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XIII : Warmth Inside

Y fue gracias a un accidente que ninguno pudo evitar, que cada uno de los caminos de estos chicos se unieron, cruzando sus historias, revelando sus secretos y haciendo caer sus mascaras.

...

El lunes en la mañana, el pelinegro llegaba al instituto con su habitual bolso gigante cargando algún tipo de implemento para sus practicas deportivas y, por insistencia de su padre, su defensa contra lo sobrenatural.

Nunca había logrado entender el odio que este tenia hacia la especie vampírica, pero sin duda no se atrevería a contradecir una de sus ordenes, con el tiempo no solo había aprendido todo lo relacionado con defensa personal contra todo aquello que lo superara en fuerza y velocidad, y con un par de brillantes colmillos sobresaliendo de su boca, también había aprendido que si tenía algo que temer era el carácter de su padre.

Caminaba con calma hasta la zona de los casilleros tarareando una canción, con una de sus manos en el bolsillo de su sudadera blanca y la otra sujetando la correa de su bolso sobre su hombro, la mañana prometía ser tranquila, y como cada día asistiría a sus clases y luego a sus practicas para llegar a casa y pasar tiempo con su padre y alguna de sus lecciones, o eso es lo que pensó el pelinegro que pasaría, hasta que él apareció.

El castaño de apellido Myoui y que estaba seguro de que era el único que había logrado acelerar su ritmo cardiaco a pesar de jamas haber cruzado una palabra, pero estaba seguro de que en más de una de sus clases la intensa mirada que sentía sobre él, venía de su parte, aunque tampoco tuviera prueba de ello más que la advertencia de su compañero Han, pues era casi imposible que el joven más popular e insensible del lugar, mismo por el que todos suspiraban, estuviera interesado en alguien tan común como él.

Aunque con un secreto que dijera todo lo contrario, pero aún así, si alguien llegara a enterarse de que era hijo de un cazador de vampiros no sólo seria tildado de loco, sino que estaba convencido de que sería rechazado por todos al instante.

Con toda la calma que pudo, llegó hasta su casillero y giró la pequeña rueda para ingresar su clave sintiendo su cuerpo temblar al tener al castaño a unos metros de él, tan serio como siempre, y tan radiante como nunca.

Chan sacudió su cabeza rápidamente alejando su mirada de el japonés antes de volver su atención a los libros frente a él y cerrar el casillero listo para seguir con su monótono día al lado de sus amigos y sus bromas entre ellos.

Minho pasó por su lado con sus dos libros de notas en su mano izquierda, jugando con su delgado bolígrafo negro entre los dedos de su mano derecha, como si el resto del mundo le diera igual, como si el pelinegro en específico le diera igual, cuando era todo lo contrario.

En su mente sus pensamientos lo estaban torturando como nunca y sus deseos de hablarle y dejar de lado todo lo que los separaba empezaban a ser insoportables, por suerte cierta coreana de sonrisa adorable apareció frente a el, más feliz que nunca, y por su puesto que no dudó en saludarle.

¡Hola Minho Oppa! Dijo una energética Nayeon colgándose de su brazo.

Hola Nayeonie ¿Como estas hoy? — Preguntó él sonriendo.

Como tenían las mismas clases, caminaron juntos por el pasillo, apenas habitado de algunos estudiantes ignorando por completo los comentarios curiosos.

Muy feliz ¿No se nota? Contó la coreana deteniéndose frente a el de repente obligándolo a detenerse también.

El castaño la miro con una ceja elevada, una típica expresión de su Noona cuando algo le parecía difícil de creer. — Seguro que si ¿Pero a que se debe? No me digas que ganaste algún concurso de belleza de los que tanto te gustan. — Bromeo ganándose un leve empujón en su hombro de parte de Nayeon.

Nada de eso Oppa malo, es que adivina quien esta enamorada. — Una enorme sonrisa creció en el ilusionado rostro de la castaña mientras el chico hacia una mueca de estar pensando.

Una de sus especialidades era probar a las personas con sus bromas, y al formar parte de su reducido grupo social, Nayeon tampoco se liberaba de ellas. — Mmm no lo . — Murmuró poniéndose la mano en el mentón haciendo desesperar a la chica. — ¿La profesora de artes?

Nayeon chilló y le dio otro golpe en el hombro ante su broma, pero este sólo podía reír divertido, llamando la atención del pelinegro que aún permanecía en el  mismo pasillo que ellos. — Ya Oppa, eres un pesado, ya se porque Minari te odia. — Se quejó ella haciendo un puchero mientras el chico se disculpaba sin dejar de reír retomando su caminata, que ahora Nayeon hacia con los brazos cruzados frente a el. — Mejor dime donde están.

¿Eh? — Preguntó Lee Know confundido.

Dime donde esta la Pingüina con mi Momori. — Pidió dejando al chico en un pequeño shock. — Vamos Minho Oppa, ustedes siempre llegan juntos.

De echo no es así linda. — Aclaró el castaño acercándose a ella y rodeando sus delgados hombros con su brazo, y como a la castaña no le molestó permanecieron así. — ¿No te has preguntado porque mi Noona tiene mas autos que yo?

No se... ¿Porque Minari es súper cool y tu un loser? — Bromeó ella riendo suavemente.

Auch, eso me dolió conejita. — Dramatizó Minho solo para acompañarla en su risa. — Pero no, no es por eso. — Agregó.

¿Entonces? ¿Tan pésimo conductor eres? — Una nueva broma por parte de la coreana hizo reír de nuevo al chico.

No, es que yo... No llevo chicas en mi auto, ni siquiera a mis hermanas. — Confesó sereno.

¡Oh! — Dijo una sorprendida Nayeon. — Pero no parece que les temas a las chicas aunque ellas te...

No se trata de un temor, una fobia o algo parecido, simplemente es un habito muy personal, algo solo mio.

Nayeon sacudió su cabeza suavemente. — Pero tu has viajado con Mina, yo los he visto. — Dijo ladeando su rostro.

Pero jamas ha sido en mi auto, y jamás he conducido yo. — Rió el japones. — ¿No es así? — Preguntó dejando a una pensativa Nayeon a su lado.

Sigue pareciéndome una tontería, pero le preguntaré a Minari, de seguro solo es una broma tuya. — Aseguró continuando con su caminata.

De pronto el cuerpo del castaño de tenso y se paralizo al sentir aquella intensa mirada azul sobre él, específicamente en el medio abrazo que compartía con la coreana, y al ver en la dirección de su mirada Nayeon entendió el porque.

Mina entraba al pasillo acompañada de su hermanita y la chica de flequillo que parecía echar fuego por los celos al ver a los dos castaños en aquella posición.

Y sabiendo que era lo  mejor para su salud, Lee Know alejo su tacto lentamente del cuerpo de la coreana dando un paso atrás cuando las mayores llegaron frente a ellos y Momo lo miró fríamente.

Pero suspiro de alivio cuando la humana se acerco a ella y logro hacerla olvidar todo con un pequeño beso en los labios haciéndolo entender todo.

«Así que ellas son las enamoradas» pensó mirando su interacción tan sorprendido como el resto de los compañeros en el pasillo, mientras Nina suspiraba por lo tiernas que se veían, y aunque parecía fastidiada y bufó al verlas las cariñosas, Mina también estaba feliz por ellas.

Pero no fue lo único que sorprendió al castaño, pues después que la japonesa menor se despidiera de ellos y ahora los cuatro caminaran a su clase, cierta castaña de ojos verdosos llego al lado de su hermana tomando su mano para entrelazar sus dedos y caminar a su lado hasta el salón.

«¿Que sucede con la luna azul? Los esta emparejando a todos» pensó tomando asiento en su puesto al final del salón a unos dos puestos de su hermana y tres del pelinegro, suspirando al ver a este ultimo «Parece que el único que no tendrá pareja esta vez seré yo, bueno empezaré a juntarme mas con Nina ella sera mi consuelo a partir de hoy supongo, o siempre podría ir con Tzuyu Noona por ay ya que volvió» divagaba con los brazos cruzados sobre sus marcados pectorales recostado de su silla.

La hora del almuerzo llego y por primera vez la pelinegra de ojos grises, entraba acompañada al gran comedor, que se quedo el silencio al ver que se trataba de nada mas y nada menos que la capitana de animadoras y que incluso le susurraba algo muy bajito y la hizo sonreír. — Ya sabia yo que algún día esto pasaría. — Comentó un divertido Minho que seguía nervioso por la mirada desconfiada de la chica de flequillo. — No me mires de ese modo Momo Noona, Nayeonie no es mi tipo, tranquila.

Espero que si pequeño Minho, mira que tengo varias estac... Digo, varias estrategias para alejar cualquiera que quiera quitarme a mi chica.

Aeww Momori. — Nayeon no dudo en abrazar a la mayor y darle un pequeño beso en la mejilla.

Mientras tanto Mina y Jeongyeon caminaban al lado de la otra hasta la mesa con sus bandejas de comida, manteniendo sus manos unidas.

¿Crees que esto es demasiado? Pareciera que todos aquí vieron un fantasma. — Murmuraba la castaña apretando el agarre en su mano.

No creo que ese sea el caso, mas bien creo que ellos solo acaban de descubrir una razón más para envidiarme. — Respondió osadamente sonriendo levemente. — Ahora también tengo a la chica mas linda del instituto a mi lado. — Terminó de decir sonrojando a la castaña que mordió su labio para ocultar su sonrisa y seguir caminando hasta su mesa.

Definitivamente esto no le gustara a Sana-chan. — Murmuro una nerviosa Jihyo y Dahyun que estaba sentada su lado asintió en respuesta al ver a su capitana sentarse en la mesa de los hermanos Myoui.

Primero Nayeon Unnie y ahora Jeong Unnie. — Dijo haciendo un puchero. — ¿Sera que sus hechizos son así de efectivos? Debo preguntarles.

¿Eh? ¿Que hechizos? No digas eso, solo fue... bueno no se, pero no fue un hechizo. — Dijo la castaña. — Ellos sólo son hermosos y ya.

Pobre Sana Unnie, apenas terminaron y ya debe verla con alguien más. — Puchereo la más pálida recostándose del hombro de la castaña, que no tardo en tomar su mano y entrelazar sus dedos acariciando su pequeña mano con su pulgar como cada día desde que eran novias.

Y no es cualquiera, osea es nada menos que Myoui Sexy e Irresistible Mina. — Comentó Jennie uniéndose a la conversación. — Incluso yo perdería mi autoestima si me cambiaran por ella.

No digas eso Kim, nadie cambio a nadie aquí, supongo que todo sucedió de este modo y ya. — Aclaro Jihyo no muy segura de sus propias palabras.

Bueno, lo sabremos exactamente ahora. — Y por su sonrisa maliciosa Jihyo supo que nada bueno estaba por suceder, confirmándolo cuando cierta pelirroja entraba al comedor con una gran sonrisa que se borro convirtiéndose en un ceño fruncido al ver a la coreana sentada junto a Mina.

Su primer pensamiento fue salir corriendo, sintiendo como su rostro se sonrojaba ante la cantidad de miradas que tenia en ella. «Dejen de mirarme de ese modo» suplicaba en su mente.

Su cuerpo aún paralizado al lado de la puerta parecía no querer obedecerle, pero sólo le bastó ver la chaqueta que llevaba puesta, misma que cubría sus palmas y la cual tenía un dulce aroma que reconfortaba su corazón, para tomar aire y caminar decidida hasta la mesa con el resto de sus compañeras.

Flashback

Sana despertó al escuchar el sonido de su despertador invadir su habitación. Con pereza abrió sus ojos y estiró sus extremidades negándose a abandonar la comodidad de su cama, pero cualquier rastro de sueño la abandono al recordar lo que le había prometido cierta Taiwanesa de cabello cobrizo la noche anterior.

«Pasaré por ti para acompañarte a tus clases, es una promesa» escuchó las palabras de Tzuyu en su cabeza y se sentó rápidamente saltando de la cama con dirección a su cuarto de baño para tomar una ducha.

Tardo más de lo que siempre escogiendo un conjunto para ese día, hasta que al fin se sintió satisfecha. No era como si quisiera sorprender a la chica, solo que no quería parecer un desastre en su exterior también, si definitivamente era eso.

Estaba terminando de secar su cabello cuando el timbre de entrada sonó y no pudo evitar que su corazón saltara en su pecho, con lo distraída que estuvo no se había dado cuenta de que ya se le hacia tarde, y después de tomar su bolso salio corriendo escaleras abajo, encontrándose con una imagen bastante rara.

— Tu novia es muy tierna cariño. — Escuchó decir a su madre que se volteo en cuanto los ojos de Taiwanesa de dirigieron a ella, y veía como esta escondía una sonrisa.

Pero antes de que todo se saliera de control tomo el brazo de la más alta y la saco de la propiedad escuchando el saludo de su madre de fondo, y el «Vuelve pronto» dirigido a su compañera.

— Lo lamento Sana es que tu mamá es algo...

— No digas nada, solo sigue caminando Zhou. — Murmuro sin detener su caminar mientras que la mas alta observaba el agarre en su brazo y seguía avanzando a su lado.

«De seguro no se ha dado cuenta de que sigue haciéndolo» pensó sonriendo divertida saludando a la señora que las miro extraño al pasar por su lado, pues la imagen daba a entender que era la japonesa quien la arrastraba y aunque en teoría era así, si que lo estaba disfrutando.

Pero volvió a la realidad cuando por la prisa que llevaba la pelirroja casi es arrollada por un auto, y de no ser porque la tomo del hombro, pegándola a su pecho cuando la jalo, de seguro su mañana habría sido muy diferente.

Los párpados de Sana se ampliaron al reaccionar y ver que casi muere por no darse cuenta de por donde iba, y se sonrojo al sentir aquellos brazos rodearla protectoramente y su espalda recostada del pecho de la contraria, con su aliento chocando junto a su oreja.

— No esperaba que fueras del tipo suicida, Minatozaki. — Susurro Tzuyu suavemente alejándose de ella despacio. — ¿Estas bien? Eso estuvo demasiado cerca. — Continuo diciendo volteándola.

Pero Sana seguía en estado de shock y solo la miro sorprendida. — T-tú... Zhou. — Tartamudeo. — Tú me salvaste. — Terminó de decir.

Tzuyu sonrió levemente y se acerco a ella. — De nada. — Bromeó sorprendiéndose al sentir como la pelirroja se lanzaba contra ella, abrazándola como si no hubiera un mañana.

— Gracias Chewy. — Murmuro oculta en su cuello y aunque la pelicobrizo seguía congelada en su sitio por el apodo cariñoso, rodeó su pequeña cintura suspirando al sentir su calor tan reconfortante.

— Buenas noticias para ambas, mantenerte en este mundo, quizá es buena señal. — Le respondió ella sin dejar de sonreír, realmente estaba disfrutando cada segundo de aquel repentino contacto, hasta que Sana se alejo.

— Lo siento yo... — Dijo volteando a un lado. — Es mejor seguir o llegaremos tarde.

— De acuerdo. — Dijo la Taiwanesa sonriendo sin mostrar sus dientes dejando a la vista sus hoyuelos y colocando sus manos en su espalda para volver  a retomar su caminata.

Según la información que le había proporcionado la japonesa y a sus conocimientos de visitas anteriores al lugar, justo cuando faltaban un par de cuadras para llegar a su destino, fue que el silencio en el que se habían mantenido termino, gracias al nervioso corazón de la joven humana.

Y conociendo el motivo a la perfección, la vampiresa se apresuró a hablar. — Todo saldrá bien. — Dijo ganándose la atención de la pelirroja que mordió su labio nerviosa.

— Creo que tal vez fue mala idea venir hoy, si, tal vez debería sólo... — Respondió esta intentando dar la vuelta para marcharse de allí, sintiéndose incapaz de volver a ver a la coreana de ojos verdes de frente.

— Nada de eso. — Tzuyu tomo su antebrazo sintiendo la suave piel de la menor quemar su palma, pero no se alejo. — ¿Es por ella verdad? — Pregunto seria, por alguna razón aquella respuesta le dejaba un amargo sabor de boca.

Y con un sonoro suspiro la japonesa le contesto. — Tal vez no pensé las cosas lo suficiente, y ahora se que... — Mordió su labio con nerviosismo. — No estoy lista para verla después de lo que pasó. — Confesó mirándola con tristeza.

Tzuyu asintió despacio y sin dejar de mirarla le regalo una pequeña sonrisa, que la confundió por un segundo. — Lloverá. — Dijo de repente.

— ¿Eh?

La Taiwanesa la tomo de los hombros mirándola con cariño. — Te diré que. — Empezó a decir. — Llegarás a ese lugar lleno de adolescentes cargados de hormonas alborotados y mono neuronales, y sin importar que pase, sonreirás como nunca, iluminando la vida de quien sea que te mire, y dejándole claro a esa chica, la grandiosa chica que dejo ir. — Hablo mirándola a los ojos. — Y antes que digas nada, lo harás porque yo creo en ti, y porque el poco tiempo que llevo conociéndote me basta para asegurar que lo fuerte que eres, así que... Hay que hacerlo. — Terminó de decir elevando un poco la voz al final, dando un paso atrás para dejarle su espacio personal.

— ¿Que es lo que... — Sana sacudió su cabeza. — ¿Hablas en serio? — Preguntó tímidamente.

Y en respuesta la mas alta elevo su mano derecha en señal de juramento. — Tienes mi palabra. — Rió al darse cuenta de lo que había dicho sin darse cuenta que con aquel suave sonido fue suficiente para que la pelirroja volviera a creer, quizá un poco, en la belleza de la vida y las personas.

— Tienes razón. — Dijo finalmente mirando en dirección al edificio.

Tzuyu sonrió. — Por supuesto que si, Sanake. — Dijo empezando a caminar de nuevo al lado de la japonesa que entrelazo sus brazos y sonrió mirándola con un nuevo brillo en sus ojos, uno que tal vez seria el mismo que le confirmaría algo que ya tenia bastante claro.

— Bueno, ya estamos aquí. — Dijo la pelirroja una vez llegaron frente al edificio, donde estaban algunos estudiantes entrando también.

Así es, una vez mas, frente a este reclusorio juvenil oculto tras una casa que vence las sombras de la ignorancia. — Bromeo escuchando reír a la contraria.

Definitivamente Sana empezaba a acostumbrarse a su singular sentido del humor. — ¡Hey! Yo estudio aquí Zhou.

— Y esa es una razón suficientemente solida para basar mi argumento. — Volvió a bromear acercándose a la pelirroja mientras se quitaba su chaqueta blanca, para colocarla sobre los hombros de la más baja que aún permanecía riendo por su ultima broma.

— ¿Que haces? — La cuestionó Sana al verla tan cerca, y al sentir el calor que le proporcionaba dicha prenda se sonrojo pues el olor de la mas alta la rodeo de inmediato.

— Te dije que llovería, además tomarlo como mi forma de brindarte ¿Apoyo moral? — Respondió sonriendo dejando a la vista sus hoyuelos. — Se que puedes hacerlo.

— Tu fe en , comienza a ser algo, inquietante. — Murmuró la más baja.

— ¿Y eso es algo malo?

Sana movió su cabeza en negación. — No, sólo... — Suspiró. — Es como si el cielo te hubiera enviado cuando más lo necesitaba.

Tzuyu sonrió ampliamente. — ¿Que tan extraño sería que pudiera volar?

— Eres de lo peor Zhou. — Rió la japonesa cubriendo su boca con una de sus manos, creyendo que podría tratarse de otra de sus bromas.

— Pues me alegra saber eso, si siendo de ese modo consigo hacerte reír, vale la pena. — Dijo sincera y pudo haber seguido si el timbre de entrada no hubiera sonado. — Bueno ha llegado el momento, recuerda que todo saldrá bien, yo creo en ti.

Y con un asentimiento y un rápido abrazo la japonesa se despidió girándose para entrar casi corriendo al edificio, bajo la mirada de una sonriente Taiwanesa en la entrada del lugar.

Fin de Flashback

Podía imaginar la sonrisa orgullosa de la Taiwanesa cuando se enterara de su acto de valentía al no mostrarse afectada por la presencia de Jeong al lado de alguien más, aunque aún le doliera un poco, de alguna manera es pensar en Tzuyu la hacía sentir mejor, como si esta fuera su nuevo lugar feliz, su refugio y su nueva esperanza de amar.

...

Ya estoy completamente segura Sachiko-san. — Decía una sonriente Tzuyu a la Japonesa mayor que estaba sentada frente a ella escuchando su charla sobre su encuentro con la pelirroja y la confirmación de sus sospechas, que mas que sospecha ahora era un deseo.

En ese caso solo puedo decir lo feliz que me hace estar en tu vida para acompañarte en este importante momento de tu vida, pequeña. — Dijo acariciando su mejilla con cariño mirándola de la misma forma maternal que lo hacia con sus hijos. — que tus padres estarían tan felices como yo lo estoy ahora mismo, lograste adaptarte rápido a la dieta, incluso más rápido que Minari.

Creo que estar cerca de Sana me ha fortalecido mi voluntad de manera considerable. — Dijo la pelicobrizo pasando sus manos por su pantalón.

Claro que si cariño, digo, ver tu soulmate como un bocadillo no ha de ser agradable, aunque su tortura no terminara hasta que las conviertan claro. — Sugirió de forma indirecta viendo a la joven fruncir el ceño.

¿Hablas de convertirla? — Preguntó mirándola como si hubiera dicho algo realmente prohibido.

— ¿Porque debería sorprenderte algo así? Es lo mas normal dadas las circunstancias, a menos claro de que Minari, Momo y tu hayan considerado mantenerlas engañadas hasta que mueran de vejez. — Dijo con una ceja elevada analizando la expresión de la pelicobrizo. — ¿En serio no lo consideraste?

Tzuyu negó despacio. — Realmente no. — Admitió. — Es como si... — Suspiró.

No digo esto por torturarte ni nada similar cariño, sólo creo que la verdad no es algo con lo que deban jugar, y que por más increíble que parezca ellas merecen conocerlas tal y como son, y si realmente son sus soulmates, entonces juntas encontraran una solución.

He terminado con suficientes vidas a lo largo de mi existencia como para destruir la de la primera persona que más considero la merece Sachiko-san. — Dijo la menor levantándose de golpe con los labios apretados. — Seria la peor de las crueldades que podría hacer en contra de... mis propios principios.

No porque siento que te escuchas exactamente igual a Minari. — Rió la castaña. — Pero no tienen porque torturarse de ese modo, es su felicidad la que esta en juego.

Es su vida la que esta en juego. — Aclaró rápidamente volteándose a mirarla. — Y no voy a quitársela sólo por...

— Por tenerla siempre a tu lado. — Completó la japonesa mayor. — Lo entiendo. — Suspiró acercándose a ella acariciando sus dos mejillas. — Y si decides no convertirla, sabes perfectamente que te apoyaré. — Dijo sinceramente, sin llegar a revelar todo lo que sabia.

Por mas poderosa que fuera la vampiresa había limites que cuando se trataba de la mente de un hechicero, ningún inmortal podía cuidar. — Gracias Sachiko-san yo...  — De pronto sus párpados de ampliaron dejando a la mayor intrigada y cuando su rostro se torno asustado supo que se trataba de otra de sus visiones.

¡Hey! Tzuyu, tranquila, concentrate. — Llamó tomando sus mejillas para que la mirara. — Dime que es lo que ves.

Fuego. — Jadeo. — Hay mucho fuego.

¿Que? ¿Pero donde? — Insistió tratando de obtener toda la información posible pues era probable que el dolor de cabeza que tendría después la Taiwanesa dejaría todo borroso para ella.

Yo... No lo se, solo hay un pasillo y muchos gritos, gritos de muchos chicos. — Explicó parpadeando rápidamente. — ¡No! Sana esta allí, él la tiene. — Exclamó asustada. — Debo ir por ella. — Dijo al salir de su visión mirando a la japonesa con terror. — Si algo le pasa...

La japonesa leyó su mente rápidamente reconociendo rápidamente el lugar donde estudiaban sus hijos. — Tranquila, todo estará bien, solo debes calmarte y... — Se detuvo cambiando su expresión. — Debemos avisarle a las chicas.

— Pero no saben de Sana. — Dijo la chica confundida.

No es a quien él quiere. — Aclaró dejando a la pelicobrizo a solas en el instante que desapareció frente a ella solo para después aparecer con varias piedras preciosas en su mano y un grueso libro de hechizo en la otra. — Debes irte ahora y entregarle esto a Minari antes de que todo inicie.

Debe existir alguna manera de evitar esto.

Lo único que podemos evitar es que alguna de ellas muera, y esto es lo único que podrá ayudarlas. — De pronto las gemas en su mano se transformaron en una delgada pulsera de zafiros y un brazalete con un par de diamantes rosa. — Este se lo entregaras a Mina. — Señaló la pulsera de Zafiros.  — Y este a Momo. — Le señalo la otra pieza, pero una tercera que no había visto estuvo en su mano al siguiente segundo. — Se que tu decisión esta tomada, pero de igual modo, Sana también debe protegerse de el, y esto le ayudara. — Explico. — Ahora ve, mientras mas rápido llegues, mas tiempo ganaran. — Terminó de decir mientras que la Taiwanesa, invadida por el miedo y el desespero se dirigía al lugar donde había dejado horas antes a la japonesa de llamativo color de cabello.

...

Las clases nunca habían sido el momento favorito de Jeongyeon y mucho menos de Nayeon, pero el tener a las japonesas junto a ellas, hicieron que el resto de estas fuera más agradable que nunca.

Al final de la jornada estudiantil y en la cual la chica de adorable sonrisa se preguntaba porque razón la chica a su lado ni siquiera tenía un libro de anotaciones y porque a los profesores parecía no importarles, pero no le dio demasiadas vueltas al sentir como esta tomaba su mano y dejaba un suave beso en ella, logrando sonrojarla a mitad de su ultima clase.

Jeongyeon por su parte podía sentir como la intensa mirada de la ojigris se posaba en ella por segundos antes de que esta volviera a concentrarse en el dibujo, que estaba segura estaba haciendo en su cuaderno que se supone debía ser de notas, pero estaba más que feliz por ello.

Después de su salida hace apenas un par de días donde hablaron de muchas cosas mientras armaban un rompecabezas de mas de 3000 piezas en una terraza con una vista de gran parte de la ciudad, y el almuerzo que habían compartido por primera vez en el instituto, estaba segura de que Myoui Mina cada día le encantaba más.

¿Necesitas ayuda milady? — Dijo una sonriente Mina al tomar su bolso y colgarlo en su hombro.

— ¿Milady? — Preguntó sorprendida al escucharla. — No es demasiado formal.

¿En serio te lo parece? — Respondió la japonesa tomando la mochila color lila de la castaña para colgarla en su propio hombro sin previo aviso, y después rodear los hombros de la ojiverde y caminar hasta la salida del salón.

Bueno, tienes un punto, a veces siento que estoy en otra época junto a ti. — Admitió tomando la mano de la japonesa sobre su hombro para entrelazar sus dedos.

Ese es mi fuerte hermosa señorita Jeongyeon. — Bromeó. — Uno de mis muchos encantos ¿No te parece? — Dijo sonriendo ampliamente dejando a la vista su sonrisa aniñada.

La coreana rió suavemente — Definitivamente. — Admitió siguiendo con su caminata hasta los casilleros donde se supone que se encontrarían con el resto, pero una mano tomo el hombro de la japonesa obligándola a voltearse para enfrentar aquellos ojos azules que la observaban con desespero y algo de nerviosismo en ellos.

— ¡Mina! — Dijo Tzuyu. — Hay que sacar a todos de aquí ahora. — Continuó diciendo mientras las otras dos compartían una mirada curiosa antes de volver a mirarla.

Jeongyeon la recordaba, por supuesto que jamás olvidaría su rostro y mucho menos sus ojos tan singulares, se preguntaba si todos los conocidos de la japonesa tenían aquel rasgo tan peculiar, aunque los de Mina sabía que de seguro se debían a su padre, unos ojos tan azules por supuesto que eran un rasgo hereditario totalmente dominante.

¿Tzuyu? ¿De que hablas? — La sorprendida y suave voz de Mina la saco de sus pensamientos. — ¿Que haces aquí?

Se trata de él, Myoui. — Respondió la mas alta de forma seria. — Tal vez esto te ayude a aclarar tus dudas. — Le entrego la pulsera de Zafiros posando después sus ojos en la castaña. — Por el color de tus ojos, supongo que eres la dueña de ella. — Agregó sonriendo con nostalgia.

¿Mina? — Fue el turno de la coreana de hablar mirando la pieza en la mano de su compañera.

Mina por su parte seguía en la mente de la más alta ampliando sus párpados al entender todo lo que estaba por ocurrir, cambiando su expresión repentinamente al mirar a la coreana. — Es cierto, había olvidado que mamá me pidió entregarte esto ayer. — Dijo sonriendo lo suficientemente convincente para que los ojos de Jeong se iluminaran. — Te dije que te adoraría mas que a mi ahora. — Bromeó dejando asqueada a la Taiwanesa por su manera de mentir, aunque claro entendió que la situación lo ameritaba.

Es hermosa Minari. — Dijo la chica una vez la prenda dorada rodeo automáticamente su muñeca y parte de su antebrazo dejando en exhibición las hermosas piedras de Zafiro que constituían su decoración y ocultaban su poder.

Y el mágico momento pudo haberse prolongado si la voz de Sana quien venía acompañada de un pelinegro con su gigante mochila de deporte colgada a su hombro, no se hubiera escuchado a unos metros de ellas, o si Momo, Minho y Nayeon no hubieran llegado segundos después junto a ellas del otro lado, con la misma preocupación que tenia Tzuyu en sus ojos, en sus miradas.

Sanake. — Murmuró la pelicobrizo acercándose rápidamente a ella y rodeándola en un cariñoso abrazo que dejó en shock tanto a la pelirroja como a la misma Jeongyeon, que ahora no sólo tenía que lidiar con aquella pelicobrizo como la ex de su actual novia, sino también como la nueva novia de su ex.

Totalmente un enredo.

Zhou ¿Pero que te paso? — Preguntó la pelirroja al mirarla. — Tu cabello esta  muy despeinado ahora mismo ¿Eres consciente de ello verdad?  — Bromeó sonriendo sin notar la preocupación en sus ojos.

Al diablo mi cabello, tu rostro esta peor. — Bromeó la más alta de vuelta, en un vano intento de calmarse. — Y eso es de nacimiento Minatozaki.

¡Oye! — Se quejó la japonesa.

Lo siento. — Se disculpo la mas alta sin dejar de sonreír. — Es que necesitaba darte algo.

— ¿Y no pudiste esperar un poco mas? Sabia que era irresistible pero no tanto. — Bromeo nuevamente la japonesa.

Ahora lo sabes. — Respondió la mas alta levantando su mano para dejar a la vista la gargantilla de diamantes blancos y algunas perlas intercaladas, suficientemente delgada y delicada para lucir perfecta en el cuello de la pelirroja. — ¿Me permites Sanake?

Con una paciencia y delicadeza que dejo nerviosa a la japonesa se acercó a ella luego de verla asentir para apartar su cabello y colocar la prenda alrededor de su cuello y después dejar un suave beso en su mejilla, que al estar frente a tantos testigos terminó reflejado con un violento sonrojo en sus mejillas.

¿Yoda te lo dijo no es así? — Preguntó Momo en un susurró a la ojigris que asintió levemente, aprovechando el estado de felicidad de las tres chicas que estaban mas que felices por sus nuevas prendas.

Hay que hacer algo pronto.

Ya no quedan estudiantes en el lugar, aparte de nosotros y si queda alguno, ya lo tengo cubierto. — Dijo Minho antes de que el sonido de la alarma de incendio se activara haciéndolo sonreír, mientras Tzuyu ampliaba sus párpados con terror quedando como una loca frente a todos.

«Ese maldito sonido» pensaba la Taiwanesa mirando inmediatamente a la chica frente a ella para después tomar su mano y sonreírle débilmente.

Chris ¿Vienes con nosotras? — Preguntó Sana al chico a su lado, creyendo que todo seria como siempre. — Así tu y Chewy se conocen también.

Bueno supongo que es una gran oportunidad de conocer a la chica que no dejaste de nombrar hoy. — Rió el muchacho ganándose un leve empujón de la pelirroja en su hombro libre mientras un preocupado Minho lo miraba con preocupación.

«Él debería irse de aquí de una vez, si ese miserable llega e intenta tocarlo, no podré contenerme» pensaba el castaño.

— ¿Y bien? ¿Nos vamos todos juntos o que? — Preguntó una impaciente Nayeon.

Esa seria una gran idea pequeña Nayeonie, si tan sólo tu chica y sus amigos tuvieran una oportunidad frente a mi.

Aquella voz que se ganó la atencion de todos los chicos e hizo que por instinto, tanto Mina, como Tzuyu y Momo, pusieran a Jeongyeon, Sana y la misma Nayeon tras ellas, mirando fijamente al peliblanco que se aproximaba con calma en su dirección, logró erizar la piel de todos los jóvenes humanos, y hacer que el terror de todos los vampiros creciera al ver la pequeña llama con la que jugaba con una de sus manos, misma que todos habían visto en la visión de la mayor.

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¿Les está gustando? Pido disculpas desde ya por el siguiente capítulo.

Y , Tzuyu al igual que Momo, puede ver el futuro, por si no lo habían descifrado.

Saludos.

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