XVI : Fight or Die
Antes de que empiecen a leer, preparen sus pañuelos.
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Con la desesperación dominando cada parte de su cuerpo, Mina llegó a su casa recorriendo cada espacio en busca de su madre, necesitaba respuestas, respuestas que sabía la mayor era la única que podía darle.
Y cuando al fin la encontró, la vio suspirar como si por mucho tiempo hubiera estado esperando aquel momento. — ¡¿Porque no me lo dijiste madre?! — Reclamó con dolor. — Ahora él se la ha llevado...
Sachiko notó el dolor en sus ojos, pues sabía de lo que hablaba, tal y como creía Mina, sin embargo mantuvo la calma para no empeorar la situación, si de algo estaba segura era de que su hija mayor era la más racional de sus hijos, pero cuando algo realmente le importaba, era capaz de no medir sus palabras, justo como en aquel momento. — Minari, ven aquí... — Llamó suavemente extendiendo su mano.
Pero Mina se negó pasándose la mano por su larga cabellera negra en un acto de frustración y rabia. — ¡Se la llevó madre! — Volvió a gritar sintiendo su labio interior temblar.
La mayor quiso corregirla, hacerla entrar en razón, por lo que se levantó con calma y caminó hasta ella.
Entendía la desesperación que sentía su hija en aquel momento, ella mejor que nadie conocía el enorme afecto que esta sentía por esa linda castaña que ella misma tuvo la oportunidad de conocer y descubrir lo especial que era.
— Minari, tranquila. — Susurró acariciando su mejilla cuando estuvo frente a ella, y gracias a su magia, terminó apaciguando gran parte de su rabia, reflejándose en el dolor de sus ojos. — Ya pasó.
— ¿Que haré ahora mamá? — Cuestionó Mina lanzándose a sus brazos, sintiéndose perdida entre tantos sentimientos de angustia, desesperación y dolor por no saber donde estaría la coreana ahora, y lo único que su madre pudo hacer fue acariciar su cabello y espalda con cariño.
Otra vez sabía más cosas de las que decía, pero ella misma era consciente de que, el decir las cosas como sucederían exactamente siempre tendía a cambiar el futuro. — Todo estará bien, te lo prometo. — Dijo en un vano intento de consolarla, volviendo a mirar sus hermosos ojos que cada vez estaban más intensos por el dolor en ellos.
— ¿Tu lo sabías verdad? — Le preguntó Mina de pronto. — Lo que ella es. — Su voz que de por si era suave, se escuchaba apenas como suaves susurros en medio de una oscura noche.
Y viendo la decisión sus ojos, sabiendo además que no tenía otra salida, Sachiko le respondió mostrándole con una de sus visiones a una Jeongyeon rodeada de una brillante luz, que era su magia, y cuya esencia verde era casi transparente e imperceptible al ojo más desarrollado. — La esencia de su magia es fuerte y pura Minari, por eso te aseguro que no tienes mucho de lo que preocuparte. — Contó al notar la sorpresa que se había reflejado en el rostro de Mina.
— Pero ahora él se la ha llevado madre. — Recordó sintiendo la impotencia apoderarse de ella nuevamente. — Y no pude hacer nada para evitarlo.
Agradeció que la mayor ya la hubiera ayudado a controlar sus emociones, pues de lo contrario habría roto otro muro de los que le rodeaban.
Aunque terminó alejándose del tacto de su madre y le dio la espalda para apoyarse sobre la isla de la cocina mirando un punto fijo, tratando de pensar en alguna forma de salvar a la menor.
— ¿Y te quedarás lamentándote por siempre o harás algo al respecto? — Sachiko la sacó de sus pensamientos causando además que se volviera a mirarla.
— ¿De que estás hablando? — Musitó con el ceño fruncido. — Estoy tratando de...
Sachiko caminó con calma hasta sentarse a su lado mirándola con un aura tan serena que en el fondo a Mina le molesto un poco, pues la hizo sentir como si Jeongyeon no le importara, siendo todo lo contrario.
— ¿Recuerdas que día es hoy? — Una pequeña sonrisa se asomó en su boca y Mina lista para reclamarle, casi vuelve a perder el control por su falta de ánimo para uno de sus acertijos. — Estoy segura que Yoon te dio alguna pista ¿No es así? — Agregó viendo como el rostro de Mina se iluminaba.
Fue como si de pronto algo hiciera “Click” en su cerebro, y nunca le había gustado más esa sensación. — ¡Claro, eso es! — Exclamó con una sonrisa de pura felicidad en su rostro. — ¡La última noche de luna azul!
— ¿Y? — Habló la castaña otra vez sonriendo divertida, definitivamente a Mina le estaba agradando su nueva forma de decir las cosas.
— El claro. — Respondió rápidamente. — Debe tenerla allí. — Ni siquiera había terminado de hablar cuando ya se había girado para irse. — Me tengo que ir.
Pero Sachiko fue más rápida y tomó su mano, pues no quería enviarla sin ninguna protección a lo que sabía perfectamente era una trampa. — Espera cariño. — Sus ojos miel de pronto se volvieron violeta, llamando completamente la atención de la pelinegra. — No tan rápido ¿Recuerdas lo que te enseñó tu padre hace poco?
Mina parpadeó rápidamente soltándose de su agarre una vez más. — ¿Que tiene que ver eso ahora? — Cuestionó sin entender que tenía que ver eso con salvar a la castaña.
— Llegará el momento en que tal vez necesites ponerlo en práctica, con ella.
— No madre. — Negó dando un paso atrás, el sólo pensar en llevar a cabo las palabras de su madre ya la hacía sentir un monstruo. — No puedo hacerle eso a ella, yo no... — Tragó con dificultad mirando a la mayor con miedo. — Prefiero morir antes que hacerle algo así.
— Y yo preferiría no decirte esto. — Le confesó la castaña, que acunó su rostro viendo sus ojos volverse más transparentes. — Pero debes hacerlo si es necesario Minari, ahora que sabes lo que es, también sabes que no hay riesgo de una transformación.
Mina sabía que su madre tenía razón, la magia de Jeongyeon la hacía inmune a cualquier ser sobrenatural, pero el sólo pensar en que sería precisamente ella quien la hiriera, la llenaba de dolor. — Definitivamente no esta en discusión, no importa lo que me pase, no le haré eso a ella. — Dijo decidida.
— ¡Pues yo no perderé a mi hija!
— Mamá... — Musitó al ver los ojos cristalizados de la castaña, haciéndole sentir peor que antes y bajar la mirada.
Mas conociendo lo orgullosa que era, Sachiko sabía que estaba teniendo un debate consigo misma en aquel momento, razón por la cual dejó un beso en su frente y volvió a buscar su mirada. — Conozco tus principios Minari, y es necesario que sepas que estoy orgullosa de ti por eso. — Confesó sabiendo mejor que nadie, lo exigente que la menor era consigo misma. — Y no dejaré de estarlo si debes romperlos si la situación lo requiere. — Terminó de decir sonriendo con cariño haciendo sonreír del mismo modo a la menor.
Y en medio de un nuevo abrazo, que sirvió para aliviarla de muchas maneras, Mina respondió.— Gracias madre.
— Esta bien cariño. — La mayor dejó un beso en su cabeza y la miró. — Y ten cuidado ¿Si? Puede que él no juegue limpio, pero eso no debería ser una sorpresa para ti. — Mina asintió ante su advertencia. — Sólo vuelve a casa a salvo o me molestare mucho contigo ¿De acuerdo?
— Lo haré. — Respondió con una pequeña sonrisa alejándose de a poco de su tacto hasta que sus manos separaron y pudo irse al fin en busca de la coreana, sin sospechar de la ayuda que su madre le había proporcionado sin que se diera cuenta.
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— ¡¿Como que Jeongyeon fue raptada por un vampiro Nayeon?! — Preguntó un eufórico Changjoon al escuchar el relato de la castaña, quien por obvias razones había omitido mas de un detalle. — ¿De que estás hablando? — Se dirigió a ella levantándose de golpe del sofá en el que se encontraba en compañía del comandante.
— Lo que escucharon los dos, hay que ir por ella porque este no es sólo un chupa sangre más.
El castaño se paso las manos por el cabello empezando a caminar de un lado a otro, entrando en un estado de desesperación pura, aún cuando su hija ya le había dicho que estaba preparada para una situación así. — ¿Como es que pasó? — Volvió a dirigirse a su sobrina, que tomó un bolso y ya empezaba a guardar varias armas en él. — ¿Donde pasó?
— ¡Eso no importa tío Chang! — Le gritó Nayeon, que se veía casi tan desesperada como él, con el rostro completamente rojo y las manos temblorosas. — Sólo hay que buscarla pronto. — Murmuró sintiendo sus ojos cristalizarse ante el miedo de que a su prima le pasase algo.
Pero por suerte su padre intervino, y como era el que aun mantenía un semblante tranquilo, sirvió para calmarlos a los dos. — A ver cariño, explícanos que fue lo que sucedió. — Pidió ganándose la atención de la castaña, que sólo lo miro con los ojos entrecerrados.
— ¿Conoces ese peliblanco verdad? — Fue directa y Jihoon se sorprendió pero mantuvo su postura firme. — Lo enfrenté papá y no es como ninguno, es un... Nunca había conocido uno como él. — Agregó viendo como el mayor asentía como si recordara algo.
— No lo enfrenté, pero si tienes razón entonces él... Es el de los reportes. — Contó dejando a un Changjoon al borde de un ataque cardíaco.
— ¡¿Que?! ¡¿Es ese loco quien tiene a mi hija?! — Bramó este mirando directamente al cazador.
— Así es tío, y si no nos damos prisa tal vez... — La chica mordió su labio que empezó a temblar, temiendo lo peor.
— ¿Pero porque se la llevó a ella? — Murmuraba el ojiverde negando por la desesperación en su interior, si algo le pasaba a su amada hija, definitivamente moriría. — ¿Porque no se defendió?
— ¡No lo sé! — Gritó Nayeon perdiendo la paciencia. — Sólo hay que buscarla y si ninguno me acompañara me iré sola a por ella.
Fue con eso que el hechicero reaccionó al fin y soltando un suspiro miro al oficial. — En marcha Jihoon.
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— ¿Como es que ahora no puedo hacerte nada niña hechicera? — Decía el peliblanco que caminaba alrededor del tronco en el que tenía atada a la coreana, que lo veía con resentimiento, preguntándose porque no podía usar su magia contra él tampoco. — ¿Que es lo que tienes diferente esta vez? — Preguntó este acercándose a su cuello atreviéndose a olerla como si de una flor en se tratase.
Jeongyeon se alejó cuanto pudo haciendo una mueca de asco, antes de sonreír de manera burlona. — ¿De verdad creíste que te dejaría entrar en mi cabeza una segunda vez? — Habló mirando como el peliblanco fruncía el ceño. — Hay dos cosas que no consideraste, y la intervención de mi padre fue una de ellas.
Y muy contraria a la reacción que esperó del hombre este sólo se enderezó dándole la espalda. — Mmhm eres tan insolente como Minita, ya entiendo porque te adora. — Dijo con desprecio arreglando la corbata de su traje tan blanco como su cabello.
— Y yo entiendo porque te detesta. — Contó con el mismo tono de odio.
— Gracias. — Respondió él con un aire de grandeza que sólo la hizo profundizar su expresión seria. — Puede que utilice eso a mi favor, además de su debilidad por ti. — Sonrió divertido mientras Jeong cambiaba su expresión a una asustada. — ¡Oh! Así que ya tengo tu atención. — Se volteó con sus manos juntas frente a su cuerpo. — Te diré algo mi querida niña hechicera, si hay algo que no tolero es que intenten engañarme, y ya se exactamente que ocurre aquí.
La castaña jadeo ante la seguridad en sus palabras, y aunque intento no demostrarlo, los nervios en su voz la delataron, y puede que la rápida mirada que le dio a su brillante pulsera también. — No es posible, no eres un hechicero, no puedes saberlo con tanta convicción.
— Si que puedo pequeña Jeongyeon, y acabo de hacerlo. — Respondió Yoon estando en un segundo frente a ella arrancándole la prenda de la muñeca sin llegar a lastimarla. — Sachiko es tan ingenua como su hija. — Rió. — Puede que no sea un hechicero, pero soy el experto en amuletos aquí, y necesitará más que esto para detenerme. — Jeong se sorprendió al ver como la misma llama que había creado en el instituto aparecía en su palma y derretía la pequeña pieza sin dificultad alguna.
— ¿Como es que tú... — Murmuró bajando la mirada perdiendo el pequeño gramo de esperanza que tenía en su interior.
Aunque ni siquiera su estado logró conmover al peliblanco. — Los zafiros son las mas poderosas de las gemas mágicas — Empezó a hablar. — ¿Lo vez? No sabría eso sino fuera un experto ¿Verdad? — Presumió pero la castaña no vio su sonrisa por estar aún con la cabeza gacha.
— ¡¿Que es lo que quieres de mi?! — Le gritó levantando su rostro dejando a la vista sus ojos verdes, que habían adquirido un brillo demasiado singular, pero ninguno se imaginaba el porqué. — ¡No te hice nada!
Jeonghan asintió dándole la razón pero sin prestarle atención a las lágrimas que bajaron por sus mejillas. — Es cierto, pero tu novia lo hizo, y eres la garantía de que sea ella quien venga a mi. — Se había acercado de nuevo a ella tomando su mentón para mirarla directo a los ojos, empezando a entrar de nuevo en su mente sin nada que se lo impidiera esta vez.
— Mina no es tan estúpida como para venir sola ante ti. — Bramó Jeongyeon luchando con sus últimas fuerzas para no ceder ante el poder del vampiro, sin embargo por alguna razón este era más fuerte que ella y el verde de sus ojos poco a poco fue cambiando a un azul más intenso que el de la misma luz de la luna que los iluminaba.
— Oh, mi niña, si que lo es. — Se burló levantándose sonriendo totalmente satisfecho con el resultado, viendo como con sólo pensarlo la chica se paro firme frente a él, completamente a su disposición.
No le faltaron ganas de ser el primero en probar la sangre de la hermosa coreana, pero se contuvo sólo con la satisfacción de ver el rostro de Mina si lo hacía justo frente a ella.
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Un abrigo de invierno color beige y una gabardina de color negro tenían a la japonesa pelirroja indecisa, no tenia idea de cual de las dos prendas seria la mas adecuada para la misteriosa salida que le había propuesto la Taiwanesa, después de todo no le dio ningún tipo de detalles de a donde irían, sino que después de un simple “Usa algo abrigado” desapareció frente a ella.
No había sido sencillo de asimilar lo que ahora sabía de la pelicobrizo, pero si de algo estaba completamente segura ahora, era de que esta no la lastimaría, y por supuesto que la única razón por la que acepto ir con ella en aquella misteriosa salida, había sido por las cientos de preguntas que le hizo, y que esta no tuvo problemas en responder.
Toda aquella situación superaba su imaginación, era tan increíble que días atrás se encontrara completamente enamorada de la hermosa coreana ojiverde, llorando por que sentía que su vida perdía sentido sino la tenia a su lado, y ahora se encontrara suspirando por la misteriosa chica que subió a su auto aquella tarde, que resulto ser una hermosa vampiresa y que sin previo aviso se había instalado en su ser.
Hizo un adorable puchero y ladeó su rostro pensando aun por cual prenda decidirse, sonriendo de satisfacción cuando escogió una, completamente ajena a lo que ocurría a unos metros de su casa entre los tres vampiros.
Momo apareció frente a la Taiwanesa que caminaba con calma hacia la casa de Sana. — Tzuyu, necesitamos tu ayuda para acabar con él.
La mayor detuvo su tranquila caminata y metió sus manos en los bolsillos de su abrigo suspirando antes de responderles. — No puedo ir con ustedes. — Dijo con expresión serena, y mientras Momo apretaba los labios el castaño la miró confuso, pues no era un secreto que más allá de la ayuda que pudieran recibir de la chica de flequillo, su ayuda era esencial para vencer al peliblanco.
Por eso se paró frente a ella cegado por la desesperación. — ¡¿Que?! Pero Tzuyu Noona es importante que nos ayudes, él se llevo a la novia de Mina Noona y no sabemos que le hará. — Contó preocupado.
Si bien era cierto que le importaba el destino de la coreana, también era cierto que si Jeonghan dejaba de existir y las guerras entre vampiros y cazadores cesaban, él y el australiano tendrían más posibilidades de estar juntos.
Tzuyu maldijo mordiendo su labio ante el mal sabor de boca que sintió por aquella información. — Sabia que algo así podía pasar. — Murmuró apretando el puente de su nariz.
— ¿Entonces nos ayudaras? — Momo se emocionó mirando como esta los veía resignada.
Pero poco duro su felicidad. — No iré con ustedes, ya se los dije. — Habló la mayor sonriendo de pronto. — Pero... Les diré como acabar con él. — Aclaró y al fin Momo sonrió contenta.
— Bueno eso es mejor que nada ¿Cierto? — Movió sus hombros rodeando los del chico que la imitó, ambos atentos a lo que les contaría la mayor de los tres.
— Supongo que ya saben sobre la fascinación de mi hermano por los amuletos ¿No? — Cuestionó viéndolos asentir con energía. — Bueno hay uno que una vez sea destruido, lo hará tan fácil de matar como a cualquier vampiro. — Explicó.
— Eso me gusta. — Habló Momo sonriendo más emocionada.
— Lo sé. — En verdad podía ver como la emoción no sólo de la pelinegra sino del chico aumentaba a medida que les explicaba todo. — Bien, como les decía, las esmeraldas y los Zafiros son las gemas mas poderosas en el mundo inmortal y solo una de ellas le da a su portador una inmunidad que ni siquiera el mas poderoso de los hechiceros o los vampiros puede vencer.
— ¿Como es que... — El castaño empezó a hablar con una expresión de asombro total.
— Mi hermano es un desarmado sin limites Minho, pero si destruyen su amuleto de inmunidad entre todos los que posee, lograran tener éxito en su contra. — Contó suspirando.
Momo se soltó del moreno para acercarse a ella y darle un imprevisto abrazo que correspondió como pudo. — Gracias Chewy, sé que no ha de ser sencillo para ti.
— En otra circunstancia... — Empezó a hablar Tzuyu. — No te aseguro que me duela, pero al menos me preocuparía. — Confesó con sinceridad pero con algo de nostalgia, pues a pesar de todo lo que era, Jeonghan era su hermano, su mellizo, su única familia y le dolía que la única forma de ayudarlo fuera precisamente eliminándolo. — Sin embargo ahora que tengo a Sana a mi lado, él simplemente dejo de existir para mi.
— En eso si te entiendo, pero ya nos veremos después ¿Verdad? — Le dijo la pelinegra dándole una palmada en el hombro. — Sospechó que tienes muchos buenos trucos que aún no compartes con tu querida Momori.
Y ante su broma, la más alta sólo rió suavemente. — De acuerdo Momo-chan, es un trato. — Prometió mostrando sus hoyuelos cuando sonrió.
— Nos vemos pronto Noona. — Lee Know le dio una suave palmada en la espalda también y se dirigió al lado de la pelinegra que ya se estaba alejando de ella.
— Igualmente pequeño Minho. — Respondió la Taiwanesa viéndolos correr en dirección del bosque, donde se perdieron en su espesura y ella continuó con su caminata hasta la casa de la pelirroja.
Se paró frente a la propiedad indecisa en si tocar o no, pero finalmente se giro decidida por esperar a que la menor saliera y la recibiera. — ¿Esta todo bien Chewy? — Un par de minutos después escuchó la suave voz de Sana a sus espaldas y al verla vestida con aquel atuendo que la hacia ver mas tierna de lo que era, solo pudo sonreír como boba, convencida de que por primera vez había tomado la decisión correcta.
— Todo es perfecto ahora Sanake. — Contestó sin dejar de sonreír acercándose a ella y uniendo sus labios, con tanta delicadeza como le permitieron sus ansias y su naturaleza, con tanto cariño como sentía en su corazón.
Y aprovechando que los ojos de la pelirroja estaban cerrados y que su agarre en su cuello era firme, así como el que ella mantenía en su delgada cintura, se tele transportó a un lugar que cuando vio el brillo en los ojos de su acompañante, bastó para que ella misma creyera sus palabras.
— ¡Los arboles de cerezo! — Exclamó Sana cubriendo su boca. — Chewy esto es...
Sus manos se unieron y después de entrelazar sus dedos, le sonrió con cariño y le respondió. — Sólo el principio pequeño ángel. — Completó empezando su caminata del brazo de la menor bajo el hermoso paisaje que los arboles en su plena floración les brindaban.
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Mina llegaba al lugar de reunión que había propuesto el peliblanco días antes, sabía que era una trampa, cada uno de sus instintos se lo decía, y cada uno de sus sentidos se lo confirmaba, pero su preocupación por la coreana era tan fuerte, que estaba dispuesta a incumplir la promesa que le hizo a su madre de ser necesario.
Aún no caía la noche cuando llegó, pero los últimos rayos de luz de aquel día pronto la acompañaron y con ellos las ansias de volver a ver a Jeongyeon crecieron en su interior, sólo esperaba que el mayor no se hubiera atrevido a tocarla.
— ¿Que es eso? — Murmuró cuando justo antes del anochecer una luz a un par de kilómetros de donde se encontraba llamo su atención, una luz tan conocida como atrayente para ella.
Sin una pizca de dudas corrió en dirección de aquel destello llevándose la sorpresa de que se trataba de nada menos que Jeongyeon, y sabia que era ella únicamente por la parte de su rostro que la túnica negra que usaba dejaba a la vista, además de que brillaba de la misma forma que su madre se la había mostrado en su visión.
— ¡Vaya! ¡Vaya! — Escuchó al mayor que apareció justo tras la castaña. — Es bueno verte de nuevo Minita ¿No te parece Jeongyeon?
— No señor. — Respondió la coreana, pero con una voz mas ronca de lo normal, y Mina supo que era exactamente lo que le sucedía.
— Vamos pequeña, muestra más educación con nuestra invitada. — Bromeó el peliblanco y la castaña se disculpó mientras Mina fruncía el ceño.
— Jeongyeonnie... — La llamó Mina escuchando la desagradable risa del hombre.
— No pierdas tu tiempo Minita, sólo escuchará mi voz. — Alardeó Yoon confirmándole que una vez más la coreana estaba bajo su poder.
Mina jadeo intentando dar un paso al frente viendo como rápidamente el peliblanco rodeaba el cuello de la castaña con su brazo, demostrándole que tenía el poder de acabar con su vida si deseaba. — ¡Dejala fuera de esto Yoon! — Le exigió la japonesa apretando sus puños sintiendo su interior arder por la ira.
— No lo creo Minita. — Rió este. — A ver pequeña Jeongyeon ¿Porque no te encargas de ella?
La japonesa frunció el ceño al ver como la coreana sonreía saliendo de su agarre y procedía a quitarse la túnica que la cubría. — Como ordene mi señor.
— Perfecto, mientras tanto buscaré algo más divertido que hacer. — Jeonghan celebraba como si ya tuviera todo ganado como si su victoria estuviera mas que asegurada lo que solo enfureció mucho mas a la japonesa.
No tenía idea de lo que tramaba hacer con Jeongyeon, pero el que se mostrara tan tranquilo, no podía ser buena señal, y lo confirmó al ver el cuerpo de la castaña sin la túnica que lo cubría.
Lo primero que notó y que más le sorprendió fue el intenso azul que había sustituido el hermoso verde de sus ojos.
Su cabello castaño estaba trenzado, cayendo por su hombro derecho dejando la parte contraria de su cuello expuesto «Casi luce como un cazador» pensó dando un paso atrás al ver su atuendo y las estacas de plata que sacó de los bolsillos laterales de su pantalón, recordando a Momo al instante.
Que como si la hubiera invocado esta apareció acompañada de su hermano, justo detrás del peliblanco quien se trasladó al otro extremo del lugar. — Pequeña justiciera, que sorpresa, parece que si voy a divertirme.
Mina jadeo temiendo lo peor al verlos, ya tenía suficiente con el estado en el que estaba la castaña como para también preocuparse porque este los lastimara, desconociendo totalmente el plan que ambos tenían. — ¡No te atrevas Yoon! ¡Minho, Momo! ¡Vayanse! — Les gritó mirándolos asustada.
— Pero Noona, no te dejaremos. — Le respondió Lee Know, que no entendía porque se reusaba a aceptar su ayuda.
Todo sucedía en un contexto lleno de tensión que el único que lo disfrutaba era el peliblanco desde la rama de un árbol. — La lealtad queridos mios, es muy peligrosa. — Canturreo antes de sonreír con malicia. — ¿Lo vez Minita? Ahora sólo tienes dos opciones, lucha por tu vida o muere.
— ¡Vayanse! — Les ordenó Mina una vez más siendo ignorada por ambos, y no pudo seguir hablándoles pues la coreana, de quien se había olvidado momentáneamente se lanzó sobre ella logrando tomarla por sorpresa rozando su chaqueta blanca con la brillante estaca metálica en su mano, muy cerca de su pecho.
«Hasta pelea increíble» pensó esquivando el siguiente golpe de la castaña que pasó muy cerca de su abdomen. Y no esperaba menos de ella, se notaba que había sido bien entrenada mas allá de sus clases de gimnasia y sus prácticas de animadoras.
Los otros dos japoneses por su parte enfrentaban su propia batalla con el peliblanco, siguiendo el plan que habían elaborado antes de llegar allí, mismo que les funcionó luego de deshacerse del amuleto que habían arrancado de su mano, justo el que querían.
— ¿Pero que diablos les pasa? — Les gritó el hombre al ver como su amuleto de inmunidad desaparecía en manos de la chica de flequillo, y posteriormente esta celebraba con el castaño chocando sus palmas.
— Ahora si los mataré pequeños bastardos. — Bramó dirigiéndose a ellos, pero Momo sacó sus armas rápidamente y sin dejar de sonreír se paro firme dispuesta a enfrentarlo, ahora que sabía que no necesitaría mucho para deshacerse de él, tenía mucha mas confianza en si misma.
Entretanto Mina por obvias razones seguía esquivando los golpes de la castaña, que usando su magia en mas de una ocasión casi lograba herirla, pero por suerte en uno de sus movimientos, se deshizo de sus armas y la abrazo por la espalda inmovilizándola y sintiéndola luchar por liberarse.
— Jeongyeonnie por favor escúchame, se que puedes contra él, vamos. — Susurró en su oído suavemente, logrando únicamente que la menor solo luchara mas por salir de su agarre.
— ¡Sueltame de una vez! — Bramó la coreana dándole un cabezazo que aunque no la lastimó fue suficiente para que la soltara.
— Jeongyeon por favor, se que eres mas fuerte que esto, por favor vuelve conmigo. — Rogó la japonesa conectando sus miradas viendo como la contraria destellaba por un segundo en aquel verde cristalino que tanto le encantaba.
Pero cuando escucho la risa del mayor de todos a quien Momo y Minho parecían estar a punto de vencer una vez mas el azul intenso volvió. — Ya te lo dije Minita, no escuchará a nadie mas que a mí. — Se burló.
— Lo pagarás Yoon, te juro que lo harás.
— No te esfuerces pequeña, una vez termine con tu hermanito y tu amiguita yo mismo me encargare de ti. — Volvió a reír Jeonghan y Mina dejó de escucharlo saltando directamente a un árbol cuando de la nada Jeongyeon tenía entre sus manos un arma similar a la que Nayeon y Bang Chan utilizaron en contra del mayor en el instituto.
Definitivamente estaba empezando a complicarse para ella, pues prefería morir que hacerle algún daño a la castaña, que mientras siguiera bajo la hipnosis del peliblanco y que parecía odiarla, no le dejaba opciones.
Realmente creyó que el mayor tendría éxito en su plan cuando lo vio pararse detrás de su hermano y rodear su cuello con su brazo listo para asesinarlo, sin sospechar que el castaño solo era la carnada para que Momo apareciera sonriendo tras él y sin ninguna piedad le enterrara la estaca de madera en el pecho.
Mina amplió sus párpados incrédula al ver como Jeonghan caía sobre sus rodillas, cubriendo su herida, que empezaba a convertirlo en cenizas, pero no había terminado aún.
Yoon se las había arreglado para conectar sus miradas dedicándole una sonrisa cínica. — No tienes nada de humanidad. — Le dijo Mina negando, totalmente ajena a la verdadera razón por la que el hombre reía de ese modo.
Y por desgracia lo descubrió de la peor forma que podía. — Para que siempre me recuerdes Minita. — Lo escuchó murmurar, antes de escuchar aquel disparo, antes de ver como el mayor se convertía en cenizas y de que un agudo dolor se propagara desde su abdomen por todo su cuerpo.
Minho no dejó que su cuerpo tocara el suelo cuando cayó, pero no pudo hacer mas cuando vio como el cuerpo de su hermana iba perdiendo cada vez más la vida, sus venas se marcaron desde sus manos a su cuello y parte de su rostro, y fue en aquel momento, cuando la coreana volvió en sí, asustada al ver el estado en que estaba Mina y sintiendo como su interior empezaba a doler al ver el arma en su mano.
No podía creer que ella había sido la responsable de aquella tragedia, no podía ser posible que el peliblanco, cuyo paradero desconocía la haya llevado a hacer algo así.
Momo llegó junto al cuerpo de la ojigris arrodillándose a su lado. — No, Mina-chan... — Murmuró sintiendo su labio inferior temblar a pesar de que no podía llorar.
— No Momori ¿Tan mal me veo? — Bromeó Mina en respuesta, como si nada malo estuviera sucediendo.
— ¡¿Como puedes decir eso mientras estas muriendo?! — Le reclamó la mayor con ganas de pegarle por hacer eso, aunque era mas su forma de desahogar el dolor que verla así le estaba provocando.
Pero Mina la ignoró, luchando con el dolor y extendiendo su mano en dirección de la castaña que la miraba con los ojos llenos de lágrimas. — Jeongyeonnie... — Llamó débilmente. — Ven aquí.
La coreana mordió su labio y negándose a estar lejos de la pelinegra se dirigió a ella arrodillándose del otro lado de su cuerpo. — Minari, yo...
— Hey, esta bien. — Le dijo Mina una vez la tuvo a su lado con sus manos unidas, sonriéndole con cariño aunque su cuerpo con el pasar de los segundos sólo se debilitara más y sus párpados empezaran a pesar. — Tú... No hiciste esto.
— Lo siento tanto Minari... — Murmuró Jeong entre sollozos al verla apretar los dientes como muestra de una lucha que ella misma sabía que perdería.
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Lloro... Lo único lindo de este Cap fue el Satzu.
Mina esta muriendo y todo por culpa de Yoon.
Que bueno que ya se fue.
¿Será que Mina sobrevive? ¿Ustedes que creen?
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