendo nerviosa. — No esperé verlo aquí. — Contó sinceramente viendo como el hombre fruncía el ceño sintiéndose atrapado también.

Yo... — Tragó con dificultad. — Es un asunto oficial. — Dijo más tranquilo. — Pero ustedes dos expliquenme ¿Que hacen aquí?

¿Nosotros? — La mayor miró al castaño a su lado y este suspiró apartando la mirada. — Pues, íbamos de paso y...

Son los vampiros, el radar apunta directo hacia ellos señor. — Uno de los jóvenes habló mostrándole la pequeña pantalla en su antebrazo.

¿Momo? — Y como si de una jugada del destino se tratase Nayeon apareció entre todos los hombres vestida toda de negro, quitándose la máscara que cubría su rostro y caminando hasta ella sin importarle las órdenes de su padre. — ¡Bajen sus armas de una vez! Momori... ¿Que estas haciendo aquí?

Momo aclaró su garganta y tomó aire tratando de mantener la calma, pues el tener a la menor vestida de esa forma, rodeada con ese aire de guerrera invencible parada justo frente a ella, definitivamente la ponía mal, en el buen sentido.

Noona que se te cae la baba. — Escuchó como el castaño quien más disfrutó de su estado murmuró muy bajo y por supuesto que se desquitó dándole un codazo en las costillas.

Nayeonnie yo... — Suspiró acercándose más a su rostro. — ¿Viniste por Jeongyeon no es así?

Y a pesar de que había sido un susurro el hechicero logró escucharla y se apresuró a hablar. — ¡¿Como sabes de mi hija?! ¡Nayeon alejate de ellos!

Nayeon lo miró rápidamente con el ceño fruncido, y casi sintiéndose ofendida. — No tío Chang, ellos no fueron los que se llevaron a Jeong. — Aclaró de inmediato. — Ellos... — Sabía que lo que diría estaba por cambiar todo, pero el amor con el que los ojos de Momo la miraban, fue suficiente para que se armara de valentía. — Son vampiros buenos. — Dijo sin apartar sus ojos de la pelinegra que no pudo evitar sonreír ampliamente por la emoción que la embargó, misma que de no haber sido por el lugar en el que se encontraban, la habría llevado a tomarla en sus brazos y besarla como nunca.

— ¡¿Vampiros buenos?! — Tanto Jihoon como el resto de su escuadrón ampliaron sus párpados al escucharla y el seguro de todas las armas se escuchó en una perfecta sincronía que sorprendió a los japoneses. — ¡Im Nayeon alejate de esos chupa sangre ahora mismo! — Ordenó listo para dispararle al primero que se moviera.

Pero no contaba con que sería precisamente su hija quien lo enfrentaría. — ¡No papá! Ellos no me harán daño.

— ¡¿Que no te harán daño?! — Gritó incrédulo quitándose su máscara dejando en evidencia su rostro invadido por la rabia. — ¡¿Acaso perdiste la razón?! — Dio un paso al frente mirándola con el ceño fruncido. — ¡Son vampiros Nayeon! ¡Obedeceme ahora! — Recalcó volviendo a apuntar al frente aunque su hija seguía sin moverse.

— ¡Basta! — Fue Momo quien gritó esta vez, cansada de ver como todo sólo empeoraba, lo último que quería era que la menor se enfrentara a su padre de ese modo. — Bunny, esta bien, si ellos quieren que vayamos con ellos... — Estaba dispuesta a ir con ellos si con eso se solucionaba algo, o al menos conseguía que el comandante la escuchara.

No Momo. — Se opuso la castaña de inmediato turnando su mirada de ella a su padre. — Se acabó. — Le dijo al pelinegro antes de voltearse finalmente a mirarla a ella. — Ellos merecen saber que no todos los vampiros son malos, no lo eres Momori. — Susurró acariciando su mejilla y Momo besó su frente con cariño.

¡Alejate de mi hija maldito engendro! — Cegado por la rabia Jihoon empezó a dispararle a la japonesa que de no haber esquivado el disparo no sólo ella, sino la misma Nayeon hubiera salido herida.

¡Papá no! — Gritó Nayeon volviendo a interponerse en medio de ambos, Momo no quería pelear con él pues sabía que eso le haría daño a la menor, pero si debía defenderse, entonces lo haría.

¿Donde esta Jeongyeon? — Intervino Changjoon rápidamente llamando la atención de los tres. — Si son los buenos y saben de ella, deben saber donde la tienen.

Ella esta bien señor Yoo, nos aseguramos de terminar con el infeliz que la tenía, pero ya esta bien. — Minho habló por primera vez con tranquilidad y sonriendo levemente al final.

No les creo nada, no confíes en ellos Changjoon. — Bramó el pelinegro, estaba totalmente cegado por su repudio a los de la especie inmortal y Lee Know no pudo evitar pensar en el padre de Chan en aquel momento. — ¿Quien te asegura que ellos mismos no se la llevaron? — Agregó mirándolos con desprecio.

— ¡Yo lo hago papá! Porque también estuve allí. — Nayeon lo miró sintiendo sus ojos arder, mientras Momo que notó lo mucho que enfrentar a su papá la estaba afectando, tomo su mano brindándole su apoyo, mientras el pelinegro la miraba como si no la conociera, convencido de que le habían lavado el cerebro. — Amo a Momo, y se que no miente, fue el hombre de cabello blanco, te lo dije.

— Así, es pero ya no existe, Lee Know y yo nos encargamos de él. — La apoyó mirando fijamente al pelinegro y después al hechicero viéndolo suspirar de alivio.

— ¿Lee Know? — Changjoon hizo una mueca de confusión recordando algo. — Espera... ¿Tu eres el hermano de Mina? — Preguntó mirando en todas direcciones sintiendo la esperanza invadirlo, pues si existía alguien que se había ganado su confianza para cuidar de su hija, esa era precisamente Mina. — ¿Donde esta ella?

— ¿También es un vampiro? — Preguntó de pronto el pelinegro haciéndolo reír incrédulo, según su parecer la ojigris no era un vampiro, estaba seguro de ello.

¿Pero que disparate estas diciendo Jihoon? — Reclamó sin dejar de reír. — Eso no es posible, Mina paso mi prueba de...

— Fue un engaño Changjoon — Lo interrumpió el pelinegro causando que su mirada fuera directo a la del Myoui menor. — ¿Te dejaste convencer por ellos? — El hechicero no respondió, su interior no podía concebir el que su adorada hija hubiera estado al lado de un vampiro, y aunque él era de mente más abierta que el pelinegro a su lado, no podía evitar preocuparse.

Papá, escúchame. — Nayeon se dirigió al comandante intentando hacerlo entrar en razón una vez más.

Pero este no estaba dispuesto a ceder. — ¡No Nayeon! — Bramó sin bajar su arma. — ¡Me niego a aceptar que amas a una... ¡No! — Su labio inferior tembló y aunque la menor sabía que no lloraría frente a todos, el ver sus ojos cristalizados fue suficiente para que la primera de sus lágrimas bajara por su mejilla. — Mi niña adorada no. — Murmuró negando despacio.

Papá por favor, si tan sólo nos escucharas tu... — Rogó la castaña dando un paso en su dirección, con miedo de que se decidiera a iniciar un nuevo tiroteo en contra de la ojiazul.

— ¡¿Y que me van a decir?! — Gritó Jihoon en respuesta. — ¿Que son vampiros cazadores de su propia especie? — Su mandíbula se tensó mientras negaba rápidamente. — Es lo más absurdo que he escuchado, eso no existe.

Por supuesto que si, y yo soy la prueba de ello señor Im. — En un movimiento Momo se paró frente a la coreana justo en medio del arma del comandante y abrió su enorme abrigo de cuero dejando a la vista sus armas, todas contra los de su misma especie.

¿Pero que demonios... — Jihoon dio un paso atrás asegurando el agarre en su arma sin llegar a disparar pues, al igual que sus compañeros estaba en shock por la cantidad de armas que tenia frente a él. — ¿Que es lo que eres? — Preguntó mirándola con terror.

Usted lo llama cazadora de vampiros, los de mi especie lo llaman repartidora de muerte, y el último que asesine me decía justiciera, algo irónico si me lo pregunta. — Momo habló con calma, como si no tuviera tantas armas apuntándole, como si contara una simple historia, dejando a todos boquiabiertos por su valentía.

Pero el comandante no estaba dispuesto a ceder, su mente no podía concebir que su niña adorada, que era su mayor orgullo, estuviera enamorada de una criatura sin alma. — Aún así, eso no cambia lo que eres, y ni por muchos vampiros que mates dejare que estés cerca de mi hija.

Momo asintió apretando los labios, tomando una decisión que quizá fuera la última para ella, pero debía demostrarle al pelinegro y a sí misma que estaba dispuesta a luchar por su amor, como le había prometido a Nayeon.

Por eso sin dejar de mirar al hombre directo a los ojos camino despacio hasta que su arma quedó justo sobre su pecho.

Confieso que en otro momento quizá hubiera aprovechado la presencia de todos ustedes y me habría dado un gran banquete señor Im, y le juro que lo hubiera disfrutado sin ningún remordimiento. — Habló sin titubeos, con una seguridad que erizo la piel de los cazadores que la apuntaban. — Pero ahora... — Un suspiro salió de sus labios y una pequeña sonrisa melancólica se dibujó en su boca. — Ahora que se lo que es amar más allá de la razón, ahora que se que todos enfrentamos nuestras propias guerras y dilemas, y que la mayoría de los seres que tienen vida la merecen... — Hizo una mueca. — Ahora que se lo que es recibir amor realmente sincero de alguien a quien no le importa lo que soy, puedo decirle que estoy dispuesta a dar mi vida, si eso lo convence de que realmente no todos los vampiros somos los monstruos que ustedes creen.

Jihoon tragó con dificultad, cuanta razón había en las palabras de la chica, y cuan difícil era para el dar su brazo a torcer, aunque lo que estaba en juego era la felicidad de su hija. — Pero esto no cambia que si existan Momo, no puedo arriesgarme.

No dije que no los hayan. — Apoyó Momo negando con calma. — Pero entre todos esos sádicos, siempre habrá uno dispuesto a hacer la diferencia señor Im, ya sea por amor, por honor, o incluso por estupidez, pues mientras exista el mal siempre habrá bien en todos los mundos.

Jihoon entre abrió los labios observando como su hija, a quien vio sobre el hombro de la japonesa y que el castaño sostenía de uno de sus brazos brindándole su apoyo, lloraba sin control, y no pudo.

Definitivamente no podía jalar el gatillo si eso le hacía perder no sólo el amor y la admiración de su hija, sino sus propios principios como defensor del bien y la verdad.

De acuerdo Momo, lo hiciste. — Habló al fin mirando de nuevo a la ojiazul bajando su arma siendo imitado por el resto. — Tu ganas. — Le dijo antes de tomarla del cuello de su abrigo. — Pero te juro que si le haces daño, por mínimo que sea... como matar un vampiro.

No se preocupe señor Im, usted la entrenó muy bien, y no creo nadie en sus cinco sentidos sea capaz de provocarla. — Dijo Momo sonriendo divertida haciendo sonreír levemente al contrario.

En eso tienes razón. — Dijo este soltándola. — Bien chicos, estamos en retirada. — Ordenó recibiendo un sonoro "Si, señor" en respuesta y viendo al resto alejarse del lugar. — ¿Vendrás con nosotros cariño? — Le preguntó a Nayeon, quien compartía un cariñoso abrazo con la japonesa y corrió hacia el lanzándose a abrazarlo también.

Muchas gracias papá. — Murmuró ella refugiada en su cuello llorando de felicidad.

— No me lo recuerdes mi amor, el día que Im Jihoon le perdonó la vida a un vampiro, y a parte le permitió estar junto a su mayor tesoro no debe ser recordado por nadie. — Bromeó este acariciando su cabello y dejando un beso en su cabeza.

— Yo lo recordaré. — Le respondió Nayeon mirándolo con una pequeña sonrisa. — Eres el mejor papá del mundo.

— De acuerdo, eso ya lo sé — El volvió a abrazarla sonriendo ampliamente, la sonrisa de su hija era la única recompensa que quería. — ¿Te espero para cenar?

Nayeon lo pensó por algunos segundos y dirigió su mirada a la japonesa que los veía con una pequeña sonrisa en su rostro. — A ambas.

— Bueno... —  Empezó a hablar el pelinegro mirándolas a las dos para finalmente asentir sonriendo. — Eso será interesante.

Y sin más demora se separó de ella siguiendo al escuadrón y al hechicero, que después de haber sido convencido de que su hija estaba bien y que la vería al amanecer se fue con ellos.

— Bueno yo... — Minho que se sintió como la tercera rueda, rascó su nuca listo para darles su privacidad. — Ire por ahí a hacer algo. — Anunció sonriendo nervioso dejando a la vista sus encías, recordandoles a Mina al instante.

Lamento eso Minho Oppa. — Se disculpó la castaña llegando al lado de Momo.

Esta bien chicas, me alegra que terminara bien para ustedes.

Momo sonrió y rodeando los hombros de la castaña le respondió. — No desesperes pequeño Minho, sé que las cosas sólo mejoraran a partir de ahora... — Dijo segura y el castaño la miro incrédulo. — Puede que también haya visto un par de cosas. — Aclaró.

Eso... bien, las veo después. — Fue su respuesta antes de partir.

Bueno parece que todo resulto menos aterrador de lo que esperé. — Momo rodeó la cintura de la castaña al fin, recibiendo un imprevisto golpe en el brazo que la hizo soltarla. — ¡Auch! — Se quejó. — ¿Y eso porque fue?

¿Como se te ocurre ponerte en riesgo de ese modo? — Le reclamó Nayeon empujándola suavemente sin llegar a hacerla retroceder. — ¿Sabes lo que ese disparo pudo haberte echo? — Siguió diciendo intentando mostrarse seria pero a Momo no solo le causaba ternura. — Pudiste morir sólo por...

— ¿Por defender nuestro amor? — La interrumpió sonriendo coqueta con una ceja elevada.

Si, pero también por pararte justo frente al arma de mi padre. — Bramó negando rendida. — Me preocupé por ti tonta. — Hizo un puchero y Momo se acercó de nuevo a ella abrazándola con fuerza.

Lo sé bunny y lo siento. — Susurró besando su frente antes de tomar sus mejillas y acariciarlas con cariño. — Pero oye, ya pasó, sigo aquí contigo, y ahora sin tener que ocultarnos de nadie.

Nayeon asintió y sonrió dejando a la vista su hermosa y adorable bunny smile. — Aunque eso fue muy estúpido, también fue muy lindo.

— Te dije que mejoraría mi poesía por ti. — Alardeó la japonesa besando su mejilla. — No sé, quizá esta última noche de luna azul ayudó.

Y me encantó Momori, pero... — Nayeon rodeó su cuello con sus brazos rozando sus narices y Momo empezaba a desesperarse por uno de sus besos. — ¿Te puedo pedir una cosa mas? — Preguntó sin abrir sus ojos escuchándola suspirar.

Lo que tu quieras bunny.

Acepta ser mi novia, y besame bajo esta hermosa luz de luna azul Momori. — Pidió mirándola y cuando las sonrisas de ambas crecieron en sus rostros Momo supo que a partir de ese momento, todo sería perfecto en su vida mientras la tuviera a su lado.

Mil veces si Nayeonnie, mil veces si. — Le respondió antes de unir sus labios en un beso que inició lento y pronto subió de intensidad, sin dejar de ser cariñoso por parte de ambas.

________

Momo fue valiente ¿Cierto?

¡Caramba! Mira que enfrentarse así a su suegro sin la garantía de que este le creería...

¡¡Es la ídola de todos!! ¡Jeje!

Y bueno, ya vimos que Mina no murió... ¡¡¡Yeii!!!

Espero ya hayan dejado de llorar con este hermoso cap dedicado al Namo...

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