XIV : Monster
— ¿Y bien? — Preguntó el peliblanco moviendo su cabello lentamente a un lado. — ¿Quien será el primero? — Su brillante mirada azul cambio a roja en un segundo dejando a los chicos sorprendidos.
Sana no tenía idea de lo que estaba ocurriendo pero por la reacción de todos no pudo evitar asustarse también ante aquel hombre demasiado parecido a la Taiwanesa, creyó que todo se había tratado de un juego de su mente, pues no era posible que alguien pudiera cambiar el color de sus ojos de ese modo y no sabe cual de los chicos lo dijo pero juraría haber oído la palabra vampiro, algo que le pareció increíblemente ridículo.
Todo hasta que la chica de flequillo que acompañaba a Nayeon, y miraba al peliblanco con odio. — ¿Que es lo que quieres miserable? ¡Vete de una vez! — Bramó sintiendo la mano de la coreana apretar su brazo, sorprendida de verla de aquel modo.
— Pequeña justiciera ¿No sabes lo que es el respeto? — Bromeo el misterioso peliblanco. — Además no creo que quieras exponerte de este modo ¿Verdad?
Esas palabras bastaron para que quedara claro que ambos se conocían, y para que tanto Nayeon con Bang Chan y Jeongyeon miraran a la chica de flequillo intrigados, Nayeon era la mas confusa, pues si su Momo conocía a ese extraño hombre significaba que tenia conocimiento sobre lo que era.
— ¿Momori? ¿De que esta hablando? — Preguntó la coreana sin apartar su vista del hombre que no le generaba mas que desconfianza.
Momo tragó con dificultad y miró a la menor con miedo, pues era consciente de que tenía todas las miradas de los humanos sobre ella y un paso en falso la dejaría en evidencia tanto a ella como a los demás. — Nayeonnie... — Susurró volteandose para mirarla a los ojos. — No creas nada de lo que diga este hombre ¿De acuerdo? — Pidió suavemente. — Sólo... Confía en mi, por favor.
Y a pesar de lo insegura que se sintió la coreana por un segundo, abrazó a la japonesa escuchándola suspirar mientras la rodeaba con sus brazos, pero su tranquilidad no duró demasiado, aún podía sentir las dudas por parte de la menor y el resto de los chicos.
— Y aparte le mientes tan descaradamente. — Dijo el peliblanco chasqueando la lengua. — Muy mal pequeña. — Sonrió de manera escalofriante y fueron Jeongyeon y Sana quienes se refugiaron esta vez en la espalda de Mina y Tzuyu.
— ¡Basta! — Dijo Tzuyu mirándolo, intentaba mantener la calma por la pelirroja, pero definitivamente el mayor se lo estaba dejando difícil. — ¿Que es lo que quieres? — Preguntó suavemente. — Dílo y te doy mi palabra de que lo conseguirás.
Los japoneses la miraron sorprendidos pero una seña bastó para que la dejaran continuar, pues si la conocían bien, y lo hacían, ya tenia un plan, aunque claro debían encontrar una forma de distraer al mayor sin que los chicos descubrieran algo.
— Es una tentadora oferta. — Hablo el sonriendo mirando la pequeña llama en su mano. — Tener lo que quiero sin problemas o algún tipo de caos... — Hablaba como si en realidad analizara sus palabras pero al instante volvió a sonreír con malicia. — Podría hacerlo, si. — Volvió a pasarse la mano por el cabello. — Pero... ¿En que clase de inmortal me convertiría eso?
— ¡¿Que es lo que pretendes?! — Minho estaba cabreado, definitivamente aquel hombre había logrado desesperarlo, así que dio un paso en su dirección sintiendo al instante la mano de su Noona en su antebrazo. — No hay nada para ti aquí.
— Eso es lo que tu crees pequeño Minho. — Rió el mayor. — Tengo una idea, aprovechando que están todos reunidos. — Dijo empezando a caminar por el pasillo mientras los demás no le quitaban la mirada de encima. — ¿Porque no jugamos a las adivinanzas? ¿No te parece Minita? — Su mirada se cruzo con la de Mina que permanecía inmóvil, pensando la forma de sacar a todos de allí sin exponerse, pero el mayor se lo estaba dejando complicado. — ¡Vamos! ¿Porque tan seria?
Jeongyeon se estremeció al sentir la tensión que rodeaba a la pelinegra y a aquel hombre, tenía un mal presentimiento sobre aquel extraño hombre pero si su magia no se equivocaba, sabía lo que era.
Nayeon y Chan por su parte sólo tenían una idea en mente, una a la que desde que lo vieron cambiar el color de sus ojos se aferraron sin temor a equivocarse.
Sana era quien menos entendía, no sabía que clase de magia estaba haciendo aquel hombre para tener aquella pequeña llama en su mano sin lastimarse, pero estaba segura que no quería averiguarlo, sólo quería salir de allí lo antes posible.
Los jóvenes vampiros apretaron los puños atentos a lo que el mayor hacia, estaban molestos y frustrados por la situación, Jeonghan sabía que ninguno querría exponerse ante los humanos por eso eligió ese lugar como sitio de reunión.
— Bueno en vista de que ninguno se anima, empezaré yo. — Dijo uniendo sus manos haciendo un sonido similar a un aplauso, apagando la llama en el proceso. — Empecemos con ¿Cual es el deporte mejor pagado y mas peligroso para un humano? — Preguntó sonriendo mirándolos, los chicos fruncieron el ceño a todos les parecía una estupidez, excepto a dos de ellos que compartieron una mirada fugaz pero suficientemente intensa para que el peliblanco la notara. — ¡Vamos! Se que lo saben.
— Jeonghan... — Dijo Tzuyu en forma de advertencia, podía sentir como su rabia empezaba a manifestarse de la forma que no deseaba, sintiendo sus colmillos rozar su labio, aunque hizo un esfuerzo para no dejarlos ver.
— No seas aburrida hermanita, solo me divierto sanamente ¿No es lo que querían? ¿Quien los entiende? — Volvió a chasquear la lengua negando despacio. — Bueno dejando eso de lado, empecemos con los pequeños coreanos que de seguro si que saben de lo que hablo. — Una nueva sonrisa burlona creció en su rostro. — Nayeon, Christopher. — Llamó, sorprendiendo a todos. — ¿Harían los honores de respondernos sobre ese deporte extremo bien conocido para ustedes?
— ¿Que estas diciendo miserable? — Intervino Minho.
— Hijos de cazadores de vampiros enamorados de aquellos a los que deberían odiar. — Exclamó el peliblanco y todos se tensaron. — ¿No es esto romántico?
Los hermanos Myoui conocían la identidad del pelinegro, pero si lo que decía el mayor era verdad, entonces significaba que Nayeon también era hija de un cazador, algo que realmente no esperaban descubrir de aquella forma.
Jeonghan sonrió mirando a Momo esta vez, quien fue de todos la mas sorprendida. — Así es pequeña justiciera, tu chica es una buena guerrera. — Contó disfrutando de la expresión confundida de la chica. — Admito que si tienes ojo para estas cosas, hubieran sido una gran pareja, extendiendo su justicia por la tierra. Si tan solo no fueran como decirlo ¿Enemigas naturales?
Mina y Lee Know se miraron entre si antes de dirigir su mirada a la chica de flequillo que parecía estar en shock, mientras Nayeon rogaba por que aquel hombre se callara de una vez por todas.
— Vamos no me digan que no lo han deducido. — Jeonghan se dirigió a los hermanos Myoui esta vez. — La hija del comandante de policía, líder de los cazadores de vampiros, y el niño de papi, deportista estrella, unidos desde niños por un secreto que ni siquiera es suyo.
— ¡Basta Jeonghan! — Lo detuvo Tzuyu empezando a desesperarse. — ¿Que vas a inventar ahora? Mejor vete de una vez.
— Hermanita, no seas tan mal educada y dejame hablar. — Se burlo el peliblanco. — Además tu chica merece saber que lo único que debe temer en este mundo es a ti, la despiadada vampiresa que después de asesinar a tantos humanos sin piedad, ahora pretende ser buena, jugando a la novia perfecta con una hermosa e indefensa humana. — Su objetivo era fastidiar a todos los chicos un poco antes de hacer su verdadero movimiento, y el ver sus rostros descompuestos, y la desconfianza creciendo entre todos era suficientemente satisfactorio para él.
— ¿Chewy? — Murmuró la pelirroja soltándose del agarre que mantenía en el brazo de la Taiwanesa despacio, dando un paso atrás sintiendo el miedo recorrer su sistema, caso contrario al de las demás humanas que se aferraron a las mayores.
Nayeon y Chan la miraban alarmados, y los otros preocupados. Jeongyeon empezaba a atar cabos en su cabeza, y si el peliblanco y la chica extraña en verdad eran vampiros y conocían a los Myoui, definitivamente no le estaba gustando el rumbo que estaban tomando las cosas.
— Sanake, no te asustes, solo escúchame ¿Si? — Pidió la mayor en un susurro intentando acercarse. — Sabes que no te haré daño, pude haberlo hecho ya ¿No crees?
Sana estaba por ceder, después de todo la mas alta tenia razón, de querer herirla lo habría hecho hace tiempo ya, pero para desgracia de ambas, el mayor volvió a hablar. — ¡Pero que decepción! — Exclamó negando. — ¡Solo mirate! te has vuelto débil por una simple e insignificante...
Y Tzuyu no lo dejo seguir pues en una fracción de segundos estuvo tomándolo del cuello mirándolo con los ojos completamente rojos por la ira en su interior, estaba harta de el y sus juegos, con sus palabras había enviado todo su plan de no quedar en evidencia por la borda, por eso estaba dispuesta a acabar con él.
Sí le sorprendió que el mayor no pusiera resistencia, pero cuando lo vio sonreír triunfal y lo volvió a escuchar hablar, entendió el porque. — Hazlo, vamos. — Animó él sin borrar su sonrisa. — Y quedaras como el monstruo que ella esta imaginando justo en este momento que eres.
Tzuyu miro en la dirección que el miraba, y su mirada roja se encontró con los ojos cristalizados y llenos de miedo de la pelirroja, mismo que le genero un terrible dolor en el pecho. Lo ultimo que quería era que la menor le temiera y ahora estaba reflejada en el mas puro miedo de sus hermosos ojos.
Observo el agarre en el cuello de su hermano y lo soltó como si este quemara dando un paso atrás viéndolo reír. — Sana, no... — Murmuro observando como la japonesa salía corriendo del lugar, siguiéndola al instante, lo que dejo a los seis chicos con el peliblanco, quien no dudo en volver a hablar.
— Ahora que estamos los que somos, podemos continuar nuestro juego ¿No les parece? — Preguntó cínicamente.
— Nos vamos de aquí ahora. — Hablo Mina dispuesta a irse, si el mayor había sido capaz de dejar en evidencia a la mayor, no quería siquiera imaginarse lo que podría lograr con ellos, que estaba segura lo odiaban mas que la Taiwanesa y a la mas mínima provocación caerían.
— Pero que aburrida estas Minita, pero me temo que eso esta por cambiar. — Por alguna razón la sonrisa que creció en su rostro no le gusto nada a la pelinegra. — Los dos niños cazadores y la pequeña hechicera se enamoran de despiadados vampiros, no es un gran titular.
Todos se miraron entre si, las dudas que seguían en su mente volvieron con mas fuerza de ambas partes, mientras los jóvenes vampiros estaban preocupados por las reacciones de los humanos, estos realmente se negaban a creer que lo que decía aquel hombre era cierto.
— Así es queridos mios, sus perfectos novios son nada mas y nada menos que vampiros. — Contó Jeonghan.
— ¿Mina? — La voz de Jeongyeon llego a los oídos de Mina que no miraba a nadie, su mirada estaba perdida analizando las palabras del peliblanco, y por alguna razón, un enorme alivio la invadió, después de todo era quien más sencillo lo tenía con su soulmate.
— Vamos Minita, dile a tu princesa hechicera lo que eres.
— Mina ¿Lo que dice es cierto? — Volvió a hablar Jeongyeon tomando su mejilla para mirarla.
Y cuando sus miradas se encontraron, Mina sonrió levemente. — ¿Lo es de tu parte Jeongyeonnie? — Pregunto suavemente. — Porque no me importa de donde vengas, seguiré amándote.
La castaña la miro con confusión. — ¿Que?
Mina volvió a sonreír y junto sus frente soltando un suspiro, sin importarle que los demás observaran. — Lo que dijo mamá, de que eras más especial de lo que imaginaba. — Contó volviendo a mirarla. — A esto se refería.
Jeongyeon cubrió su boca, estaba sorprendida, si que lo estaba. — ¿T-tu madre lo sabia?
Una nueva sonrisa creció en el rostro de la pelinegra. — Jeongyeonnie, mi madre sabe más cosas de las que crees. — Rió.
— ¿Osea que es verdad? — La voz de Nayeon las sacó de su burbuja, y por supuesto que el peliblanco aprovecharía esa oportunidad.
— Así es pequeña cazadora. — Dijo. — Pero oye, al menos te enteraste antes que tu papá. — Siguió hablando mientras Nayeon negaba lentamente. — Tú mejor que nadie sabes lo que él le habría hecho a la pequeña justiciera si la hubiera descubierto, quizá una muerte lenta y dolorosa.
— Nayeonnie. — Intervino Momo. — No lo escuches, por favor sólo...
Jeonghan rodó los ojos y bufo, le parecía patética la actitud de la chica de flequillo. — Ya deja eso pequeña justiciera ¿Que caso tiene que sigas ocultando lo que son ambas? Una vampiro y una cazadora de vampiros. — Se burló. — Protagonistas de una trágica historia de amor.
— ¡Callate ya Yoon! — Grito la japonesa mayor.
Bang Chan y Minho eran los únicos que habían dejado de prestarle atención al peliblanco, sólo mirándose entre ellos, lo que le permitió al pelinegro reconocer esos ojos y que el chico que hace muchos años enfrento a su padre y el japones se convirtieran en uno.
— Él no miente Nayeon. — Dijo con seguridad y dolor. — Yo... El es ese chico que enfrento a mi padre aquella noche. — Contó sin apartar su mirada de la del japones que suspiro pesadamente. — Y si el es un vampiro, su hermana, la chica que lo detuvo es entonces...
— Mina. — Habló Nayeon cubriendo su boca mientras negaba despacio, todo parecía una estúpida broma, una muy mala, pero real y dolorosa.
Al igual que ella, que dio un paso atrás, Jeongyeon también lo hizo acercándose a ella mientras los tres japoneses los miraban en silencio, totalmente dolidos de que los vieran de ese modo, como si les temieran.
Y estaban tan concentrados en ellos mismos que no se fijaron como las llamas creadas por el peliblanco los rodeaban de a poco.
Fue ahí cuando todo tuvo sentido para la ojiverde, el misterio que rodeaba a los japoneses, su comportamiento como de otra era y su lenguaje, sus modales, y el color de sus ojos tan singulares. Ahora lo entendía, pero fue precisamente el silencio de los tres japoneses lo que la hizo convencerse.
— ¿Es verdad eso Momo? — Pregunto Nayeon de pronto, con la esperanza de que la mayor le diera un NO por respuesta.
— Bunny yo...
— ¡Respóndeme! — Exigió con el dolor y la rabia dominándola.
Y a pesar de lo difícil que era para Momo, sólo suspiró y adoptó una postura erguida para hablar con firmeza. — Lo es.
Nayeon mordió su labio y apretó sus puños antes de simplemente explotar. — ¿Y cuando... ¡¿Tienes una idea de lo que esto significa?! ¡Joder Momo! Si mi padre... — Su voz se fue apagando poco a poco, pero no fue capaz de seguir pues de sólo imaginarlo, su corazón dolía.
— Por favor Bunny sólo dejame explicarte como es que sucedió todo ¿Si? — Rogó la japonesa mayor tratando de acercarse a ella siendo rechazada.
— ¡No quiero escucharte! ¿Que es lo que pretendías? ¿Sabes lo que pasara si... ¡Demonios!
— No tienes que creer lo que voy a decirte, pero te lo diré de todos modos, yo tampoco planee nada de esto. — Confesó la vampiresa, perdiendo el color en sus ojos, que terminaron mucho mas oscuros que los suyos. — Aunque pueda tener visiones del futuro de los demás, no tenía forma de saber que tú llegarías a mi vida, bunny. — Dijo rendida haciendo que la coreana sólo enfureciera mas.
— ¡No te atrevas a mentirme Hirai Momo! — Exigió deteniéndose al ver que sus ojos habían cambiado de color.
— ¿Pero que... — Murmuro Mina al notar las llamas creciendo a su alrededor. — ¡Tú hiciste esto! — Miró al peliblanco que rió disfrutando del espectáculo, y la desesperación en sus ojos.
— Puedes tomarlo como un adelanto Minita, no he terminado contigo, y para que no olvides nuestra cita, puede que me lleve a tu novia conmigo. — Anuncio mirando a la castaña que trago con dificultad, la idea de estar en manos de aquel hombre definitivamente no era nada atractiva.
— ¡Ni se te ocurra tocarla miserable! — Habló Mina apretando la mandíbula parándose frente a la castaña interponiéndose en su camino, su mirada brilló y sus puños se apretaron, poniendo alerta a los otros dos japoneses que sabían que en cualquier momento explotaría.
— ¿Y quien me detendrá? — Se burlo el peliblanco.
— Nosotros lo haremos. — Dijo Bang Chan sin una pizca de miedo, dando un paso al frente seguido de Nayeon.
Lee Know y Momo los miraron con preocupación y aunque sus miradas se encontraron eso no los detuvo. Ambos tenían un par de armas en sus manos, mismas que habían obtenido de la mochila del chico, cuando se pararon desafiando al peliblanco sin un rastro de temor en sus cuerpos.
El primer disparo fue de parte de Nayeon y Jeonghan vio la brillante bala de plata pasar muy cerca de su cuerpo. — ¡Wao! Eres rápida pequeña. — Alagó peinando su cabello a un lado. — Pero no lo suficiente.
Momo abrió la boca sorprendida y encantada a la vez, ver a la menor en aquel momento, con esa actitud tan decidida y segura, la enamoró sólo un poco más.
Pero al ver que su ataque había fallado, Nayeon apretó la mandíbula con frustración, ella no era de las que fallaba un tiro jamás, y hacerlo por primera vez, demostraba que su enemigo no era uno cualquiera. Y cuando el turno del pelinegro llego y ella cargaba su arma, decidió que lo haría de otra forma, de un movimiento sus armas se transformaron en un par de brillantes dagas de plata, y dándole la señal al pelinegro se dirigieron a enfrentar al peliblanco juntos.
— Por favor, no son los primeros a los que me enfrento pequeños. — Reía el hombre esquivando sus golpes con agilidad.
Los japoneses miraban la escena con asombro o al menos las dos chicas, pues el castaño estaba preocupado de que el peliblanco lastimara a alguno.
Mina los miraba con admiración, y pensar que había estado todo ese tiempo junto a una cazadora de vampiros, muy ágil en verdad, mientras Momo sonreía ampliamente al ver la buena pelea que le estaban dando los humanos al mayor, pero claro la desventaja era demasiada, pues incluso a ellos siendo vampiros, el peliblanco los superaba.
Minho quiso interferir y dio un paso al frente. — No pequeño Minho. — La mayor puso una mano en su pecho sin apartar su vista de la pelea. Lee Know la miro sin entender pero no tardo en explicarle. — Él aprovechara sus armas. — Dijo. — Podrían herirte por error.
— No dejaré que los lastime Noona. — Le dijo el desesperado.
Momo lo miro un segundo antes de volver a mirar a los dos chicos. — ¿Y crees que yo si? — Pregunto con una ceja levantada. — Confía en ellos, se nota que saben lo que hacen. — Agregó mientras el chico bufaba.
Mina y Jeongyeon, que permanecían en el mismo lugar, se miraron en silencio por varios segundos, sus ojos gritaban todas la palabras que no tenían el valor de decir sus labios, ambas se debían muchas explicaciones, y lo sabían, pero tenían claro que no era el lugar ni el momento.
— Jeongyeonnie... — Mina rompió el silencio haciendo una mueca de sonrisa que la coreana trató de imitar.
— Minari... — Dijo en el mismo tono cariñoso.
— Lo siento.
— También yo.
— Te amo Jeongyeonnie.
Jeongyeon sonrió cariñosamente, conmovida con sus palabras. — También yo Minari. — Definitivamente, no podía resistirse a aquella tierna japonesa.
El momento hubiera sido perfecto si de pronto Chan no se hubiera quedado sin balas y si Nayeon no hubiera salido volando por los aires, fue una suerte que Momo llegara a tiempo para evitar que su cuerpo impactara contra la pared. — Hola hermosa. — Bromeó guiñándole un ojo, justo como la primera vez que se vieron, y a pesar de lo mucho que le encanto aquel gesto a Nayeon, recordó que estaba "molesta" con ella.
— Gracias, pero no creas que esto cambia algo, que lo sepas. — Dijo haciendo reír a la mayor, que la bajo al instante.
— Lo sé. — Momo movió sus hombros sin dejar de sonreír. — Pero ahora que no hay secretos, siempre puedo volver a conquistarte y...
— Suerte con eso. — Nayeon se alejó de ella observando como el peliblanco miraba con dirección al pelinegro quien se había quedado sin municiones.
— ¿Y ahora que pequeño Chan? — Hablaba el vampiro con burla. — ¿Que harás ahora que no tienes armas? Es una pena que no este tu papito para protegerte ¿Verdad? — Siguió diciendo sin dejar de reír.
— ¡No! Pero estoy yo. — Dijo Minho apareciendo entre ellos dándole un golpe que logro lanzarlo contra una de las paredes y derrumbarla por el impacto.
— Tenemos que irnos de aquí ¡Ahora! — Habló Mina mirando a Momo y después a Jeongyeon. — Jeongyeonnie... — La llamó obteniendo un asentimiento y tomando su mano.
— Manos quietas Hirai. — Le dijo Nayeon a la mayor que quiso hacer lo mismo.
— ¡Demonios Bunny! — Se quejó Momo. — Dejame sacarte de aquí.
— Puedo caminar por mi cuenta.
— Chicas no es el momento, dense prisa, no tardara en levantarse. — Les dijo Lee Know que caminaba detrás del pelinegro siguiendo a su hermana y la castaña.
Y sólo después de escucharlo fue que ambas se pusieron en marcha, Nayeon alejándose lo mas que podía de la chica de flequillo, aunque mirándola de reojo mientras caminaban a toda prisa huyendo de las llamas que se propagaban en todas las direcciones. La salida estaba mas cerca cada vez, pero por desgracia su escape estaba a punto de verse truncado.
Como dijo el japones, el peliblanco no tardó en levantarse, sacudiéndose el polvo de su pulcro traje. — No se porque siempre creen que podrán conmigo. — Habló caminando con calma entre el fuego. — Tan ingenuos. — Se pasó la mano por el mentón. — El maldito mocoso tiene la mano pesada. — Rió. — Me pregunto de lo que sería capaz si su niño bonito desapareciera. — Hablaba con calma sin importarle el hecho de que nadie lo escuchara.
Un par de pasillos era lo que se interponía entre los chicos y el exterior, los tres japoneses empezaron a preocuparse en el momento que los jóvenes humanos a su lado empezaron a toser, y ninguno dudo en quitarse su chaqueta para que cubrieran su cabeza y se protegieran, y a pesar de lo recelosa que estaba sobretodo Nayeon, no dudo en aceptar la de Momo.
Pero justo como temían el mayor apareció justo frente a ellos. — ¡No tan rápido pequeños! — La misma sonrisa burlona estaba en su rostro y Nayeon que era la que iba al frente junto a la mayor, jadeo. — Tú vienes conmigo. — En un segundo estuvo frente a Jeongyeon a quien tomó del brazo.
Mina y Momo trataron de detenerlo, pero en el momento que la ojigris se lanzó sobre él y Momo alejo a la castaña de su tacto dejándola junto a Nayeon a quien Minho trataba de sacar del lugar seguida de Chan, este solo las lanzo a un lado a ambas, y aunque Mina logró tele transportarse y llegar junto a la castaña, fue demasiado tarde.
— ¡Jeongyeon! ¡No! — Gritó al verla desaparecer junto al peliblanco justo frente a sus ojos sin poder hacer nada. — Te juro que te mataré Yoon. — Con toda la rabia que tenía en su interior golpeó la pared a su lado derribándola en un segundo.
Nayeon estaba simplemente en shock, nunca había visto algo como eso, si sabia de las habilidades de los vampiros, pero no conocía esta que el peliblanco había empleado. Y aprovechándose de su distracción Momo se acerco a ella. — Bunny... — Susurró tomando su rostro mirándola con preocupación y abrazándola para irse de allí en un instante gracias a su tele transportación, ya que su secreto había sido revelado no tenía ninguna razón para seguir ocultando sus poderes.
— Noona, tenemos que irnos. — Le dijo Lee Know a la pelinegra al verla consumida por la ira. — Noona...
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Volví aquí, espero les guste.
Comenten mucho.
Saludos.
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